En cuanto me di cuenta de lo que pasaba, comprendí porque Chaerin había invitado a Bom: sabía que no diría nada delante de mi prima. Chae estaba intentando salir del atolladero en el que la había puesto la noche anterior.  Seguramente llegaría un día en que tendría que contárselo todo a Bom, pero estaba claro que ese no era precisamente el día. Tal vez, cuando yo estuviera las respuestas, podría explicárselo todo. Pero hasta entonces, no quería revelar nada. 

—Hola —dijo Chae, sonriéndome, y a continuación se volvió hacia Bom—. Hola, Bom. Me alegro de volver a verte. 

—Si, yo también —replico Bom. Se quedó un instante mirando a Chae, y me di cuenta de que controlaba la atracción que sentía hacia ella mucho mejor que otras personas.

—¿Qué tienes pensado para esta noche? — le pregunte a Chae en cuanto puso el coche en marcha y se incorporó a la autopista en dirección a su casa.  

—Nada en concreto —respondió, encogiéndose de hombros—. Simplemente se me ha ocurrido que era el momento de que tu familia conociese a mi familia. 

—¿Por qué? —le pregunté.

—¿Y por qué no? —contraataco Chaerin. 

—No lo sé. Tampoco hace tanto que nos conocemos, ni vamos a casarnos ni nada por el estilo. —Ese sería el momento lógico para que las familias empezaran a relacionarse, no cuando dos personas se conocen desde hace solo unas semanas y no son más que amigas. 

—No, la verdad es que nuestra situación no es esa. —Chae respiro hondo y puso música  a todo volumen. 

El breve trayecto transcurrió en silencio, y cuando llegamos a su casa oí que Bom contenía el aliento en el asiento de atrás y susurraba:

—Parece un castillo. 

A pesar de haber estado allí un par de veces, me seguía resultando impactante.

—¿No esta Leslie en casa? —pregunte.  Acabamos de estacionar en el garaje y vi que el jetta negro no estaba. Las otras veces que había estado allí, el garaje estaba lleno, y ver una plaza vacía llamaba la atención. 

—Pues veo que no, aunque pensaba que ya estaría de vuelta. —Chaerin me pareció confusa y preocupada por un momento, aunque al instante su rostro se tranquilizó y nos regaló a Bom y a mí una de sus sonrisas—. En seguida vendrá. Teddy y Jiyong están en casa. —Salió del coche y seguimos su ejemplo. 

—Oye, espera. —Bajé la voz y agarre a Chae por el brazo para detenerla. Bom se había quedado algo rezagada, admirando el Lamborghini.— ¿Se mostrara amable Jiyong con Bom?

—Oh, claro que sí —dijo Chae, con su gesto de asentimiento.

—Entonces ¿sólo tiene problemas conmigo? —pregunte tensa. 

En cierto modo esperaba que la conducta gélida de Jiyong tuviera algo que ver con el hecho de que yo era una desconocida, pero según Chaerin no iba a tener ningún problema con Bom, eso quería decir que era una cuestión que me atañía personalmente. 

—Es mucho más complicado que eso —respondió Chae en voz baja. 

—¿Será tal vez que “complicado” es tu palabra preferida? —murmure, haciéndola reír con mi sugerencia. 

—¿Por qué nos quedamos en el garaje? —intervino Bom. Los coches no le entusiasmaban y, por tanto, no habían conseguido retener su atención durante mucho tiempo. Me di cuenta de que estaba justo detrás de nosotras, con una expresión confusa en la cara. 

—Tranquila, que no nos quedaremos aquí. —Y con esto, acelero en dirección a la puerta de acceso a la casa,  Bom y yo la seguimos a un paso más lento. Chaerin abrió la puerta y fue recibido al instante por Matilda, que le saltó encima.

—Oh, y además tienen un perro —le dije a Bom, señalando la gigantesca bola de pelo blanco que se agitaba entre los brazos de Chae. La cual recordó entonces la presencia de Bom y dejó a Matilda en el suelo.

—Sí, ya me lo he imaginado —dijo secamente Bom. 

—¡Ésta es Mattie! —Anuncio Chaerin, rascándole la cabeza a Matilda—. Es una buena chica. No es más que un bebe grande.

—Ya se ve. —Bom se quedó a un lado, observando el forcejeo de Chaerin y la perra. 

Y entonces Teddy  apareció como por arte de magia, y después de consagrar un instante a admirarlo, miré hacia atrás para ver la reacción de Bom. Tenía los ojos abiertos como platos y la mandíbula casi floja. Me pregunte si yo también puse aquella cara al conocerlo. 

—Oh, sólo eres tú —dijo Teddy. 

—Gracias —respondió Chae con sarcasmo. Se incorporó, dando temporalmente por finalizado su brusco juego con Matilda. 

—Lo siento, no quería decir eso. —En el rostro de Teddy se dibujó una sonrisa y me di cuenta de que le constaba incluso respirar—. Creí que sería Leslie. —Al mencionarla, su boca se tensó , Chae y él intercambiaron una mirada de sufrimiento—. Pero ya veo que todavía no ha