Al través del espejo FINAL

Ficciones

 

Escuchaba el sonido de los pies de Fany que corría a su lado. Había tenido una pesadilla especialmente vívida. Se veía a sí misma, como a través de un vidrio ondulante, su imagen le devolvía u con una expresión de horror. Ambas despertaron en mitad de la noche por eso. Luego que convenciera a Fany de que todo estaba bien, habían salido a correr. Nunca se le ocurrió antes, que correr acompañada fuera tan significativo. La cadencia distintiva en el andar de Fany que podía distinguir de la suya, recordatorios de que existía en esta nueva realidad a la que no podía sino acostumbrarse y disfrutar. No recordaba cómo era llegar a una casa llena de silencios.

El sonido de las noticias en la televisión llenaba el ambiente, de otro modo silencioso, de la casa aquella tarde. Fany estaba en el trabajo y Taeyeon se relajaba después de un proyecto especialmente pesado. Su vida con Fany se había incorporado exitosamente a la que recordaba tener antes de ella. Los planes de la ceremonia de boda habían sido relegados por el fallecimiento de la abuela de Fany. Estaba muy deprimida y le había sido difícil recobrar su rutina con normalidad.

“Un hospital psiquiátrico ubicado en las afueras de la ciudad se ha venido abajo ante las atónitas miradas de los transeúntes. Testigos afirman haber visto una especie de resplandor de múltiples colores antes de que la estructura se colapsara, atrapando entre pilas de escombros a todos los internos y personal del mismo. No se sabe el número de víctimas ni la causa del derrumbe. Se especula que pudo deberse a una explosión. Dicho hospital albergaba a más de cincuenta pacientes con diversos padecimientos psicológicos y fue ahí donde se encontraba internado el hombre del supermercado. Las autoridades descartan que ambos incidentes estén relacionados y se espera que durante las próximas horas se tenga más información”

 

El monótono tono del noticiero en la televisión la arrullaba. Se deslizaba hacia la inconsciencia. El calor y la humedad de ese medio día de agosto le provocaban un sopor que estaba siendo efectivo en arrastrarla una rara siesta. Sus pesados párpados se abrían y cerraban lentamente.  A punto de estaba de dormirse por completo cuando se sintió observada. Incapaz de ignorar la sensación, abrió los ojos. Una sombra en el piso de la sala alertó a Taeyeon. Alguien acababa de pasar frente a su ventana. Enseguida percibió movimiento en el patio y escuchó el inconfundible pitido de un aparato. Se acordó de la mujer que había entrado el otro día y se levantó del sofá de un tirón.

 

— ¿Qué crees que haces? ¡Sal de mi casa! —demandó Taeyeon. La mujer se congeló en mitad de su búsqueda en el basurero—Sal de mi propiedad, ahora mismo.

Profirió un gritito agudo y dio un salto. Taeyeon le apuntaba con el envase de gas pimienta. Y Fany decía que no iba a servir de mucho.

— ¡Tranquila! —la mujer tenía las manos levantadas en el aire. En una de ellas, sostenía un aparato parecido a un teléfono celular, que era la fuente del pitido, y en la otra, una bolsa plástica. Ambas manos estaban enfundadas en guantes de látex. — ¡No estoy armada!

—He llamado a la policía—Taeyeon mentía. En cuanto había visto la silueta moviéndose en las crecientes sombras de su patio, que estaba bardeado por ambos lados y cercado por una rejilla, rondando su basura, su primer impulso había sido hacerse del gas pimienta y salir. Dicha figura le parecía familiar y acaba de darse cuenta del por qué. Era de hecho la misma mujer que vio a menudo rondando la casa y el vecindario. Ahora mismo la veía con los ojos muy abiertos y fijos en el envase en la mano de Taeyeon.

 

—Espera, espera, soy del Departamento de Protección Ambiental

— ¿Ah si? ¿Podrías mostrarme una identificación? —la mujer sostenía aún las manos en el aire y era evidente que no esperaba que Taeyeon le pidiera una confirmación de su inventada identidad—. Te he visto rondando mi casa y voy a denunciarte.

— ¡No! No entiendes, es que…

— ¿Qué? ¿Eres una especie de ertida que hurga en la basura de los demás?

— ¡No! Mira estaba recolectando muestras…

— ¿De qué?

— No lo entenderías…

—Ah, ya, pues no importa, la policía seguro que lo entiende mejor que yo…

— ¡Campos electromagnéticos!

— ¿Qué?

—Campos electromagnéticos, lecturas anormales…S-soy estudiante de Física, ¿está bien? — Agitó su identificación de la Facultad de Ciencias Aplicadas de la Universidad de Seúl. Taeyeon la tomó y sacó una fotografía. Después devolvió la credencial a la chica.

