Capítulo X
3. CeaselessTiffany
Sólo mis profesores de Cálculo y Literatura sintieron la necesidad de comenzar las clases una semana antes. El resto de mis clases no comenzaban hasta la semana siguiente.
Éramos bienvenidos de ir a conocer a nuestros profesores y escoger nuestros programas de estudio, así que luego de haber hecho eso, mi primera semana de clases en la universidad terminó.
Podría releer Ethan Frome cuantas veces quisiera, ya que hace dos años lo había leído. También podía ir por un café y repasar mí programa de Cálculo. Algo que me asustaba muchísimo; no era buena en las matemáticas y nunca lo había sido.
Jessica salió del baño luciendo lista para ir de fiesta, pero sólo era la una de la tarde. —¿Cómo me veo? —preguntó, dando vueltas.
—Como si quisieras bailar como loca y con ganas de que te sirvieran tragos gratis toda la noche —respondí.
Jessica sonrió. —Bien. Eso es lo que quiero.
—Espera. ¿Qué? Te das cuenta de que apenas son la una de la tarde, ¿Cierto? Los Clubes no abren hasta las ocho, y sin Hyoyeon nunca lograrás entrar.
Jessica se encogió de hombros y comenzó a posar frente al espejo.
—No iré a un club. Voy a mi primera fiesta de fraternidad.
—¿A la una de la tarde?
Jessica me lanzó una mirada exasperada, luego se giró al espejo y frunció sus labios. —No, tonta. Yoona vendrá a buscarme a las seis. Vamos a comer algo y luego iremos a la casa ATO.
Aún así, es no tenía ningún sentido. —¿Y por qué estas lista cinco horas antes?
Jessica dejó de hacer poses frente al espejo, y se giró para mirarme.
—Ésta es sola una de las opciones. Tengo otras dos que probarme antes de que ella llegue. Simplemente estoy viendo cómo me veo con esto. Después voy a cambiarme y a recogerme el cabello en un moño, y quizá colocarme algo de sombra de ojos azul… ¿o crees que es demasiado? Tal vez debería usar la plateada. —Continuó hablando como loca y yo cubrí mi rostro con una almohada. Me sentía exhausta con sólo pensar en arreglarme una vez, mucho menos varias veces.
—Creo que estás oficialmente loca —respondí.
Jessica se rió. —Sé lo que piensas. Pero tengo que estar perfecta.
Ésta noche tiene que ser perfecta. Ella en verdad me gusta, Tiffany.
Me alegraba que le gustara, pero honestamente, ¿era muy necesario jugar a la muñeca Barbie de tamaño real simplemente para impresionarle?
Un toque en la puerta nos interrumpió, así que moví la almohada de mi rostro y me senté. Jessica caminó hasta la puerta y la abrió sin siquiera preguntar primero quién era. Cuando vi quien se encontraba del otro lado, en verdad deseé haber preguntado primero. Era Victoria.
—¿Puedo ayudarte? —preguntó Jessica al reconocerla. Se quedó de pie frente a Victoria y apoyó una mano sobre su cadera. Estaba en pose protectora. Como si fuese lo suficientemente grande como para luchar contra cualquier persona.
—Estoy aquí para ver a tu amiga —dijo Victoria.
—Entonces, hoy no es tu día de suerte, porque eso no va a pasar.
Pude escuchar el gruñido en su voz. Jessica acababa de hacerse una enemiga. —Sí sabías que Yoona está acostándose con mi compañera de hermandad, Wendy, ¿verdad? Ya llevan tres meses siendo amigas con derechos. Anoche, estuvo con ella, luego de traerte.
Estuve de pie y apartando a Jessica fuera del camino antes de que la perra pudiese decir algo más. Yo no le cr
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