“Noches de luna, sacrifico interno, mientras entre letras me pierdo de éste infierno.”

-… ¿Prometes no incendiar mi cocina?- la azabache observo minuciosamente a la rubia, que jugaba con sus manos a su espalda.

-Ajam- respondió con tono infantil la chica de tez blanca.

-¿Ajam? ¿Qué tipo de respuesta es esa?- Yuri se cruzó de brazos, mientras era empujada por Jessi, dejándola sobre el sofá de la sala, con las estrictas indicaciones de que escuchase lo que escuchase no fuera a la cocina.

Los nervios le carcomían el alma, le preocupaba su cocina, tenía apenas tres semanas de haber sido remodelada, y no quería que por culpa de la rubia tuviera que volver a cambiarla.

Se mordía las uñas mientras de vez en cuando daba una mirada rápida a la puerta de la cocina, escucho como se cayeron algunos trastos, encogiéndose de hombros y cerrando fuertemente los ojos. Imaginando lo que tendría que comprar esta vez. Estaba a punto de levantarse, cuando escucho la voz de Jessi, obligándola a sentarse de nuevo; frustrada y preocupada se quedó sobre el sillón, esperando no morir incendiada o intoxicada con la comida de la rubia…

El grito de Jessi la hizo dejar toda advertencia de la rubia, y corrió hasta la cocina, encontrándola como si una manada de elefantes hubiese pasado por el lugar; la llave del fregadero dejaba escapar chorros de agua, que controlaban las flamas que salían de la estufa, la isla del centro tenía vegetales a medio cortar sobre ella, mientras en un recipiente había la otra parte de zanahorias de tamaños diferentes, mientras que tras las puertas de la nevera se escondía la rubia, de cabellos alborotados y cara con manchas de alguna sustancia que estaba utilizando.

-¡Jessi! Dijiste que no la incendiarias.

-No se incendió…digamos que solo se calentó un poquito- la sonrisa nerviosa de la chica junto con su expresión inocente le ganaron a Yuri.

-¿Un poquito?...- enarco una ceja y camino hasta la rubia- Un poquito… es lo que te falta de habilidades culinarias- sonrió de soslayo y negó con la cabeza. Ganando un beso en la mejilla por parte de la rubia. Sonriendo más amplio y robándole un beso sobre los labios a Jessi.

-o-

El golpe del metal contra su rostro resonó como eco por toda la cocina, dejando a la morena tendida sobre el suelo y con una de sus manos a la altura de su nariz y la otra sobre su ceja derecha, mientras Jessi se cubría la boca con una de sus manos y expandía sus ojos a más  no poder, dejo que el sartén colgara a un lado de su cuerpo, sosteniéndolo con la mano derecha.- ¡Oh!… Yuri…- la morena se colocó de pie y con un gesto extraño miro a la rubia, que no sabía descifrar esa expresión, pues las manos de la ex agente no le permitían ver con claridad el rostro de la chica, aparte de que la poca luz del lugar tampoco ayudaba…

-Me golpeaste…- dijo la morena mientras agarraba fuertemente su nariz y dejaba ver un pequeño hito de sangre bajar por su rostro, justamente en dirección descendente a su nariz.- ¿Qué rayos paso?… ¿Qué estás haciendo aquí?… Son las tres de la mañana Jessica…- cuestiono a la vez que observaba atenta a la rubia.

-Quería cocinar…-susurro la rubia para después dejar el sartén sobre la encimera y bajar la mirada.-Solo quería aprender… para después hacerte el desayuno- un gesto de tristeza salió de los labios de Jessi, mientras Yuri dejaba ver la comisura de sus labios elevada.

-Doy gracias a Dios que aún no empezabas… y que el sartén estaba frío- intento bromear, queriendo subir el animó de la chica frente a ella- Amor…- se acercó un paso- Cariño…- otro paso…- Aprecio el gesto… pero no importa si no sabes cocinar… yo así te quiero… te amo Jessi - dijo delicada mientras con una mano sostenía su nariz adolorida y con la otra acariciaba la mejilla de Jessi.

-¿De verdad… no importa que no sepa cocinar?- la morena sonrió al ver la carita afligida de Jessi, sonrió de manera automática dejando idiotizada a la mayor de las dos.

