RRRRRRIIIIIIIIIINNG~~!!

Despertaste y a ciegas alcanzaste el reloj en tu mesa de luz, apagando la alarma mientras mirabas la hora. Eran las siete de la mañana; tiempo de prepararse para la escuela, o eso pensabas, pero tu cuerpo se negaba a moverse. Diste un gran bostezo y colocaste el reloj nuevamente sobre la mesa.

Cinco minutos más, pensaste. Te acurrucaste junto a Tororo, tu peluche de tres pies de altura. Lentamente volvías al mundo de los sueños, cuando tu madre golpeó la puerta.

—¡JooRi-ah!

—Mmmmm…—respondiste medio dormida, sin querer abrir tus ojos.

—¡Despierta! Llegarás tarde a la escuela—llamó desde el otro lado de la puerta.

—Mmmmmm…

Escuchaste su suspiro cuando entró a tu cuarto, luego el sonido de las cortinas siendo abiertas. Apretaste los ojos con fuerza al sentir la luz del sol directamente en tu cara.

—¡MMMMMMMM! —murmuraste con molestia mientras escondías tu cabeza bajo las sábanas.

—Song JooRo, levántate en este instante o te arrastraré fuera de la cama—dijo tu madre, en un tono de desaprobación, mientras quitaba tus sabanas de encima.

Te incorporaste reacia, porque sabías que tu madre siempre se tomaba muy en serio sus promesas. Te frotaste los ojos antes de ponerte los anteojos.

—Umma, no me siento muy bien—dijiste. Se sentó en la cama, junto a ti y tomó rápidamente la temperatura.

—Estás bien—dijo—. ¡Apurate! El desayuno está listo.

—Pero mi cuerpo se siente cansado y pesado—insististe.

—Siempre estas cansada en el momento de levantarte.

—Pero no es cansancio de dormir esta vez.

—¡Aigoo! ¿Te acostaste tarde anoche, otra vez? Te dije que evitaras dormir tan tarde. ¿Estuviste leyendo esos comics otra vez?

—¡No! Me dormí después de comer. Y Umma, es Manwha no comics.

—Son lo mismo.

—Los Manhwas son coreanos y son asombrosos. Los comics son solo comics—explicaste, pero tu madre no prestaba atención. —. No importa. Como sea, estuve sintiéndome cansada desde ayer, no sé porque. No siento que tuviera fiebre—dijiste, pasándote la palma de la mano por la frente—, no tengo frío tampoco.

—Ah. Ya sé porque.

—¿Mmmm?

—Esos son síntomas de pereza. Ahora, empieza a moverte o llegarás tarde.

—¡No estoy siendo perezosa! ¿Puedo saltarme las clases por hoy? —suplicaste.

—Te espero en la mesa en cinco minutos—fue todo lo que tu madre contestó antes de salir.

Diste un fuerte suspiro y te metiste en el baño. Te miraste cuidadosamente en el espejo. Te veías cansada, pero nada parecía estar mal. Rápidamente terminaste tus rituales de mañana y te dirigiste a la cocina. Tu madre esperaba allí. Otra vez kimchi. Nunca te gustó comer kimchi tan temprano en la mañana porque olía mal. Sin embargo, no estabas en posición de replicar. Tu padre murió cuando eras una niña, entonces tu madre se hizo cargo de ti, saliendo adelante ella sola, vendiendo pescado en el mercado. Aunque ella no te lo dijera, sabías que estaba teniendo serias dificultades para llegar a fin de mes.

—JooRi-ah—dijo tu madre, cuando empezaste a comer—. Vuelve a casa después de la escuela. Vamos a tener una barbacoa para cenar.

—¿Por qué? —preguntaste confundida. No habían comido platos costosos desde hacía algún tiempo.

—Porque es un día especial—dijo alegremente.

—¿Vendiste mucho ayer?

—No, tu niña tonta. ¡Es tu cumpleaños! Aigoo, esta chica. No me digas que olvidaste tu cumpleaños otra vez, tsk.

