A través del espejo I

Ficciones

"No puedo volver al ayer, porque ya soy una persona diferente"

Lewis Carroll, A través del espejo y lo que Alicia encontró allí.

 

 

 

Había estado ahí antes. Cientos de veces. Había visto crecer aquella rama, un brote verde en el tronco de ese árbol viejo, convertirse en un ramal que ahora esquivaba mecánicamente. Con el tiempo, había sido capaz de ignorar los progresivos cambios. También con el tiempo, había dejado de notar las diferencias, se limitaba a seguir el sendero de tierra pisoteada, un tramo circular que terminaba en donde comenzaba. Estaba acostumbrada, su cuerpo lo hacía sin rezongar y compensaba todas las horas que se pasaba sentada detrás del computador, programando, algoritmos para esto y aquello. También había descubierto que correr la ayudaba a solucionar problemas. Era importante que pudiera escuchar el monótono sonido de las suelas golpeando la tierra, ramitas y demás materia en el camino. Esa era su música. Aquel camino marcaba el inicio de sus días, en los cuales tampoco podía notar las diferencias. En una vida en donde cualquier anomalía era un evento extraordinario, nadie podía culparla de no haberlo notado. Esa mañana, sin embargo, no pudo evitar la pausa en su rutina al descubrir que la energía eléctrica se había cortado, cuando intentaba prender inútilmente la cafetera. Así que salió a correr sin el café reglamentario luego de engullir un emparedado simple de atún. Dicho emparedado se agitaba ahora en sus entrañas, revuelto por la agitación de su carrera. 

 

Sacó la botella de agua del refrigerador y bebió largos tragos ignorando todas esas veces que su madre le advirtió que hacer eso, luego de haber ido a correr, no estaba bien. Cuando terminó tomó aire, también en suspiros largos. Continuando la rutina del día a día, Taeyeon rellenó la botella y la metió de vuelta en el refrigerador. Cuando lo cerró vio su reflejo deformado en la superficie metálica y brillosa. Su cuerpo menudo en todos los sentidos se agitaba como su respiración, enfundado en unos pantalones deportivos y una sudadera que le venían demasiado grandes. Regresó sobre sus pasos a la sala y entró en su dormitorio. Una vez hubo atravesado la puerta, se desprendió de su ropa húmeda y entró en el baño. Se bañó con agua fría. Al salir, todavía desnuda y secándose el cabello con una toalla, estaba más consciente de que era ella en su cuerpo quien hacía todas esas cosas. Con el cabello aun rezumando gotitas de agua, se tiró en la cama y en lugar de sentir la superficie del colchón, se encontró con la sensación irregular de un cuerpo. Escuchó entonces un quejido. Ahí estaba. Una mujer. Hombros blancos, cabello oscuro, en mitad de su cama; una desconocida. El nudo que enredó su voz en su garganta, evitó que gritara, pero no que diera un salto hacia atrás cuando vio que la mujer se desperezaba, traída a la conciencia por el cuerpo de Taeyeon que había aterrizado súbitamente encima. Se le ocurrieron muchas cosas que decir y preguntar, sintió el aire enfriar la humedad en su cuerpo y la sudadera sudada que yacía en el suelo volvió a vestirla. Antes de que pudiera escoger de entre cualquiera de las preguntas, la mujer en la cama preguntó:

— ¿Taeyeon? ¿Por qué no me has despertado? Podía hacerte algo antes de que salieras… —la mujer que antes dormía no pareció perturbarse ante su desnudez.

 

Un “¿quién?” se atoró en un lugar de su boca junto con su saliva y la hizo toser y doblarse sobre su cuerpo.

— ¿Estás bien? —la mujer se había sentado y su elección de atuendo para dormir no ayudó a que la tos de Taeyeon disminuyera. Sus pechos que llenaban perfectamente el sostén se movieron cuando gesticuló con sus manos— ¿Volviste a tomar agua fría después de correr?

            La mente de Taeyeon ya buscaba explicaciones. Pero no encontraba ninguna. La mujer se había levantado de la cama. La vio sacar una blusa y unos pantalones cortos del armario, con los que luego se vistió. La impresión le hizo preguntarse si ésa era de verdad su habitación y se fijó mejor en las cosas que había en ella; entonces vio las demás señales. La ropa extra en el armario, las pantuflas al pie de la cama. El tocador lleno de cosméticos que no eran de ella. La cama, que apenas bastaba para ella sola, ahora era una matrimonial. Por unos segundos se preguntó si no había entrado en la casa de alguien más. Alguien que, como ella, dejara la ventana medio abierta y cuya alfombra tenía una mancha de jugo de arándano que permanecía al pie de la mesita de noche como el rastro de un crimen. Cuyas cortinas grises guardaban polvo que las oscurecía y dejaban pasar apenas algo de luz de sol.