-No… no importa que no sepas… compraremos comida o yo cocinare, solo… no me rompas la nariz- terminó bromeando con la rubia, para después plantarle un beso rápido sobre los labios.- ¡Auch!… demasiado tarde… ya la rompiste-

-o-

La música se dispersó por la pequeña casa de dos plantas y tres habitaciones, la azabache menor se estaba sobre la encimera de la cocina pasando los vegetales y los trastos de un lado para otro, la morena se colocaba el mandil por la parte de enfrente, dándole una vuelta a la cintura por su espalda y amarrándola sobre su estómago. La rubia cortaba unos cuantos espárragos y los colocaba en el tazón de cristal. Las manos de la morena manejaban casi con maestría el cuchillo al cortar los trozos de salmón, colocándolos en un plato de forma cuadrada de manera ordenada y casi sistemática.

Los baño con jugo de limón y espolvoreo unas cuantas hierbas aromáticas sobre los pedazos de carne. La chiquilla tarareaba la dulce melodía mientras impaciente movía las piernas que colgaban de la barra; la rubia dejo su trabajo para cortar un par de fresas en cuatro partes, dejando los trozos de piña y manzana en el mismo recipiente.

Se acercó por un costado a la ex agente y mordió la punta de la fresa para después darle un beso sobre la llanura del hombro y el cuello de la morena. Sacándole una sonrisa al instante. La chiquilla bajo de inmediato de la isla negó con la cabeza, para dirigirse a la salida de la cocina.

-Eww… se pondrán melosas… ¡Solo espero comer hoy!- grito cuando subía las escaleras y azotaba la puerta de la habitación que le correspondía.

-¿Por qué se enoja?- pregunto Jessi, dejando de lado el jugueteo con la piel de Yuri y regresando a su tarea de colocar las frutas sobre el tazón.

-¿Será porque la última vez no comió porque cierta personita no me dejo preparar la comida?

-Yo no tengo la culpa que tú estés más buena que la comida.- la mirada picaresca de Jessica se estrelló con la de la morena, que alzo las cejas y rio de soslayo.

-Pues esta vez no caeré en la tentación- las cejas de Jessi se curvaron y sonrió a manera de reto; camino y se abrió paso por entre los brazos de la morena, quedando de frente al rostro sereno y concentrado de Yuri, que miraba el cuchillo y el salmón sobre la tabla de picar. Dejo que su cuerpo se pegara contra el de la ex agente y recostó su cabeza en su pecho, acariciando su cintura con la yema de los dedos.

Beso la clavícula que se asomaba por el ligero escote de la blusa de la chica y la sintió estremecerse un poco, coló las manos por entre la blusa, tocando directamente la piel de Yuri sintiendo la calidez que emanaba esta.

-No me tientes cariño… Taeyeon y Tiffany llegaran en cualquier momento- desvió la vista por sobre el hombro de la rubia y siguió con su tarea.

Sería todo un reto para la rubia descolocar esta vez a la morena, parecía que iba en serio. Pego más sus manos a la piel de los costados de Yuri y las subió lentamente por sus costillas, dejándolas justo debajo de los pechos de esta, mientras se dirigía a degustar la piel del cuello de la morena. La sintió sonreír y apretar la mandíbula por la tensión en su yugular y sabía que no sería tarea fácil.

Sutil como ella sola, mordió entre la clavícula y el cuello sacándole un pequeño casi imperceptible gruñido a Yuri, terminando delineando con la húmeda y caliente lengua la zona. Entonces movió las manos y las dejo tras la espalda de la menor, subiendo y bajando… lenta… tenaz… suave… caliente… sintiendo la piel… sintiendo la tensión y el esfuerzo que hacia la chica por controlarse.

Las manos de la morena se movían con profesionalismo y dejaban cada trozo sobre el plato, repitiendo el proceso de bañarlo con limón y hierbas. Se apretó a su cuerpo y le apretó las nalgas, sintiéndola tensarse más… si era posible. Aun de espaldas a la isla la sintió dejar de lado las cosas y después apretarse contra ella justo en la zona de su entrepierna, sacándole un gritillo agudo y chillante.

-Sabes que no me gusta que me provoque… pero usted nunca obedece ¿verdad?- la tomo por los muslos y la subió a la barra, dejándole las manos en estos, apresurándose a besarla en los labios. Por un largo rato estando solo en sincronía con los de la rubia. Robándole el aire entre besos y lentas caricias que daba hacia sus caderas por los costados de sus piernas y torso.

-Pensé que esta vez no perderías- se burló Jessi dejando que las manos de la morena se colaran por su pantalón y le agarraran fuerte los glúteos. Sin duda sabía que descontrolaba a la morena y lo aprovechaba.

Sagaz le saco la prenda superior y quedo en iguales condiciones una vez la rubia le sonrió. Beso… sus labios… su cuello… el valle de sus senos… los hombros… y le desabrocho el sostén de la parte trasera.