Tenía razón. Olvidaste tu cumpleaños. Tampoco era importante. No recordabas la última vez que celebraste tú cumpleaños. Tu madre era la única que siempre recordaba. Para ti, era solo otro día.

—Umma, no hay razón para que cocines algo tan costoso, puedes usar el dinero para algo más importante—dijiste.

—¡Aish! ¿De qué estás hablando? Está bien gastar dinero en buena comida de vez en cuando. He ahorrado especialmente para hoy, así que no te preocupes.

Suspiraste, decidiendo que era mejor no discutir con ella. Siempre ganaba de todas formas.

—Además—continuó—, no estoy preocupada por el dinero. Estoy preocupada por ti.

—¿Por qué?

—Mírate. Tienes apenas diecisiete años pero actúas como una anciana. Acabas de olvidar tu propio cumpleaños. ¡Aigoo! Debes poner más picante a tu vida. Estas desperdiciando tu juventud. Pasa más el rato con tus amigos.

—Siempre paso el rato en la escuela.

—También necesitas salir con ellos además de la escuela. ¡Aish! Deberías hacer algo más que estar en tu habitación todo el día con esos comics. No te estás haciendo más inteligente por ese hobby de todas maneras.

—¡Umma! —Frunciste el ceño. Tu IQ era normal. No importaba cuanto estudiaras, lo más alto que llegaba tu promedio académico era la media del ranquin de tu clase. Nunca fuiste tan inteligente. Ya habías aceptado la triste verdad hacía tiempo, pero seguía doliendo cuando otras personas lo mencionaban. Con lo que respectaba a salir, nunca fuiste intencionalmente una antisocial; no tenías otra opción que estar en casa. Siempre querías pasar el tiempo con tus amigos, pero nunca tuviste el dinero para pagar una noche en el Karaoke o simplemente salir de compras.

—¡Y además nunca me presentaste un novio!

Te sorprendiste con lo último que dijo. —¡Eso es porque no tengo uno!

—¿En serio? ¿O solo lo estás ocultando de tu madre?

—Umma, te digo que no tengo uno. ¡Nunca lo tuve!

—¡Entonces ve y consigue uno! Yo ya tenía uno cuando tenía tu edad. Aigoo. Nunca sales con amigos; nunca tuviste un novio. No ayuda pensar que algo está realmente mal contigo. —Tu madre suspiró dramáticamente.

—Tampoco es como si buscase alguno. Además, no soy linda.

—¡Eso es porque no cuidas tu aspecto! Al menos usa el cabello suelto como las otras chicas de tu edad. ¿Por qué siempre lo usas en una coleta? Ven aquí—dijo mientras intentaba alcanzar tu cabello. Inmediatamente evitaste sus garras.

—¡Umma! Me gusta así—dijiste protegiendo tu cabello.

—¡Aish! Como quieras—dijo molesta—. Sabes, he estado pensado. Tal vez deberías conseguir lentes de contacto, entonces no tendrías que usar esos anteojos tan feos.

Tenías mala vista desde muy chica. Eras prácticamente ciega sin tus anteojos.

—También deberías probar con un poco de maquillaje. Te compraré un poco luego—continuó.

—Si le gustara a un chico, le gustaría con o sin maquillaje—contestaste indiferente. Terminaste el desayunó rápidamente antes de que la conversación fuera más allá—. Me voy. Te veré más tarde, Umma.

—Está bien. Ten cuidado. No te olvides del almuerzo.

—¡Sí! —dijiste y te dirigiste hacia fuera, casi tropezando con la puerta—. Estúpida puerta—murmuraste.

—Aigoo. Y seguirá tan torpe como siempre—escuchaste que tu madre murmuró.

Te dirigiste al colegio para no llegar tarde. Era casi tiempo del primer periodo cuando llegaste.

—¡JooRi-ah! —Tu amiga, HyeBin, te recibió.

—Buen día, HyeBin-ah—respondiste secamente.

—Ya, ¿estás bien?

—Sí, ¿por qué?

