Mis ojos arden y siento todo el cuerpo adormecido, los pensamientos nublados; pero no estoy durmiendo. Mi aliento remueve algunas hebras, puedo ver con detalle cuántos lunares regados aquí y allá, hay en su espalda. Estamos acostadas sobre nuestro costado derecho, la ventana que ocupa la mitad superior de la pared frente a mí, me indica que quedan horas antes de que pueda levantarme. Tomo un mechón de cabello, liso al tacto. Rubio, si subo hacía las raíces ya puedo ver castaño en donde el nuevo nacimiento delata el tinte. Respiro hondo cuando la vista me produce una calidez quemante que nace en algún lugar en mi consciencia y me satisface. Ya no pienso en ella, que no es ésta ella. Su imagen viene a mi memoria como un cálido recuerdo, se ha convertido en otra opción descartada. Es cruel pensar de ese modo sobre alguien que llegó a ser todo. No me arrepiento, pero sí me pregunto constantemente si hay alguna otra yo en una dimensión diferente, una en la que pienso en ella o una en la que la escogí. Pero hoy estoy aquí, con ella y puedo oler en las sábanas y su esencia en mí, azul, y ya no pienso en ella.

Respiro hondo y suelto el aire más lentamente, las hebras rubias bailan ante mis ojos. Sé que hace rato que no está dormida, porque no se ha retorcido ni un poco cuando mis dedos comenzaron a dibujar patrones sin sentido de su codo a su hombro desnudos. Ella no pregunta por qué estoy despierta y yo no doy razones. Disfruto el contacto, me acerco más hasta que todo lo que veo es cabello y presiono completamente contra su cuerpo. Casi puedo dormir de nuevo, todo pensamiento borrado de mi cabeza. Otra vez el calor, la comodidad; me siento como una niña. Quiero gritar, llorar, hacerme un nido en ella. No dejar nunca la cama y estar sin decir nada hasta morirme, bañada en la familiaridad de su olor. Su mano atrapa mis dedos y los guía a su abdomen cubierto por una camiseta muy delgada. Tiene rayas verdes sobre tela gris, está tan vieja que la tela deja pasar la luz y percibo su piel blanca bajo ella. Recuerdo haberla visto en esta misma camiseta la mañana después de que dormí con ella la primera vez. Estaba en la cocina, removiendo platos. Yo estaba noqueada por el sueño y cuando entré en la estrecha cocina en lo primero que me fijé, fue en su cabello, entonces castaño, cayendo sobre la tela gris y verde. Esa mañana decidí quedarme.

NOTA:

Stephanie habla de una relación pasada y su relación actual con Taeyeon.

> Ella = Taeyeon

>Ella = Pasado