Jadyn PDV

—Habéis ayudado a escapar a alguien que me pertenece —Le oí decir a Seunggi antes de abrir la puerta del reservado—. Solo vengo a reclamar.

En aquella habitación estaba mi padre con Taeyeon y Taeyang acompañados de la turbadora presencia del coreano Lee Seunggi y sus cuatro hombres.

Seunggi pretendió intimidarme al mirarme con aquellos ojos negros, pero yo preferí torcer el gesto y disfrutar de la sonrisa orgullosa de mi padre. Después, le mostré lo dientes al coreano. Ese sería el único saludo que recibiría de mí.

Taeyeon y su tensa postura captaron mi atención. Su mirada colérica preguntaba a gritos por Tiffany.

—No me gusta que toquen lo que es mío, Hyunki —continuó Seunggi, desviando lentamente la mirada hacia Taeyeon—, y uno de tus familiares no solo lo tocó, sino que se lo llevó consigo.

Mi hermana adoptiva dio un paso hacia adelante soltando un sonido gutural. La detuve sosteniendo su mano. Tomó aire, cerró las manos en un puño y agachó la cabeza. Calculaba cada uno de los movimientos que ejecutaría antes de matar.

Le solté, me acerqué a la mesa y me apoyé en ella, justo frente a Seunggi. Este evitó no perder los nervios, porque sabía que con mi presencia, la conversación no duraría demasiado.

—¿Dónde está Tiffany? —mascullé.

—Vaya, te dijo su nombre real! —Se acercó a mí‐. Entiendo así que tú fuiste su primer salvadora, ¿no?

—¿Te resulta un problema?

Asintió con la cabeza dándome la respuesta. Segundos después, guardó sus manos en los bolsillos del pantalón de su impecable traje y jugó conmigo a las miradas amenazantes.

—No se puede jugar con el dinero de los demás —canturreó.

—Hablamos de una persona —protesté.

—Bueno, está noche dejará de serlo.

—¿Qué quieres decir? —Intervino Yuri—. No se te ocurra ponerle una mano encima.

—¡Es de mi propiedad, Park! —gritó dando un golpe en la mesa antes de levantarse.

Taeyeon me apartó de un empujón, se lanzó a por él y lo estampó contra la  paredaprisionando su cuello con el antebrazo.

—¡Maldito hijo de puta! ¡¿Dónde está?! —chilló.

—¡Taeyeon! Tranquilízate, hija—ordenó mi padre, colocando una mano en su hombro.

Con aquel gesto bastaría para que Taeyeon volviera en sí, pero tendrían que pasar un par de horas antes de volver a la normalidad. Pocas veces la habíamos visto tan descontrolada. Por eso su actitud sorprendió tanto.

Seunggi comenzó a reír, recolocándose el traje.

—Vaya, así que es reciproco. ¡Qué divertido! —Aplaudió dejándonos extrañados.

—De que hablas. —Ni siquiera pregunté.

—Tiffany está locamente enamorada de ti —dijo ignorándome. Prefirió contemplar la reacción atormentada de Taeyeon—. Es una lástima que este romance dure tan poco. Aunque, bien mirado, ahora tendrá a alguien que lloré su muerte.

Mi padre se interpuso empujando suavemente a Taeyeon tras él. Si no les hubiera conocido, habría creído que se trataba de un gesto protector, pero no era así. Taeyeon le miró y pestañeó, afirmando que había entendido la señal.

—¡Oh, vamos! —Exclamó Seunggi de mala gana—. ¿Los c