Stephanie se asegura de que la parte inferior del tubo de dentífrico esté perfectamente enrollada antes de extraer la cantidad que necesita. Se mete el cepillo a la boca, y cuenta hasta doscientos las vueltas diminutas en sus molares, luego arriba y abajo doscientas veces en sus dientes frontales y repite lo primero con los molares del lado izquierdo. Enjuaga el cepillo en el agua corriente del lavabo y llena de agua un vaso que mantiene ahí. Procede a enjuagarse la boca y al final, hace gárgaras con exactamente quince mililitros de enjuague bucal de menta. Examina su cara y está satisfecha cuando su búsqueda no produce resultados desagradables. Abre la llave de la ducha para probar que el agua esté tibia, ni fría ni caliente. Toma su desayuno, revisa sus cuentas en redes sociales y mira las noticias de la mañana. Hace caso al pronóstico del tiempo y sale de su casa exactamente a las 7:15 de la mañana y enciende su auto. Llega a su oficina quince minutos antes de que comience su hora de trabajo. Sale exactamente a las 5:00 de la tarde y a las 5:05 ha encendido su auto y va de regreso a su casa.

Taeyeon siempre llega tarde al despacho de diseño en donde trabaja. Se despierta con mucho esfuerzo, se mete a la regadera y se baña con agua fría para terminar de despertar. Desayuna una taza de café sin azúcar y sale apresuradamente de su casa. Todos los días se mira en el espejo retrovisor y se da cuenta de que no se peinó. Siempre lleva pintura bajo las uñas y sus lentes de pasta se encuentran eternamente remendados con cinta adhesiva, eso si no los pierde. Nunca se molesta en combinar su atuendo y podría pintar obras de arte con la capa de polvo de su auto. Cuando se sienta tras su escritorio todos los demás están trabajando, tiene sueño todos los días porque no es capaz de dormir temprano. Deja el despacho bien avanzada la noche, y cuando llega a su casa, aún le queda mucho por hacer.

Se conocieron de un modo común. Taeyeon estrelló su auto contra el de Stephanie. Fue culpa de Taeyeon, y apenas se bajó de su coche, Stephanie comenzó un largo discurso sobre gente que no respetaba los señalamientos y los empleados del Departamento de Tránsito, que dejaban que gente como Taeyeon tuviera licencia de conducir. Duró hasta que llegó una grúa para llevarse el auto de Taeyeon, no porque hubiera sufrido un daño grave, sino porque el pequeño impacto había bastado para que años acumulados de negligencia al fin hicieran efecto. Intercambiaron números para arreglarse con los gastos de las reparaciones del auto de Stephanie y Taeyeon la invitó a salir. Hace cinco años que tienen una relación y Stephanie ha notado las diferencias. Ha sido difícil para las dos.

Stephanie es especial, mantiene todo en orden, cierra todas las puertas y su librero acomodado por colores le pone a Taeyeon los nervios de punta. Taeyeon nunca recoge la ropa sucia hasta que tiene que lavarla, nunca separa los colores y no usa ningún suavizante. Saca de quicio a Stephanie porque no reacomoda las cosas que usa y siempre exprime el tubo de dentífrico por la mitad. Lo que más molesta a Stephanie de Taeyeon, es que por su culpa olvida asegurar las puertas, o cepillarse doscientas veces, no pasa dos minutos enjabonando su cabeza y dejó de evitar las grietas en la acera o de lavarse las manos luego de tocar la manija de las puertas. Ya no le importa si la luz se prende y apaga 33 veces o si sus libros están ordenados por color. Porque no tiene que contar sus pasos cuando camina con Taeyeon ni tiene que contar los caramelos en el envase cuando van al cine. Porque Taeyeon intenta no subir los pies a los muebles y mantiene limpio el auto; compra el tipo de cereal que a Stephanie le gusta y se ha acostumbrado a tomar leche deslactosada.

Todas las noches, Taeyeon apaga la luz y Stephanie puede dormir tranquila, sabiendo que Taeyeon cerró las puertas y aseguró las ventanas.

Inspirado en OCD - Neil Hilborn