Love comes as a dream and often leaves as a nightmare.

Tiffany POV

No sabía cuándo o cómo había pasado, pero sin darme cuenta, la empecé a mirar con otros ojos.

Con ojos dulces y comprensivos.

A pesar de saber en lo que me estaba metiendo decidí continuar porque sentía que era lo correcto, que valía la pena intentarlo.

Y sí, era completamente consciente de que me podría hacer daño, quizás de forma indirecta, pero había algo en ella que me atraía con tanta fuerza que era inútil resistirse.

Supongo que desde la primera vez que la vi más detenidamente, no ese breve encuentro en el café, sino sentada en esa silla de despacho, mirándome con esos ojos tan intensos y misteriosos, supe que la cosquilleante sensación en la punta de mi estómago no era normal.

Pero hasta ahora, que he sido capaz de ver otras facetas de su persona, el leve aleteo que invadía mi interior desde hace tiempo había cobrado sentido.

Me estaba dejando llevar en vez de frenar lo que podría terminar rompiendo mi corazón.

Sabía perfectamente que era casi imposible llegar a algo con ella. Claro que nuestra relación había avanzado respecto a las primeras semanas, esas que estábamos como perro y gato.

Pero estos últimos días estaban repletos de progresos que consideraba dignos de admirar.

Una sonrisa sincera.

Una charla amigable.

Un gesto amable.

Una mirada cándida.

Pequeños detalles que aumentaban lo que empezaba a sentir por ella. Aunque, exactamente no sabría cómo explicar lo que siento.

Tenía clara la parte que me estaba enamorando de ella, ¿pero cómo puedes describir de una forma precisa un tema como el amor?

Es como explicar a qué sabe el agua.

Una cosa imposible, que solo puedes entender tú misma.

Aún no había llegado a ese estado en el que estás tan enamorada que todo tu mundo gira alrededor de ella.

Digamos que si estuviese dentro de un cubo de cristal y comparásemos el amor con el agua que lo llena poco a poco, el nivel del líquido transparente me llegaría a las rodillas.

Pero sabía que cuando ese fluido me llegase al cuello, estaría oficialmente acabada.

Y si todo seguía al mismo ritmo de ahora, no tardaría en ahogarme.

“Quería decirte los buenos días pero viendo tu cara me los voy a guardar.” Dejé todas mis cosas encima del escritorio, sentándome en la silla y estampando mi cara encima de la mesa. “¿Qué te pasa?”

“Adaskfdaskjbdjas.”

“Aún no hablo idioma extraterrestre así que si no te importa, podrías hablar como una persona normal.” Gruñí y levanté un poco la cabeza.

“Tengo muchísimo sueño.” Musité, volviendo a apoyar mi cabeza, ahora de forma más suave, encima de la mesa.

“Gracias por hablar en mi idioma.” Escuché las ruedas de su silla contra el suelo, con un leve empujón estaba ya a mi lado. “¿No dormiste bien?”

“Tuve que arreglar unos papeles urgentes para Taeyeon y tardé más de lo previsto.”

“Me sabe mal decírtelo pero no será la primera vez que te pase.”

“Ugh, de verdad que esto de animar a la gente no es tu fuerte.” La escuché reírse y volví a levantar la cabeza para mirarla. “¿Qué?”

“Nada, que creo que solo me pasa contigo.” Entrecerré los ojos.

“¿Quieres decir que solo me desanimas a mí?” Se encogió de hombros pero movió la cabeza en afirmativa.

Doblé mis dedos y estiré el brazo, dándole un puñetazo en la pierna. “Ouch—¡Yah Fany!”

“Te lo mereces por no animar a tu buena amiga.” Le saqué la lengua y ella soltó un bufido.

“Solo estaba siendo honesta…” Ugh, más pucheros no por favor.

“Está bien, tienes razón, pero intenta hacer lo posible para animarme si no quieres que te vuelva a pegar. Cuando tengo sueño me pongo un poco violenta.”

“Un poco violenta dice, seguro que mañana tengo un moratón donde me ha pegado.” Murmuró, volviendo a su sitio de la misma manera que antes.

“Te he oído.”

“Me da igual.” Le lancé una mirada de esas que podrían matar a cualquiera y volvió a lo que estaba haciendo antes de que yo llegase.

Hoy va a ser un largo día.

“Tiffany.” Levanté la cabeza demasiado rápido, golpeando a lo que supuse que era la barbilla de la persona que me había llamado. “¡Ah!”

“Oh Dios.” Me tapé la boca con las manos al ver que era Taeyeon. “L-lo siento mucho n-no te vi y me asustases y—“

Alzó una mano, señalándome que parara de hablar mientras se masajeaba la mandíbula con la otra. “Tranquila no pasa nada.” Habló raro, supongo que a causa del golpe y volví a entrar en pánico.

