¡HyeBin, tu, idiota! Reíste. 

Pusiste su regalo a un lado, encima de lo último que sacaste de tu equipaje. Cuando terminaste, fuiste a buscar el contenido de la caja que el director te había dado. Tomaste el uniforme y lo estudiaste por un rato. Se componía de una camisa manga larga blanca, una corbata de lazo gris a cuadros, una placa con tu nombre dorada, una falda gris combinaba con la corbata y el bleizer. Tu uniforme de educación física tenía una sudadera y pantalones grises con líneas plateadas en los lados y una camiseta blanca con el logo MA en el lado izquierdo del pecho.

—Es lindo—murmuraste. Pusiste el uniforme a un lado con tu documento de la escuela en uno de los bolsillos. Tomaste la guía y comenzaste a leerla. Miraste el mapa del reverso. No eras muy buena con las direcciones, así que sería mejor aprenderlo antes de que las clases comiencen el lunes.

Volviste al campus, tratando de familiarizarte con la mayor parte de los lugares que te fuesen posibles. Se estaba poniendo oscuro cuando terminaste, así que decidiste ir a tomar tu cena gratis en la cafetería. No había nadie más que el personal, tú, tú y tú. Estabas algo decepcionada, sinceramente tenías la mínima esperanza de encontrarte con Kris.

Creo que me enamoré de él.

La comida no era decente, sino deliciosa. Sentiste extraño el comer sola en un lugar tan grande. Rápidamente terminaste la cena y saliste. Pasaste junto al gimnasio en tu camino hacia las puertas de tu edificio. Paraste por unos momentos al ver luz dentro. Te asomaste por las puertas hechas de barras de acero del gimnasio y tuviste la mejor visión de tu vida.

Dentro, Lay estaba bailando con una música no familiar para ti. Se movía tan rápido y fluido que parecía que simplemente flotaba con cada paso. Tenía un cuerpo esculpido y brillaba suavemente bajo las luces. Era un espectáculo para la vista.

¡Que criatura tan deslumbrante!

Te quedaste allí, por él no sabes cuánto tiempo, cuando escuchaste un ruido sordo detrás de ti. Te giraste para ver un chico agazapado en el suelo, como si hubiera saltado desde algún sitio.

LuHan se levantó y te miró, se suponía que nadie debía estar ahí. Miraste hacia arriba, pero no había nada para tirarse, a menos que haya saltado desde el techo del gimnasio que tenía alrededor de quince metros de altura. Volviste a mirarlo con una mezcla de sorpresa y confusión. Él se veía igual de sorprendido y confundido que tú. No pudiste distinguir su cara, el lugar en el que estaba parado estaba algo oscuro.

Ambos se escanearon por unos segundos, cuando de repente te cubrió la boca y te arrastró hacia un pequeño espacio entre el gimnasio y los edificios de detrás. Él se pegó a la pared del edificio, presionando tu espalda contra él. Luchaste por impulso, pero te tenía bien sujeta.

Oh, Dios. ¿Es aquí donde soy violada? Oh, cierto. No seré una violación digna… te relajaste un poco, cuando recordaste en qué tipo de lugar estabas. ¡Oh, rayos! ¡Monstruos! ¡Va a devorarme!

Luchaste más fuerte, pateándolo agresivamente, pero lo único que lograste fue que te sostuviera mejor y te presionara aún más contra su cuerpo.

—¡Ssshhh! —susurró LuHan, cerca de tu oído. Solo entonces escuchaste un fuerte ruido desde el techo del gimnasio, como si algo solo hubiese aterrizado allí. El sonido te hizo saltar y petrificar al mismo tiempo. Desde el muro del cual apareciste, la sombra de algo…algo. Tenía una cabeza y cuerpo, como un humano, pero también tenía cuernos largos y garras afiladas. No te atreviste a mirar hacia arriba para ver la cosa real, así que solo fijaste tus ojos en la sombra. Movió su cabeza alrededor, como si estuviese buscando algo. Dio un alto gruñido antes de despegar y volar lejos.

E-eso puede volar… y tiene cuernos y g-garras largas…

LuHan te soltó de su agarre y tu cuerpo giró instintivamente para verlo.