— Estoy llevando a cabo una investigación de campo, todo el vecindario ha estado dándome niveles fuera de lo común…

— Y mi basura es relevante porque…—Taeyeon miró la bolsa en donde la mujer había puesto las cosas extraídas de su basurero.

— Para…saber si los campos electromagnéticos afectan a objetos y personas del mismo modo…

— ¿Es por eso que has estado espiándonos? —Taeyeon le apuntó con la lata de gas pimienta.

— ¡Si, si, lo siento! —la chica se cubrió con las manos. Taeyeon sabía que la chica le mentía y pensó que la próxima vez llamaría a la policía en serio y dejaría que ellos lidiaran con la chica.

—Yuri Kwon… No quiero que vuelvas. Si te veo de nuevo, voy a pasarle esto a la policía, seguro que no soy yo la única que te ha visto rondando por aquí—Taeyeon mostró la foto de la credencal en su celular.

—Está bien, no volveré, lo juro—mirando con cautela a Taeyeon, trepó la barda y se alejó corriendo.

—Loca—murmuró Taeyeon viéndola desaparecer.

 

Mientras se alejaba, Yuri no podía evitar pensar que la había cagado. Por lo menos tenía las cosas. Ansiaba llegar a su laboratorio. Revisar los números en la máquina y saber si estaba en lo correcto. Deseaba que no. Sus manos sudorosas dejaron caer las llaves unas cuantas veces antes de atinar a abrir la puerta. Atravesó corriendo la casa hasta llegar a la habitación que usaba como laboratorio. En cuanto introdujo los datos del medidor y la máquina arrojó los resultados supo que no se había equivocado.

—Mierda, mierda y más mierda—Yuri miraba los lectores. No podía haber error en aquello—No, no, ¡no!

¿Qué se suponía que hiciera ahora? Se acordó de la profesora Yoo. Al menos podría decir que estaba equivocada. Seguro que Yoo no sabría de ninguna manera de arreglarlo, no habría creído siquiera que fuera posible. La mente de Yuri estaba en una carrera, repasando fórmulas y números.  A lo mejor no estaba tan mal, a lo mejor no pasaba nada. Las lecturas no probaban nada, solo afectaban a determinadas zonas. Las lecturas tan elevadas en esa casa bien podían deberse a que una parte de ella había cambiado. Las cosas que se habían traído o producían ni de lejos las lecturas anormales que estando en la casa de Taeyeon Kim y sus alrededores. Intentó relajarse para pensar con la mente más clara. Iba a comer algo, y luego se concentraría en el problema que había ocasionado. Seguro que los cambios habían sido intercambios equivalentes y el universo iba a encontrar el equilibrio de vuelta. Los súbitos cambios del estado del tiempo podrían bien deberse al calentamiento global. Claro, era factible, había evidencias de ello. Habían pasado meses y el universo seguía funcionando. Todo estaría bien.

 

Dejó a su cuerpo relajarse por un rato. Ramyun en mano, se dedicó a mirar lo que se había perdido. Su dedo acariciaba la pantalla del aparato que no había tocado en días, ojeaba sin mucha atención el montón de información. Fotos y videos de animales que algún día estarán muertos. Mañana el internet seguirá lleno de cosas muertas, pensaba. A punto estuvo de hacerlo a un lado y terminar el vaso de ramyun cuando leyó una liga. “Desaparición”, “derrumbe” y “aliens”, llamaron su atención. Leyó por segunda vez y sintió la sopa regresar a su garganta, en donde se agolpó. Era la noticia de un hombre que había construido su casa en medio de un estacionamiento. Yuri sabía mejor, sabía que el hombre seguro habría aparecido de la noche a la mañana. También sabía por qué. Igualmente, conocía la razón de que dicho hombre se hubiese esfumado y que el hospital se hubiera desmoronado era un daño colateral. Y era culpa suya.

—Estamos jodidos.

 

***

 

No podía decírselo ¿cierto? Decirle que no dejaba de soñar a esa invención de su mente llamada Stephanie, que no dejaba de tener esas alucinaciones en las que los objetos parecían volver a como los recordaba antes. Que se veía a sí misma, a veces en la sala, a veces corriendo consigo. No podía. ¿Qué iba a decirle? Podrían internarla, como a esa mujer, la que decía que a su marido y a su casa se los habían llevado los aliens. No, ciertamente no. Sunny no iba a internarla, también rebatía, Sunny no haría eso. Pero si Taeyeon le contaba todo. Que además juraba que las cosas cambiaban de sitio, que sentía como un hormigueo a veces, y se lo ponían todos los pelillos de los brazos de punta. Por su espina recorría un escalofrío. Pensaría que estaba loca si le decía que sentía la casa llena. Ella misma lo pensaba, que había perdido la cabeza. ¿Cómo si no, se habría inventado una relación que sólo ella recordaba? Cuando no había evidencia alguna de que hubiese estado con esa chica nunca. Comenzaba a pensar que había visto el nombre de la chica, a lo mejor una clienta, y lo había incorporado a sus fantasías anormalmente vívidas. Le daba horror, pensar que había llegado tan lejos como para conseguir el número de teléfono de la madre. No, Sunny no debía saber nada.

