Nos enamoramos de gente que no podemos tener.

Tiffany POV

Mentiría si dijese que estas casi dos semanas habían pasado de forma rápida, porque era todo lo contrario.

A parte de doloroso era incómodo, no podía ni mirarla a los ojos sin pensar en cómo brillaban esa noche cuando lloraba. Echaba de menos estar tan cerca de ella como lo estuve ese día. Cuando me tenía rodeada con sus brazos me hacía sentir como… en casa. No sabía exactamente cómo explicarlo.

“He pasado a limpio todo lo que se comentó en la reunión de ayer y he remarcado los puntos más importantes.” Sin levantar los ojos de los papeles, asintió. ¿Tan difícil se le hacía mirarme? “Taeyeon… ¿Podemos hablar de—“

“¿Tiene relación con algo profesional?” Me preguntó, levantando la cabeza para mirarme serenamente.

“N-no.” Ahora fui yo la que bajó la mirada.

“Entonces no hay nada más que decir.” Asentí, mirándome las manos. Temblaban.

“No fue bien, ¿no?” Suspiró y sabía que ahora llegaba la parte en la que me decía el ‘Ya te lo dije’. “¿Estás bien?” La amabilidad con la que me habló me sorprendió.

“No lo sé, Sunny-ah.” Moví mi cabeza. “Creo que me dolió más de lo que me imaginé.” Pasó uno de sus brazos por mi hombro, acercándome a ella.

“¿Y ahora qué?” La calidez que me proporcionaba su cuerpo era diferente a la de Taeyeon. Se me hacía imposible no compararlo porque con Taeyeon fue una sensación especial.

“Ahora… voy a seguir intentándolo.”

“¿Hasta cuándo?”

“Supongo que hasta que no pueda más.” Miré el cielo. Las nubes se movían con velocidad gracias al viento.

“Ya sabes lo que pienso sobre eso, no quiero repetirme.” Me dio un apretón con la mano que tenía en mi hombro. “Pero por favor, no dejes que te supere. Ya tengo suficiente con una víctima del desamor.” Me sentía mal porque sabía que ya había pasado por eso con Taeyeon.

“Lo siento, no quería involucrarte en esto…” Exhaló, dejando escapar un suspiro burlón.

“¿No crees que es un poco tarde para eso?” Me encogí de hombros. Sabía que tenía razón. “No pasa nada, ¿pero de verdad crees que vale la pena?” Solo tenía que pensar en sus ojos para saber que sí.

“Eso creo.” Sonó como si estuviese poco convencida de ello. “Nunca antes había sentido algo tan especial por alguien. Tengo que descubrir a donde me puede llevar, sea bueno o malo. Por eso debo esforzarme.” Giré mi rostro para mirarla y vi como se le dibujó una sonrisa en la cara.

“De verdad espero que puedas conseguirlo, Fany-ah.” Fue como si me enviase sus fuerzas para continuar. “Ambas merecéis ser felices.”

Me sentía estúpida por querer continuar intentándolo, porque sinceramente no sabía qué hacer para cambiar sus sentimientos hacia mí. Sé que con empeño y ganas puedes conseguir mucho, pero con Taeyeon no era tan sencillo.

Hundí el dedo en la superficie del timbre, provocando que el sonido de éste resonase por el interior del apartamento.

Después de eso, lo único que pude escuchar fueron pasos tranquilos dirigiéndose hacia la puerta, hacia mí.

No tardó mucho más de diez segundos en abrirla.

“¿Qué haces aquí Tiffany?” Se veía sorprendida, pero logró disimularlo en un tono de voz tranquilo.

“¿Cena?” Sugerí, levantando la bolsa con el familiar logo estampado en ella.

Exhaló, bajando los hombros cuando supo que la había ganado. “Solo porque no me puedo resistir a una buena hamburguesa un sábado por la noche.” Me dejó pasar y me tomé un momento para observar el acogedor interior del apartamento. “Ahora que lo pienso, ¿cómo sabías donde vivía?”

“Oh, Sunny me lo dijo.” Me giré hacia ella. “¿No te importa, verdad?”

“Supongo que no, ya nos conocemos lo suficiente.” Asentí, cambiando el peso de la bolsa de una mano a otra. Taeyeon pareció darse cuenta de eso y me señaló la amplia mesa de comedor. “Déjalo ahí y siéntate, voy a buscar las bebidas.”

Hice lo que dijo y empecé a sacar la comida de dentro, distrayéndome con las fotos que habían colgadas en la pared. Una de ellas me llamó la atención. Podía reconocer a Sunny, que en ese entonces llevaba el pelo largo, también a Jessica, una amiga de Taeyeon que vino a visitarla la semana pasada, ya que se quedaba unos días antes de volver a Estados Unidos y por último a Taeyeon. Pero había otra chica y por la forma en que sonreía y pegaba su cuerpo al de Taeyeon, podía imaginarme quién era.

Era ella…

“¿Qué miras?” Me estremecí y me giré de golpe.

“O-oh, solo miraba tu apartamento. Es muy bonito.” Entrecerró los ojos, pero optó ignorar el asunto y dejó todo lo que sujetaba encima de la mesa.

