No quiero ir.

—Te he oído la primera vez la segunda y la tercera. Ahora cállate y conduce por el camino poco a poco. El vino se volcará.

—Odio las funciones de familia.

Tiffany rezó por paciencia. Tae le recordaba a un niño que arrastraba los pies y quería quedarse en casa para jugar con sus juguetes en vez de ver a sus familiares.

 

Las últimas dos semanas habían volado y pasado en relativa tranquilidad, excepto por sus crecientes quejas con respecto al día de fiesta. Jessica le había recordado que Acción de Gracias con los Kim era más que una pesadilla de Halloween, así que Tiffany evitó el encuentro con su esposa, pero se negó a dejarla libre del proverbial gancho (no dejarlo evadir su responsabilidad de la situación).

—No tenemos otra opción. Como una pareja casada, se espera que aparezca para la cena. No habrá mucha gente allí, de todos modos. —Tae soltó un bufido. 

—Voy a estar aburrida.

—Emborráchate.

Frunció el ceño y se pusieron en el camino de entrada. La pila de tartas y pasteles y el vino resonaron en el asiento trasero, pero se mantuvieron estables. Cogió el pomo de la puerta y estiró las piernas. La mordedura del viento de noviembre arrastró la falda a través de las gruesas medias que llevaba debajo de su mini. La pelirroja se estremeció y miró la pila de coches que ya se alineaban en el césped. 

Sabía que llegaríamos tarde.

Sus rasgos cambiaron, se hicieron más suaves, más íntimos. Esas profundidades cafe brillaban con los recuerdos de temprano esta mañana, del calor, sábanas enredadas, los gritos y largos besos húmedos. Su cuerpo reaccionó inmediatamente. Sus pezones se apretaron contra su suéter púrpura y un calor adolorido se agrupó entre sus muslos. Tae extendió la mano y corrió un dedo por su mejilla, luego remontó ligeramente el labio inferior. 

—Claramente pregunté si deseabas continuar o no, ¿recuerdas? —El calor se precipitó en sus mejillas. 

—No deberías haber comenzado en primer lugar. Sabías que íbamos a llegar tarde. 

—Podríamos pasar toda la cosa y pasar Acción de  Gracias  en  la  cama. —Su estómago se cayó por su murmullo bajo—. ¿Qué piensas?

—Creo que estás tratando de sobornarme.

—¿Está funcionando?

—No. Vamos a ir. —Tiffany escuchó su risa baja detrás de ella. Tae sabía que ella mentía. Siempre la tentaba. Después de dos semanas de o constante, todavía no se cansaba de su esposa y un día en la cama con ella sonaba como el cielo puro. Tiffany  cargaba los postres y Tae agarró el vino. La puerta estaba abierta y se dobló de inmediato en el caos de la familia, con saludos y apretones de manos fuertes, bebidas lanzadas a las manos abiertas y la superposición de un millar de diferentes conversaciones. 

—Hola, Tia. —Ella besó a Hyo  y apreció el olor del rollizo pavo  relleno con salchichas. Una nube de vapor fragante se elevó en el aire y la envolvió en calor. 

—Huele muy bien. Estás muy guapa. 

—Gracias. Es increíble lo que el pago de la hipoteca hace por la carga de estrés. —El miedo disparó a través de ella. Se inclinó. 

—Tia, por favor no lo menciones ¿recuerda nuestro trato? — Hyo suspiró. 

—Está bien, cariño. Estoy muy agradecida y se siente extraño no decir algo.

— ¡Tia! 

—Bien, mis labios están sellados. —Su Tia le dio un beso rápido y preparó la bandeja de antipasto. Tiffany cogió una aceituna verde de la bandeja de aperitivos. 

—Voy a llevarla afuera.

—No te las comas todas en el camino. ¿Dónde está Tae? 

—Hablando con papá en la sala de estar. 

—Que Dios nos ayude. —Tiffany sonrió y se unió a su  esposa. Tae alargó la mano hacia una aceituna negra y se la metió en la boca. Típico, pensó. A la rubia le gustaban las aceitunas negras, a ella le gustaba las verdes. Así que de muchas maneras eran completamente opuestas. En otros aspectos, ellas estaban perfectamente sincronizados.

Su sobrina corrió por el pasillo. El pelo  castaño caía sobre los hombros y las piernas y los pies estaban desnudos debajo de su vestido de fiesta verde, un rico terciopelo con una falda espumosa que la hacía parecer como una princesa de hadas. Luna se arrojó en sus brazos con un salto, y Tiffany la atrapó con facilidad. Ella se deslizó a su alrededor para descansar en una cadera. 

—Hola, pequeña. 

—Tía Phany, quiero un helado.

—Puedes tomar alguno un poco más tarde.

—Está bien. Quiero una aceituna. 