Taeyeon sintió a la chica besar su mejilla al salir de la habitación y la siguió hasta la cocina, en donde la observó trajinar para preparar el desayuno. El olor de café y del kimchi y arroz fritos llenó su nariz. Taeyeon no pudo hacer más que mirar boquiabierta a la chica moverse en la cocina como si hubiera vivido ahí siempre.

—Tu madre llamó, quiere saber si iremos a comer— el cerebro de Taeyeon experimentó una sobrecarga. Por lo menos había vuelto la luz.

 

Más tarde, en casa de sus padres, dudas sobre su cordura y salud mental danzaban en su cabeza mientras intentaba masticar la comida de su madre y pretender que no le sabía a cartón. La mano de Stephanie, la mujer que había aparecido esa mañana en su casa, se posaba constantemente en el dorso de su brazo y cada vez intentaba no saltar ante el contacto. Sus padres conversaban alegremente con ella. Como si la conocieran de años. Conversaciones casuales, Taeyeon se forzaba a sonreír y asentir de vez en cuando.

— ¿Qué te pasa? Apenas has dicho nada—preguntó su madre mientras ella y Stephanie limpiaban la mesa.

—Creo que va a resfriarse—intervino Stephanie y le dirigió una mirada de falsa reprobación, que fue reemplazada rápidamente por esa sonrisa que convertía sus ojos en dos líneas curvas.

—Ah, el agua fría después de correr de nuevo. Se lo he advertido muchas veces—su madre estuvo de acuerdo—. Tengo una receta para estofado de pollo y un té de limón y miel que puedes hacerle después si empeora. Se pone muy quejumbrosa cuando se enferma, es como si volviera a ser un bebé.

—Definitivamente—Stephanie volvió a mirarla, sonriente—. He estado ahí cuando sucede...

Las dos rieron el chiste y desaparecieron en la cocina.

—Me agrada esa chica—dijo su padre—. ¿Van a casarse pronto? Me pongo viejo y pronto no podré jugar con mis futuros nietos.

— ¿Qué? Es demasiado pronto para pensar en eso—Taeyeon alivió su garganta seca con el agua tibia en su vaso.

— ¿Tú crees? ¿Ocho años es pronto? —ocho años. Aquello resonó en la cabeza de Taeyeon. Se preguntó cómo se le habían escapado ocho años de su vida sin que se diera cuenta ¿Habían sucedo siquiera?

— ¿Ocho? ¿Estamos en el año 2015?

—Sí, se supone que tú lleves la cuenta mejor que yo—rio su padre.

—Entonces ¿tú estás de acuerdo con… con eso? ¿Matrimonio?—medía el terreno. Sacaba información para llenar los espacios en blanco, que eran muchos.

—Claro que sí, es obvio que te hace feliz y eso está bien para mí y para tu madre. Ya viven juntas y se toleran lo suficiente como para no matarse—sonrió de nuevo y Taeyeon pudo ver en sus ojos que la idea de ver a su hija casada con quien consideraba tan buen partido le hacía feliz también. Así que se tragó lo que quería decir y sonrió de vuelta.

—Tal vez tengas razón

—Te hablo desde la experiencia, cuando encuentras a alguien como Stephanie, no debes dejar ir la oportunidad—y miró a la cocina en donde las dos mujeres conversaban sobre pollo—. No te arrepentirás, puedo asegurarlo. Míranos a tu madre y a mí, seguimos aquí. Es difícil, pero vale la pena.

—Creo que…voy a pensarlo—Taeyeon también miró entonces a las mujeres en la cocina. ¿De dónde había salido Stephanie?

 

—Si hice algo que te molestó, podrías decírmelo en lugar de aplicarme la ley del hielo—la voz de Stephanie le llegó desde su lado. Iban de regreso a su casa. Taeyeon se había concentrado en conducir, o mejor dicho, en la explicación que nunca parecía llegar a ella. El cómo se habían escapado de su memoria, ocho años de vida en pareja con Stephanie. Entre más pensaba en ello, más le parecía que Stephanie había aparecido de la nada. Era como una broma de extremo mal gusto, además no solo ella había salido de la nada, sino que había otras cosas que habían cambiado. Su casa, para empezar, estaba llena de detalles que, o bien Taeyeon recordaba mal, o habían aparecido junto con Stephanie. El mismo auto en el que viajaban ahora, era verde. ¡Verde! Taeyeon recordaba perfectamente el día que había ido a comprarlo y había pedido al vendedor específicamente uno de color blanco. Stephanie le había echado una mirada de soslayo cuando Taeyeon se fijó en la placa y en las cosas guardadas en la guantera. Todo estaba ahí, del mismo modo, excepto el color. Pasaba igual con la casa, algunas cortinas eran diferentes; la decoración había cambiado ligeramente y claro, cosas de Stephanie se hallaban desperdigadas por todo el lugar. Y luego estaba Stephanie, que parecía saber todo de ella y que también resultó conocer a sus amigos, como comprobó Taeyeon cuando contestó su teléfono por ella mientras conducía.

