Capitulo L
#2 TraicionJessica PDV
—¿Me complacerás escogiendo un vestido verde? —sugirió Donghae cogiendo mi mano y llevándosela a los labios. Besó mis nudillos sin saber que entiesaba mi cuerpo.
Todo mi ser repelía su contacto y el modo increíblemente amable en que se estaba portando conmigo. Donghae ignoraba que mi piel ardía en deseos por recibir el calor de… Jadyn. Que otro lo invadiera, me… irritaba, e hizo que me preguntara cómo sería pasar el resto de mi vida sin sus… caricias…
“No pienses en ella, Jessica. Ahora no”, dijo mi fuero interno.
Pero la pensaba, constantemente, y me consumía que mi deseo hacía ella estuviera prohibido.
Retiré la mano y evité el contacto visual con Donghae. Eran demasiado evidentes mis pensamientos, casi me faltaba gritarlos.
—¿Coacción? —pregunté, incómoda. Pero, si Donghae se dio cuenta de lo mucho que me molestaba su cercanía, no lo demostró.
—No, querida —sonrió, negando con la cabeza—. Es solo una sugerencia que me haría muy feliz. Además, creo que el verde te sentará muy bien.
—Y de paso hace juego con tus autp —me mofé con ironía.
—¡Buena objeción! —exclamó volviendo a ignorar mi actitud.
Joy fue la que interrumpió. La dependienta de la tienda D.Nue llegó al reservado donde nos habíamos instalado y colocó en la mesa el catálogo de vestidos de los que disponían.
—Bien, este es el muestrario de la última colección —dijo sin dejar de tocar su bonita melena rubia—. Conociéndole, señor Lee, he hecho una selección de lo mejor que hay en la tienda.
Donghae sonrió con hipocresía, se cruzó de piernas y apoyó el codo en uno de los brazos del sofá, llevándose los nudillos a los labios. Lo que significaba que a continuación iba a hacer gala de su vocabulario más correoso.
Apreté la mandíbula.
—Joy, antes de que te pongas a revolotear alrededor de mi tarjeta de crédito como si fueras una paloma muerta de hambre —espetó moviendo el dedo índice a modo de batuta—, me gustaría que nos trajeras una botella de champán y algún aperitivo. —La dependienta enrojeció y se esforzó en no demostrar las ganas de pegarle una patada en el culo. Bienvenida al club—. ¿Te apetece algo en especial, mi amor? —me preguntó Donghae.
Cogí aire antes de hablar.
—Tal vez, agua —dije brusca.
—¿Agua?
—Eso he dicho.
—Perfecto, entonces… Agua —ordenó tirando de las mangas de su chaqueta y recomponiendo la postura de supuesto galán.
La chica desapareció por un pasillo.
Jadyn PDV
Me apoyé en la pared y miré el reloj con impaciencia.
11:13 a. m.
De repente, la puerta del almacén se abrió hacia fuera. Eché mano a mi espalda y empuñé la pistola, preparado para cualquier imprevisto. Donghae no había ido solo a la tienda, seis hombres le acompañaban. No me había arriesgado a ir desarmado, si cabía la posibilidad de que las cosas se pusieran feas. Mucho menos con Jessica de por medio.
Pero no hizo falta sacar un arma. Una melena rubia asomó tras la madera.
Aquella debía ser Joy.
Sonrió y se permitió el lujo de mirarme de arriba abajo con demasiada atención, rezagándose en la cintura de mis vaqueros. Bien, estaba de sobra habituado a que las chicas me miraran así y, la verdad, no me desagradaba, pero en aquel momento, me fastidió muchísimo y se lo hice saber con una mirada penetrante.
La chica recapacitó dando un pequeño saltito, que cerca estuvo de hacerme reír.
—¡Vamos! —exclamó entre susurros, agitando la mano para indicarme que entrara—. Donghae me ha pedido que les sirva algo de beber.
—Muy propio de él —resoplé entrando en el almacén.
El aire estaba viciado allí dentro y olía a plástico y cartón.
—En cuanto salga, podré enseñarle a la muchacha…
—Jessica… —interrumpí con suavidad—… Se llama Jessica.
Joy se detuvo para mirarme y lo hizo con una sonrisa melancólica y lejana en los labios. Acababa de darse cuenta de todo lo que ocurría allí en apenas unos minutos y eso hizo que me planteara cuan evidente era todo en mi rostro.
—Que nombre más bonito —murmuró antes de volver a recapacitar—. En fin, ah…, seguramente, Donghae esperará en el reservado mientras yo le enseño a Jessica los vestidos. Le ha pedido que se ponga uno en verde… por favor —resopló con burla y poniendo los ojos en blanco.
—A ella le gusta el blanco.
—No creo que tenga alternativa. —Abrió otra puerta y entramos en el interior de un cuarto que venía a hacer las veces de un despacho—. Bien, espera aquí, no tardaré, ¿de acuerdo? —repuso con complicidad.
—Gracias, Joy —asentí, y ella titubeó.
—¿Esto es importante para ti, verdad?
Su actitud pudo confundirse con la de una mujer chismosa, pero la realidad no era esa. Aquella chica realmente estaba interesada en ayudar y saber eso, me dejó mucho más tranquila. Taeyeon le había fiado un momento crucial a una persona digna de confianza, y quise ser sincera. Era lo menos que podía entregarle.
—No sabes cuánto.
Levantó una mano y me acarició la cara de una forma un tanto fraternal.
—Estate atenta, ¿de acuerdo? —me advi
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