—¡Hey! Respira —dijo moviéndote un poco por los hombros. No te habías dado cuenta que estabas reteniendo el aire.

—¡Haaah! —Tomaste una gran bocanada de aire y fijaste tus ojos en él. Lo empujaste lejos y te pegaste contra la pared opuesta—. ¡Por favor no me comas!

—¿¡Qué!?

—Mi sabor el malo.

Él solo se limitó a verte como si te hubiesen crecido cinco cabezas. Luego colocó una mano sobre sus labios y otra cubriendo su estómago, temblaba. Ahora era tu turno mirarlo con duda. Estaba riendo tan fuerte que se había inclinado sobre la pared para sostenerse.

—Ahhhh—dijo finalmente, tomando una gran bocanada de aire—. ¿De verdad pensaste que te iba a comer?

—¿No lo harás?

—No—rió entre diente—. Pero no puedo decir lo mismo de los demás.

—¿Q-qué?

—Vigila tu espalda. No querrás convertirte en la cena de alguien más. —Sonrió satisfecho y corrió fuera de tu vista.

—¡Espera! —Corriste detrás de él, pero no lo viste por ningún lado— ¿Huh? ¿Volará también? —te preguntaste, mirando hacia el cielo.

—¿LuHan?

Giraste para ver a Lay en la puerta del gimnasio. Ahora que estaba un poquito más cera, viste que era realmente apuesto.

Okay. Otro monstruo hermoso para caerse muerta. Debería acostumbrarme a esto.

—Oh, lo siento. Pensé que había escuchado a uno de mis amigos—te dijo.

—En realidad, había alguien más hace un rato—le avisaste, sintiéndote un poco sorprendida y emocionada de que estuviese hablando contigo.

—¿Es así? No debe haberse dado cuenta que yo estaba ahí—dijo—. ¿Te conozco? —preguntó de repente, no de forma ruda.

—¿H-huh? ¿Cómo podríamos conocernos?

—Lo siento. Mi memoria no es tan buena. Fácilmente olvido algunas personas que ya había visto.

—Oh, uhm, no. Nunca nos habíamos visto—dijiste. Aunque de que estuve mirándote durante la última media hora.

—Oh, bien entonces—sonrió—. ¿Estás volviendo a los dormitorios?

—Sí.

—¿Estás sola?

—Uh, ¿sí?

—Se está haciendo tarde y la ruta está desierta a esta hora durante las semanas libres. Una joven chica como tú no debería caminar sola—dijo pensativo—. Yo debo regresar también, ¿quieres que vayamos juntos?

—Sí, por favor—contestaste de buena gana, recordando lo de hacía un rato.

—Bien. Solo déjame cerrar este lugar. ¿Puedes esperarme un ratito? —preguntó.

—Sí. No hay problema.

—Genial—sonrió y volvió a entrar al gimnasio.

—¡Uf! Gracias a Dios—susurraste. Estabas aliviada de no tener que regresar caminando sola.

Quien sabe que más esté al asecho por este lugar. Oh, espera. ¡Qué esté aquí, quiere decir que él también es un monstruo…! Aunque parece inofensivo.

Lo viste salir un poco después de que las luces de gimnasio se apagaran.

—Vamos—dijo después de trabar el lugar.

Inmediatamente comenzaste a caminar cuando él lo hizo. Lanzabas miradas al cielo cada tanto, esperando que los dos caminasen solos, medio esperando que algo te arrebate en cualquier momento.

—Por cierto, soy Zhang YiXing, pero puedes llamarme Lay—dijo, extendiéndote su mano, distrayéndote de tu búsqueda de monstruos.

—¿Eres chino?

—Sí—rió un poco.

—Wow. Tu coreano es muy bueno.

—No en realidad. Sigo teniendo un acento, pero gracias.

—Soy Song YooRi—dijiste tomando su mano.

—¿En qué año estás? Yo soy un estudiante de segundo.

—Yo también soy de segundo.

—¿En serio? —dijo mirando intensamente tu rostro—. No te ves familiar.

—Bueno, dijiste que fácilmente olvidas a la gente—contestaste.

