Capítulo 30
I've been there.CAPÍTULO 30
Madre llegó a su casa horas después, cuando sabía que Junmyeon estaba en su departamento. Junmyeon supo que era ella por el aroma, entró por debajo de la puerta y marcó cada rincón, preparando al omega para la inminente llegada de la alfa.
Tomó un gran respiro de su aroma y se obligó a calmarse, porque su corazón comenzó a lastimar su tórax debido a la ansiedad. Se repitió que no tenía motivos para sentirse así, era su madre y ella cuidaba de él. Pero también traía una lista nueva de prospectos y eso lo llenaba de estrés.
La dejó pasar con una sonrisa, pero ella supo inmediatamente que algo no estaba bien.
-Mi Junmyeon….tenemos que darnos prisa.- era la depresión, comenzaba en Junmyeon, si no se daban prisa su hijo terminaría “incapacitado” a menos que tomara fuertes medicinas, algo a lo que ningún lobo debería rebajarse.-
Caminó a la sala y puso en la mesa varias carpetas amarillas y su maletín, del que saco más carpetas de diferentes colores y acomodó como pudo sobre la caoba, Junmyeon se acercó lentamente y observó por encima del hombro de la loba las docenas de fotos y nombres esparcidos.
Trago saliva, no dijo nada, se sentó a la mesa mientras Madre terminaba de seleccionar algunas fotos para su hijo. Diez perfiles fueron puestos frente al omega, él les echó un rápido vistazo y luego enfocó a su Madre, ella sonreía, pidiéndole que leyera el contenido,
-Anda, tenemos que hacer esto rápido, Junmyeon.-
Junmyeon no tomó ninguna carpeta, apenas podía ver algo con la luz de la sala tan tenue, tomó aire y se quedó así, quieto, sin saber que decir.
-Mira, él es hijo de un afiliado nuestro en Taiwán, conocí al muchacho en una fiesta organizada por su familia hace un par de meses, es un hombre amable….- comentó, bajando el tono de voz. Realmente no sabía eso, pero Junmyeon tenía que elegir y no era momento de ponerse exigente.- y puede ayudarte a expandir la compañía. Si quieres mi opinión, no hay nadie mejor que él.-
Excluyendo el pequeño detalle de que Junmyeon le ganaba por casi ocho años, todo lucia excelente; guapo, sonriente, ganaba enormes cantidades, tenía una maestría y estaba dispuesto a aceptar a Junmyeon… ¿¡Qué más podía pedir?!
-Madre…. ¿Puedo preguntarte algo?...-
Madre no lo miró, muy ocupada acomodando las fotos acorde a su criterio, pero asintió.-
-¿Qué pasó con Padre?. –
-Tiene que encargarse de nuestra oficina en China, te lo he dicho muchas veces….- replicó Madre, el tono de su voz un poco alto y enfadado.-
-Se que está en China pero….la verdad, creo que no lo he visto en años…. – a veces no recordaba cómo se veía.- Dime si está bien o si podría ir a verlo….-
Madre estaba obviamente incómoda.- El está muy ocupado, Junmyeon. No tendrá tiempo de verte y solo harás un viaje en vano, te verás como un tonto comiendo solo….-
Junmyeon hacía grandes esfuerzos para que sus palabras no dolieran, pero lo hacían. Perdieron algo de elegancia, normalmente Madre no hablaría de esa manera y con ese tono.- Solo necesito su dirección, iré un par de días y será todo. Tengo muchas cosas que preguntarle….-
-¡Junmyeon!- madre golpeo la mesa con las palmas, algunas fotos cayeron fuera hacia el piso sin mucho escándalo. Junmyeon sentía el corazón en la garganta otra vez, no tanto por la sorpresa sino por la violencia. Nunca había visto a Madre actuar asi.- ¡Entiende que tu padre no tiene tiempo para verte! ¡Es más, ni siquiera quiere verte!! ¡No me quiere ver a mi, a tu hermano o a ti! ¡NO QUIERE VER A NADIE!!!... ¡Está muy ocupado y no debes interferir!! ¿¡Entendiste?!!..-
Junmyeon se quedó estático, Madre estaba a centímetros de él y su aroma a punto de ser agresivo, ahora era de advertencia. Pero estaba tan confundido por todo….- ¡No!.... –
La alfa dio un paso atrás, sus hijos nunca le dijeron que no, y jamás habían levantado la voz en su dirección, su aroma se retrajo por la sorpresa, pero regresó instantes después mucho más fuerte y violento.- ¡¿Qué dijiste?!-
-¡Dije que no! Iré a ver Padre, solo te pido su dirección…- bajó la voz, hasta que de alguna manera se sintió menos agraviado, menos predispuesto a iniciar una pelea.- solo eso quiero Madre…-
Madre dejó de verlo.- ¿Por qué no lees los perfiles? Apenas les has dado un vistazo.-
Junmyeon negó.- No tengo tiempo para esto….- mintió…. O esa era la intención, la realidad es que no le importaba.- Madre…. – puso la mano sobre la de ella, Madre levantó la mano sin darle tiempo de nada. Se cruzó de brazos y caminó lejos de la mesa, deteniéndose a unos pasos de toparse con una planta, un pequeño helecho que ella le había regalado.
