CAPÍTULO 6

ROCK STAR & POP STAR

Es tan irreal pensar que hace cuatro meses atrás conviví con mi abuela por última vez.

Sí alguien me hubiese dicho que esto iba a pasar, tal vez no le hubiese creído o tal vez sí y mi abuela seguiría con nosotros. Sin embargo, la realidad es esta y por mucho que quiera que no fuera real, lo es.

Han sido más de diez horas de viaje y aun no tengo idea alguna de cómo darle la terrible noticia a Krystal. Ni siquiera en el transcurso del aeropuerto al hospital se me ocurrió como decirle.

Justo cuando me encuentro en la entrada del hospital, inhalo y exhalo lo mayormente posible.

-Estamos contigo Sica, no lo olvides.

-Tú y Krys no están solas, nos tienen a nosotras

Lo único que puede hacer fue asentir.

Me alegra tener a mis amigas conmigo, y aunque Taeyeon no se encuentra en este momento, sé que en este preciso momento debe estar saliendo en el primero vuelo.

Al preguntar por mi hermana e indicarme en que piso se encuentra, subí solo para frenarme justo en su puerta, donde se encuentra mi padre. Un hombre robusto, de cabellera negra y corta, piel blanca al igual que la mía, brazos largos y fuertes, ojos oscuros y sin brillo.

-Has llegado.

-Dije que lo haría.- lo que menos deseo en estos momentos es discutir.- ¿Cómo está?

-La tomografía indicó un poco inflamación cerebral.- le mire sin entender.- Tendrán que dormirla de nuevo para disminuirla

-¿Ha despertado?- asiente.

-Lleva preguntando por tu abuela, pero no he sido capaz de decirle.

-No te preocupes, se lo diré yo,- aunque no sé cómo.- ¿Dónde está mi madre?

-Está arreglando todo para el fúnebre de tu abuela.

-¿Entraras?

-No puedo dejarla sola, nos necesita.

-La única persona que necesitaba además de mí, murió.

-Jessica…

No lo deje hablar una vez más.

Abrí la puerta de la habitación de hospital  y al adentrarme puede verla mirar la pulsera que la abuela le había regalado en su cumpleaños número diecisiete.

¡Cristo!… ¿Cómo iba a decirle?… ¿Cómo?

-¿Sica?

Sus ojos marrones me miran intensamente, mientras poco a poco comienzan a llenarse de lágrimas que sale sin control cuando la envuelvo en mis brazos.

-La abuela… la abuela, Sica… ella y yo…- dice sollozando.

Me parte el alma.

-Shh…- acaricio su espalda.- fue un accidente baby, no es tu culpa, no lo es.

Krystal siempre se ha caracterizado por ser demasiado inteligente. Desde pequeña ha sido muy perspicaz y sabe cuándo uno miente o cuando las cosas son como son.

-La abuela…

Me mira con tanta intensidad, que por primera vez quiero desviar la mirada.

-La abuela está…

Dude por unos momentos el decirle, no puedo romperle de esa manera el corazón a mi pequeña hermana, pero tarde o temprano se enteraría y prefiero que sea ahora.

-Sí…- susurre con tristeza.

Cerré los ojos al escuchar el doloroso llanto que salió de su boca e inmediatamente la abrace intentando protegerla del dolor, aunque resulte imposible.

-Todo estará bien, pequeña,- lloró junto a ella.- estarás bien.

-¿Ahora quien cuidara de mí, Sica?- pregunta entre llanto.- Ella siempre ha estado ahí para nosotras y ahora ya no está.

-Krystal,- le llamo mi padre, pero ella ni le regreso a ver.- eres nuestra hija y nosotros somos tus padres. A partir de ahora cuidaremos de ti.

-¿Cuidar de mí?- aleja su cuerpo un poco de mí.- Pretenden cuidar de mí, cuando nunca lo hicieron con Sica, ¿En serio?

No miento cuando digo que ellos nunca han estado ahí para nosotras. Muchísimo antes de que se enteraran de mi biualidad, pasión por el modelaje y relación con Seolhyun, su indiferencia no ha cambiado ni un poco.

Tenía la esperanza que todo cambiara tras el nacimiento de Krystal, pero fue exactamente igual. Mi madre estuvo menos de los cuarenta días establecidos, en casa cuidando de Krys. La abuela cuido de nosotras a partir de ese momento.

Mi madre le había conseguido una pequeña casa no tan lejos de la nuestra, a un par de cuadras, de hecho. Cuando llegaba de la escuela y no había nadie en casa, me iba donde mi abuela, quien me espera con Krys.

Cuando prácticamente me echaron de casa, mi nuevo hogar fue la casa de mi abuela y eso fue a la edad de diecisiete años. Unos dos meses después, Krystal de tan solo doce años llego con una pequeña maleta y diciendo que nuestros padres no le prestaban ni la más mínima atención.

Al final de todo, mis padres dejaron que mi abuela cuidara completamente de nosotras, hasta el día en que me motivaron a volar a Seúl en busca de Michelle y hacer mi sueño realidad.

-¡¿Cuándo se dieron cuenta que somos sus hijas?!- grito llena de rabia y tristeza.- Sica los necesito ¿Dónde estuvieron para defenderla, apoyarla, aconsejarla?

