Hola pink monsters o/ 

Esta vez el capítulo 20 de verdad

En el que pasan cosas para vomitar arcoiris <3

Espero que os guste mucho, me he esforzado mas de lo normal en escribirlo, estos

dias tuve una inspiracion extra (?) 

Muchas gracias por haberme comentado tanto en el anterior capitulo y lo siento por los 

que siempre comentan, a vosotros os quiero (?) Seguid comentando y disfrutad del capitulo o/

Cuando los flashbacks dejaron de aparecer, y el pie de Taeyeon tocó una zona sensible que no debería haber sido tocada, su rostro entró en ebullición.

La anciana furiosa y la mujer agradable, familia de Kim Taeyeon, mujer de la que estaba enamorada perdidamente, la miraron con el ceño fruncido. Preguntándose qué demonios la había pasado de pronto.

“¿Phany-ah?” La dork y su intento de inocencia preguntaron.

Lanzó una mirada asesina en su dirección al verla intentar hacerse la inocente. “Tú...tú eres un problema.” Le dió una patada bajo la mesa en la espinilla sin contención alguna, y adoró cada segundo que su cara intentaba no mostrar dolor.

“¿Niñas, qué pasa?.”

Antes de que pudiese responder la puerta de la casa de madera se abrió, y un hombre con aspecto cansado entró, dando sonoros besos a las tres mujeres del lugar.

Tiffany lo observó detenidamente. Tenía los labios exáctamente iguales a los de Taeyeon, la espalda ligeramente curvada, los dedos llenos de cicatrices, sus ojos llenos de vida, parecía un poco más mayor que su madre.

“Omo, Taengoo, ¿esta señorita es tu amiga?. Encantado de conocerte, soy el padre de esta dork, por favor cuídala bien porque es un pequeño desastre como ya sabrás.” Lanzó una sonrisa encantadora y amable que provocó a Tiffany una sensación de hogar en su tripa.

La pelirroja se levantó e hizo una enorme reverencia, agradecida y emocionada al sentir que tenía una segunda familia justo en frente de ella. “Encantada de conocerle señor, cuidaré de Taetae.~” Lanzó un enorme eyesmile que dejó a la familia suspirando, encantados por su sonrisa prácticamente sacada de un libro de fantasías.

Cuando subieron a la habitación de la dork para deshacer la maleta de Tiffany, ésta no esperó demasiado. Empujó a la contraria a la cama y se sentó en su lado, sujetando sus manos.

“Kim Taeyeon...así que...-ojalá te emborraches más veces Tippany, sobre todo si me enseñas tu ropa interior- ¿eh?” La pelirroja alzó una ceja, suprimiendo sus enormes deseos de ahorcarla por ser una byun a tal grado.

La dork abrió los ojos como platos. “T-te acuerdas...y-y-yo...yo...”

Tiffany se puso colorada al recordar los movimientos de su mano bajo la mesa, el calor extraño de la noche anterior hizo comeback bajo su estómago, sus uñas se incrustaron en las muñecas de la dork inconscientemente. “Uh...en realidad fué culpa mía Taetae, siento haber hecho todo eso, tú...tú...” La miró a los ojos, y después bajó la vista a sus labios entreabiertos y expectantes. Y justo cuando iba a besarlos una desconocida entró en la habitación sin pedir permiso ni llamar a la puerta.

Tiffany la observó poco a poco. Era bastante guapa, más o menos de su misma altura, labios finos, pelo castaño cobrizo, nariz pequeña, delgada, y mucho más estilosa en cuanto a vestirse comparada con Taeyeon.

“Jessica...” La dork lo susurró dejando que sus labios hablasen antes de tiempo, y Tiffany la fulminó con la mirada inmediatamente.

“Omo, no sabía que estábais...ocupadas.” La chica obervó la posición en la que estaban echadas sobre la cama, la pelirroja prácticamente encima de la pequeña, que estaba mirando cómo las dos contrarias se fulminaban con la mirada.

Jessica por costumbre, Tiffany por celos.

“¿No nos presentas, Taetae.~?” La pelirroja usó aegyo al llamar su nombre, como intentando proteger su terreno.