—Lo siento, creo que es el resfriado—respondió al fin Taeyeon luego de pensarlo por unos segundos. Casi estuvo a punto de decir todo lo que pasaba por su cabeza, pero sabía que Stephanie creería que estaba loca. Una vez más, puso atención en el camino y en sus meditaciones.

—Tu mamá ha vuelto a preguntarme si vamos a casarnos pronto—sentía los ojos de Stephanie clavados en ella. Forzó una sonrisa.

—Mi padre me ha preguntado lo mismo—la miró brevemente antes de regresar sus ojos al camino—.De verdad les agradas.

—Awww, y yo los quiero de verdad. A todos ustedes—respondió Stephanie, y Taeyeon escuchó la sonrisa en su voz. No sabía qué podía decir. Stephanie pareció percibir la tensión y el nerviosismo de Taeyeon, así que cambió de tema—. Deberíamos comer fuera mañana, invitar a todos, no has salido en toda la semana.

            Ahí estaba de nuevo. Era cierto que Taeyeon  había pasado toda semana trabajando. Pensar que todo esto pudiera ser una broma pesada la hacía sentirse paranoica, no creía que sus amigos fueran capaces de algo tan erso. Tampoco había razones para que nadie hiciera nada así. Le quedaba tan sólo desear que estuviera teniendo uno de esos sueños vívidos y lúcidos de los que cuesta despertar. Nuevamente, la voz de Stephanie la trajo a la realidad.

— ¿Tae?

— ¿Qué?

—Sugerí que comiéramos fuera de casa mañana y te quedaste callada ¿Segura que no estás molesta conmigo? —los ojos de Stephanie la atravesaban y esa sensación era una a la que no estaba acostumbrada.

—De hecho me siento algo cansada, pero claro, salgamos mañana—ya estaban llegando a casa. La luz del sol estaba siendo reemplazada por el resplandor de la luna. Cuando estaba estacionando el auto, Taeyeon creyó ver alguien husmeando el frente de la casa, pero cuando se fijó por segunda vez, ahí no había más que sus arbustos sin podar. Ahora veía cosas que no estaban ahí. Genial.

 

Los caracteres en el monitor eran garabatos sin sentido. Era incapaz de concentrarse. Al menos no en el trabajo. Decidió dejarlo por el día. Stephanie había ido a trabajar. Eso daba a Taeyeon espacio para indagar. Buscó entre sus cosas, evidencias de lo que, estaba convencida, era una especie de conspiración. Encontró en cambio, pruebas que hubieran convencido a cualquiera de que Stephanie vivía ahí y de que tenían una relación. Documentos incluso, en donde ponía la suya, como dirección de Stephanie. La conversación que había tenido esa mañana con Sunny no dejaba de volver a su mente.

—Hey, Fany dice que has estado rara—fue lo primero que dijo Sunny cuando respondió el aparato.

—Hola, me siento rara también—soltó Taeyeon.

—Pshh, es tu yo natural ¿Sigue en pie lo de la comida más tarde?

—La comida, sí ¿Stephanie te ha invitado?

— ¿No te lo dijo? Creo que todos están apuntados.

—Lo olvidé.

— ¿Desde cuándo la llamas “Stephanie”? ¿Pelearon?

—No… no la conozco, Sunny, hasta ayer, jamás la había visto. ¡Estoy volviéndome loca! —no pudo aguantar más. En cuanto escuchó a Sunny riéndose a través del auricular del teléfono, comenzó a sentir que el alivio se extendía poco a poco.

—Ja ja ja, sabes que tus chistes son los peores. Saca tu trasero de tu casa y compra a Fany algo bonito. Pasa demasiado tiempo confinada contigo. Nos vemos más tarde—y colgó. El sonido de la línea vacía enfatizó la pesadez en su estómago.

 

No le sorprendió ver que todo fluía con naturalidad durante la comida. La parrilla a donde solía ir estaba tan llena como siempre. El bullicio en cada mesa anulaba el de las demás. En la propia, las risotadas y los gritos eran un sonido constante. Stephanie intercambiaba comentarios con toda la mesa y recargaba su cuerpo que se convulsionaba cuando se reía, en el de Taeyeon. Al menos había podido evitar saltar cada vez que lo hacía y podía enmascarar, más o menos, la rigidez que se apoderaba de ella. Lo más difícil eran las miraditas de adoración que Stephanie le dirigía. En su mirada había familiaridad y sus ojos la sondeaban; en otras circunstancias, Taeyeon hubiera jurado que esos sentimientos eran reales. Aunque si Taeyeon fuera sincera consigo misma, esperaba que Stephanie no quisiera besarla en los próximos días (y de hecho esperaba que ni siquiera estuviera ahí). Aquella mañana le había besado la mejilla en señal de despedida, y lejos de sentir mariposas en el estómago, una profunda incomodidad se asentó en su pecho.

