Dos semanas. 

Tae  miraba por la ventana en la cocina. Ginger estaba sentado a sus pies. Con una taza de café humeante, a su lado.

Deambuló sus días como un fantasma. El trabajo la mantuvo ocupada, por lo que vertió toda su energía en sus diseños, después se arrojaba y giraba en cama toda la noche. Pensando en Tiffany y su bebé.

El timbre sonó.

Sacudió la cabeza y se dirigió hacia la puerta. Leeteuk y Hyoyeon estaban afuera.

La pena le sobrevino en sus figuras familiares, pero empujó la emoción atrás y abrió la puerta.

—Leeteuk , Hyoyeon , ¿qué están haciendo aquí?

Asumió que venían por una razón, a destruirla por completo. Se preparó para las lágrimas y súplicas de Hyoyeon por el bebe. Esperó que leeteuk la golpeara y maldijera por lastimar a su niña.

Taeyeon  enderezó la columna vertebral y se dispuso a tomarlo todo.

Se sorprendió de que esperaran tanto. Diablos, tal vez la ira de su padre podría ayudar. La rubia  necesitaba sentir algo, incluso le daría la bienvenida al dolor. Finalmente, necesitaría contactar con Tiffany en relación con el resto del contrato y ver lo que podría extraer por el bien de la imagen. Se preguntó qué cuento se habría inventado acerca de ella para su padre y su tía .

—¿Podemos entrar? —preguntó Hyo.

—Por supuesto. 

Los llevó a la cocina. Ginger se escabulló detrás de la cortina, todavía no está acostumbrado a la partida de Tiffany. Tae  le dio una palmada ausente en la cabeza antes de recuperar dos tazas.

—Tengo café o té.

—Café, por favor —dijo Leeteuk. Hyo declinó la invitación y ambos se sentaron. Tae se ocupó en recuperar la crema y el azúcar, y trató de ignorar el nudo en el estómago.

—Estoy suponiendo que están aquí para hablar de Tiffany —comenzó.

Leeteuk  y Hyo intercambiaron una extraña mirada.

—Sí, ha estado evitándonos, Taeyeon. Pensamos que algo está mal. Ella no responde nuestras llamadas telefónicas. Visitamos la tienda para asegurarnos de que todo estaba bien, pero se excusó y se deshizo de nosotros.

Leeteuk  asintió.

—No ha hablado con Soo o Yoona  y Yuri. Decidimos venir por nosotros mismos y hablar con ella. Dinos, Tae. ¿Tienen problemas? ¿Dónde está?

La extraña sensación de la Dimensión Desconocida de la escena hizo a su cabeza girar. Taeyeon  miró a la pareja mayor en su mesa de la cocina y se preguntó qué diablos iba a decirle. Tiffany  no les había hablado del bebé. O de su ruptura. Obviamente, ella no sabía cómo manejar la situación.

Tae reprimió un gemido de agonía. No podía confesarles lo que había sucedido. Ellos no eran su familia. No eran su responsabilidad.

—Um, creo que puede haber algo que hacer en BookCrazy. Noche de poesía.

Hyo apretó los dedos alrededor de la rubia. La mezcla de fuerza y dulzura le dio ganas de llorar. Sus ojos se llenaron de preocupación.

—No más mentiras. Eres parte de la familia ahora. Dinos la verdad.

Sus palabras sacudieron el cerrojo de la caja profunda en su interior. Familia. Hyo seguía creyendo que era parte de la familia. Si sólo fuera la verdad y su esposa no la hubiera traicionado. Tae inclinó su cabeza. Las palabras se escaparon de su boca antes de controlarse.

—Terminamos.

Hyo contuvo el aliento. ella imaginó a Leeteuk mirándola con odio. Tae se rindió a lo inevitable. Era hora de confesar sus pecados. Cada uno de ellos. El truco cuidadosamente planeado se derrumbó delante de ella, y se dio cuenta de que necesitaba dar un salto a sí misma. Era hora de que su familia supiera la verdad.

—¿Qué pasó? —preguntó Hyo tiernamente.

Taeyeon se soltó y levantó, yendo y viniendo mientras luchaba por las palabras.

—Tiffany me dijo que ella va a tener a nuestro bebé. —Cerró sus ojos ante la alegría inmediata que surgió en sus rostros—. Pero le dije que yo no lo quería.

Levantó el mentón y se negó a alejarse. El familiar hielo envuelto a su alrededor protectoramente.

—Le advertí desde un principio que no puedo ser madre.

Hyo lo miró con todo el entendimiento en el mundo.

—Tae, ¿por qué dices tal cosa? Serás una maravilloso madre. Cariñosa, seria y tienes mucho que dar.

La rubia sacudió su cabeza.

—No, no lo soy. Te equivocas. —Las palabras de la traición de Tiffany se cernían en sus labios pero las mordió de regreso. Se negó a romper los corazones de su padre y su tía por hablarles de su matrimonio sin amor—. Hay otras razones personales, Hyo. Cosas que no puedo discutir. Cosas que no podría ser capaz de perdonar.

—Estás equivocada, Taeyeon —dijo Leeteuk suavemente—. Siempre hay espacio para el perdón. Si se aman. Yo traicioné la confianza de mis hijas. Mi esposa. Hui y le di la espalda a todos los que prometí que querría. Pero ellas me perdonaron, y estamos juntos de nuevo.

Hyo asintió.

—El matrimonio es complicado. Las personas cometen errores. A veces hacemos cosas terribles. Sin embargo, los votos que dijeron abarcaban buenas y malas épocas.

Taeyeon se atragantó con el nudo en su garganta.