 

—Tienes suerte, pronto acabará tu periodo de sequía—dijo Sunny en cuanto Taeyeon entró a su casa—. Puedes discutir con Soo sobre cortinas mientras terminó la comida.

— ¿Sequía? —Taeyeon miró a Sooyoung, interrogante. Ella quitó los ojos del catalogó para responder.

— Te consiguió otra cita.

—Ahh…—dijo Taeyeon.

—Ayúdame con esto. Quisiera repintar la sala pero leí que es mejor escoger las cortinas antes que la pintura y así es más fácil hacer que vayan bien. ¿Dirías que los motivos floreados son muy anticuados? A lo mejor debería ir por algún patrón geométrico…

            Comenzó entonces una charla sobre cortinas. Sunny la hizo muy amena al criticar cada desición que Sooyoung tomaba. Al final en la cara de Sooyoung se dibujaba un mohín de evidente inconformidad, que Sunny logró borrar cuando se sentó junto a ella y le besó la mejilla.

—Esta—escogió. A Sooyoung se le iluminó la cara. Taeyeon sintió envidia y su cabeza se llenó de imágenes—. Tú. Llama a este número, ella es perfecta para ti.

—Eso dijiste de las últimas tres—Sooyoung marcaba con un bolígrafo la cortina que Sunny había escogido. Parecía que quería decir más, pero Sunny la persuadió de hacerlo con una mirada amenazante.

—Es muy bonita y no muy alta—describió Sunny.

—Oh si, ya puedo imaginarla—dijo Taeyeon sarcásticamente.

—Llama, invítala a salir y ya me agradecerás después, mujer de poca fe. Conozco a su hermano y me dijo que ha estado algo deprimida—Sunny bajó entonces la voz, como si aquella chica pudiera escucharla—su novia la engañó y no se molestó en ocultarlo.

—Ah… soy el sustituto.

— ¡Claro que no! Ambas son buenas personas, solteras buenas personas. Es perfecto.

—Dudo que quiera comenzar una relación después de la hayan engañado, me resultaría difícil confiar en alguien después de algo como eso.

—Por una vez escucha a tu mejor y brillante mejor amiga. Funcionará—Sunny le dirigió una mirada cálida que hizo que Taeyeon sonriera.

—Está bien. Voy a llamarla.

— ¡Sí! Esta es la indicada, Taeyeon, tengo un buen presentimiento.

 

***

 

Un vidrio roto se le clavó en la suela de sus tenis y el clac-clac que hacía al caminar arruinaba su intención de pasar desapercibida. Maldijo mentalmente y se ocupó de desenterrarlo. En esos momentos, el auto de Taeyeon Kim, a quien había estado espiando todo ese tiempo, se movió. Yuri se giró y pretendió caminar hacia la entrada de la casa más cercana. En cuanto escuchó al auto alejándose, se atrevió a mirar. Iba acompañada de Stephanie Hwang, quien también que vivía ahí. Hacerse de una lista del consejo vecinal no había sido difícil, de ese modo, supo que, como sospechaba, no había nuevos vecinos. Sacó el cuadernillo de su bolsillo trasero e hizo otra anotación. Intentó verse todo lo normal que pudo cuando alguien en la casa en la que había fingido entrar salió por la puerta. Forzó una mueca que no llegó a sonrisa y se dio la vuelta para irse. Rodeó la manzana y pasó por la casa de nuevo. Como hizo antes, miró bien a su alrededor y entró de un salto en el patio. Efectivamente, aunque los niveles eran mucho más altos de lo normal, las lecturas no eran ni cerca, tan altas como las que había tomado el día que la mujer la había pillado llevándose su basura. Confirmada su sospecha, su mortificación sí que iba a la alza.

