Capitulo XX
#2 TraicionTiffany PDV
Jade me dejó a solas en el que sería mi dormitorio, tras la improvisada reunión en el salón con su cuñada y su suegra. Tomamos café, me mostraron fotografías y hablamos, pero ninguna de las tres mencionó una palabra en referencia a mi situación. Prefirieron darme margen y esperar a que yo decidiera hablar.
Después, me enseñaron el Edificio. Me resultó curioso y muy enternecedor que toda la familia se hospedara en el mismo lugar; como si no supieran vivir separados.
Tomé aire y dejé que el atardecer coreano me envolviera desde aquel balcón. Era asombroso lo mucho que había cambiado mi vida en unas horas. La noche anterior me despedía de Seunggi para reunirme con un cliente en un hotel de Tokio. Y ahora estaba en Seúl, respirando como nunca antes lo había hecho y rodeada de gente generosa. Absolutamente, todos los Park fueron cordiales conmigo. No sé cómo supieron que necesitaba protección, pero cuando Taeyeon me presentó, no dudaron en dármela. No hicieron más que halagarme y hacer que, por primera vez desde que el coreano me arrastrara con él, me sintiera parte de algo.
Aun así, me sentía irremediablemente inquieta. No quería que mi presencia les perjudicara.
—La ciudad que nunca durme. —Me incorporé de un brinco al escuchar aquella voz tras de mí—. No importa desde donde la mires, siempre transmite la misma pasión.
Jadyn.
Corrí en su busca y me lancé a sus brazos con tanta fuerza que apunto estuvimos de caer.
—Dios mío, que ganas tenía de verte. —Exclamé notando como ella me elevaba.
—Y yo a ti, nena —murmuró, tremendamente cariñosa, antes de dejarme en el suelo.
Jadyn capturó mi rostro entre sus manos, apoyó su frente en la mía y cogió aire con los ojos cerrados.
—Me has asustado, ¿lo sabías? —dijo pegada a mi.
Envolví sus muñecas y acaricié sus pulgares.
—Lo siento —dije cabizbaja—. No sabía qué hacer…
Empezaba a oscurecer cuando Jadyn me soltó y me llevó hacia los divanes que había en una esquina de la terraza. Tomamos asiento y me observó atenta. El mar azul de sus ojos volvió a fascinarme como el primer día. Recordaba la guapísima que era, la impetuosidad de su mirada, la potencia de su presencia, pero había olvidado que lo era mucho más.
—No sé cómo voy a agradecerte todo esto, Jadyn —comenté acariciando su mejilla. Me besó la palma de la mano—. Lo que has hecho por mí es…
—…Nada. No es nada, Tiffany —me interrumpió.
—Lo dices como si no tuviera que preocuparme.
—Así es —respondió rotunda.
Cogí aire y miré hacia el horizonte. Seunggi se colaba en mis pensamientos siempre que tenía oportunidad y eso sucedía constantemente.
—Está ahí fuera, Jadyn. Sé que me está buscando.
Se acercó a mí, lentamente.
—Ahora estás en mi territorio, Hwang —susurró—. No tiene nada que hacer aquí.
Torcí el gesto, completamente embobada con su rostro.
—Continuas siendo la misma, Park. Tan protectora e imperiosa.
Tuvo una forma agotada y ensombrecida de pestañear, y me di cuenta de lo mucho que había crecido en las últimas semanas. Supe que habían tenido que pasar muchas cosas para que Jadyn hubiera cambiado tanto.
Agaché la cabeza.
—Hiciste demasiado para conocerme tan poco —comenté—. Enviaste a Taeyeon, me salvaste de nuevo y eso es mucho más de lo que esperaba.
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