“Soy tan egoísta, que no quise compartirte.”

El agua recorría todo su desnudo cuerpo, cubriendo su piel con finas gotas de agua que hacían que su piel bronceada brille más. Unas manos se colaron por su espalda, a la altura de su abdomen. Se sobresaltó por tan repentina intromisión, miró hacia abajo encontrándose con las blancas manos de Jessica, apartó las manos de su cuerpo y se giró, quedando de frente a la joven rubia.

-Sal de aquí- observó su desnudes, mientras clavaba su fría y dura mirada en la de la lujuriosa rubia.

-¿Qué si no quiero?- le retó con sorna, pues bien sabe que no puede lastimarle-Me acusaras con papá-ella saldrá ganando de cualquier forma.

La morena le arrincona contra la esquina de la regadera, pegando su cuerpo al de la rubia, sintiendo inmediatamente el calor de su piel, entre abriendo sus labio, acercándose peligrosamente a los de Jessica, jugando con los deseos de la rubia mientras abre la regadera dejando que el agua  fría moje el cuerpo de la caliente chica, sacándole un chillido agudo, tomó la toalla y salió de la regadera, dejando a la rubia mojada y con ganas de comerse a la morena.

Retiro el exceso de agua de su cabello, mientras dejaba la ropa limpia sobre la cama y se pasea en toalla por la habitación, inspeccionando que nada se quede fuera de su lugar. Al pasar por el espejo de cuerpo completo se detiene y fija su mirada sobre el casi imperceptible corte sobre su piel. Delinea la delgada línea que ahora no es más que una vieja cicatriz de los sucesos pasados. La piel de esa zona no termino por recuperarse del todo, dejando una huella no solo en la memoria de la morena, sino también sobre su piel.

La finura del corte era impresionante y el área alcanzada lo eras aún más, justo debajo de la mandíbula, donde comienza hasta la clavícula que es donde termina. O tal vez es al contrario. Retrajo los parpados. Ocultando los orbes oscuros mientras dejó que la toalla bajara lentamente acariciando su piel hasta tocar el suelo alfombrado de la habitación.

La puerta del cuarto de baño se abrió y la rubia sale de ahí, envuelta en desnudes y con la piel fría y mojada. Se detiene al ver la espalda desnuda de la agente frente a ella, mientras su mirada recorre su cuerpo hacia zonas más bajas.

Sonríe victoriosa, pensando que la agente al fin ha aceptado sucumbir ante sus encantos. Colocó las manos sobre el aún desnudo abdomen de la agente y comenzó a acariciarlo en círculos, sintiendo como los músculos de la chica se contraían ante sus caricias, y no sabe si es por nervios o por placer.

La morena aun no abre sus ojos, mientras se pierde en semejantes caricias, que despiertan su nerviosismo y a la vez su lado salvaje. Ese lado que quiere girarse y tomar a la rubia por los muslos haciendo la rodear sus caderas, mientras la besa desesperadamente y la estampa contra la pared, mientras la acaricia de manera ruda y le arranca su nombre entre respiraciones entrecortadas.

Pero su lado racional opta por tomar las manos de la rubia y acariciarlas lentamente mientras despacio va deshaciendo del agarre impuesto por los brazos femeninos.

-Solo…déjate llevar…Yuri… susurro sobre su oído derecho, dejando que una ráfaga de escalofríos bajara por la columna vertebral de la morena, apretó los ojos fuertemente, impidiendo que sus más bajos instintos despertaran y tomaran por asalto a la rubia y que tenía pegaba a su espalda…completamente desnuda… o eso le hacía pensar el hecho de sentir como los pechos de Jessica se pegaban completamente a la piel de su espalda.

Dejo salir una exhalación y después separo las manos de la rubia de su cuerpo, liberándose de la terrible tentación de tenerla a sus espaldas y en esas condiciones…los pocos meses que llevaba de conocer a la chica, podría decir con certeza que la rubia siempre conseguía lo que deseaba.

-Vístase… y no vuelva a entrar así a mi habitación… ¿entendido?- Yuri le lanzo la toalla que minutos antes cubría su cuerpo, dejando que Jessi la atrapara entre sus manos y cubriera una parte de su cuerpo.

Sonrió con suficiencia, mientras soltaba lentamente aquel trozo de tela y se colocaba sobre la orilla de la cama, cruzando los pies, mientras sin pudor alguno se mantenía desnuda. La agente estaba de espaldas a la rubia subiendo sus pantalones, mientras su torso solo se encontraba cubierto por el top deportivo.

La rubia jugo la última carta de la noche, posicionándose tras la morena, e instintivamente abrazándola por detrás, dejando su cabeza reposar sobre la piel de la espalda, cálida y fuerte de la chica impidiendo que esta colocara su playera correctamente. Trazando pequeños círculos que lentamente bajaba por el abdomen de la agente.

Quien resistiéndose con sus máximos esfuerzos se libró del agarre de la rubia imponente y tomó la toalla del suelo, cubriendo de inmediato la lechosa y suave piel de la rubia. La miro a los ojos, como tratando de descifrar que era lo que la motivaba a jugarle una tentación tan insistente. Pero sobre todo quería saber qué interés tenía la rubia por llevarla a la cama.

Si solo sería una más de sus conquistas, o si buscaba algo más.

-Sería muy bueno follar contigo…Yuri- el aliento de Jessi choco con los labios de la morena, mientras aprisionaba su cuello entre sus brazos, regalándole una posición demasiado incomoda, pues la toalla caería si se apartaba, pero tampoco era como si quisiera apartarse. Jessi sonrió con suficiencia mientras besaba la comisura de los labios de la morena, dejándole un suave cosquilleo sobre la piel, que lentamente se extendía por su rostro y le colocaba las mejillas rosadas. Dejo que el trozo de tela callera directo a la alfombra y se apartó de un tajo del cuerpo de la rubia.-Ya comprendí… no deseas lo mismo… ya caerás- susurro para después tomar la toalla entre sus manos y envolverse en ella, acercándose a la morena que se había dado la vuelta y agachaba la cabeza, mientras la camiseta blanca pendía de sus manos.

Deposito un beso sobre la piel canela de su espalda y a paso lento se dirigió a la puerta de la habitación, recogiendo las prendas al lado de la puerta. Yuri escuchó el sonido de la puerta cerrarse y soltó una gran exhalación, dejando que los músculos de su cuerpo se relajaran. Mientras el cosquilleo de la comisura de su boca levemente desaparecía.

-o-

El motor del Aston Martin rugió por toda la carretera que se mantenía libre de traficó a esa hora, el viento que golpeaba la piel de las jóvenes dentro del auto se sentía cada vez más pegajoso y salado. La melena de la rubia se asomó por la ventanilla del copiloto, dejando que sus cabellos largos  y sedosos galoparan juntos con el viento. Una casi imperceptible sonrisa se asomó por los labios rosáceos de la morena, mientras mantenía la mirada fija al fre