“Uh...” Dirigió la mirada entre una y otra, casi haciéndose caquita en los pantalones porque sabía que si decidía algo incorrecto sufriría la ira de una de estas dos mujeres...o de las dos. “Uh...J-jessica, ésta es Tippany, Tippany, Jessica.” Sus ojos parecían una pelota de pin pon, rodando de un rostro a otro buscando algún signo de rabia contenida.

La pelirroja intentó ablandar la mirada, pero falló muy obviamente. “Encantada, Jessica-ssi. Espero que nos llevemos bien.” Apretujó la mano que la inocente castaña le había ofrecido, pero ésta ni se inmutó.

“No hables en formal, ¿qué somos, abuelas?.”

La dork puso cara de pánico en cuanto Jessica acabó su frase, y cogió la mano libre de la pelirroja tratando de calmarla. Pero al contrario de lo que ella pensaba, reaccionó bien.

“Claro, sin problema. Ahora si nos disculpas, dí lo que tengas que decir, porque Taetae y yo nos vamos, va a enseñarme los alrededores.”

Jessica sonrió de lado, y la dork se preparó para lo peor. “Venía para pedir la motosierra a su padre, pero no había nadie, y como sabía que Taengoo estaría aquí he subido sin pedir permiso. Así que Taengoo, motosierra por favor.”

La dork suspiró aliviada y se levantó para seguir a Jessica hasta el almacén, con Tiffany siguiendo cada movimiento que la castaña hiciese por si acaso se la ocurría coger la mano de Taeyeon.

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La rubia abrió el candado del almacén y la puerta hizo un chirrido escalofriante y molesto al abrirse. Observó a la pelirroja mirar hacia todas partes cuando las dejó pasar, como si cada cosa que viese fuese nuevo para ella, su cara de asombro era tan adorable, que se acercó y la dejó un disimulado beso en la mejilla cuando Jessica estaba agachada, agarrando la motosierra. Tiffany lanzó un eyesmile absoluto, preguntándose a qué había venido esa pequeña muestra de cariño.

“Tippany, ¿quieres conocer a mis mascotas?. Seguro que les gustas mucho.” La dork mostró su hoyuelo, pensando en lo afortunada que es por tener absolutamente a todos sus seres queridos bajo el mismo techo.

“¡¿Mascotas?!” La pelirroja salió corriendo del almacén sin esperar una respuesta de la dork, que se quedó en el sitio moviendo la cabeza a los lados.

“Taengoo.” La castaña la miró a los ojos sonriente, se le notaba más relajada ahora que Tiffany no estaba cerca fulminándola con la mirada. “¿Me buscas también alguna madera gruesa? Se ha roto el techo de la casita de fluffy y me haría falta”

Mientras tanto, la pelirroja llegó y abrió la puerta del granero, que estaba prácticamente atascada a causa de la antigüedad. Cuando por fin metió el cuerpo en el espacio de la puerta que consiguió abrir, una bola blanca y lenta salió disparada hacia su pelo aleteando y dejando su rastro por todo el lugar, corrió en circulos agarrándose la cabeza y chillando como una posesa, tratando de quitarse esa bola invasora de encima. “Aaaaaaaaaaaaaah, taetaeeeeeeeeeeeeee, ¡¡un fantasma!!”

Cerró la puerta y salió corriendo hasta el almacén, y justo cuando iba a cruzar la esquina escuchó algo que no quiso.

“¿Se lo has dicho ya?.” Era la voz de la castaña de la que estaba celosa siempre.

Pudo distinguir un resoplo de la dork. “No sé cómo hacerlo...soy una cobarde...”

“Es mejor que lo hagas cuanto antes, Taengoo...”

Tiffany no quiso escuchar más, y saltó a escena como si las hubiese pillado con las manos en la masa, y literalmente las pilló, porque estaban abrazándose hasta que oyeron sus pasos tras ellas.

“Suéltala.”

“Phany-ah, s-sólo estabam-” La dork la miró a los ojos asustada, nunca la había visto tan enfadada en su vida. Tanto que no era capaz ni de gritar sus malinterpretaciones.

“...Déjalo, ya lo he escuchado todo.”