“V-voy a buscar hielo ahora vengo. ¡No te muevas de aquí!” Vi que abría la boca para decirme algo pero me fui corriendo antes de que me pudiese decir nada.

“¿Cómo puedo ser tan torpe? Siempre me pasa lo mismo, ugh.”

Cuando volví de la cafetería con una bolsa llena de hielo la vi jugando con uno de mis bolígrafos. Tenía una mirada de concentración mientras lo hacía girar entre sus dedos, pero también había algo infantil en ella que me hizo sonreír.

Era como una niña pequeña encerrada en un cuerpo de una mayor, pero igualmente pequeña de estatura.

Me acerqué y extendí mi brazo. “Toma, póntelo en el lugar que te he dado.” Dejó caer el bolígrafo para mirarme y me sonrió al coger la bolsa de mis manos.

“Gracias.” Seguía con esa sonrisa en su cara y pude notar mis adentros derretirse lentamente. Si supieses lo que me causas, Taeyeon. Me pregunto qué harías.

“Tiffany, ¿has escuchado lo que he dicho?” Parpadeé, volviendo a la realidad.

“¿H-huh?” Me puse ligeramente roja.

Soltó una de esas risitas cálidas, las que últimamente se me habían hecho familiares, y suspiró.

“Estos días andas un poco perdida, ¿en qué piensas?”

En ti. “En nada, cosas sin importancia.”

“No pensarías en ello si no fuese importante.” Pienso mucho en ti, debería parar.

“Da igual.” Me aclaré la garganta. “¿Qué decías antes de que me perdiese en mis pensamientos?”

Ahora parecía que ella estuviese pensando en algo. “Ah, cierto.” Volvió a ponerse seria. “¿Has arreglado los papeles que te pedí ayer?”

“Me llevó gran parte de la noche pero sí.” Saqué la carpeta de mi bolso y se la di.

“¿Tanto tardaste?” Asentí, dejando escapar un bostezo. “Lo siento, no te lo hubiese pedido si no fuese realmente urgente.”

“Tranquila, no hay nada como el café para este tipo de situaciones.” 

“Me alegro que lo hayas manejado bien.” Dijo, como si estuviese orgullosa de mí.

“Ahora es cuando lo ha empezado a manejar bien porque esta mañana estaba fatal.” Nos giramos hacia la pequeña mujer que sostenía una taza de café entre las manos.

La miré de la misma forma que lo hice por la mañana y me señaló.

“¿Ves? Me miraba de esa forma y por si no fuese poco me ha pegado en la pierna.” Se quejó, acercándose a Taeyeon hasta abrazarle el brazo.

No me di cuenta de que estaba apretando los dientes con fuerza, pero supongo que no podía evitar tener celos. A mí también me gustaría poder agarrarme así de tu brazo y apoyar mi cabeza en tu hombro.

Y cuando creía que Taeyeon se iba a poner de su lado y comentar algo sobre mi comportamiento, miró a Sunny. “Dudo que te haya hecho algo sin motivo, le debes haber dicho algo para que te pegara.”

Noté como una carcajada subía por mi garganta, explosionando en una ruidosa, y probablemente vergonzosa, risa. La expresión de Sunny era demasiado divertida como para aguantarla.

Al abrir los ojos vi que Taeyeon me estaba mirando con una sonrisa en su cara y eso provocó que me ruborizada exageradamente. No podía evitar ponerme roja cuando Taeyeon centraba su atención a mí, me hacía sentir especial, aunque fuera por pocos segundos.

“Esa ha sido una buena risa.” Dijo, observándome con cierta diversión en sus ojos.

“Lo que has dicho ha sido gracioso.”

“Gracias.” Continuábamos manteniendo el contacto visual y me encantaba. Tenía unos ojos hermosos.

“Ehem.” Arranqué mis ojos de ella para posarlos sobre Sunny, quien parecía que nos vigilase detenidamente. “Ya sé que es divertido burlarse de mí pero podríais intentar disimularlo un poco.” Cruzó los de brazos y se fue a su escritorio, sentándose en la silla de mala manera.

Volví a sentir que Taeyeon me miraba pero me daba demasiada vergüenza girar la cabeza y encontrarme con sus ojos, así que tosí y miré mis pies.

“Voy a volver a mi despacho.” Me comentó, poniendo una de sus manos encima de mi brazo. “Gracias por tu gran esfuerzo con lo de los papeles.” Sonrió, realmente agradecida y se fue, dejándome con todo el cuerpo zumbando.

Dios, no sabes el poder que tienes sobre mí.

Apreté el timbre y alcé la cabeza, contemplando la casa con la boca a