-Krystal…

-Fui pocahonta en la obra escolar a los doce años, ¿Dónde estuvieron?- mi padre le mira con los ojos abiertos.- Sufrí bullying por meses, todo por ser hija de asiáticos, ¿Dónde estuvieron para protegerme?- sus lágrimas salen sin control.- Sica hizo lo mayormente posible para que dejaran de lastimarme, pero fue la abuela la que arreglo el problema hablando con la directora, ¿Dónde estuvieron ustedes en ese momento?- le pregunta viéndolo directamente a los ojos.- Sí no mal recuerdo, en el hospital, operando.

Ellos se han perdido gran parte de nuestras vidas y no hay manera de regresar. Se perdieron nuestra infancia y mi adolescencia, con Krystal aún tienen tiempo… tiempo de disfrutarla al menos un poco pero, ¿Estarán dispuestos a reducir sus horarios?

-Hemos perdido a la única persona a la que le interesábamos e importábamos y voy a llorarle todo lo que pueda porque después de eso seguiré con mi vida, como a la abuela le hubiese gustado verme y como lo vio con Sica.- sonrío entre lágrimas.- Yo no voy con ustedes ni a la esquina,- gira su rostro hacia mí.- Puedo… ¿Puedo mudarme contigo?

-Oh baby…- la vuelvo abrazar.- no tienes ni que preguntármelo, eres más que bienvenida en nuestro apartamento.

-Nosotros somos tus padres, Krystal Jung, tu hermana no puede cuidarte.- eso que dijo me ha hecho enojar.

-Soy su hermana y puedo cuidar de ella mejor que ustedes.- informe sin titubear.- Me hare cargo de Krystal de ahora en adelante, así ustedes puede seguir sin interrupciones su trabajo.

-Pero…

-No hay nada de pero, he dicho que me llevare a Krystal a vivir conmigo y no pienso discutir la decisión que ya está tomada.

La puerta de la habitación se abrió para dar paso al médico que le atendió. Indico que Krys no puede salir del hospital y que tendrían que dormirla para qué la inflamación cerebral disminuya.

Lloró, lloró como nunca antes la había visto. Quería ir y decirle adiós por última vez, quería estar presente en su funeral. Estuvo a casi nada de convencerme de sacarla del hospital, pero al final escucho que lo mejor para ella era quedarse y descansar.

La abuela donde sea que estuviera, entendería.

-Descansa por ahora, mi pequeña hermana.- bese su frente al verla profundamente dormida.

Daba gracias a dios porque mi hermana no sufrió grandes consecuencias, más que leves raspaduras y moretones que lograron aparecer, y una muñeca torcida. Por desgracia, mi abuela fue la que se llevó la peor parte, el choque contra la camioneta produjo que impactara su cuerpo contra el volante, golpeándose severamente el pecho, produciéndole un infarto fulminante.

-Tu madre ha hablado.- regrese a verle.- Ya está todo arreglado.

Tome fuertemente de la mano de Krystal y la lleve a mi mejilla para sentir su suavidad.

-Te quiero.

Fue lo último que le dije antes de marcharme al funeral.

El responsable de toda está desgraciada fue detenido, manejaba en exceso de velocidad y estado de ebriedad.

¡Imbécil!  

El conductor pagaría por arrebatarnos a nuestra joven abuela. Todavía tenía mucho que vivir, mucho que disfrutar, pero ese imprudente conductor no se lo permitió.

No hay nada que hacer, no hay forma de regresar el tiempo atrás, la abuela ya no está y eso es algo que debemos aceptar.

El lugar está repleto de gente que viene a acompañar a mi madre y tíos es su dolor, pero lo que nadie sabe, es que las que más sufren somos Krystal y yo.

Gente que me conoce desde pequeña no ha parado de preguntarme como estoy o como está mi hermana, de abrazarme y darme las condolencias, pero a mí de nada me sirve, si el dolor no desaparece.

Mi cuerpo se sobre exalta al sentir unas manos escabullirse por ambos costados, pero mayormente al sentir el cuerpo de alguien chocar contra mi espalda.

-No vuelvas hacerlo Jessica.- susurra con suavidad y tranquilidad.- No sabes el susto que me has provocado, y con el solo hecho de tenerte en mis brazos me tranquiliza.

No puede ser…

Abro los ojos al reconocer a la dueña de la voz.

¿Qué hace ella aquí?

Todo dentro de mí empieza a revolucionar, un sinfín de sentimientos invade todo mi ser, que me impide mover.

Sus brazos que se enrollaron en mi cintura suavemente me empujan hacia ella.

Esto… Esto no puede estar pasando.

¿Por qué ella haría un acto como este?

-Que… ¿Qué estás haciendo aquí?- formule y no sé cómo.- ¿Cómo me encontraste?

-Te diría que no me subestimaras, pero en esta ocasión tu aportaste mucho.- le mire sin entender.- Eres la hija de médicos muy importante, no fue tan difícil encontrarte.- desvié mi mirada.- Con respecto a que hago aquí, creí haberte dicho que iba acompañarte. 

-Sí, me lo dijiste, pero solo creí que sería hasta el aeropuerto.

-Esto Jessica, es una excepción.- dice muy cerca de mi oreja

¡Oh dios mío!

¿Qué es lo que pretende esta mujer?

Es extraño, pero me siento tan tranquila, relajada, calmada entre sus brazos. Esto es algo nuevo, algo que jamás he sentido en toda mi vida y de alguna forma me da miedo sentirme así por causa de Jessica.

¿Por qué debo sentirme así?

¿Por qué con Yuri?

-Soo Yeon…

Toda esa calma, esa tranquilidad, esa paz que logra transmitirme Yuri con tan solo un abrazo, desaparece al