— ¿Te sientes bien? Podemos irnos ya a casa si quieres—Stephanie dijo en voz baja, su aliento hizo que se le pusiera la carne de gallina.

—No, no, estoy bien es… es el trabajo, tengo un proyecto bastante demandante esta vez.

—Oh, pues toma un descanso, siempre piensas mejor cuando lo haces. Despeja tu mente, podría ayudarte con eso…—dijo Stephanie, presionado su cuerpo contra el de Taeyeon, todo lo que se podía mientras las dos estaban sentadas en ese banquillo de madera largo en el que ya se encontraban apretadas debido a que había dos personas más sentadas con ellas. Taeyeon buscó la mirada de alguien más, así podría escapar de aquella conversación; ya buscaba excusas para más tarde.

—Sí, eso haré. Necesito ir al baño—se retiró del cuerpo de Stephanie con toda la delicadeza que pudo.

Miró su imagen en el espejo que ocupaba toda la pared del baño. Recargada en el lavabo examinó su cara. Ciertamente se le veía algo demacrada, era fácil convencer a cualquiera de que había pescado una gripe. Respiró hondo y se dispuso a volver a la mesa, decidida a fingir convincentemente que no había nada malo. En cuanto se acercó a la mesa se dio cuenta de que el bullicio ahora mismo era por ella. Todos la miraban.

—Deberíamos obligarla a beber con un embudo, siempre es más simpática con unas cervezas encima ¡Sujétenla! —escuchó Taeyeon decir a Sunny y vio algunos de sus amigos hacer ademán de alcanzarla.

—Te hemos pedido otra cerveza—dijo Kibum, que se sentaba a su lado derecho y le acercó la botella. En cuanto estuvo sentada, Stephanie volvió a reclinarse en ella. Taeyeon tomó la botella fría en sus manos y bebió la mitad de un trago. Ante la mirada que le dirigió Kibum, dijo, mirándolos a todos con una sonrisa fácil—. Bien podrían tener razón.

            Voces de aprobación llenaron la mesa y todos bebieron de sus respectivos vasos y botellas. Para cuando las fuentes de comida y bebida estuvieron vacías, Taeyeon estaba borracha. Luego de la cerveza, había bebido unas dos botellas más de Soju. Stephanie había quedado a cargo de su cuerpo desprovisto de voluntad o equilibrio. Se despidieron de todos y Taeyeon caminó sin resistirse hasta el auto, en donde Stephanie la acomodó en el asiento del pasajero. Sentía todo el cuerpo pesado y además tenía sueño. Dormitó la mayor parte del camino a casa.

—Woah— oyó a Stephanie decir entre sueños—. Mira eso, Tae. Alguien se ha cargado aquel árbol viejo y lo reemplazó con un naranjo común y corriente.

            Eso llamó su atención. Taeyeon recordaba muy claramente que dicho naranjo llevaba unas cuantas décadas ahí, en ese cruce. Jamás había habido nada más viejo que ese árbol que solía llenar con sus frutos el pavimento alrededor en donde lo habían sembrado. Era como un oasis porque todo lo que le rodeaba eran edificios y el pavimento de las calles. Pero ahora le importaba poco. La somnolencia le parecía difícil de combatir.

— Me gustaba ese árbol

 

Stephanie tenía la mala costumbre de dormir en ropa interior. A lo mucho usaba una camiseta, Taeyeon había descubierto. También tenía el mal hábito de usar a Taeyeon de almohada, o abrazarla por detrás y cuando despertaba, a menudo se encontraba enfundada en sus manos que la rodeaban y de las que era difícil zafarse. No podía mentirse, había bajado la guardia. Se había convencido de que había algo mal con su cabeza y aquello le causaba ataques de ansiedad, pero no eran tan graves como antes. Ya no necesitaba encerrare en el baño porque comenzaba a hiperventilar. En cambio estaba convencida de que si no estaba loca y Stephanie no era imaginaria, entonces tenía alguna clase de enfermedad mental que había modificado su memoria. Claro que no podía tener confirmación alguna, porque ello conllevaría explicar a Stephanie que no podía recordarla, y aunque la conocía hacía apenas unas semanas, estaba bastante segura de que no reaccionaría bien. La nueva rutina empujó pues el impacto que Stephanie había ocasionado; las carreras por el parque ahora implicaban que corrieran juntas antes de que Stephanie saliera a trabajar en el laboratorio. Stephanie era poco menos que la mujer perfecta en los ojos de sus padres, conforme más la conocía, Taeyeon no podía evitar pensar que era de hecho la chica ideal. Desde su aspecto nada despreciable hasta su carácter afable, se preguntaba si podría obligarse a sentir algo por ella y más aún, si algún día volverían a su memoria las cosas faltantes. A menudo se imaginaba despertando del sueño que era Stephanie y volviendo a tener la casa silenciosa para sí misma.

