A través del espejo II

Ficciones

 

Había estado ahí antes, pero ahora era diferente. Quizá fuera que nunca lo había notado. Era algo en la forma en que crujían las hojas secas bajo sus pies, o como se sentía el suelo de tierra. Siempre disfrutaba la carrera matinal. Luego se sentía energizada. Eran raras las veces que corría sola, pero Fany se veía más allá del cansancio esa mañana. Decidió dejarla dormir un rato más. Saboreó entonces cada estímulo sensorial hasta que terminó el recorrido y emprendió el camino de vuelta. Cuando pasó junto a la tienda, se alegró al ver que la luz había vuelto finalmente, aprovechó para comprar algo para picar. Las galletas favoritas de Fany y otras cosas. Ya estaba sintiendo ganas de ponerse a trabajar.  Las galletas serían un buen método de protección para la regañina que Fany iba a echarle.

 

En la casa había silencio cuando llegó ahí, Fany debía seguir dormida. Dejando las cosas sobre la mesa de la cocina se dirigió a su habitación. Ese día todo le parecía nuevo. Hubiera jurado que la mesa era un poco más alta. Descubrió que había muchas cosas que faltaban en la alacena y en el refrigerador ¿Había estado tanto tiempo con el trabajo? Dejó para otro momento la irritación que comenzaba a sentir con ella por no reponer todo lo que faltaba o decirle a Taeyeon qué faltaba para poder hacerlo ella misma.

— ¿Fany? —la llamó desde la cocina cuando tuvo todo listo—. Son más de las diez ¿Piensas pasarte la mañana dormida?

            No hubo respuesta. Entonces fue a despertarla. Esa sensación de novedad la atacó de nuevo ¿Cuándo había cambiado Fany el color de las cortinas? ¿Se lo había dicho?

—Fany—volvió a llamar antes de entrar en la habitación. Estaba vacía, la cama hecha— ¿Dónde estás?

            No podía haber salido sin haberle dicho. La buscó en toda la casa. No estaba por ningún lado. Así que llamó. Lo único que obtuvo fue la voz automática que le decía que el número no existía. Llamó de nuevo. Otra vez la voz de la máquina. Tendría el celular apagado. Volvió a la cocina y desayunó sola. No dejó de notar todas esas cosas nuevas y la falta de otras. Fany había estado muy activa y Taeyeon se preguntaba de dónde había sacado el tiempo para eso.

            Cuando terminó el desayuno, la incomodidad del sudor seco pegado a su piel la molestaba. Dispuesta a tomar una ducha para iniciar el día, volvió a la habitación. Tuvo que moverse unos pasos extra para sentarse en la cama. Esta también la recordaba más alta, más mullida; mucho más grande. Su antigua cama había sido reemplazada por una en la que Fany y ella solo podrían caber con los cuerpos muy juntos.

—Ah, juro que esta mujer me va a volver loca…—dijo por lo bajo y entró en la bañera. No encontró el shampoo de Fany que usaba en secreto. Definitivamente, la había descuidado. Se sintió mal y se dijo que se lo compensaría. Los anillos para su cumpleaños debían estar listos ya, tendría que recordar a Sunny de recogerlos por ella. Ya libre del sudor se sintió lista para comenzar ¿Cuándo pensaba Fany volver? Se preguntaba mientras se vestía. Cuando busco un pantalón en las perchas del armario, le pareció mucho menos lleno de lo normal. Las cosas de Fany no estaban ahí. Ni su ropa, ni sus zapatos, ni sus cosméticos. Nada.

 

— ¿Diga? —escuchó la voz de Sunny del otro lado de la línea.

—Fany me ha dejado—dijo Taeyeon.

— ¿Taeyeon?

—Fany se ha ido, se llevó todas sus cosas.

— ¿Taeyeon? ¿De qué hablas?

—Fany, es como si nunca hubiera estado aquí.

— Ajá… ¿Quién es Fany? ¿Te conseguiste un gato?

— ¡Stephany! ¡Se ha ido! —Taeyeon se desesperó.

— ¡No sé quién es Stephanie! —respondió Sunny— ¿Estás bien?