 -Se los dije- la voz de la chiquilla se escuchó en la cocina, más la pareja estaba tan metida en su mundo que ni se inmutaron.

-¿Siempre son así?- pregunto la castaña mientras miraba atónita a las chicas y después confundida a Krystal, mirándola asentir y salir con los bracitos cruzados a la altura del pecho.- ¿Crees que debamos interrumpir?- pregunto a Taeyeon que se veía de lo más entretenida y con una mirada y risa ersa.

-Por supuesto… ellas me arruinaron esa vez en el auto- asintió recordando la vez que tuvo que abrazar a la pelirroja porque su cara estaba del mismo color que sus cabellos, cuando bajaron del auto la noche que  anunciaron su “salida” de la mafia.-¿¡Quieren que comencemos a encender la parrilla o lo hacen ustedes!?- grito por lo alto riendo al ver como la morena tapaba la espalda de la rubia con sus manos y esta se sostenía las copas del sujetador con las manos y pegaba su cara al cuello de Yuri.

-¡Sal de aquí enana ertida!- grito la ex agente para colorear su cara de matices rosáceos y vergonzosos. El par salió de la cocina entre risas-Te lo dije llegarían en cualquier momento- el tono de la morena calo en la rubia y esta lo sintió- Amor… mírame… lo siento… pero terminare contigo esta noche… - le dio una cálido beso para pasar a abrocharle el sujetador y colocarse las blusas, riendo al darse cuenta que una le quedaba demasiado pequeña y otra muy larga. Las intercambiaron y se colocaron sus respectivas prendas, besándose antes de salir con los platos en dirección al patio trasero.

 “Y terminas dándote cuenta que eres de esa personas a las que les sale todo mal.”

Una mano, fuerte, la tomó por el brazo, deteniendo su andar; no se dignó a levantar la mirada, no le parecía necesario que alguien más le viera llorar. Sintió su cuerpo girar y estamparse contra otro más alto que el de ella.

-Es tarde…para decir que no te amo, porque ya lo hago- esa voz la reconocía perfectamente. Esa voz y ese cuerpo solo podrían ser de la alta, bronceada y torpe morena que amaba.- Las chicas como tú no deberían derramar lágrimas por alguien como yo- los ojos de la morena se empezaban a cristalizar.

-Vales cada una de mis lágrimas, Yuri- sorbió la nariz y se dejó abrazar por aquellos bronceados brazos protectores. Escuchando como el acelerado corazón de la morena golpeaba contra su oído, mientras mantenía la cabeza sobre su pecho.- ¿Volverás conmigo?- pregunto con un deje de miedo, aun no sabía si la morena aceptaba ir con ella.

-¿Aun tienes duda? No corrí casi medio kilómetro solo para decirte esto- la separo de su cuerpo y la observo directo a los ojos, sonriéndole tiernamente; de su ojos derecho una lágrima traviesa bajo, siendo detenida por los dedos de la rubia.

-Yuri estas llorando- los ojos de la rubia no podían estar más abiertos, dejando notar su sorpresa, pues la morena no dejaba que nadie la viera como un ser débil.

-No tonta, sudo por los ojos- retiro los restos de humedad de sus mejillas y acercó a la rubia por las caderas; atrayéndola hacia sí, dejando una inexistente línea de espacio entre sus cuerpos.- Sí quiero regresar, Jessi - anuncio la agente mientras posaba su frente sobre la de la rubia y se inclinaba un poco para probar de nueva cuenta los labios de la rubia.

-Quiero que regreses, Yuri- y ahí dejo de sentir la cercanía de la morena.

-Has venido hasta acá sola, sabes que hay muchos cadetes que se mueren por ver siquiera a una mujer tan linda como tú- expreso la morena, mirando desaprobatoriamente a la rubia. -Te quiero rubia tonta- sonrió la morena, con esa sonrisa infalible que hacía que Jessi se dejara llevar por ella y las piernas se le hicieran flan.

-¡Oye! ¿Qué amor es ese?

-Es amor apache, yo soy el amor…y tú eres el apache- la agente salió corriendo, cargando su bolsa, mientras cruzaba las puertas de la academia. Siendo seguida casi al instante por la rubia. Mientras eran observadas por los cadetes y los altos mandos de la academia.

-o-

-¡Mami Yuri!- la chiquilla de unos cinco años y siete meses se abalanzo contra el cuerpo de la agente en cuanto cruzo por la puerta de la mansión J