-Tu padre….- aspiró profundamente, al mismo tiempo su aroma de alfa salió al exterior, una esencia agria y pesada entró en Junmyeon provocándole dolor en el pecho.- el…. ha estado con alguien más por ya unos años….-
Junmyeon no supo que sentir.- ¿Por qué no nos lo dijiste?...- preguntó suavemente, sin querer asustar o tensarla aún más.-
-No lo sé….- bajó la cabeza, Junmyeon no la podía ver, pero sabía que lloraba.- Todo lo que hice….- aspiró la humedad en su nariz y se exigió levantar el mentón, mirar al frente.- todo lo que hago… siempre fue por el…. -se giró, Junmyeon pudo ver su perfil, lucía cansada….- Tu padre estuvo años en el extranjero con una tal omega, tuvieron hijos y….me lo dijo hace apenas 2 años….-
Y ya era muy tarde para cambiar nada, tarde para decirle a sus hijos que su padre no estaba de viaje sino en una prolongada luna de miel. Tarde para permitirse derrumbar todo lo que construyó para que su pareja, el hombre que más amaba, se sintiera orgulloso de los hijos que iba a encontrar cuando finalmente volviera.
Había olvidado donde comenzaban sus deseos y donde empezaban los de él….
Pero estaba bien con eso, era feliz antes de saber la verdad.
-Yo no sé dónde está ahora…-
Algo en Junmyeon se fracturó en ese instante, sentía una borrosa unión de sentimientos que iban del enojo a la tristeza, sin olvidar que… parecía sentirse traicionado… porque madre no le había dicho nada, prefirió hacerles creer que Padre volvería algún día.
Padre nunca iba a volver. No de la forma que Junmyeon esperaba, con ellos, con su Madre, para ser una familia y existir en el núcleo….
Aunque Junmyeon ya era un hombre y comprendía que no era el centro del universo, existía pesadez en su estómago sabiéndolo. La última vez que lo vio fue hace cinco años en la fiesta de cumpleaños que organizó Baekhyun en la compañía, ahí ya tenía hijos, ya había hecho su nueva vida lejos de ellos, pero llegó sonriendo y saludando a Junmyeon, haciéndole sentir cosas, haciéndole sentir amado.
Y seguramente lo era, amado por su Padre y Madre, pero también era producto de un matrimonio que….nunca se quiso.
Sin pensarlo se levantó y fue a abrazar a su Madre por la espalda, ella se retorció en brazos de su hijo para no ser consolada, pero las fuerzas fueron pocas y el ímpetu de zafarse aún menor… poco a poco calló al suelo, Junmyeon tras de ella.
-Junmyeon por favor elige a alguien…- pidió la alfa entre sollozos.- para que no sufras…..-
Junmyeon no dijo nada, pensó en su Madre, ahora acurrucada en sus brazos y sin zapatos, en Minseok y su genial vida planeada, pensó en si mismo…. En su situación y en sus opciones.
Todo decía que eligiera lo que eligiera, iba a terminar mal….
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Junmyeon no vio a Madre por los siguientes días, continuó yendo a su trabajo, con Baekhyun pidiéndole salir temprano casi todos los días y Minseok llamándolo para que llenara documentos, aunque parecía imposible, con este nuevo arreglo podían pasar aún menos tiempo juntos.
Antes de su accidente, Junmyeon habría estado muy complacido por manejar tan bien su tiempo y evitar a su hyung lo más posible, ahora se sentía asqueado consigo mismo por nunca tener algo de que hablar, aunque para ser justos, no era totalmente su culpa.
Habían tomado caminos diferentes (aunque convergían en el trabajo) y se convirtieron en individuos con personalidad casi opuestas, ya no les gustaban las mismas cosas y por ello era imposible hablar con el de algo que no fuera el trabajo. Ni siquiera podía hablar de Kris porque sabía que su hyung nunca tenía algo que decir de él.