—Es extraño recibir un saludo tan seco de tu parte. Por lo general tu voz es muy alta en la mañana—respondió. Le diste una mala cara mientras te lanzabas sobre el escritorio.

—Estoy cansada—le contaste.

—¿No dormiste bien anoche?

—Lo hice. Pero sigo estando cansada.

—Quizás te estás estresando por algo. Tómatelo con calma.

—Sí, tal vez tengas razón. También te ves cansada.

—Solo un poco. En realidad, no dormí bien anoche. —Dio un gran bostezo comenzando a caminar hasta su asiento—. JongHyung me mantuvo despierta toda la noche.

—¿QUÉ? —Mirasta a HyeBin horrorizada.

—¿Huh? —preguntó confundida.

—¿Qué hiciste anoche?

—¿Q-qué? —preguntó un poco frustrada.

—¿Qué fue lo que hiciste con JongHyun…?

No terminaste de hablar, que ella cubrió tu boca con sus manos.

—¡Ya! ¿¡Qué estás haciendo!? —gritaste cuando finalmente te soltó.

—¡SSHHHH! ¿Escuchaste eso? —preguntó sobresaltada.

—¿Sí?

—¿Pero cómo? Yo… yo… lo murmuré para mi misma. ¿Realmente lo dije tan alto? —Lo dijo más para sí misma que para ti—. Como sea, solo olvídate de eso, ¿está bien?

—¿Pero que hicieron? ¿Acaso ustedes dos…?

—A ver, todo el mundo. Vuelvan a sus asientos. —Tu profesor ordenó, apenas ingresó en el salón.

—No le digas a nadie—dijo HyeBin cuando volvió a su asiento. La observaste con tu boca abierta.

—Guarden sus cosas. Quiero ver solamente sus biromes sobre la mesa. Tendremos un examen sorpresa—anunció tu profesor. Toda la clase comenzó a quejarse ante la trágica noticia, interrumpiendo tus pensamientos sanos del momento.

El examen pasó contigo luchando con cada pregunta, como siempre. Extrañamente, tu maestro estaba siendo indulgente ese día. Podías escuchar a tu clase murmurando muy fuerte durante todo el examen, pero el profesor no parecía prestarle atención. El segundo periodo fue algebra, la cual pasó realmente lenta, produciéndote un fuerte dolor de cabeza. Odiabas matemática con ardiente pasión. Tus ojos se sentían pesados de acuerdo pasaba el tiempo y tu clase estaba inusualmente ruidosa, tu cabeza dolía demasiado cuando finalizó matemáticas.

Tu visión se puso borrosa, seguramente por la modorra, decidiste ir al baño durante el tiempo de recreo. Te quitaste los anteojos y limpiaste tu rostro con agua fría. Instintivamente miraste en el espejo y todo a tu alrededor, nuevamente tu reflejo.

¿Qué rayos…?

Tu visión era clara. Te observaste con una mezcla de sobresalto y confusión por algunos minutos. Tu cerebro estaba intentado deliberar y comprender que estaba sucediendo. Intentaste poner los anteojos en su lugar, y estabas sorprendida al notar tu vista nublada.

—¡JooRi-ah! Ahí estás. ¡Te estaba buscando!

Esa era HyeBin. Caminó hacia ti, continuando lo que estaba diciendo—. El profesor nos dijo que tuvo un incidente urgente que atender, entonces el tercer periodo es solamente de estudio…—Dejó de hablar al darse cuenta que no le estabas escuchando—¡Ya!

—¿H-huh?

—¿Estás bien?

—A-ah…—Miraste nuevamente tu reflejo borroso—. Mis ojos.

—¿Qué?

—Creo que algo está mal con mis ojos.

—Déjame ver—dijo, sacándote los anteojos y mirando tu rostro a través de ellos. Una vez mas tu visión se volvió clara. Podías ver cada detalle de sus ojos, mientras ella también lo hacía. —. Mmmm… nada parece estar mal. ¡Espera! —dijo, examinándolos de cerca.

—¿Qué?