— ¡No! —a Taeyeon no le parecía gracioso que Sunny jugara de ese modo—. Se ha largado, y lo único que atinas a hacer es fingir que no sabes quién es y eso no me hace sentir mejor. Ni siquiera me dijo que se iba…

—Taeyeon, te juro que empiezas a sonar como una loca ¿Quién es Stephanie?

— ¡Sabes quién es! Stephanie, mi novia.

— ¿Desde cuándo tienes novia?

— ¡Tú lo sabes! Como… cinco años. Deja de hacerte la graciosa—Taeyeon escuchó silencio y estaba a punto de colgar.

—Taeyeon, nos vimos hace dos días y no tenías novia, no sé de qué hablas—Sunny intentaba sonar lo más calmada posible.

—No puedo creer que te comportes así en una situación como esta—había una dureza en el tono de Taeyeon que hizo que la irritación de Sunny aumentara.

—Deja de joder, Taeyeon. Te digo que hace dos días no tenías novia, ni conocías a ninguna Fany, es más, estos últimos años siempre fui yo la que te buscó y ¿ahora me sales con esta mierda de que tienes novia hace cinco años? Deja tú de comportarte como una demente—y le colgó.

 

Un pesado cajón salió volando y se estrelló en la pared opuesta. Toda la casa estaba dada vuelta, obra de una desesperada Taeyeon. Buscaba un rastro, un indicio de a dónde se había largado Fany. Si tan solo hubiera tenido la fineza de decirle a dónde se había largado y por qué. Pero nada, no había evidencia alguna de que siquiera hubiese vivido ahí. Encima había cosas que habían desaparecido por completo, como la cama ¿por qué demonios se había llevado la cama y había dejado en cambio aquella? O por qué habría reemplazado las cosas en el refrigerador, en la alacena y comprado una mesa nueva. ¿Cuándo había cambiado el color de las cortinas y paredes? ¿Por qué le había hecho eso? Deseó que Fany no se hubiera llevado todo el alcohol.

 

El sonido insistente del timbre de la puerta la despertó. Se había pasado la noche buscando y la casa seguía hecha un desastre. ible.

r lo ms dpasada, haceo una loca ¿Quiba...

— ¿Qué has estado haciendo? Esto es un basurero—dijo Sunny cuando entró—. Te ves muy mal, Taeyeon.

—Apreciaría que dejaras de tomarme el pelo, es lo último que necesito—dijo Taeyeon mordazmente.

—Ya vas de nuevo con lo mismo… ¿Qué te pasa, Taeyeon?

—Me pasa que la mujer con la que iba a pasar la vida se ha largado sin decirme nada—Sunny la miró con cara de estar viendo un bicho especialmente grotesco.

— ¿Sabes? Ayer creía que te habías cansado de que te insistiéramos que salieras con alguien, pero ahora que te veo, hasta pareciera que te creíste tu cuento…

—Es que no es ningún cuento, si quieres seguir burlándote de mí, mejor vete—y enfiló a la cocina dejando a una estupefacta Sunny en mitad de la sala—le apetecía un café, pero el que tenía no era la marca que siempre tomaba. Nunca había comprado esa marca en su vida. Un acceso de ira llenó su cuerpo y le latió en las manos que podría hacer enterrado en la pared.

—Deberíamos ver un médico…quizá estar tanto tiempo encerrada en tu estudio con esa computadora te ha hecho daño y ahora estás imaginando cosas…—dijo Sunny a sus espaldas.

—No estoy loca, ¡mira todo esto! Todo ha cambiado—Taeyeon señaló con las manos la cocina—. El café, las cortinas, la puta mesa ¡Todo está diferente! ¿No lo ves?

            Sunny suspiró y lo que vio Taeyeon en esos ojos fue algo que la irritó enormemente.

—Nada ha cambiado, Taeyeon, nada, en todos estos años no has cambiado las cortinas, ni la mesa y siempre has bebido la misma marca de café instantáneo… Nada cambió, Taeyeon—y lo dijo como si hablara con alguien retrasado, lentamente, evitando exaltarla.

—Ya no necesito que recojas los anillos por mí—la decepción de Taeyeon ante la falta de apoyo de su amiga era abrumadora. La sentía humedecer sus ojos y endurecer sus cuerdas vocales.

