Día 6.002
CADA DIAPor lo que parece, al día siguiente, el universo se ha puesto de mi parte porque, cuando despierto en el cuerpo de Jessica Jung... también despierto a poco menos de una hora de Tiffany. Entonces, al consultar el correo electrónico, hay un mensaje suyo:
Suho, Espero que la explicación sea buena. Nos vemos en la cafetería de la librería Clover a las 17.00. Tiffany
Y le respondo:
Tiffany , Allí estaré, aunque con un aspecto que no te esperas. Tú escúchame, dame tiempo a que me explique. T.
Lo siento mucho, pero Jessica va a tener que dejar el entrenamiento de las animadoras un poco antes de lo normal. Miro en su armario y me pongo algo que, a mi entender, llevaría Tiffany. Con el tiempo, me he dado cuenta de que la gente tiende a confiar más en otra gente que se viste como ella. Y, haga lo que haga... voy a necesitar que confíe en mí tanto como sea posible.
Paso todo el día pensando en qué le voy a decir y en qué me va a responder. Me parece muy peligroso contarle la verdad. Nunca le he contado la verdad a nadie. No he estado ni siquiera cerca de hacerlo. Pero ninguna de las mentiras que se me ocurren encajan a la perfección. Y cuanto más pienso en mentirle, más evidente me resulta que debería contárselo todo. Estoy descubriendo que una vida no es real a menos que alguien más sepa que existe. Y quiero que mi vida sea real. Si yo me he acostumbrado a esta vida, otros también podrían acostumbrarse, ¿no? Si cree en mí, si llega a sentir la enormidad tal y como yo la siento, me creerá. Y si no cree en mí, si no siente la enormidad, simplemente, le pareceré una loca más de entre todos los que hay sueltos por el mundo. ¿Qué más puedo perder?
Aunque, en realidad... sería como perderlo todo.
Me invento una cita con el médico para Jessica y a las cuatro en punto estoy en la carretera, camino del pueblo de Tiffany. Hay algo de tráfico y me pierdo un par de veces, así que llego diez minutos tarde a la librería. Miro por la ventana y la veo sentada en una mesa; está hojeando una revista y mira hacia la puerta de vez en cuando. Me gustaría que siguiera así, que este momento se mantuviera en el tiempo; pero soy consciente de que todo está a punto de cambiar y tengo miedo de que, algún día, mire atrás y recuerde este momento con pena... y desee ser capaz de dar marcha atrás y deshacer lo que está a punto de suceder.
Evidentemente, Tiffany no está esperando a Jessica. Así que, cuando me acerco a su mesa y me siento, se queda un tanto sorprendida.
—Lo siento, está ocupado.
—Tranquila, vengo de parte de Suho.
—¿Te envía él? ¿Dónde está? —y mira en torno, como si el chico fuera a estar escondido detrás de una estantería. Yo también miro a nuestro alrededor. No parece que nadie esté prestándonos atención. Sé que lo mejor sería que le pidiera que saliéramos a dar un paseo para que no nos escuchara nadie; pero no creo que quisiera salir conmigo y, además, quizá se asustase. Voy a tener que contárselo aquí.
—Tiffany —la miro a los ojos y vuelvo a sentirlo. Una conexión. Una sensación de que nos queda mucho por andar. El reconocimiento. No sé si ella también lo siente pero, desde luego, no se levanta y se va. Me devuelve la mirada. Mantiene la conexión.
—¿Sí? —susurra.
—Tengo que contarte una cosa. Te va a sonar muy, muy rara, pero necesito que la escuches de cabo a cabo. Puede que haya algún momento en el que quieras marcharte. Puede, incluso, que quieras reírte de mí. Pero es importante que te lo tomes en serio. Sé que resulta inverosímil, pero es la verdad. ¿Me he explicado bien? -Veo el miedo en sus ojos. Quiero cogerle de las manos, pero sé que no puedo. Aún no. Sigo hablando con la voz calmada. Diciendo la verdad. —Cada mañana, me despierto en un cuerpo diferente. Me ha sucedido desde que nací. Esta mañana me he despertado como Jessica Jung, a la que tienes ante ti. Hace tres días, el sábado pasado, fui Kim Suho. Dos días antes, fui Kwon Yuri, que te conoció en la academia y pasó todo el día contigo. Y, el lunes anterior, fui Nichkhun, tu novio. Pensaste que ibas al mar con él pero, en realidad, era yo. Aquella fue la primera vez que nos vimos y, desde entonces, no he
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