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Me adentré en el bosque a paso ligero. En este mismo instante me daba igual que no supiese donde estoy, que seguramente no habrá otros seres humanos cerca, que todo esto esté repleto de insectos asquerosos que se arrastran y escupen cosas biscosas.

Yo había oído a la chica de la que estaba enamorada decirle a su “mejor amiga” que no podía decirme que no la gusto.

“¡A la mierda!” Llegué frente a un riachuelo y me dediqué a tirar piedras para aventar mi furia contra algo que no fuese la cara de esa Jessica, que ahora estaría regozijándose en su victoria, besando a mi...Taetae...

“Una chica tan bonita no debería estar sola en medio del bosque.” Llegó una presencia, acompañada de una voz que distinguía demasiado bien, pero que no era mía. “Phany-ah...” Me rodeó con sus brazos desde atrás, y yo escondí mi cabezón entre las piernas para que no me oyese llorar por ella.

“D-déjame en paz...m-me pr-prometiste...y...” Dejé de hablar porque el nudo de mi garganta no me dejaba, pero eso no quitaba las ganas que tenía de golpear a esa maldita dork hasta que me quedase a gusto por engañarme con sus sentimientos. “N-no...¡no me toques!” Intenté zafarme, pero me sujetó con fuerza en el sitio.

“Phany-ah, lo has malinterpretado todo...” Me relajé un instante, para luego volver a tensar mis músculos al sentir como me daba la vuelta para mirarme. “mírame Phany-ah.”

La miré y en seguida me arrepentí, porque el embrujo de sus ojos seguía ahí, y su distintivo olor a vainilla fresca, y el calor acogedor de su cuerpo, y sus labios seguían siendo igual de dulces y suaves que cuando los besé por primera vez, y una lengua jamás me había sabido tan agradable, y los sonidos de su boca jamás sonaron tan placenteros, y tumbarme encima de su cuerpo rodeada por sus brazos jamás se había sentido tan correcto.

Porque no es correcto.

Me separé de ella a regañadientes y le di la espalda. Por mucho que me hubiese gustado aún no asumía ser otra de esas amigas a las que va por ahí besando.

“V-volvamos a casa Phany-ah...”

Me levanté al instante y fuí caminando a tres metros delante de ella, ignorando cada llamada que me diese. Porque sinceramente lo que menos me apetecía era estar cerca de ella.

Y cuando entramos a su casa y vi a Jessica sentada a la mesa con su familia, entré en ebullición por dentro.

“No tengo hambre, lo siento. “ Subí a su habitación y me tumbé en su cama. Que oliese todo a ella sólo hacía que mis celos aumentasen, había tenido un supuesto momento romántico en el bosque con ella, el problema es que sólo era romántico para mi.

Escuché la puerta de su habitación abrirse y cerré los ojos fingiendo que me había dormido. El suave tacto de sus manos y su fresco olor a vainilla inundaron todos mis sentidos al momento, como si me lo hubiese grabado todo en la memoria de la forma más latente.

“Phany-ah...sé que no estás dormida, pero de todas formas lo diré.” Se aclaró la garganta y en seguida supe que era algo serio, pero no me digné a abrir los ojos. “Lo que has escuchado antes, era Jessica...echándome la charla para que te dijese cuanto antes que...que...y-yo...” El zoológico volvió a mi tripita, y mis piernas empezaron a temblar. Rozó la parte de atrás de su mano en mi mejilla dulcemente, dejando un camino de escalofríos en cada milímetro que acariciaba.

”Te amo, Phany-ah...y...y...m-me gustaría que...”

La puerta se abrió de un golpe certero, y la anciana de la casa entró. Gruñí y la maldije en mi interior después de abrir los ojos, justo para encontrar los de la chica más importante de mi vida frente a mi, mirándome con amor infinito, con perdón.

Y me sentí fatal.

“Tippany hija, como pensábamos que no te gusta lo que había de cena te he preparado una sopita, por favor come algo.” Me arrepentí absolutamente de maldecirla, sólo era una anciana que amaba a cada ser vivo que su familia apreciase, nada más.