— ¿Cuáles anillos? —preguntó Sunny.

—Los que te pedí que recogieras, los que iba a darle en su cumpleaños. Necesito el recibo, por favor—añadió eso último y la miró con sus ojos llorosos.

—No… no sé de qué estás hablando

—Por favor

—Yo… no lo tengo, no sé…—se miraron. Taeyeon no podía creer que Sunny le hiciera aquello.

—Vete

—Taeyeon…

— ¡Déjame sola! —Taeyeon todavía temblaba cuando escuchó la puerta cerrarse. Respiró profundamente y maldijo a Sunny, y a Stephanie por hacerle eso.

 

La voz de la máquina le dijo lo que llevaba escuchando días. El número no existía. Fany se había tomado tantas molestias para desaparecer completamente de una vida que creía, compartían. Además, se había asegurado de volverla loca, cambiando sus muebles, haciendo que sus amigos le ayudaran. Había jugado con la idea de llamar a los padres de Fany, la había hecho a un lado porque su orgullo no le permitía llegar hasta ahí. Pero ahora que había tocado fondo, no le parecía tan mala idea.

— ¿Hola? ¿Hola? —urgió la voz al teléfono.

—Hola, señora, siento molestarla…¿Está Fany con ustedes? —preguntó Taeyeon.

— ¿Quién habla?

—Soy yo, Taeyeon—dijo esperazada.

— ¿Taeyeon…?—la mujer se oía dubitativa. El pulso de Taeyeon se disparó.

—Kim, Taeyeon Kim ¿puedo hablar con su hija?

— ¿Puedo saber qué necesita?

—Usted me conoce, por favor, necesito hablar con ella

—No, no la conozco y de todos modos mi hija no vive aquí—ahora sonaba molesta.

—No puede ser que apoye a su hija en esto, hacerme algo tan vil.

—Mire, no sé de qué me habla y le agradezco que no llame de nuevo—por segunda vez en pocos días, Taeyeon escuchó la línea cortarse. Le era difícil no sentirse humillada y por encima de todo, traicionada. Por más que pensaba no encontraba una razón por la que Fany quisiera hacerle algo como eso. La Fany amable y honesta que conocía no encajaba para nada con aquel escenario.

 

La semana siguiente, fue a la joyería ella misma. Le había costado encontrarla porque en donde recordaba que estaba, había una zapatería. Al cabo de unas vueltas, dio con ella. Ahí le dijeron que no había ningún pedido a su nombre. Salió acompañada de la seguridad del establecimiento. Se hizo de palabras con la dependienta, una mujer regordeta y bajita que tenía mala cara. Cuando la había invitado a salir, Taeyeon se había negado y terminó siendo arrastrada por la puerta, ante la mirada de otros clientes. Todos creían que estaba loca, lo veía en sus caras. Había visto esa expresión en la cara de Sunny y otros de sus amigos con los que había acudido en busca de ayuda. No le sorprendió que Sooyoung apoyara a Sunny en la mentira, pero sí que Kibum le dirigiera esa misma mirada; la de quien mira a un loco, a un ebrio que delira, a un impedido que no sabe lo que dice. Entendió cómo debían sentirse todos aquellos marginados, solos, irremediablemente solos. Con esa sensación de aislamiento tocó la puerta de sus padres.

—Hija—dijo su madre, sorprendida—. No llamaste.

—Lo sé, me apetecía venir aquí—su madre no podía estar en la farsa, se dijo. Ella y su padre conocían muy bien a Fany. Desde que los presentó, se habían llevado bien. Fany era así, se llevaba bien con todos, era parte de su encanto el caerle bien a quien fuera que tuviese una conversación con ella—. No sabía a dónde más ir.

—Cariño ¿estás bien? Tienes sendas ojeras—el calor de las manos de su madre era confortador.

—Ahora sí—y se abrazó a su madre. Su perfume siempre la hacía sentir en casa.

—Hace mucho que no venías sin avisar,  estaba haciendo la cena, ¿por qué no vas a saludar a tu padre? Está allá atrás, ya sabes, esas cosas robóticas lo han enganchado—mencionó su madre mientras entraba a la cocina. Aquello era nuevo. No sabía que su papá se había metido en la robótica. Quién sabía cuántas cosas más se había perdido. Entre ellas, el deseo de Fany de largarse.