 

—Vaya—escuchó que Stephanie decía mientras desayunaban una mañana de domingo, ambas estaban concentradas en las pantallas de sus teléfonos celulares. Stephanie se inclinó hacia ella en la mesa y le extendió su celular—. Mira eso, al parecer, lo del árbol no fue una cosa aislada. Alguien ha estado sustituyendo cosas en el vecindario…

Era de un sitio de noticias. Efectivamente. Un bromista parecía haber cambiado algunas cosas de lugar, y un hombre había llegado tan lejos como para construir una casa en mitad del estacionamiento del supermercado. Taeyeon no llegó a enterarse la noticia completa porque una llamada entrante de Sunny interrumpió su lectura.

— ¿Qué hacen ustedes dos, eh? Espero que estén vestidas, Sooyoung y yo vamos para allá.

—No recuerdo haberlas invitado—dijo Taeyeon.

—Fany lo hizo—Stephanie la miraba atentamente—.Ya, pues está bien entonces. Nos vemos.

— ¿Sunny? De nuevo olvidaste que te dije que las había invitado.

—Sí, lo siento.

—Necesitamos hablar—la frase gastada salió de la boca de Stephanie y Taeyeon se sintió en un culebrón de esos que su madre veía con tanta dedicación.

— ¿Sobre qué?—Taeyeon había esperado que Stephanie iniciara esa conversación.

— ¿Todavía me quieres? —había humedad que crecía en sus ojos y Taeyeon no pudo sostener la mirada en ellos.

— ¿Por qué me preguntas eso, Stephanie?

—Porque hace más de cinco años que no me llamabas Stephanie.

—Lo siento, Fany, estás exagerando—se levantó con su plato en mano hacia el fregadero. Stephanie la siguió. Aunque había esperado que pudieran sacar el tema, no había considerado lo difícil que sería—. Por qué no pedimos algo para comer más tarde, no me siento con ganas de cocinar nada.

—Responde a la pregunta.

—Te digo que estás exagerando, no volveré a llamarte Stephanie ¿está bien? —se dedicó a sacar una mancha necia de su plato.

—No sales de tu estudio en todo el día y cuando no estás ahí, estás haciendo algo para evitarme—Taeyeon no podía rebatirla. Siguió lavando los trastos—. Ya ni siquiera hablas conmigo.

—Hablo contigo, estoy hablando contigo ahora, pero no quiero discutir—Taeyeon se forzó entonces a besar la mejilla de Stephanie y huir a la seguridad de su estudio.

—No me has respondido—Stephanie entró en su estudio—. ¿Sabes lo que creo? Que ya no quieres estar conmigo y no tienes valor para terminar esto.

—No es eso—dijo Taeyeon, mirándola. Sus ojos estaban completamente húmedos, y eso la asustó.

— ¿No? Ese beso en la mejilla fue el primero en semanas, Taeyeon. No lo hemos hecho en mucho tiempo y siempre soy yo quien comienza algo para que luego me rechaces con excusas estúpidas ¿crees que no me doy cuenta que finges dormir para no tener o conmigo?

— ¡Stephanie!, no es lo que tú crees

— ¡Fany! Solías llamarme Fany todo el tiempo y ¿de pronto soy Stephanie de nuevo? —ahora gritaba. Lágrimas resbalaban por sus mejillas enrojecidas por el enojo— ¿Estás viendo a alguien más?

— ¿Qué? ¡No!

— ¡Entonces dime qué te pasa!

—Yo…—el sonido del timbre resonó. Stephanie salió apresuradamente y Taeyeon oyó la puerta de su habitación azotarse.

 

—Eres tonta—susurró Sunny estirándose por sobre Sooyoung para pellizcar el brazo de Taeyeon.

— ¡Hey! ¿Por qué el súbito ataque? —preguntó Taeyeon, ofendida. Estaban sentadas en los pufs en su sala. Sunny y Sooyoung compartían uno y Taeyeon estaba en el otro. Cambiando los canales en busca de algo que ver mientras esperaban que llegara la comida. Stephanie llevaba unos buenos diez minutos en la cocina, buscando cubiertos. Eso era lo que había dicho.

—No hay un pastel de chocolate esperando por mí en esa cocina—respondió Sunny, en voz baja y mirando hacia la cocina—. Eso significa que Fany está molesta, seguro que es tu culpa.

—Sabemos que Fany no suele hornear molesta, arruina el sabor—añadió Sooyoung.

—Es tu día de suerte. Traemos la solución a todos tus problemas, por lo menos temporalmente—Sunny buscaba algo en el bolso de Sooyoung que sonreía a Taeyeon—. Aquí tienes.

— ¿Qué es esto? —Taeyeon miró boquiabierta la cajita negra cubierta de piel que Sunny había puesto en su mano.

—Ehh…creo que se llaman anillos—obvió Sunny.

— ¡Ya sé que son anillos! ¿Qué se supone que haga con ellos?