“Gracias halmoni...” La abracé con cuidado, porque era una señora un tanto huesuda y tenía miedo de romperla o algo peor.

“Oooh...¡Kim Taengoo! ¿por qué tu no me llamas de esa forma tan cariñosa?” La anciana levantó su huesuda ceja señalando a su nieta con su esquelético dedo.

“Porque tu me haces cumplir cosas tontas, ajhumma~ y ahora fuera de mi habitación que estaba hablando con Tippany.” La echó de la habitación y se puso justo frente a mi, y por primera vez me sentí pequeña a su lado. “P-phany-ah...¿quieres dar un paseo nocturno por el bosque?.”

Acepté. Si podía y tenía derecho a seguir mirando el embrujo de sus ojos castaños, si ese calor acogedor de su cuerpo iba a ser mío, aceptaría ir a un lugar lleno de bichos asquerosos sin duda alguna.

Taeyeon me llevó hacia un pequeño claro en el bosque, donde había un largo arroyo con el agua más transparente que había visto en mi vida, en el se reflejaban las estrellas azules que inundaban el cielo de la noche, los peces parecían estar nadando en el cielo y no en agua, además había una pequeña cabaña pintada de color rojo oscuro construida en lo alto de un árbol cercano a el.

Era como un cuento de fantasía, y ella es mi princesa.

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“Taetae...este sitio es...precioso” Alrededor de la cabaña estaban plantadas unas enormes flores moradas del tamaño de la cabeza de la dork, y una especie de piscina de madera a un lado llena de agua del arroyo. Y yo empecé a preguntarme por qué vivía en la ciudad existiendo sitios tan bonitos como este.

“Ahora es más precioso aún...”

Tiffany dirigió la mirada a su par de ojos favoritos, y ésta se fué acercando a ella, hasta sentir el calor agradable en el que siempre pensaba cuando las cosas se ponían demasiado duras.

Y bajo el protector manto de estrellas, por fin tuvo el valor de declararse.

“Phany-ah...estoy completamente enamorada de ti...” Agarró sus manos, y la miró de la forma más dulce del mundo, esperando poder sellar su decisión. “...y quiero...que estés conmigo, para siempre, quiero ser tu alegría y a veces tu tristeza, la primera persona en la que pienses cuando necesitas desahogarte incluso por la cosa más pequeña, quiero ser quien te guíe hacia el mejor camino posible en tu vida, quiero ser la dueña de tu corazón, la dueña de esos latidos frenéticos, la dueña de esos labios con sabor a fresa que siempre me dejan insatisfecha...L-lo que quiero decir es...¿q-quieres...salir conmigo?, ¿ser mi otra mitad?, ¿dejar que cuíde para siempre de ti?.”

Bajo el mismo cielo, la pelirroja lloró, y esta vez no sería de tristeza ni dolor, era porque sentía demasiado amor dentro de ella, y acabó desbordando.

No esperó otro segundo, selló el acuerdo de esos dos corazones borrachos de amor en un pausado beso profundo, lleno de “lo sientos”, de “yo quería haber estado ahí para ti”, de “cuidaré de ti”, de “te amo, te amo, te amo”...

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“Shhh, creo que si no hacemos ruído lo podrás oír.”

La nueva pareja se tumbó en una amaca, en el pequeño balcón de la cabaña de madera para observar el manto de estrellas azules. La dork mantenía sus brazos alrededor de la cintura de la pelirroja protectivamente, y ésta, se acurrucó en sus brazos, dejando que la rubia la meciese y mimase como a una princesita. Taeyeon le había dicho de la historia que su abuela le contó cuando tenía 4 años, y la pelirroja estaba tan emocionada como una niña pequeña.

“Taetae, vuelve a contármela...”

“Cuenta la leyenda que una bella mujer, con el cabello tan claro como un rayo de sol, se enamoró de una estrella. La estrella siempre dormía cercana a ella en el cielo, cada noche la visitaba frente a su habitación, iluminándola con su lejana presencia para que no tuviese miedo de la oscuridad.