— ¿Papá? —su padre estaba inclinado en un escritorio ante una lente de aumento. Tenía un destornillador en la mano y miraba atentamente a un revoltijo de circuitos.

— ¡Taeyeon! Ven a mirar esto—ofreció su padre—. Ahí va…

            Lo que Taeyeon había tomado por simples cables, era una araña robótica. Se movía torpemente por la superficie del escritorio. Su padre estaba encantado.

— ¿Qué te parece? La hice yo mismo—dijo, orgulloso— ¿Te pasa algo?

—Estoy bien, papá—dijo en su abrazo. Estar en esa casa la hacía sentirse como una niña de nuevo.

—Tu mamá no deja de darme lata por tu culpa—la reprendió en broma. Le pellizcó la nariz y la soltó.

— ¿Por mi culpa?

— Si, me hizo una lista de candidatas para ti, te lo digo de una vez, para que no te sorprenda cuando te la de—ordenaba las cosas en el escritorio. Guardó la araña cuidadosamente en una caja plástica y la hizo a un lado—. Son todas hijas de sus amigas comadronas, no te envidio. Lleva meses con eso, ¿no te llamó para organizarte una cita a ciegas?

— ¿Por qué haría eso? —incredulidad le inundó. Su madre estaba buscándole una novia nueva ¿cómo era posible?

—Ya sé que no te gusta que haga eso, pero tiene algo de razón. Vas a cumplir treinta y, no digo que tengas que casarte pero estar sola no está bien. Incluso si estás cómoda, no es sano, hija. Estamos viejos, yo por lo menos no quisiera morirme y saber que sigues sola.

—Papá…

—Sal y conoce a alguien, sé que pasas demasiado tiempo trabajando, eres como yo, lo sé, pero no está bien—lo siguió de regreso a la cocina.

— ¡Ah, Taeyeon! La hija de una de mis amigas está soltera y creí que podrían conocerse, es enfermera y es muy bonita—gritó su madre desde la cocina. Su padre le digirió una sonrisa.

—Te lo dije.

 

Volver a su casa no resultó lo más provechoso. También sus padres actuaban como Sunny. No conocían a ninguna Fany. Pero su madre sí se había emocionado al escuchar el nombre de una mujer. Por fin, había dicho. Ahora, envuelta en las cobijas de su antiguo cuarto que olían a polvo y a viejo. Contemplaba un pasado que recordaba diferente. Ahí también había cosas que cambiaban. Vacaciones familiares que no recordaba, pero de las que había fotografías. Decoraciones que no estaban ahí antes. Sus cosas, guardadas en cajas porque su cuarto se había convertido en una bodega, también eran otras. Le sorprendía que su memoria también la traicionase. ¿Cuándo se había hecho de esos CD’s? ¿Desde cuándo se interesaba por ese tipo de películas? Y esa ropa, ¿en serio se vestía así? Puras preguntas que más y más se acercaban a una respuesta que temía. Estaba volviéndose loca.

 

Decidió que necesitaba algo familiar. También decidió que debería disculparse con Sunny. La invitó a su bistró favorito.

—No digas nada—dijo Sunny primero cuando se subió al coche—. Estamos bien

Taeyeon estuvo agradecida con ella, pero no lo dijo.

 

— ¿Dónde está? —se preguntaba Taeyeon. No encontraba el bistró. Como la joyería, recordaba mal o el local había decidido cambiar de ubicación.

—Sabes, no recuerdo haber visto ningún bistró por aquí…—mencionó Sunny ojeando los edificios por la ventana—. Mira ese árbol ¿siempre estuvo ahí?

—Sí, es ese árbol, de los cientos de años—respondió Taeyeon distraídamente. El dichoso bistró no estaba por ningún lado.

— ¿En serio? Nunca lo había visto… ¡Ah! ¿No es ahí? Donde esa mujer dice que vivía…

— ¿Qué mujer?