— ¿Qué mierda pasa contigo estos días? —Sunny estaba exasperada. Sooyoung se quitó de en medio y fue a acompañar a Stephanie a la cocina. Sunny ocupó su lugar para acercarse a Taeyeon—. Primero no estás todo el tiempo sobre Fany como un conejo en celo ¿y ahora no recuerdas que me llevaste a comprarlos?

— ¿Fui contigo a comprar esto?

— ¿Qué te sucede? Caminamos horas para encontrar algo que te gustara y los mandaste grabar, me pediste que lo recogiera una vez que estuviera listo. Se supone que le pidas que se case contigo ¿tampoco recuerdas eso? Llevas meses, en serio meses, jodiéndome con eso ¿y ahora no recuerdas?

—No he sido yo últimamente…—Taeyeon miraba el anillo, hipnotizada por su brillo que parecía reírse de su desconcierto.

—Vaya que no has sido tú, te portas rara y Fany me llama todos los días para quejarse de ti ¡Guarda eso tonta! Lo verá y arruinarás la sorpresa.

— ¿Qué sorpresa?

— Es su regalo de cumpleaños, para el próximo mes.

— Claro…— Taeyeon metió la cajita en la bolsa de su pantalón.

— ¿Me vas a decir que no recuerdas que es su cumpleaños? Eres increíble, es como si no fueras la Taeyeon que conozco. Como tu amiga, te pido que dejes cualquier idiotez que estés haciendo o vas a lastimarla y te conozco lo suficiente como para saber que te arrepentirás.

— No estoy viendo a nadie más si es lo que insinuas

—Fany cree lo contrario ¡Arréglalo! No voy a escuchar tus lamentaciones una vez que Fany te bote.

            Stephanie y Sooyoung salían de la cocina en ese momento. Sunny dejó espacio en el puf para que Sooyoung se sentara de nuevo y ayudó a acomodar la mesita de café.

— ¿Todo bien? — preguntó Taeyeon a Stephanie. Esta respondió con un asentimiento y se dispuso a acomodar el otro puf (tenían tres grandes y mullidos puf, morado, azul y rojo) — Fany.

Taeyeon se movió hacia un largo y dejó espacio para Fany, dando palmaditas con la mano en el lugar vacío. Fany sonrió, quizá por primera vez en todo el día y se acomodó junto a Taeyeon. Ésta última no perdió la mirada de aprobación de Sunny.

***

 El ardor en su cuello era demasiado. Se irguió y oyó su espalda crujir. Dejó las tijeras sobre el césped y se refugió bajo el tejado sobre la puerta. Creyó detectar movimiento a su izquierda, pero cuando miró no había nada. Quizá fuera que el calor le estuviera cociendo los sesos. Se sacó los guantes y se los guardo en el bolsillo trasero de sus shorts de mezclilla negra. De nuevo vio movimiento por el rabillo del ojo. Esta vez fue capaz de identificar el origen. Una mujer caminaba en mitad de la calle, sostenía lo que parecía ser un teléfono celular, como buscando señal. La silueta le pareció familiar, pero no podía ubicar por qué o donde había visto a aquella mujer. Lo dejó pasar y siguió con los arbustos. Estaba tan absorta en ello que no escuchó la voz de Fany llamándola. Finalmente, Fany tuvo que salir y al poner su mano sobre el hombro de Taeyeon, que se hallaba muy ocupada viendo a la mujer con el aparato. Se sorprendió tanto que tropezó con el borde del camino de entrada y se tambaleó sobre los arbustos recién cortados. Usó sus manos para evitar hundirse en las ramas llenas de bordes afilados. Se incorporó y Fany volvió a asustarla con su grito.

— ¡Tus manos! —exclamó ella. Taeyeon se miró las manos, se había hecho algunos rasguños.

—Oh

Stephanie examinaba sus manos cortadas. Las manos de Stephanie, al contrario de las de Taeyeon, eran cálidas. Sus dedos largos y delicados repasaban la piel de sus manos. Era la primera vez que Taeyeon reparaba en ese pequeño detalle. Entonces sintió escalofríos, una clase de escalofrío que no había sentido en mucho tiempo y reconocerlo la asustó más que la impresión anterior. Movió su mano violentamente. Fany creyó que le hacía daño—Lo siento ¿duele mucho?

—No, es que me tomaste por sorpresa—Taeyeon emprendió la vuelta al interior de la casa.

—Deja que te ponga una curita en ese corte—Stephanie se refería a un corte más o menos profundo en el dedo meñique.