 

Caminó de vuelta sin mirar atrás y una vez en su casa, se dedicó a armar el plan de acción. Resultaba que no tenía tiempo. O volvía las cosas a como estaban o todo el mundo se iba al traste, junto con el universo. No dejaba de recordar el discursito que le había echado Yoo sobre jugar con el espacio-tiempo y cosas así. ¡Había demostrado la existencia de otras dimensiones! Al menos algo de crédito tenía aquello, aunque ahora iba a importar muy poco, y ya que lo pensaba bien, ni siquiera podía decirle a nadie. Maldita integridad ética, pensaba mientras borroneaba por lo que sentía era la millonésima vez los números en la pizarra. Le había tomado meses encontrar la fórmula,  ajustar el programa a sus propósitos y poder simular sus cálculos. Luego otro par de años para llevar a cabo la primera prueba con éxito. El que se fuera la luz en toda la zona debió haber sido una señal de que algo no iba como planeaba. No debió de intentarlo la segunda vez. Pero las lamentaciones y la sensatez llegaban tarde.  Se preguntaba cuánto tiempo tenía antes de que otras cosas comenzaran a obedecer su orden natural. Le atormentaba especialmente la idea de que aquel hombre se hubiera desvanecido. Imágenes grotescas del cuerpo del desgraciado escindiéndose venían a su cabeza para atormentarla. Seguían ellos, luego el mundo, después, la nada. Ni Yuri entendía bien las leyes que regían la naturaleza de un puente dimensional, si es que las tenía. ¿No se lo había advertido Yoo? Qué cagada, tenía razón. Se concentró de nuevo en los garabatos en la pizarra, tenía que encontrar una forma de volver a como era antes, de preferencia, íntegramente. ¿Cuántas personas habría Yuri traído a esta dimensión?

 

— ¡Agghhh! —el plumón que había estado usando fue a dar con la pared opuesta y rebotó, para caer desarmado en el piso. Se había hecho del árbol, le había costado mucho trabajo cavar sola. Además había tenido que ahuyentar a un montón de pasantes curiosos. Desafortunadamente, no bien hubo montado el árbol sobre su auto (con la ayuda de un vagabundo con una tarifa más que ambiciosa), se había esfumado, dejando como única evidencia una pintura estropeada y a un vagabundo estupefacto. Le quedaba otra opción: hacerse del sujeto. ¿Sería ilegal raptar una persona que no pertenecía a su plano dimensional? Igual no podrían encarcelarla por secuestro si el universo no estaba ahí.

 

Cuando hubo recuperado algo de cordura, decidió que el secuestro podría ser un acercamiento bastante rudo. Contar con la cooperación del sujeto, se dijo, sería una ventaja. Armada con sus cálculos, su computadora con una simulación y sus demás chismes tecnológicos, se dispuso a intentar convencer a la mujer de volver a su propio plano dimensional. Planearlo iba a resultar, con seguridad, mucho más fácil que explicarlo de modo que cualquiera pudiera entenderlo. También llevaba preparada una dosis de anestesia, por si acaso.

 

—Hol…—le cerraron la puerta en las narices. Se lo esperaba. Reunió la poca paciencia que le quedaba y llamó de nuevo.

—Yuri Kwon—dijo la mujer a través de una abertura mínima en la puerta. Llevaba de nuevo el gas pimienta, que apuntaba directamente a la cara de Yuri—. Tú quieres una noche en detención ¿verdad?

—No, déjeme…

—Ah, una demanda por acoso—a Yuri le era difícil hablar con el pulverizador apuntando a su cara.

—No, yo…

—Estoy llamando a la policía ahora mismo… ¡hey! —Yuri cargó contra la puerta y tomó por sorpresa a Taeyeon. El envase de gas salió volando, lejos del alcance de sus manos. Yuri cerró la puerta tras de ellas y aprovechó que Taeyeon buscaba con qué defenderse para aplicarle una llave. Le tapó la boca con la mano.

—Sé quién eres y de dónde vienes ¿No te han pasado cosas extrañas estos últimos días? Quizá… las cosas han cambiado para ti y para los demás, todo sigue igual. Tengo respuestas—dijo Yuri—. Voy a soltarte ya, seamos más civilizadas a partir de ahora.

— ¿Qué quieres de mí?

—No se trata de lo que quiera, si no de lo que necesito. Sé que te has visto en una situación inimaginable. Solo puedo suponer hasta qué grado, pero apuesto a que una mañana de buenas a primeras te encontraste con que las cosas no eran como antes ¿Estoy en lo cierto? —Yuri hablaba rápidamente. Entre más rápido convenciera a Taeyeon Kim de que no estaban locas, ni la una ni la otra, más rápido podía comenzar a buscar soluciones.

—No sé de qué me hablas—Taeyeon estaba a la defensiva. Ahora que finalmente había aceptado los cambios, pasaba esto. Ya disfrutaba su vida, no quería que las cosas cambiaran de nuevo. No podía dejar de pensar en Fany y en lo mucho que disfrutaba ahora de su compañía.

—Vamos, no finjas ahora que no has pasado los últimos meses creyendo que estás loca, o que tu memoria te la ha jugado—Yuri estaba esforzándose—. No eres de aquí, lo sé. Tú puedes sentirlo ¿no es así? Siempre fuera de lugar.