—Tu modo ermitaño de vida es demasiado, estaba por toda la red. Esa mujer que fue a la policía con el cuento de que los extraterrestres raptaron a su marido junto con toda su casa y dejaron ese baldío ahí. Los puros cimientos. Los vecinos la apoyaron, resulta que desapareció la casa con todo y marido ¿Qué te parece? ¡Aliens! Nada menos y nadie sabe qué paso, a la mujer la arrestaron por la desaparición del marido, piensan que lo mató y para desaparecer la evidencia se cargó la casa…qué cosas.

—Ya…—no encontraron el bistró. Taeyeon buscó online y tampoco ahí aparecía, seguro que lo habían cerrado.

—Hablando de cosas raras ¿qué pasa con este clima? Hace unos minutos hacía un sol del infierno y mira, creo que va a llover—Tal como dijo Sunny, una gota de agua cayó en el parabrisas. Decidieron comer en casa.

Esa noche, Taeyeon soñó. Estaba sentada en la cama, mirando a la pared en una especie de trance. No se movía, y la superficie de la pared comenzó a ondular como el agua. A través de ella, podía verse a sí misma. Dormía en la cama, Fany estaba ahí. Al despertar lo recordaba todo. Se sentía desdoblada de sí misma, como en el sueño, viéndose desde fuera. Lo tomó como su deseo inconsciente y lo olvidó.

Se iba a acostumbrar, pensaba. Ayudaba que ella era la única que recordaba haber tenido una relación con una mujer llamada Stephanie. Unos meses después le era más fácil ignorar la sensación de que ella estaba todavía ahí. A veces se imaginaba que la veía, en la cocina, en el dormitorio. Pero luego la ilusión se disolvía en el aire y cuando miraba bien, estaba sola. Volvió a hundirse en una clase de familiaridad que casi se parecía a la de antes. Iba a correr, se duchaba al llegar a casa, y se ponía a trabajar para empezar todo de nuevo. Se prometió ver a sus amigos más seguido. Sunny dejó de molestarla con lo de ir al médico y Taeyeon dejó de mencionar todas las cosas que encontraba diferentes. En su delirio, se dijo, quizá podría actuar normalmente y con suerte, aquello haría que tanto los sueños como la sensación de desdoblamiento se fueran. Casi lo había logrado. Una noche, se despertó con la sensación de estar siendo observada. Instintivamente, se incorporó para mirar la pared frente a su cama. El muro desnudo era como un espejo de agua, pero no era su reflejo lo que veía ahí. Se vio a sí misma, con una expresión atónita. Podía ver a Fany a su lado, profundamente dormida. Su yo en la imagen abrió la boca en un grito ahogado y Fany a su lado despertó. Entonces la visión se disolvió y se quedó mirando el muro vacío.


Un gran album musical https://www.youtube.com/watch?v=70hGUO1wyO4

-Nadie en esta historia sufre de amnesia, por si lo pensaban.

-Conclusiones en la parte siguiente.

-Se agradecen comentarios y sucripciones.

 

 

 

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Comments

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sonelf1509
#1
Chapter 20: Oye, escribes muy bien! Acabado de leerme todos los oneshots y de verdad, todos todos me encantaron!!! Ya quiero leer otro!! no has considerado escribir un fanfic? me encantaría leer algo más largo tuyo!!! :D
saramarmota #2
Chapter 19: jajajajaja que lindo
-taesandara-
#3
Chapter 19: Jaja hermoso! :')
LlamaAmerica #4
Chapter 19: Jajajaja juela esto esta interesante!
LlamaAmerica #5
Chapter 18: Hay Mi TaeNy :c
TaeNy0204 #6
Chapter 17: El link que pusiste en este capitulo no se puede abrir :'(, GENIAL ESTE CAP
yoonyulfan2 #7
Chapter 16: The National ! Muy buena canción, y con taeny mucho mejor, me encanta siempre leer tus ficcs , saludos
scoott #8
Chapter 16: Subidas y bajadas.. Me encanta que al final de todo sus caminos vuelen a unirse.. Saludos ^^
anikpoper #9
Chapter 15: eso fue EXPECTACULAR, GENIAL Y PERFECTO
escritora-nim mi total respeto
-taesandara-
#10
Chapter 15: Wow eso fue interesante y al final Tae si vio a Fany :3