Se sentía desesperado con su situación y por no saber porque estaba desesperado….
Tenía todo lo que quería; su empresa, Baekhyun trabajaba pulcramente con tal de mantener su trato de salir temprano y se había quitado a Madre y a Minseok de encima, pero ahí estaba esa incomodidad ajena. Todo estaba mal y solo iba empeorar.
Salió a mitad del día, dispuesto a tomar aire fresco y visitar a su madre, le pidió a Baekhyun que reacomodara sus juntas y le designara el trabajo de papeleo a cada supervisor de sector, mientras el subía a su lujoso auto y manejaba en dirección a la casa de su infancia. Ya no usaba trajes para trabajar, se manejaba con camisas blancas y si se sentía con las ganas se ponía una corbata, tampoco iba a juntas, Minseok se encargaba y lo hacía sin ponerle peros.
Manejó hasta ver los límites de la casa familiar Kim. Era un enorme recinto de varias hectáreas, la mayoría divididas en terreno elevado, en invierno se llenaba de nieve como un enorme cúmulo blanco con algunos árboles secos, la mansión estaba casi en la punta y se ennoblecía por sobre los demás edificios demostrando su poderío. Junmyeon estacionó en la entrada, prefería caminar a tener que maniobrar en las últimas curvas angostas y estrechas, caminos que se hicieron mucho antes de que los automóviles llegaran al país.
Tuvo que arremangarse en un intento de reducir el calor por la caminata y el sol del medio día, se pasó las manos por el cabello muchas veces (la cera ya no lo tenía estilizado y en su lugar), también se desfajó porque comenzó a sudar por todas partes y sentía la tela debajo de su pantalón húmeda e incómoda.
Tocó a la puerta y lo recibió uno de los trabajadores de la casa, un beta de muchos años que había estado ahí más tiempo que Junmyeon. Lo saludo con una sonrisa y le indicó el camino hacia su Madre.
Ahora que Junmyeon prestaba atención las cosas se movían mucho, los trabajadores subían y bajaban cargando cajas y llevando papel periódico y sábanas blancas. En la cocina, un enorme recinto cubierto de madera y bellamente iluminado por luz natural, varios ayudantes acomodaban los utensilios en más cajas, también los pocos ingredientes y especias (podían ser muchas y grandes cosas, pero cocineros no, los Kim simplemente no cocinaban) de la alacena, llegaban al punto de quitar el foco del horno.
Junmyeon subió las escaleras sin dejar de ver todo el alboroto a su alrededor, estaban guardando todo lo importante y cubriendo sillas, mesas y esculturas con mantas. Miró al beta a la cara y el le respondió con una sonrisa apenada, apenas una curvatura de aquellos arrugados y sabios labios, pero le dijeron más que todas las personas haciendo lo obvio.
-Jun…- dijo su Madre al verlo, se levantó del suelo, estaba rodeada de fotos y cajas vacías con el logo de una empresa de mudanzas.- No te esperaba…Habría pedido que cocinaran algo para ti. Tráiganle agua a mi hijo, Sunny.- le indicó a una joven que pasaba, la muchacha asintió, inclinándose con respeto antes de bajar la escalera.- ¿Hay algún problema?...-
Si, había un enorme problema.- No… no, solo quería venir a ver como estabas. Tal vez salir a comer.-
Madre rio sin alegría, se giró y volvió a su lugar en el piso alfombrado, acercó una de las cajas, pequeña pero dura, y siguió revisando lo que estaba a su alrededor.- Estoy un poco ocupada, Myoennie…-
-Madre…- Junmyeon se agachó junto a ella y puso una mano sobre la caja que llenaba.- ¿Qué está pasando?...-
Madre no lo miró, aunque escuchaba claramente a Junmyeon, pasaban muchas cosas y era obvio, la pregunta era más bien una puerta abierta para que Madre eligiera que quería poner en claro primero.- Voy a cambiarme de casa.- miró a su hijo finalmente, con una expresión muy serena bajo el maquillaje y el complejo arreglo en el cabello.- ayer lo decidí. Viviré más cerca del centro y de ustedes, ya tengo 62 años, Junmyeon, ya no me recomiendan manejar, puedo hacerlo pero…-
Parecía que era toda la explicación que le iba a dar a su hijo por el momento, más de lo que Junmyeon esperaba, así que se quedó ahí, en silencio, viendo las fotos.- No sabía que tenías tantas…-
Madre rio, pero también giró los ojos, quien sabe que cosas creían sus hijos de ella.- Tomé muchas con el celular. Ya casi nadie las imprime, pero me gusta tenerlas en físico.- agarró una foto de Junmyeon cuando era pequeño, en brazos de su hermano mayor que lucía muy consternado. Junmyeon, pequeño, rojo y lloroso, estaba en el hogar de Minseok y el pequeño lobo no sabía cómo reaccionar a la ¿“invasión”?
