"Estoy enamorada"
*Kim Taeyeon* ©La moto paró en un café que ni siquiera sabía que existía en este pueblo. No sabía qué hacer, así que simplemente espere a que Nichkhun bajara de la moto.
Era obvio que si yo me hacía la profesional en todo esto, lo más probable era que rompiera alguno de estos tubos o la correa esa que no sabía para qué servía.
Nichkhun se bajó y quitó su casco junto con las gafas que llevaba puestas. Me miró y sonrió.
Deja de hiperventilarte estúpida Tiffany, es sólo un chico con dientes por el amor de Dios.
Sus manos se dirigieron hacia mis piernas.
Epa, epa. ¿Qué estaba pasando?
- Pasa esta pierna por aquí... - tomó mi tobillo y lo deslizo a un lado de la moto.
Genial, parecía una idiota inválida.
Sus manos subieron a mi cabeza liberándome del casco. Él comenzó a reír.
- ¿Qué? ¿Qué tengo? - no moví mis manos a mi cara, pero lo hubiese hecho de no ser por el terror que tenía de caerme de esta cosa.
- Es que estás roja... - No sé por qué pero estaba segura de que ahora parecía un gran tomate. - Y tu cabello... Déjame acomodarlo. - Sus dedos comenzaron a acariciar mi pelo y me quede estática ante su gesto.
Soy Clifford. Soy Clifford el gran perro rojo maldita sea.
Sus ojos se clavaron en los míos. Tenía una sonrisa hermosa y yo solo estaba con cara de estúpida, lo usual.
- Listo. ¿Entramos? - Asentí y él me ayudó a bajar de la moto con cuidado. Dejó los cascos por encima de ésta y le quitó las llaves. No le puso seguro ni nada parecido.
Es increíble la confianza que tiene este chico con la gente del pueblo. Si yo pasara por aquí y encontrara una moto sin seguro me la llevaría con todo gusto. Claro, si supiera como llevármela, por supuesto.
Abrió la puerta del café para mí e inmediatamente un rico olor a café me golpeó. Está bien, no me gustaba el café pero el olor era tan exquisito que estaba dispuesta a probarlo.
- Busca una mesa, voy a hablar un minuto con el dueño. - Asentí otra vez y me senté en la primer mesa vacía que encontré.
Para ser un café de pueblo, estaba bastante lleno. Había música ambiental como en todas partes, las paredes eran de un bonito color naranja amarillento rojizo (si es que ese color existía) y las mesas eran de madera oscura, al igual que las sillas.
En el mostrador había unas cuantas meseras y meseros recibiendo órdenes y yendo de acá para allá con bandejas. Vi a Nichkhun detrás de la barra del mostrador hablando con un viejo con bigote de italiano.
- Disculpa, ¿esperas a alguien? -
- No, emmh... Él ya está aquí.
- ¿Está en el baño? ¿Quieres ordenar por él? - Era una castaña muy bonita de ojos cafes con un delantal al igual que las demás meseras.
- No, él está allí, ya viene. - Señale con mi dedo índice hacia Nichkhun. Ella se dio vuelta hacia donde estaba apuntando y abrió sus ojos.
- No puede ser. ¿Tú vienes con Nichkhun? - No sabía si estaba bien o mal, pero asentí. - ¡QUÉ ENVIDIA! - Dios que voz más chillona tenía esta chica.
- ¿Por qué lo dices? - Ella me miro desde arriba como si estuviera loca o algo así.
- Nichkhun es per-fec-to.- Hizo énfasis en la palabra y en sus sílabas. - ¿Conoces a Siwon? - asentí - Y crees que él es perfecto, ¿verdad? - asentí - Pues entonces no conoces a Nichkhun. - Me guiñó un ojo y se fue.
¿Qué mierda fue eso? ¿Es que acaso el tipo cagaba dinero y vomitaba oro? La gente de este pueblo está completamente desquiciada.
- Bien. Espero que esto te guste... - Voltee mi cabeza hacia Nichkhun que venía con dos gigantes vasos rellenos de cosas de colores con muchísima crema en la punta. Se sentó en la silla en frente mío.
- Ay Dios, ¿qué es eso? - sonreí cuando lo puso en frente de mí.
- Es mi favorito. Helado de vainilla, leche, azúcar, banana licuada, helado de crema, helado de frutilla, caramelo, hielo y por último una gran montaña de crema, porque nunca es suficiente. - Tenía la sonrisa de un nene de cuatro años y Dios, este chico sabía de comida.
- Estoy enamorada.
Mierda. Mierda, mierda, mierda, mierda.
Sabía que lo había dicho mirando al batido. Y definitivamente iba dirigido al batido. Pero no podía decir que no se podía mal interpretar fácilmente. Levanté mis ojos y vi a Nichkhun viéndome con las cejas levantadas y una sonrisa de autosuficiencia.
- Del batido. Estoy enamorada, del batido. - Tenía que aclararlo, no importaba lo estúpida que sonara. Él soltó una gran carcajada y yo lo patee un poco por debajo de la mesa. - No es divertido.
- Sí lo es, no tienes idea. - Tomé la pajilla del vaso y me la puse en la boca aspirando todo lo
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