—No tengo el poder para resistir las dificultades. Soy como mi padre. Va por la esposa número cuatro, y sólo se preocupa por sí mismo. No puedo soportar lastimar a un niñ inocente. No hay nada peor que no ser querida.

Se preparó para el desprecio y el impacto. En cambio, Hyo se rió y cruzó la habitación para tomarlo en sus brazos con un apretado abrazo.

—Oh, Taeyeon , ¿cómo es posible que digas eso? ¿No recuerdas con qué frecuencia te colabas en mi casa a robar galletas y vigilar a tu hermana? Eres cariñosa, toda una mujer y no como tu padre. Veo eso cada vez que miras a mi sobrina, y tu amor por ella brilla en tus ojos. —Tae se aclaró la garganta—. Eres una mujer independiente, Tae. Cometes tus propios errores y elecciones. No vayas a culpar a algo en los genes o esconderte detrás de excusas. Eres mejor que eso. —Hyo ahuecó su cara con sus manos. Sus ojos reflejaron amor, humor y entendimiento—. Una persona como tu padre nunca podría habernos dado un regalo tan generoso. El dinero que Tiffany y tú nos disteis nos permitió seguir cuidando de mis sobrinas  y mantener nuestra casa.

Tae frunció el ceño.

—¿Dinero?

Ella sacudió su cabeza. 

—Sé que Tiffany dijo que era una condición que nunca lo mencionáramos, pero en realidad, querida, debes saber lo agradecidos que estamos.

Jugó a lo largo, mientras su estomago gritaba la respuesta que era la pieza final al rompecabezas de su esposa.

—Sí, por supuesto, fue un placer. Si lo usaron para…

Hyo  ladeó su cabeza.

—Para salvar nuestra casa, por supuesto. Ahora, Leeteuk y yo podemos encargarnos de las facturas y el mantenimiento. Finalmente tenemos una oportunidad. Y esto es todo por ti. 

El rompecabezas yacía frente a ella vibrante y claro como el cristal. Completamente. El dinero con el que se había burlado de Tiffany no había ido a su negocio. Tiffany había mentido y salvado la casa de su familia. Esa era la razón por la que se casó con ella.

Ella había tratado de obtener el préstamo por su cafetería, pero fue rechazado. Ahora entendía por qué Tiffany nunca le había dicho la verdad. ¿Cómo podría? La rubia nunca le ofreció un lugar seguro para confesarle su verdad. Tiffany  se negó a dejarla compadecerse de ella o su familia, o incluso mantener algo sobre su cabeza. Ella se hizo cargo por su cuenta, porque Tiffany lucharía hasta la muerte por cualquier persona a la que amara. Ella era la más leal, compresiva, testaruda, y apasionada mujer que había conocido en su vida, y estaba locamente enamorada de ella.

La verdad pulsó en cada musculo de su cuerpo. Ella no le había mentido acerca del bebé. No había tratado de quedar embarazada.

De alguna manera, había sucedido, pero ella había sido estúpida al creer en Tae lo suficiente y decirle la verdad, o tratar de explicar. En realidad ella creyó lo suficiente en la rubia para pensar que estaría feliz por el bebé.

Y ella la traicionó. Eligiendo creer en los comentarios venenosos de Nana y su padre sobre la mujer que la amaba.

Por primera vez desde su epifanía, se preguntó si alguna vez Tiffany la perdonaría.

Miró a Hyo. Esta mujer que había dado a su sobrina no sólo la fuerza para luchar por lo que creía, sino un corazón que daba amor incondicionalmente. Un corazón que ella rezó para que le diera segundas oportunidades.

Tae. pensó en su padre y sus muchas mujeres. Pensó en lo duro que había trabajado para evitar cualquier sentimiento fuerte para no ser herida de la forma en que sus padres la habían herido. La manera en que su relación había herido a todos a su alrededor.

El rayo atravesó la habitación y lo traspasó hasta la medula.

Se dio cuenta que si seguía en el mismo camino, sería exactamente igual que su padre. Tae aplastó sus dedos en un apretado puño. Por cultivar el distanciamiento en sus relaciones para evitar el dolor, creando una mujer herméticaa. Pero esas acciones habían causado más dolor a la mujer que amaba del que nadie merecía. Era una maldita cobarde que lastimaba a las personas porque se preocupaba por sí misma.

Interiormente, el miedo todavía se aferraba a ella con una rigidez que se había criado en los últimos años. Pero por la primera vez, quería intentarlo. Quería darle lo que ella necesitaba. Quería ser una madre, una esposa, una amiga. Quería protegerla, cuidarla y vivir el resto de sus días con ella. Quizás si le hubiera dado todo lo que tenía, todo lo que era, sería suficiente para ella.

El último muro alrededor de su corazón se estremeció. Se derrumbó. Y se rompió.

De alguna manera Tiffany creía que era suficiente porque la amaba.

Sus manos temblaron mientras apretaba los dedos de Hyo.

—Tengo que hablar con ella.

Hyo asintió.

—Ve a hacer lo correcto.

Enderezó su columna y enfrentó a su suegro a través de la habitación.

—La jodí, también. Sólo puedo esperar que me perdone. Pero voy a intentarlo.

Leeteuk sonrió.

—Lo harás, hija.

Tae miró abajo hacia Ginger que había comenzado a amar.

—Creo que tengo una idea. 

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Hola lamento subirlo a esta hora pero no hay internet en mi casa gracias a la lluvia y el internet de mi celular viene y se va ..

mi hermana menor quiso subir el ultimo capitulo asi que lo dividi en dos .

K&M