Había, además de fotos, muchos dibujos y regalos del día de la madre, pequeños detalles hechos por los maestros de Junmyeon y Minseok que después ellos firmaron con su nombre como pudieron y lo llevaron a manos de la loba. Si Junmyeon recapitulaba, en todos los sucesos importantes de su vida solo había contado con Madre….
Tomó uno de los papeles del piso, lucía viejo y estaba manchado, olía a closet y humedad, lo abrió con cuidado, el papel se había endurecido y podía quitarle pedazos con una cantidad moderada de fuerza. En la hoja había un dibujo, era un camión grande de color blanco con líneas rojas, no tenía nada de especial, Junmyeon siempre fue un niño común y corriente, y dibujaba cosas poco entendibles; acordes a su edad.
Pero sabía perfectamente lo que era, lo había visto antes muchas veces.
Era un camión de basura.
-Ah…. ¿Recuerdas eso?- preguntó Madre, tomándose un descanso de romper papeles ya sin importancia.- tenías como… 6 años. Te encantaba ver el camión de la basura, para tu tamaño debía lucir como un monstruo…-
Junmyeon tenía los ojos pegados en el dibujo, simple pero conciso y…mucho mejor de lo que pensaba…. Por el uso de líneas y colores se notaba que el pequeño Junmyeon le había puesto más ganas que a otros dibujos.
Sintió algo extraño cuando lo vio, algo conocido y familiar más allá de la melancolía del pasado. Los párpados le pesaban y las líneas del dibujo se movían, no sabía si eran sus ojos o sus manos temblando, pero soltó el papel en silencio, cerró los ojos y respiró profundamente para calmar los dolorosos latidos de su corazón, había demasiada (o muy poca) sangre entrando a su pecho, comenzaba a marearse y los pulmones a dolerle. Algo estaba mal….
Madre sintió la hoja contra su pierna, la tomó y la miró, sin darse cuenta de los problemas internos que había desencadenado en Junmyeon. Para ella era solo un recuerdo, un pequeño vistazo a ese complejo y alegre niño que Junmyeon había sido.
-Adorabas ese camión de basura, apenas llegaba y salías corriendo para verlo…- rio suavemente, dejando el papel doblado y en paz a su lado. Era curioso pero Junmyeon nunca se rindió en correr esa larga distancia hasta la puerta principal con tal de ver a las personas que lo manejaban, jamás lo logró porque sus piernas eran muy cortas y el camión de basura tenía que ir deprisa.- Decías “voy a subirme a uno” “¿Crees que me dejen, mama?!” y cuando te preguntaban en la escuela que querías hacer de grande siempre respondías “Manejar un camión de basura”…-
Junmyeon comenzaba a sudar, tenía la cabeza muy caliente y se sentía incómodo, algo le apretaba la cadera y no lo dejara respirar, tuvo que tomar aire por la garganta y eso aumentó el calor en su cuerpo, sudor empezó a bajar por su nariz hasta el piso, Madre reía a su lado, divertida por esa inocente fantasía de Junmyeon.
-¿Te imaginas, Junmyeon? ¿Tu, un simple barrendero??....- se tuvo que tapar la boca para no soltar la carcajada, imaginar a su hijo fuera de sus trajes y ropa de marca para meterse en un jumper y un saco naranja era gracioso. Junmyeon luciría más risible que un payaso.- Estabas obsesionado con eso, nos costó mucho que vieras otras opciones….- ella, maestros y Minseok.-
Escuchó el cuerpo de su hijo levantarse torpemente, volteo justo cuando Junmyeon fallaba en apoyarse de una silla para no caer. Se sostuvo con las manos para no golpear el piso con la cara, pero el mundo siguió girando y Junmyeon estaba muerto de miedo, no pensó que fuera algo tan grave, sentía que iba a desmayarse….
Junmyeon nunca había pasado por el proceso de perder el control de si mismo y ser capaz de verlo pero no poder hacer nada al respecto.
Algo caliente y doloroso subió por su garganta, Junmyeon vomitó en el piso, eso no aminoró su incomodidad. Perdía fuerzas y enfoque, lo último que vio fue a Madre y lo último que escuchó fueron gritos, cosas que no entendía, pero sonaba desesperado…
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