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Ella tomó los pequeños pendientes de oro y se los colocó, contemplándose  a sí misma en el espejo.

Allí, ella se veía completamente preciosa y lista.

Ella llevaba un largo vestido amarillo que abrazaba cada curva a la perfección, en la manera más sensual y elegante. Finos tirantes que se cruzaban entre si, en sus hombros  manteniendo el vestido firmemente en su lugar. Un generoso y sugerente escote mostrando su suave y perfecta piel. Comenzando justo debajo de sus pechos, el bordado siguió el camino de su cuerpo, y luego poco a poco se desvanecía hasta las rodillas,  de donde  el vestido fluía hacia el suelo.

Se había puesto un poco de maquillaje, de colores bronce y oro, para combinar con su vestido, y logrando con éxito que sus ojos brillen debajo de sus largas pestañas negras.

Llevaba el pelo recogido hacia un lado, de una manera moderna, pero aún elegante, dándole un aspecto jovial.

Se veía increíblemente hermosa, y completamente diferente a su estado normal. Ella debería  admitirlo también.

“Toc, Toc” dijo una voz masculina detrás de ella, y se dio vuelta para encontrarse cara a cara con Donghae.

Él ya estaba vestido con un, fino, elegante y  muy caro esmoquin negro. Una camisa blanca perfectamente abotonada, chaqueta negra marcando sus anchos hombros. Su cabello pulcramente bien peinado, algunos mechones castaños cayendo sobre sus ojos color  café.

Jessica entorno los ojos al verlo.

“Sabes, Se supone que deberías tocar antes de entrar, ¿verdad?” ella le dijo “Yo podría haber estado desnuda aqui”

“Pero no lo estas, y no es como si tuvieras algo que no he visto antes, así que…” dijo él sonriendo.

Ella le dio una palmada en la cabeza con su mano “¡Bien, pero tú no has visto estas!” ella dijo, señalando a sus pechos “Y no lo harás, ¡Nunca! ¿Lo entiendes?”

“Ok, ok ¡Lo siento!” dijo, riendo, y sin sentirlo en absoluto “Te ves realmente increíble, dicho sea de paso”

“Si, si, lo que sea”, ella respondió, reacomodando su vestido sobre sus pechos. Era simplemente demasiado escote para su gusto.

Él le ofreció su brazo, y ella lo tomó, gruñendo todo el camino hasta el pasillo.

En ese momento, su fantasía favorita consistía en estar felizmente tirada sobre el sofá de su casa, vistiendo  unos lindos pantalones viejos y una camiseta floja.

¡Y estar descalza!  tacones del demonio, se dijo,  recordando las sandalias que llevaba puestas. Eran más bajos de las que tenia la noche anterior, y ella estaba realmente agradecida por eso, pero aún no era los suficiente bajos como para que ella se sintiera cómoda.

Ellos se abrieron paso bajando por las escaleras, la gente ya estaba allí reunida,  deteniendo sus charlas y girándose para mirar a la pareja recien llegada, mientras ambos sonreían  cortésmente a todos ellos.

Y Jessica vagamente se preguntó si tal vez ser una jugadora de futbol fue la elección adecuada para ella. ¡Podría ser una maldita gran actriz! ¡OMO! Ellos deberían darme un premio por esto, pensó para sí misma, una suave sonrisa apareciendo en sus labios.

“¡Donghae, Jessica!” la señora Hwang exclamó, haciendo su camino hacia ellos “¡Oh, querida, te ves maravillosa!” ella dijo, tomando el brazo de la joven rubia en los suyos “Justo estaba hablando acerca de ti con unas amigas mías”

Y con eso, la señora Hwang arrastró a la joven lejos de Donghae y llevándola hacia un grupo de mujeres de edad que van desde los cuarenta a