—Está bien, no es grave de todos modos—y Taeyeon huyó al baño, con la excusa de que quería tomar un baño. Ahí se hundió en la bañera llena de agua fría e intentó no pensar en la sensación de los dedos de Stephanie sobre su piel. Ahora podía sentir su cuerpo reaccionar con el contacto. Era natural, pues Stephanie se paseaba por la casa en distintos grados de desnudez. Secretamente había empezado a disfrutar el constante peso de los miembros de Stephanie sobre su cuerpo siempre que pasaban tiempo en la casa. Su tiempo en su estudio se había disminuido en pos de evitar más discusiones y se había vuelto más difícil dar negativas que no llevaran a peleas en las que Taeyeon se sentía cada vez más culpable. Quizá por eso la dejaba salirse con la suya cuando comenzaba a tocarla sugestivamente. Pero la hacía sentirse más culpable, como si se aprovechara de la situación. De modo que siempre que Stephanie comenzaba a perder ropa, Taeyeon evitaba deshacerse de la suya para no llegar demasiado lejos. Todas esas cosas pasaban por la cabeza de Taeyeon, con el cuerpo sumergido en el líquido.

—No tienes que huir como si fuera una especie de depredador, Taeyeon—Stephanie entró en el baño. Desnuda.

—F-fany—tragó agua por accidente y escuchó la risa de Stephanie.

— ¿Qué? Quita esa cara, hacemos esto todo el tiempo. Muévete —metió una pierna en la bañera, obligando a Taeyeon a sentarse para hacerle espacio— ¡Está helada!

Taeyeon vió como en cámara lenta cada botón en los pechos de Stephanie endurecerse y sintió que sus pupilas se dilataban. Trago saliva cuando Stephanie frotó su pie sobre su espinilla.

—Ah, no está tan mal—Stephanie le sonrió desde el otro lado de la bañera.

            Esa última estrategia había sido más efectiva y Taeyeon ignoró cualquier pensamiento de culpabilidad y cedió a la tentación. Las sábanas de la cama habían terminado humedecidas porque habían acabado ahí directamente después de salir de la bañera, los cuerpos confundidos en un abrazo. Stephanie apresuraba a Taeyeon, aún no empezaban cuando un ruido fuera rompió su concentración.

— ¿Oíste eso? —Taeyeon separó su boca de la de Stephanie por un momento. Stephanie seguía sobre ella sin intenciones de detenerse.

—No escuché nada, no intentes escaparte de nuevo—dijo Stephanie y volvió a su boca. Ya estaba olvidándose de dicho ruido cuando lo escuchó de nuevo, viniendo del patio trasero al que daba una de las ventanas de su habitación.

—Espera

— ¡Taeyeon! —frustrada, Stephanie detuvo a Taeyeon de levantarse—. En serio, es molesto que hagas esto cada maldita vez.

—En serio ¡ahí está de nuevo! —ahora las dos lo habían escuchado.

—Debe ser un gato—Stephanie dijo cansinamente. Taeyeon se puso una camiseta y se asomó por la ventana, intentando distinguir algo. Ahí no había ningún gato, sino una figura humana trepando por la barda— ¡Hey!

Taeyeon se puso unos pantalones apresuradamente y salió corriendo del cuarto. En cuanto el intruso había escuchado su voz, se había apresurado a pasar por sobre la barda.

— ¡Taeyeon! ¿A dónde vas? —oyó a Stephanie gritarle desde el cuarto. Taeyeon bajó corriendo las escaleras y salió al patio trasero. Se encaramó sobre la barda y vio a aquella figura femenina corriendo en mitad de la calle.

—Deberíamos llamar a la policía—le dijo Stephanie a la mañana siguiente. Por si acaso, Taeyeon había comprado gas lacrimógeno para ambas, pese a las protestas de Stephanie, de que no les sería de gran ayuda. Entonces sacó el martillo de la caja de herramientas y lo puso junto a la cama.

—No se llevaron nada, así que ellos tampoco pueden hacer nada. Además, creo que la vi antes, cuando cortaba los arbustos—leía el envase de la lata de gas—. De cualquier modo, si entra de nuevo se va a llevar una sorpresa…

—Vaya que sí—Stephanie no se había recuperado de la interrupción de la noche anterior.

***

Una casa silenciosa le dio la bienvenida. Volvía del supermercado con sendas bolsas de provisiones para una fiesta. El día siguiente era el cumpleaños de Stephanie y Sunny la había recogido esa mañana para comprar toda la chatarra que podían comer. La cajita de piel y los anillos estaban escondidos en su estudio, donde Stephanie no entraba a menudo. Aunque estaba más cómoda con la idea de que ella y Stephanie estaban juntas, para ella era todo nuevo, ciertamente, no sentía la misma devoción que Stephanie parecía sentir por ella ni mucho menos el mismo deseo de casarse. Decidió ocultar por completo la existencia de dichos anillos, ya se arreglaría con Sunny más tarde. Por eso la tomó por sorpresa que Stephanie se abalanzara sobre ella de esa manera apenas hubo dejado las bolsas en la mesa. Había encontrado los anillos y no se contuvo en su muestra de agradecimiento. La instrusión húmeda en la boca de Taeyeon hizo clic en su interior y se encontró correspondiendo al beso. Después de todo, si para Stephanie habían sido unos meses, para Taeyeon habían sido años. No se detuvo cuando Stephanie le sacó la chamarra con rudeza ni cuando sintió sus cálidas manos bajo su blusa. Tampoco se detuvo a sí misma de hacer lo mismo con Stephanie o cuando, tomándola por los muslos, la movió sobre la mesa. El ruido de las bolsas plásticas siendo desplazadas no llegó a registrarse por su cerebro que se concentraba en la respiración agitada de Stephanie y sus ocasionales gemidos.