No tardamos mucho en comérnoslo todo, quizás por el hambre o puede ser que fuese por lo delicioso que estaba, pero ya no quedaba ni rastro de la comida.

Estábamos sentadas en el sofá de su terraza, una manta gruesa nos cubría casi todo el cuerpo. Se podían ver todas las estrellas con claridad, aunque la iluminación de los edificios y calles en general no ayudasen.

“¿Así que lo decías de verdad, eh?” Aún con mi cabeza apoyada en mi mano, la miré. Ella también observaba el cielo.

“¿A qué te refieres?” Mi aliento cálido se transformó en vapor en cuanto hizo contacto con el frío ambiente.

“A lo de esperarme.” Lo dijo tan bajito que me costó oírla.

“No digo nada que no piense cumplir, Taeyeon-ah.” El sonido de la ciudad decrecía a medida que pasaban las horas.

“¿Por qué insistes tanto si sabes que te terminaré haciendo daño?” Creí que iba a llorar porque su voz se quebró durante un instante.

“A veces hay que tomar riesgos, nunca sabes cómo pueden terminar las cosas.” Pasó una mano por su cabello y pude captar un leve olor a lavanda. Cerré los ojos, intentando memorizar ese dulce aroma.

“No voy a mentirte.” Me miró seriamente. “Me gustas, eres todo lo que busco en una mujer, de verdad.”Sonreí, sabiendo que venía la parte dura. “Pero ahora mismo me sería imposible empezar algo contigo porque no me podría centrar en ti completamente. No puedo hacerte algo así, Tiffany.”

“Ya lo sé, por eso te dije que estaba dispuesta a esperar. No tengas prisa, tomate el tiempo que sea necesario, yo… intentaré estar ahí por ti cuando sea el momento.” Se colocó parte del flequillo hacia un lado, dejando a la vista sus ojos iluminados por la luz de la luna.

“No me entiendes.” Movió la cabeza, cerrando los ojos. “Esto puede durar años.”

Le sonreí. “¿Y qué?”

Se acercó a mí y me miró incrédulamente. “¿Y qué? Son años que vas a desperdiciar.”

Reí suavemente. “Desperdiciar sería no disfrutar de ellos o no aprovecharlos, pero el simple hecho de pasarlos contigo es suficiente para saber que no van a ser en vano. Aunque no consiga llegar hasta tu corazón, los momentos felices como este van a ser más importantes que los tristes.”

Apretó los dientes, intentando frenar las lágrimas, pero éstas ya resbalaban por sus mejillas libremente. Se cubrió la cara con las manos, dejando escapar algún que otro sollozo. Envolví mis brazos alrededor de su cuerpo, notando como temblaba al llorar.

“Me recuerdas demasiado a mí y es por eso que temo por ti.”

Que mi situación se pareciese a la de ella no quería decir que terminase de la misma manera. En algún lugar dentro de mí tenía el presentimiento de que lo conseguiría. Solo necesitaba tiempo y paciencia.

Parece mentira, hace apenas dos años creía que nunca sería capaz de encontrar a esa persona especial. Mis anteriores relaciones carecían de esa singularidad que poseía Taeyeon. La atracción era fácil de encontrar, pero era algo efímero.

Necesitaba aferrarme a algo que mantuviese la relación como el primer día. No quería ser una de esas personas que se encuentran en un matrimonio infeliz a una edad que es imposible encontrar el amor.

Pero siempre había obstáculos que impedían que consiguiese lo que tanto anhelaba.

Noté el aire abandonar mis pulmones cuando me encontré con esos ojos llenos de frialdad. No pensé que los volvería a ver contando lo desastrosa que fue la cena.

“S-señor Kim.” Me levanté de la silla, haciendo una reverencia. Estaba nerviosa y tenía miedo, no por mí, sino por Taeyeon.

“¿Dónde está Taeyeon?” No quiero que le vuelvas a hacer daño.

“E-en una reunión.” Apretó los dientes.

“Ve a buscarla y dile que estoy aquí, tengo que hablar con ella.”

“No quiero interrumpir—“ Su mano golpeó la superficie de mi escritorio, haciéndome saltar del susto.

“He dicho que la vayas a buscar.” Tragué saliva, asintiendo lentamente.

Aún bajo su mirada intimidante, me levanté de la silla y desaparecí de su vista lo más rápido que pude. Me ponía nerviosa, y no en el buen sentido.

Llamé a la puerta, dando unos golpecitos con el puño. Suspiré cuando vi que Taeyeon fue la que abrió la puerta.

“¿Qué haces aquí?” Me susurró velozmente.

“Tu padre.” Frunció el ceño. “Está aquí y quiere que vayas a verle.”

Sus ojos se expandieron y vi como el temor empezaba a invadirla. “¿Le has dicho que estoy en medio de una reunión?” Asentí. “¿Y aún así te ha dicho que fuese?” Se quejó y yo solo pude encogerme de hombros.

“Parecía enfadado, al menos conmigo…” Me miró, claramente preocupada.

“¿Qué te ha dicho?”

Moví la cabeza. “No es lo que me ha dicho sino la manera en que lo ha hecho.” Vi como apretaba los puños. “Pero bueno, supongo que es normal. No te preocupes.” Le sonreí.

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