—Sí, lo hice, ¿lo hice? —rió entre dientes—. Pero estoy seguro que estoy familiarizado con todos los de mi año, no con los nombres, pero conozco al menos sus rostros. ¿En qué clase estás?

—No te preocupes. Tu memoria está bien. Fui transferida—contaste—. Acabo de llegar apenas hoy.

—¡Oh! ¿En serio? Entonces bienvenida—sonrió.

—Gracias.

—¿De cuál escuela vienes? No sabía sobre otras escuelas para monstruos aquí en Corea.

—Vengo de una escuela para humanos. De hecho, supe que era un monstruo recientemente. Hace nueve días para ser exactos—explicaste.

—Whoa. Debió ser muy chocante para ti.

—No tienes la menor idea. Tenía una vida humana perfectamente normal. En realidad, eso de que soy un monstruo aún no termina de llegarme.

—Solo date tiempo. Eventualmente iras aprendiendo a aceptarlo—dijo amable—. ¿Cómo encontraste la escuela?

—Horripilante.

—¿Por qué? Creí que se veía muy normal.

—No es la escuela en sí. Es que solo no puedo aceptar la idea de que voy a una escuela plagada con solo monstruos, eso realmente me asusta.

—¡Jajajaja! Entiendo lo que dices. Pero no es tan malo como piensas. Sí, hay monstruos peligrosos, pero el verdadero peligro se da en cuanto deciden usar sus habilidades para dañar a los otros. Y eso nunca ha sucedido aquí hasta ahora. Por supuesto, hay algunas disputas por aquí y allá, pero nada realmente serio.

—¿En serio? ¿Nadie se convirtió en la cena de alguien más?

—No—respondió riendo.

—¿Entrañas esparcidas o miembros cortados?

—No entrañas ni miembros.

—Genial—contestaste, sintiéndote realmente aliviada.

¡Que tonta! Murmuraste en tu cabeza, pensando en lo que LuHan te había dicho hacía un rato.

Lay y tú tuvieron una corta charla hasta llegar a los dormitorios.

—Bueno, aquí es donde nos separamos—dijo.

—Gracias por acompañarme—te inclinaste.

—No te preocupes. Fue un placer. Espero verte por aquí.

—Sí, te veo luego—contestaste y los dos fueron por lugares distintos.

Te aseguraste que todas las ventanas y puertas estuvieran bien cerradas antes de acostarte. Tenías dificultades para dormir. Tu mente te jugaba bromas por cada sombra que veías en el cuarto. Te levantaste varias veces para prender las luces, hasta que decidiste mantenerlas prendidas hasta la mañana. Recordaste la sombra que habías viste más temprano en la escuela y te estremeciste, pensando que otra clase de monstruos podrías encontrarte, especialmente cuando los otros estudiantes volvieran mañana.

—Oh, por favor, que todo el mundo luzca como humano cuando lo vea—murmuraste.

AWOOOOOOOOOOOO…

Un aullido se escuchó desde algún lugar afuera. Te enroscaste en la cama y te metiste bajo las frazadas.

AWOOOOOOOOOOOO…

—Estúpido lobo—murmuraste y abrazaste más fuerte a tu peluche—¿Estás asustado también, Totoro? —Totoro solo estaba ahí, sonriendo como siempre lo hacía. —. Ya sabes, Totoro, a veces deseo que puedas vivir en noches como esta. Estoy muy asustada, ¿sabes? Un segundo, me retracto. Creo que me volveré loca si de repente vivieras. —Volviste a recordar lo que sucedió más temprano—. ¿Qué piensas que fue eso, Totoro? Tenía cuernos y garras filosas. Y podía volar. ¿Piensas que come humanos? Oh, cierto. No soy humana. Bueno, ¿piensas que coma a alguien siete octavos humano? ¿Y piensas que estaba persiguiendo al otro chico?

Otra vez, fallaste en conseguir una respuesta de Totoro.

Quizás es solo una de las disputas de las que Lay hablaba, resolviste.

Lay… pensaste en él. Bien, al menos encontré algo bueno en este extraño y aterrador lugar.

Te encontraste a ti misma sonriendo, mientras ingresabas en el mundo de los sueños.