Día 6.011
CADA DIAEstoy solamente a 30 minutos de ella. Mi hermana me despierta al amanecer. Grita mi nombre: ¡Jimin!
Creo que llego tarde al colegio.
No, a lo que llego tarde es al trabajo.
Soy empleada doméstica. Una empleada doméstica menor de edad. Es decir: ilegal.
Jimin no habla mi idioma, así que cada vez que accedo a sus recuerdos, está todo en su propia lengua. No sé muy bien lo que está pasando. Me lleva un tiempo entender la situación. En el apartamento somos cuatro. Nos ponemos el uniforme y una furgoneta viene a buscarnos. Yo soy la más joven —a la que menos respetan—. Mi hermana me habla y asiento. Noto que se me revuelven las tripas. Al principio, pienso que se debe a lo sorpresivo de la situación. Luego, me doy cuenta de que las tengo revueltas de verdad. Dolores menstruales.
Busco las palabras y se lo explico a mi hermana. Me entiende... pero voy a tener que trabajar igualmente. Suben más mujeres a la furgoneta. Y otra chica de mi edad. Algunas hablan entre sí, pero mi hermana y yo no decimos ni una sola palabra. La furgoneta empieza a dejarnos en diferentes casas. Siempre bajan, al menos, dos chicas por casa; pero, a veces, bajan tres o cuatro. A mí me emparejan con mi hermana.
Tengo que encargarme de los baños. He de frotar los inodoros. Quitar los pelos de la ducha. Frotar los espejos hasta que brillen. Cada una de nosotras está limpiando en un sitio. No hablamos. No ponemos música. Solamente trabajamos.
Comments