— ¿A qué te refieres? —había tocado la fibra sensible. Era obvio que Taeyeon quería saber qué había pasado para que su vida diera un giro tan grande.

— Será mejor que estés sentada para cuando te lo diga—Ofreció Yuri, señalando hacia la sala. Una vez que estuvieron sentadas, frente a frente, tomó aire y siguió—. Veamos… hay una teoría que… que sugiere que la realidad, nuestro universo, se compone de más dimensiones aparte de ancho, alto y profundo, a eso puedes sumar el tiempo. Nosotros podemos ver las tres primeras, pero no podemos ver el tiempo ni podemos movernos en él.

—Ajá, y eso me importa ¿por qué? —Taeyeon estaba desconcertada y tenía una urgencia increíble por tomar su celular y llamar a la policía. Al mismo tiempo, quería saber, quería respuestas, que alguien le dijera que no se había vuelto loca de la noche a la mañana.

—Está bien, bueno, pues esa teoría, sugiere que existen al menos 11 dimensiones…imposibles de imaginar. Se cree que, si hubiera un puente, teóricamente, podría formarse una conexión, un agujero de gusano.

—Ajá—dijo una muy impaciente Taeyeon.

—Esa era mi investigación y logré, de algún modo, crear uno artificialmente—a Yuri le costaba trabajo decirlo, se imaginó que debía sonar descabellado—. La cosa es, que algo no salió como lo planeado. Ese hombre, el del estacionamiento, debió venir en el portal; igual que tú.

— ¡Eso es ridículo! ¿Te das cuenta de lo que me estás diciendo no tiene lógica alguna?

—Sí, pero es, para nuestra desgracia, cierto. El portal debe estar cerrándose, y como ese hombre no pertenecía a esta realidad, ha sido purgado de ella ¿entiendes? ¿Sabes lo que va a pasarte? Vas a desaparecer—la seriedad en el tono de Yuri hizo dudar a Taeyeon.

— ¿Me estás amenazando?

—Estoy segura de que puedes sentirlo, no se trata solo de ti. El equilibrio del universo está jodido, podríamos irnos a la mierda, todos.

—Eso sería tu culpa, no mía.

—Tú no perteneces a esta dimensión, y encontrará la manera de eliminar el error.

—Ahora estás sonando cada vez más loca

— ¿No has perdido algo? ¿Alguien? Amigos más, amigos menos. Un padre muerto que estaba vivo, una casa que no habías visto…—Yuri distinguió la realización en la expresión de Taeyeon—. Ha pasado así ¿verdad? Si murió alguien, le tendrás de vuelta en tu dimensión.

—No me interesa seguir escuchándote—Taeyeon se levantó—. Sal, o llamó a la policía.

—Fue lo contrario, ¿hay alguien nuevo?—Yuri examinó a Taeyeon. Sus ojos se movieron fugazmente hacia los zapatos en la puerta—. Ah, tu novia, no estaba antes ¿o sí?

—Fuera de mi casa—Taeyeon perdió la paciencia cuando Yuri se refirió a Fany.

—No seas egoísta, tú no eres su Taeyeon, ella no te pertenece, estás usurpando un lugar que no es el tuyo ¿qué va a pasar con ella si desapareces en mitad de la noche? Sabes lo que sucedió a ese hombre, se cargó el edificio entero. Imagina lo que podría pasarle a ella. Tú no quieres eso, Taeyeon.

—Eso no te importa, lárgate de mi casa ¡ahora!

—Piensa en lo que te dije, no se trata sólo de ti—Yuri salió y Taeyeon se dedicó a mirar el piso. Yuri había dado en el clavo con todo. Las cosas en la casa, Fany, la extraña sensación que se apoderaba de ella de vez en cuando, las visiones ¿Sería cierto? ¡Las visiones! Las cosas que parecían cambiar súbitamente. Aquello no eran imaginaciones de Taeyeon, Stephanie se había quejado más de una vez que sus cosas seguían cambiando de lugar o que no podía encontrarlas y luego aparecían en donde las había buscado cientos de veces. Si aquello era verdad, Taeyeon había visto el puente, y no era su reflejo quien la miraba de vuelta, sino su doble, en la realidad que era suya. Saber que no estaba loca, no le consolaba. No quería irse, no quería volver a la soledad, sin Fany. Eran felices ¿no? Claro que había que acostumbrarse, por ambas partes, a las cosas que eran distintas, pero por lo demás, era mejor ¿Por qué habría de regresar a los días vacíos de Fany y llenos de silencios? El mundo podía irse a la mierda.

 

— ¿No te comerás las zanahorias? —preguntó Fany mientras cenaban.