Una noche la estrella durmió más cerca de ella, y como si ya lo hubiese practicado mil veces, la bella mujer cantó una hermosa canción a su estrella. Cada vez que la canción sonaba, la estrella más se acercaba, y un día, la estrella estuvo tan al alcance de su mano, que finalmente dijo las palabras mágicas. “Te amo, mi estrella...” Susurró la jóven de mirada embelesada, y la estrella respondió por primera vez a sus llamadas. “Cada noche aquí estaré, viendo por ti, hasta que tu último aliento se apague, y conmigo te reúnas, y podamos cantar juntas, mi bello rayo de sol”. Y ahora que ambas estan juntas por la eternidad, dicen, si guardas silencio en el claro de un bosque donde sólo existe la pureza, puedes escuchar sus voces susurrar la bella melodía, y sentir el amor infinito que la una por la otra sentían.”

La pelirroja, que estaba sentada en el regazo de la dork, se dió la vuelta y la miró embelesada, transmitiendo todos los inmensos sentimientos que ocultaba en su interior a través de su mirada, tratando por todos los medios mostrar lo importante que la rubia es para ella.

Se aferró a su cuello e inició un dulce beso, dejando que sus labios bailasen con los de la contraria, disfrutando, sintiendo, transmitiendo...cada vez más dulce, cada vez más imparable, hasta que empezó a ahogarse en un mar imaginario del que salió para respirar unos segundos y comprobar que no estaba soñando.

“Woah...” La dork se quedó sin palabras. Hasta ahora, ese había sido el mejor beso de su vida, sin duda alguna.

La pelirroja se sonrojó, sin saber qué fue lo que le pasó por la cabeza exáctamente para besar así a su novia. “Taetae...” inspiró el aire puro del bosque, llenándose los pulmones con olores frutales y frescos “...quiero ser tu otra mitad, tu compañera, quiero ser tu estrella...la que mires desde tu habitación cada noche, impaciente por tocar, añorando cantarme tus sentimientos...”

“Eres la persona más dulce e inocente que he conocido en mi vida, Miyoungie...” La rubia acarició su rostro con los nudillos, observando atentamente cómo al cerrar sus ojos una estrella fugaz caía desde el cielo. Y pidió un deseo, pidió que si era posible, su ángel de pelo rojo y ella pudiesen estar juntas para siempre, y pidió que la estrella guardase silencio, porque si se lo contaba a su ángel, el deseo no se cumpliría.

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Cuando decidieron volver a casa ya eran pasadas las tres de la mañana, pero entre risitas y toqueteos consiguieron llegar a la habitación de Taeyeon sin despertar a nadie, donde su madre ya había preparado una cama supletoria, que por supuesto no usarían jamás.

La dork se tiró en plancha a su cama, ocultándose bajo las sábanas y tiritando bajo ellas en cuanto se metió. Tiffany la observó feliz, cuanto más conocía a Taeyeon, más cuenta se daba de cuanto aegyo tenía, a pesar de que cuando intentaba hacerlo por su propia voluntad era un total desastre.

Se metió en el baño de la rubia para ponerse el pijama, y cuando salió por la puerta, la dork literalmente se la comió a besos. Sus manos en sus mejillas, su abdomen presionado con el suyo, sus ojos cerrados con fuerza, y finalmente su aliento caliente alejándose un poco para dejarla respirar.

Pero antes de que pudiese preguntar, el rostro de la dork se puso rojo, y huyó despavorida a su cueva formada con sábanas.

“Sweetie, no tiene por qué darte vergüenza...” la pelirroja se tumbó a su lado bajo las suaves sábanas blancas con olor a limpio. “...ahora soy tu novia, taetae...” la cara de la dork subió un tono más de rojo, y le dió la espalda a la contraria, tratando de ocultar su vergüenza.

“Miyoungie...” suspiró, como si su nombre le causara demasiadas emociones. “...¿puedo abrazarte para dormir?”

“Awww, you're so sweet...” Se tumbó bocarriba y abrió los brazos hacia ella, esperando que se acurrucase en su cuerpo, y cuando se tumbó sobre la dork y pudo oler su aroma desde tan cerca, cayó en un profundo sueño al instante.

Bajo los susurros que sólo decían: “Te amo Tippany, Miyoungie...pink baby...”

Nos vemos~ MjPinkGangsta