¿Te importo?
Black&White; ¿Love?
“Y terminas dándote cuenta que eres de esa personas a las que les sale todo mal.”
La chaqueta le molestaba, y le comenzaba a lastimar la herida, la humedad la sentía por todo su hombro y algo líquido y caliente bajaba por su brazo. Abrió la puerta del Aston negro y lanzo la chaqueta al asiento trasero, dejando ver automáticamente los brazos morenos bajo las mangas de la chaqueta.
Subió, encendiendo el auto, acelero el motor y salió del estacionamiento. De cuando en cuando el dolor le sacaba muecas del rostro, frunciendo los labios o achicando los ojos, pero manteniendo la concentración sobre el camino y las manos sobre el volante.
El alumbrado público golpeaba el parabrisas, alumbrando tenuemente el interior del vehículo, la rubia iba con la mirada perdida por la ventana y la morena no se inmutaba en mirarla, solo se concentraba en llegar rápido, para aliviar ese maldito dolor punzante.
Un hilo de sangre había bajado por su brazo derecho, traspasando la tela negra de la playera, la luz iluminaba el interior, dejando ver los brazos de la morena y parte de su rostro. La rubia había deseado en ese instante estar revolcándose con su “novio”, pero no, estaba con la estúpida y molesta morena, y lo peor aún de camino a casa.
Viro el rostro, dispuesta a reclamarle a la joven, deteniendo su mirada sobre los brazos de la agente, mientras observaba la pequeña gota de sangre que estaba a punto de caer por el codo de la azabache.
-Detén el auto- pidió a la chica, mientras no dejaba de mirar el pálido rostro de la morena, que parpadeaba pesadamente.
-Estamos por llegar- anuncio levemente, había escuchado la voz de la rubia, muy lejos, pero sabía que tenía que contestar.
-¡Que lo detengas ahora!- la morena irritada, tenía que cumplir otro capricho de la rubia. Aparco al lado de la calle y miro a la rubia, sintiendo como los parpados se le cerraban de a poco; el dolor y la pérdida de sangre durante el día le cobraban factura, y justo ahora.- ¡Demonios Yuri! ¿Por qué no dijiste que estabas mal? ¿Ah?- le reclamaba a la morena, mientras esta solo sonreía débilmente y trataba de no cerrar los ojos.
-No es algo… que le interese…señorita- había tardado más de lo común en contestar, la rubia bajo del auto, asustando a la morena que instintivamente salió del auto solo para ser metida de nuevo, pero esta vez del lado del copiloto.
-No debería importarme, eres un simple empleado más, pero si tú no estás bien, significa que yo estoy en peligro- la rubia rodeo el auto por enfrente y subió al Aston, acelerando a fondo, queriendo llegar al hospital más cercano; simplemente no sabía qué hacer.
Por un segundo creyó que la rubia sentía algo de compasión por ella, inocente, claro que la rubia solo pensaba en ella. “Demasiado bueno para ser verdad”, pensó la morena mientras el sueño le estaba poseyendo,
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