—Odio las zanahorias—respondió Taeyeon. No podía dejar de pensar en lo que Yuri Kwon había dicho. Sintió la mirada de Fany— ¿Qué?

—Las zanahorias son tus favoritas, al menos lo eran, las cociné para ti—Fany parecía desconcertada. Esa mirada, la había visto varias veces en su cara, siempre que hacía algo que no se suponía que hiciera. Se preguntó qué más hacía la otra Taeyeon diferente.

 

***

 

El sonido de algo golpeando el piso la despertó. El control remoto se había deslizado de sus dedos aflojados por el sueño. Era una tarde lluviosa y el sonido le hacía sentir sueño. Taeyeon miró, bostezando, la luz fría que entraba por la ventana que daba al patio. Suspiró y se estiró en el sofá para alcanzar el control remoto y apagar el televisor. La transmisión del viejo programa se interrumpió. Reporte de última hora. Una tormenta se había formado y se aconsejaba a todos tomar precauciones. No era precisamente una sorpresa, el viento y la lluvia arreciaban y hacían crujir las ventanas. Había quedado la ventana abierta en la cocina. La escuchó azotarse unas cuantas veces. Quién sabe cuánta agua había entrado. Se levantó con hastío para ir a cerrar la ventana.

— ¿Q-qué? —había jurado el piso se movió. Cuando se fijó mejor, una rana, chapoteando en el charco que se había formado bajo la ventana, estuvo a punto de morir aplastada por Taeyeon. Se apresuró a cerrar la ventana y se detuvo a mirar los relámpagos que atravesaban el cielo gris. Un estruendo bien fuerte le hizo sentir escalofríos. No pudo evitar pensar en Fany. Hasta donde llegaba su delirio, que incluso recordaba haber pasado una noche con ella, hablando en la oscuridad cuando se había cortado la energía eléctrica. ¿Cómo era posible extrañar algo que se suponía que nunca había tenido?

 

***

 

—Te odio—dijo Taeyeon, apenas Yuri abrió la puerta. Yuri podía irse a la mierda, pensó Taeyeon.

—Haces lo correcto.

—Todo esto es tu culpa y yo he tenido que pagarlo—Taeyeon pasó días intentando ignorar lo que ahora sabía cierto. La repugnancia que le producía estar cerca de Yuri no tenía límite visible. Había sido víctima de una ambición estúpida, al mismo tiempo pensaba en que era lo mejor para Fany. Aunque se llevaban bien, sabía que Fany también sentía que Taeyeon era diferente. Señalaba de vez en cuando, algo que hacía de otro modo. Quizá al principio no lo había notado, pero Taeyeon había sentido su mirada cuando ella creía que no se daba cuenta. La examinaba, se preguntaba si podía vivir con los cambios. Probablemente, al principio había sido agradable la novedad en Taeyeon, pero luego había comenzado a extrañar a la Taeyeon que conocía. También pensaba en su doble, y mientras más se la imaginaba, sola, más despreciable se sentía, una ladrona. Al final, había podido más la culpa de tomar algo que no le pertenecía, aunque se negaba a reconocerlo, Fany era el factor principal de su decisión. Su Taeyeon, la que sabía cómo hacerla verdaderamente feliz, estaba en su lugar. Tenía que reconocerlo, no le pertenecía. Así pues, con ayuda de la foto que había tomado de la identificación de Yuri y había dejado la casa apenas Fany salió.

—Lo sé, y no sabes lo arrepentida que estoy y lo mucho que lo lamento. No planeé hacer un desastre de tu vida, en serio. Perdóname—parecía sincera, pero Taeyeon no podía conciliar en su cabeza la idea de lo que estaba a punto de dejar, y todo por el bien común.

—Ya, encuentra la manera de regresarme y entonces podrás limpiar tu conciencia—dijo Taeyeon con el tono más áspero del que fue capaz.

 

 

—Tengo que volver antes de las seis. Fany estará en casa a esa hora—mensionó Taeyeon. Yuri no había podido repetir su experimento. No había suficiente energía eléctrica a su disposición.

—Lo sé, maldita sea ¡La primera vez salió bien! Algo falta, ¿Qué estoy olvidando?

—Yo que sé, me tengo que ir—Taeyeon salió del laboratorio sin esperar respuesta de Yuri. Era el cuarto día consecutivo que Yuri le había llamado porque creía que podría lograrlo. Se había hecho de un montón de cosas que Taeyeon no tenía idea de que siquiera existían. Una instalación que se veía de lo más precaria, proveía la energía. A ese paso terminarían electrocutadas. Yuri insistía en que iba a funcionar.