—Las papas están todas aplastadas—mencionó Taeyeon una hora después. Todavía respiraba agitadamente, Stephanie estaba aún recostada sobre la mesa y Taeyeon se apoyaba a medias sobre ella, con un brazo a cada lado de su cuerpo. Ahora era la única ocupante, pues las cosas que había comprado antes Taeyeon estaban en el suelo. Ahí vio la bolsa reventada de papas fritas que sacó bajo la espalda de Stephanie una vez que había cedido.

—Valió la pena—Stephanie regaba besos en su cuello. Antes, recostada en la mesa, ofrecía una vista de lo más erótica. Con la blusa abierta, el sostén levantado sobre los pechos y desnuda de la cintura para abajo.

—No sé si podré usar esta mesa para comer otra vez—dijo Taeyeon rodeándola con los brazos una vez que se incorporó.

—Si lo dices así, hasta yo me siento algo asqueada—la voz de Stephanie se ahogaba en el cuello de Taeyeon en donde su aliento le ponía la carne de gallina. Taeyeon no llevaba nada en la parte de arriba y sus pantalones deportivos estaban a medio poner—. Eso fue nuevo…

—Y muy incómodo—agregó Taeyeon. Así se siente, pensó. Perder el control. Cerró los ojos, abrumada por el momento intimo que se le presentaba como una epifanía. La risa de Stephanie las sacudió a ambas.

—Ahora que lo dices…estás algo pegajosa—Stephanie se refería al sudor adherido a la piel de Taeyeon.

—No tuve tiempo de bañarme,  algo me entretuvo…—ahora reían las dos.

—Supongo que arruiné la sorpresa—dijo Stephanie. Estaba hecho, pensó Taeyeon. Apretó los brazos alrededor del cuerpo de Stephanie, para esconder el súbito miedo del compromiso.

—Completamente.

 

Sooyoung fue la primera que notó los anillos. La emoción duró poco.

— ¡Al fin! Ella es tu problema ahora, Fany—se burló Sunny.

—Quizá dejen de comportarse como conejos, el matrimonio hace eso ¡auch! —Sooyoung recibió un codazo de Sunny. Ellas se habían casado el año pasado— ¡No lo digo por nosotras!

—Demasiada información—Taeyeon puso cara de asco.

—Si pudieran verse a ustedes mismas, sabrían lo que tenemos que soportar—dijo Sunny—. Me debes meses de mi vida, escuchando tus planes cursis.

            Afortunadamente, ni Sooyoung ni Sunny se enteraron de que se lo habían montado en esa misma mesa. Luego de que Stephanie usara cualquier producto desinfectante sobre ella, Taeyeon había quedado más o menos convencida de que podían usarla para comer sobre ella de nuevo, pero ahora que hablaban del tema, volvía a desear cambiarla. Luego miró el ambiente, lo bien que encajaba Stephanie ahí y estuvo segura, por primera vez, que se acostumbraría.


NOTAS:

-Cada vez que un lector se salta las notas de autor, muere un hipogrifo.

-Los oneshots parecen hacerse más largos cada vez. Pronto terminaré escribiendo on-goings en su lugar (no).

-Aclaraciones pertinentes más adelante.

-Se aceptan ideas para nuevos shots.

-Gracias por suscribirse y comentar.

 

 

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Comments

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sonelf1509
#1
Chapter 20: Oye, escribes muy bien! Acabado de leerme todos los oneshots y de verdad, todos todos me encantaron!!! Ya quiero leer otro!! no has considerado escribir un fanfic? me encantaría leer algo más largo tuyo!!! :D
saramarmota #2
Chapter 19: jajajajaja que lindo
-taesandara-
#3
Chapter 19: Jaja hermoso! :')
LlamaAmerica #4
Chapter 19: Jajajaja juela esto esta interesante!
LlamaAmerica #5
Chapter 18: Hay Mi TaeNy :c
TaeNy0204 #6
Chapter 17: El link que pusiste en este capitulo no se puede abrir :'(, GENIAL ESTE CAP
yoonyulfan2 #7
Chapter 16: The National ! Muy buena canción, y con taeny mucho mejor, me encanta siempre leer tus ficcs , saludos
scoott #8
Chapter 16: Subidas y bajadas.. Me encanta que al final de todo sus caminos vuelen a unirse.. Saludos ^^
anikpoper #9
Chapter 15: eso fue EXPECTACULAR, GENIAL Y PERFECTO
escritora-nim mi total respeto
-taesandara-
#10
Chapter 15: Wow eso fue interesante y al final Tae si vio a Fany :3