- Necesito encontrar a Siwon - Dije antes de salir corriendo del gimnasio.

Eso definitivamente había sido la cosa más horrible que jamás había visto en mi vida. Y si ese llegaba a ser Siwon, podía morirme en este instante.

Corrí por los pasillos de la escuela esperando con toda mi alma que ese no fuera Siwon, y que yo estuviera completamente equivocada o lo que mierda sea. Mi cerebro no paraba de pensar en las millones de posibilidades que había de que ese fuera él. Ignoré los gritos de Taeyeon intentando detenerme, ahora lo importante para mí era Siwon.

Corrí a la cancha en donde todo seguía igual. Todos actuaban normal. Al parecer no se daban cuenta que mi mundo se estaba desmoronando de a poco. Vi a Sooyoung que seguía cantando con sus pompones y una sonrisa en la cara. Vi al equipo siendo una completa mierda y perdiendo por miles de puntos. Y para cuando dirigí mis ojos a las gradas, ya podía sentir las lágrimas caer por mis mejillas. Siwon no estaba.

No llores. No llores. Llorar sólo empeora las cosas. No llores maldita sea.

La respiración me faltaba y creía que iba a entrar en un ataque de pánico en cualquier momento. No podía respirar. Un extraño peso se había alojado en mis pulmones y oprimía mi pecho con fuerza.

¿Cómo le iba a decir a Sooyoung? ¿Cómo iba a decirle que Siwon...?

Tragué saliva y limpié mis lágrimas. Ella no podía verme así. Si me veía así, iba a preocuparse por mí y arruinaría su gran soñado momento. La vi sonreír, con su lindo uniforme y sus grandes pompones. Sólo hizo que el peso en mi pecho se hiciera más pesado.

No podía verla. No podía.

Escapé del campo como pude. Medio llorando, medio tropezándome conmigo misma. Intenté no llamar la atención tragándome mis lágrimas y caminé al baño para mojar mi cara y tomar un poco de valor para afrontar esta situación.

Entré al edificio de la escuela, sin importarme que la maldita de Bora siguiera allí, ni lo que Taeyeon diría si me viera reaccionar de esta manera. Sólo quería que Siwon estuviera aquí y me abrazara como solo él lo hacía o que me diera de sus consejos y advertencias sin sentido, quería que fuera sobreprotector otra vez, escuchar cómo estar cerca de Kim Taeyeon me haría mal, quería que actuara como mi hermano mayor y que me llevara en las mañanas en su auto a la escuela, escuchando su extraña música que a nadie le gustaba, que besara y abrazara a Sooyoung cerca de mí y que eso me causara asco, pero del bueno por verlos tan felices y alegres. Antes de que me diera cuenta, ya estaba sentada en el piso llorando con toda mi fuerza. Quería que Siwon estuviera vivo.

(...)

La consciencia me carcomía viva y no me dejaba en paz desde el viernes por la noche. Caminé otra vez, haciendo el mismo trayecto que venía haciendo hacía más de diez minutos en mi habitación con mi teléfono en la mano, esperando cualquier noticia de quien sea. Ni yo misma lograba soportarme y si seguían pasando los minutos y seguía sin enterarme de nada, juro que me tiraría por la ventana. Me senté en la cama dejando descansar mis piernas tan sólo un poco, porque ya no soportaba seguir actuando como una loca, no ayudaba de nada a nadie. Miré mi celular intentando hacer como en las películas, que anticipan la llamada, pero no funcionó porque el teléfono no sonó. La ansiedad me estaba comiendo el cerebro de a poco y los nervios no ayudaban a calmar a mis manos que seguían temblando.

Esto era una pesadilla.

- Hola. - Giré mi cabeza hacia la ventana en donde estaba ella, Taeyeon. Ni siquiera pensé en recriminarle el hecho de que había forzado mi ventana y me había asustado, simplemente me levanté de la cama y corrí para abrazarla. Sus brazos me rodearon y por fin sentí cómo mi cuerpo volvía a la normalidad después de días. Mis manos dejaban de temblar y mi respiración era regular cuando sentía que me apretaba contra su cuerpo.

- ¿Qué sucedió Tae? ¿Qué dijeron? ¿Cómo estás? ¿Cómo están los demás? ¡RESPONDE MIS MALDITAS PREGUNTAS! – La chica rubia sonrió con tristeza y acomodó mi cabello con su mano.

- Tranquila Fany, todo va a estar bien. No va a haber guerra. - Todo el aire que había retenido en estos días salió por mi boca mientras apoyaba mi cabeza en su hombro - Entendieron perfectamente que ni mi familia ni yo fuimos los causantes de aquella muerte, pero estoy segura que habrían estado muy felices de sacar nuestras tripas con sus garras, Jaejoong logró convencer al líder de la manada, que me pareció bastante razonable y muy inteligente para ser honesta. - Sonreí sobre su cuello. Seguía siendo una maldita y linda idiota. - Van a velar el cuerpo con sus rituales y ya le comunicaron a la familia lo que sucedió. Jaejoong se ofreció a ayudar a buscar al asesino, porque estamos seguros que Bora no fue, a pesar de haber contribuido a la causa.

- Pero nosotras la vimos... ¿Cómo que no fue ella? - Pregunté mirándola a los ojos.

- Bora no pudo haberlo matado, porque la persona que lo hizo, lo hizo con una daga de plata. Los vampiros no pueden tocar la plata Fany, ¿recuerdas las cadenas? -asentí-. Las heridas de quemadura de plata tardan en cerrar días o semanas en los vampiros y el cadáver sólo llevaba muerto unas horas, según Sunmi. No creo que Bora haya podido hacer todo ese desastre con las pocas fuerzas que tendría después de tocar la plata, sin contar que jamás hubiese podido aventarnos esos casilleros si hubiese usado sus propias manos para matarlo. - Suspiré y tomé mi cabeza. - ¿Te duele?

- Todo esto es demasiado difícil de procesar - Me alejé de ella y me senté en la cama tomando mi frente.

- Tómalo con calma, ¿sí? - Taeyeon se sentó junto a mí y me abrazo con uno de sus brazos. - Ya te lo dije, todo va a estar bien. – La miré.

- ¿Cómo lo sabes? - Sonrió.

- Veo el futuro, ¿lo olvidas? - Revoleé lo ojos.

- No podría ni aunque quisiera. - Apoyé mi cabeza en su hombro. - Yo no... No sé qué hacer. Estoy... Impactada. Mi cerebro funciona más lento de lo normal, lo juro. No sé cómo tomar todo esto. – Confesé. Ella apoyó su cabeza sobre la mía.

- Con tranquilidad. Si te sientes muy mal, puedo llamar a Sunmi o Jaejoong para que te revisen, en serio.

- No, estoy b