— ¿Qué me falta? —la escuchó decir, exasperada, antes de salir. Afuera arreciaba la lluvia y el viento gélido se le coló entre la ropa. Cerrándose la ligera chaqueta, entró al auto y se dio prisa en llegar a casa para pretender que no había salido. Fany ya preguntaba con quién se pasaba el tiempo hablando por el celular. No podía decirle que discutía con Yuri, formas de volver a su dimensión sin que Fany creyera que estaba más loca de lo que parecía. Encendió el estéreo del auto y tarareó al ritmo de la música. Entre la cortina de gotas creyó distinguir un objeto que atravesó le aire frente al auto. Lo atribuyó a su imaginación y siguió conduciendo. Sus dedos golpeaban el volante al ritmo de la música. Otro objeto no identificado pasó ante sus ojos y esta vez estuvo segura de que no se lo había imaginado. Se orilló y se fijó en el camino. Entonces lo vio claramente. Un vórtice, en mital del cielo gris, iluminándolo de los colores del arcoíris. Encendió el auto y dio la vuelta, a casa de Yuri.

 

—Tenemos un problema muy grande—le dijo, no apenas Yuri abrió la puerta—. La tomó por el brazo para acercarla a la ventana más cercana.

—Oh no—dijo Yuri, estupefacta. Taeyeon esperó que recitara un montón de causas y posibles soluciones—. Vamos a morir. Todos vamos a morir y es mi culpa ¡Mi culpa!

— ¡Reacciona! —la sacudió Taeyeon—. Esa cosa que querías tratar esta mañana, ahora es el momento.

—No, no, es peligroso, ¡podemos volar la manzana entera!

— ¡Ya no tenemos tiempo! Esa cosa no era ni la mitad de grande hace unos minutos, ¿es eso un agujero de gusano?

—No, no sé lo que es eso, oh mierda, estamos jodidos ¡jodidos! —Yuri estaba fuera de sí.

— ¡Concéntrate!

—No sé, no sé, a lo mejor… si nos colgamos del cableado eléctrico…—propuso Yuri. Miraba asenté al piso, con los ojos muy abiertos.

—Las líneas están bajo tierra, no podemos llegar a ellas, ¡piensa en otra cosa! ¿Cómo hiciste la primera vez?

—No sé, un corto, se hizo un corto en la corriente, luego la luz se había ido y… ¡Eso es! El corto, puedo provocar uno de nuevo.

—Pues hazlo, ¡ya!

 

 

 

—Está bien, allá vamos—estaban a una buena distancia de la máquina de Yuri. Ésta última sostenía el interruptor con manos temblorosas.

—No estoy segura de qué es lo tengo que hacer—dijo Taeyeon.

—Bueno, la última vez, sólo lo hice y todo se había desmadrado. Con suerte, simplemente volverás.

—Ah, eso me tranquiliza—murmuró Taeyeon.

— ¿De verdad?

—No—Yuri no captó el sarcasmo.

—Bien, bien, ¿lista? —Taeyeon asintió y Yuri miró la máquina de nuevo. Taeyeon tenía miedo. No tenía la suficiente confianza en Yuri Kwon para decirlo en voz alta. Así que lo pensó. “Tengo miedo”, resonó en las paredes de su mente. Tomó aire, como si fuese a sumergirse bajo el agua. ¿Podría volver de la misma manera en que llegó? ¿Sin saberlo? Se preparó para lo peor. Yuri iba a provocar las mismas condiciones del primer experimento, pero a lo grande. Ni siquiera ella estaba segura de que fuera a funcionar.

— ¡Ahora! —la escuchó gritar. Un resplandor llenó la habitación. Había funcionado, casi. Taeyeon seguía ahí, contemplando el puente que Yuri había logrado abrir. Era como aquella vez en su propia habitación. Alcanzaba a ver algo del otro lado, pero la imagen no tenía sentido.

— ¿Qué pasa? ¿Por qué sigo aquí? —gritó Taeyeon por encima del ruido que hacía la máquina.

— ¡No sé! Deberías haberte ido ya—respondió Yuri y se dedicó a revisar los aparatos. Mirando el agujero, a Taeyeon se le ocurrió algo. Dejó su lugar junto a Yuri y se acercó al puente— ¡Taeyeon, espera! ¡Te destrozará!

 

Antes de que Taeyeon entrara en contacto con el agujero, se cortó la energía eléctrica.

— ¡Mierda! ¿Por qué hiciste eso? Lo intentaremos de nuevo  esta vez cuídate de tocar nada —gritó Yuri, buscando frenéticamente una linterna. No llegó a encenderla, la luz volvió enseguida a iluminar la habitación. Taeyeon se había ido. Por primera vez en días, Yuri suspiró, aliviada—. Adiós, Taeyeon, espero que estés bien, donde quiera que sea.