—¿Verde o negra? —Ella hizo una mueca horrible que sólo un niño puede dominar. 

—Las verdes son asquerosas. —Tiffany rodó los ojos a la mirada de triunfo de su esposa. Tae agarró una aceituna negra y gorda y la colocó en la punta de su dedo. 

—La niña tiene un gran paladar. Aquí tienes. —Se la ofreció y la vio masticar con deleite. 

¿Bueno? 

—Hmmm. ¿Ahora puedo tomar un helado?.  —Tiffany se rió. 

—Después de la cena, ¿de acuerdo? Ve y dile a mamá que termine de vestirte. 

—Está bien. —Luna corrió fuera y dejó a los adultos en medio de bebidas, comidas y ráfagas frecuentes de risa. Tiffany tomó nota de que su esposa aceptó su consejo y comenzó a beber temprano. Sostuvo su whisky con soda con los dedos apretados. Asintió con la cabeza en varias conversaciones, pero mantuvo un aire de distancia que hizo su corazón doler. Entonces su mirada se rompió y se levantó encontrándose con la de Tae. Fuego. El aire cargado y encendido alrededor de ellas. La rubia levantó la frente e hizo un gesto con divertida malicia hacia uno de los dormitorios. La pelirroja sacudió la cabeza y se rió. Luego giró sobre sus talones para ir a buscar a sus primas. 

      * * *  POv TAEYEON * * *

Tae vio a su esposa, disfrutar de la cercanía de su familia. Recordó sus propios día festivos en su casa. Su madre bebía, mientras que su padre hacía pasar a todas las invitadas atractivas. Se acordó de poder entrar por las botellas de licor y cigarrillos, porque a nadie le importaba. Recordó el pavo extra relleno, cocinado por la criada y los regalos de Navidad cuando sus padres nunca se quedaban alrededor de ellas para verlos abrirlos.

Los Hwang parecían diferentes. Genuina calidez palpitaba por debajo de todo el caos habitual. Incluso Leeteuk parecía encajar de nuevo y debe haber tomado años a la hermana de Hyo para que por fin lo perdone. La familia de Tiffany podía haberse roto, pero había capeado el temporal y ahora parecía aún más fuerte.

Taeyeon luchaba por hacer el papel de la  esposa recién casada y no dejarse atrapar por el engaño. El pequeño resplandor de sentirse como en casa creció a un fuerte destello, pero lo apagó con un golpe decisivo. Esta no era su familia y ella era tolerada sólo porque se había casado con Tiffany . Tenía que recordar eso. Un dolor sordo apretó contra su pecho, pero lo ignoró. Claro, que parecía que la aceptaban, pero sólo porque ellos creían que su matrimonio era real. Al igual que todas las cosas, la aceptación terminaría, también. La rubia  podía también acostumbrarse a la idea inicial.

Leetuk  le golpeó en la espalda y llamó a su hermano. 

—Donghae, ¿has oído lo que Taeyeon está haciendo en la línea del rio?

Tío Donghae negó con la cabeza.

—Es una de las pocas firmas que intentan renovar por completo todos los edificios. Estamos hablando a lo grande aquí. —Leetuk hinchado de orgullo—. Ahora tengo una Doctora y una arquitecta para presumir. No está mal, ¿eh? 

Tío Donghae estuvo de acuerdo y le lanzaron un montón de preguntas a Tae sobre su carrera. En el interior, algo cambió. Les dio sus respuestas, pero la fuerte muralla alrededor de sus emociones rugió en señal de advertencia. Leetuk habló como si ella no fuera su nueva, sino una verdadera hija, comparándola con Sooyoung. Hyo tomó nota de sus comidas favoritas y las señaló con una sonrisa de placer cuando ella casi se ruborizó bajo su atención. El tío Yesung lo invitó a su casa para echar un vistazo a su nuevo televisor de pantalla plana y ver a los partidos de beisball, parecía genuinamente encantado de tener otra Sobrina en la familia. 

Necesitando un descanso para aclarar su cabeza, se excusó y se dirigió por el pasillo para encontrar una habitación vacía. En su camino, distinguió un montón de risas de mujeres en la pequeña habitación de invitados. Tiffany sostenía a un bebé en sus brazos, su prima se presume y mecía al bebé con una gracia femenina natural. Las mujeres hablaban en susurros y atrapó el final de "buen o", cuando se detuvo en la puerta.

La mayoría se detuvo y la miró fijamente en silencio.

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hi chiquillos 

aqui les dejo una nueva actualizacion y les deje una pregunta en la pagina de facebookesque no sabemos como hacer esas votaciones atravez de la pagina XD dependiendo de eso se adaptara el final de la historia -

bueno hay me dejan saber que opinan del capitulo .

bye 

M&M