Día 6.004
CADA DIAA la mañana siguiente, me despierto en la misma habitación. ¡En el mismo cuerpo! ¡No lo entiendo! ¡No me lo creo! ¡Después de tantos años! Miro la pared. Mis manos. Las sábanas. Entonces, miro a un lado y veo a Wooyoung durmiendo en su cama... A Wooyoung. No, no estoy en el mismo cuerpo. No estoy en el mismo lado de la habitación. No. Esta mañana soy Kyuyoung, su hermano gemelo. Nunca me había pasado algo así. Me quedo mirando cómo Wooyoung se despierta un día después... en su propio cuerpo. Busco algún rastro de esa inconsciencia, del desconcierto de despertar así... pero lo único que veo es la típica escena de un jugador de fútbol americano estirándose nada más despertar. Si se siente extraño, diferente, no lo parece.
—Tío, ¿qué estás mirando? No es Wooyoung, sino nuestro otro hermano Junho.
—Me estaba desperezando —mascullo. Pero no le quito la vista de encima a Wooyoung. Ni mientras vamos al instituto. Ni durante el desayuno. Parece que está ausente, pero podría deberse a que ha tenido una mala noche.
—¿Cómo te encuentras? —le pregunto.
—Bien —gruñe—. Gracias por preguntar. Decido hacerme la tonta. Eso es lo que espera. No debería costarme mucho trabajo.
—¿Qué hiciste ayer después del entrenamiento?
—Fui al Starbucks.
—¿Con quién? - Me mira como si acabase de hacerle la pregunta cantando en falsete.
—Solo fui a tomar un café, ¿vale? No estuve con nadie. Estudio a mi hermano para ver si está intentando ocultar la conversación con Tiffany; pero no me lo parece, una duplicidad así sería muy evidente en él. No recuerda haberla visto. Haber hablado con ella. Estar con ella.
—Entonces, ¿por qué tardaste tanto?
—¿Qué pasa, que me estabas cronometrando? Qué conmovedor...
—¿Y a quién le enviabas correos electrónicos en la hora de la comida?
—¡Solo estaba consultando mi cuenta!
—¿La tuya?
—¿¡Cuál iba a consultar si no!? Oye, tío, me estás haciendo preguntas muy raras. ¿A que sí, Junho? -Junho está masticando beicon.
—Cuando habláis, desconecto. No tengo ni idea de qué decíais.- Me gustaría estar de nuevo en el cuerpo de Wooyoung para ver exactamente qué es lo que recuerda del día de ayer. Por lo visto, recuerda los sitios en los que estuvo pero, por alguna razón, es una versión diferente de lo sucedido, una que encaja mejor con su vida. ¿Será su propia mente la que hace la adaptación? ¿O será la mía la que cubre mis pasos antes de que me vaya? Wooyoung no se siente como si lo hubiera poseído el diablo. Para él, el día de ayer fue, únicamente, un día más.
De nuevo, paso la mañana buscando un momento en el que acceder a mi cuenta de correo electrónico. «Debería haberle dado mi número de teléfono», pienso mientras voy por el pasillo. E, inmediatamente, me quedo parada. Conmocionada. Es una observación de lo más normal... mundana... pero eso es justo lo que me frena en seco. En el contexto de mi vida, en cambio, es absurdo. No puedo darle mi número de teléfono. Lo sé. Y, aun así, ese pensamiento normal me ha venido a la mente sin más y me ha jugado una mala pasada porque, por unos instantes... me ha hecho creer que soy normal. No sé qué significa exactamente... pero sospecho que es peligroso. A la hora de la comida, le digo a Wooyoung que voy a la biblioteca.
—Eh —me dice—, la biblioteca es para tías.
No tengo ningún mensaje nuevo de Tiffany, así que le escribo yo:
Tiffany, Hoy me vas a reconocer. Me he despertado ¡y resulta que soy el gemelo de Wooyoung! Al principio, creía que esto me iba a servir para entender un poco mejor qué es lo que me pasa... pero no ha habido suerte. Quiero volver a verte. T
Tampoco tengo ningún mensaje de Suho. Decido teclear nuevamente su nombre en un buscador de Internet porque imagino que h
Comments