 

Necesitaba otro proyecto de investigación.

 

 

***

— ¡Taeyeon! —escuchó cuando logró abrir la puerta. Creyó que sus ojos le jugaban una broma hasta que el cuerpo de Fany, en carne y hueso, se abalanzó sobre ella. El shock inicial le detuvo de decir nada. Fany estaba ahí, la decoración estaba ahí. Taeyeon no estaba loca.

 

— ¿Dónde estuviste? No dormí en toda la noche buscándote—oía su voz muy cerca de su oído. Despertó media hora antes en medio del parque en donde solía correr. Le dolía la espalda por la postura en la que estaba. Todavía usaba los shorts y camiseta sin mangas que había usado para dormir. Eso era lo último de lo que se acordaba. Se congelaba, estaba húmeda por la lluvia de la noche anterior y algo sucia de la tierra del parque. Fany, su delirio, era lo último que esperaba encontrarse cuando volviera a casa. Se sintió como despierta de una pesadilla especialmente larga. Escuchó a Fany regañarla un rato más y se dejó envolver en un capullo de mantas.

 

***

 

—Pero qué mierda— masculló Taeyeon cuando vio las pisadas lodosas que provocaron sus pies en el recibidor. El silencio le dio la bienvenida otra vez, estaba de vuelta. Completa, al menos. Su casa estaba como la había dejado, vacía de compañía. Se acostumbraría también a eso, pensó y deseaba que Fany hubiera tenido a la Taeyeon que conocía de vuelta.

 

 

— ¡Taeyeon! ¡Aquí! —localizó a Sunny entre los comensales del restaurante. —Llegas tarde, tú cita llegó aquí puntual.

— ¿Qué cita? —Taeyeon encontraba difícil ponerse al corriente de todo lo que había hecho su doble. Todavía creía su cuerpo que Fany estaba del otro lado de la cama, durmiendo, pero cuando despertaba se encontraba en esa cama para una persona y Fany no estaba ahí. Nadie le preparaba el desayuno cuando se quedaba trabajando hasta tarde y su alacena y armario estaban semivacíos.

—La que te hice luego de que ignoraras mi consejo de llamar a la chica de la que te hablé—dijo Sunny.

— ¿Dónde está? —preguntó Taeyeon, resignada mientras se acomodaba en la única silla vacía.

—Ha ido a responder una llamada. Ahora puedo ir al baño, dile que ya vuelvo si regresa antes que yo—antes de que Taeyeon pudiera protestar, Sunny ya se alejaba de la mesa. Genial, tendría que fingir interés con la chica que Sunny había invitado. Después de diez minutos, ni una ni otra habían vuelto así que sacó su celular.

— ¿Eres Taeyeon? —escuchó una voz a su izquierda. Taeyeon se quedó boquiabierta—. Sunny me dijo que no te molestaba que me uniera a ustedes. Me llamo…

—Stephanie.


NOTAS

-Al fin.

-Ni amnesia ni aliens. Taeyeon se intercambió con su yo de la otra dimensión, gracias a Yuri.

-Si bien la teoría dimensional me dio la idea, este shot no tiene nada de científico ni se basa en los descubrimientos físicos sobre el tema, de ningún modo. Es pura ficción, tiene sus propias reglas y no ahonda en tecnicismos.

-Si quieren leer verdadera ciencia ficción(de mayor calidad también) busquen a K. .

-Gracias por comentar y suscribirse.

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Comments

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sonelf1509
#1
Chapter 20: Oye, escribes muy bien! Acabado de leerme todos los oneshots y de verdad, todos todos me encantaron!!! Ya quiero leer otro!! no has considerado escribir un fanfic? me encantaría leer algo más largo tuyo!!! :D
saramarmota #2
Chapter 19: jajajajaja que lindo
-taesandara-
#3
Chapter 19: Jaja hermoso! :')
LlamaAmerica #4
Chapter 19: Jajajaja juela esto esta interesante!
LlamaAmerica #5
Chapter 18: Hay Mi TaeNy :c
TaeNy0204 #6
Chapter 17: El link que pusiste en este capitulo no se puede abrir :'(, GENIAL ESTE CAP
yoonyulfan2 #7
Chapter 16: The National ! Muy buena canción, y con taeny mucho mejor, me encanta siempre leer tus ficcs , saludos
scoott #8
Chapter 16: Subidas y bajadas.. Me encanta que al final de todo sus caminos vuelen a unirse.. Saludos ^^
anikpoper #9
Chapter 15: eso fue EXPECTACULAR, GENIAL Y PERFECTO
escritora-nim mi total respeto
-taesandara-
#10
Chapter 15: Wow eso fue interesante y al final Tae si vio a Fany :3