La vida es realmente injusta. Hay veces que miro el cielo durante la noche y me pregunto por qué eres mi universo entero cuando yo no soy ni una pequeña estrella en el tuyo.

Tiffany POV

Mi vida volvía a ser una simple rutina, no aburrida, pero no conseguía hacerme feliz.

Estaba satisfecha trabajando con Dan, era divertido. Podía potenciar mi supuesto talento y eso me llenaba, pero no era exactamente lo que quería.

No todo nos aportaba la misma felicidad y era porque había diferentes tipos. La felicidad de hacerlo bien en tu trabajo, la felicidad de hacer sonreír a alguien, la felicidad de ver a un niño pequeño jugar junto a otros, la felicidad de amar y ser amado por alguien…

Era difícil superarlo. El dolor nunca abandonaba mi pecho y empezaba a convertirse en algo muy complicado de sobrellevar.

Había empezado a tener pesadillas. Nuestra conversación en mi habitación del hotel era la que se repetía más veces, como un disco rayado. Me despertaba con la respiración acelerada y sudor frío acumulado en mi frente.

Siempre he tratado ser fuerte, intentar superar los obstáculos que había en mi camino. Pero estaba llegando al límite del límite. No sabía que pasaría cuando lo rebasase.

Pero estaba claro que bueno no sería.

Suspiré, moviendo mis ojos por cada uno de los cuadros que había en mi habitación.

Todos eran de ella.

Quería plasmar su sonrisa antes de que mi mente la difuminase con otros recuerdos, es por eso que en la mayoría de ellos salía sonriendo. En otros simplemente tenía la mirada perdida o concentrada en algo.

Por muy bien que dibujase era incapaz de poder representar toda su belleza en el lienzo, pero se parecía lo suficiente como para poderme pasar horas y horas observándola. Al menos sabía que no me harían más daño del que ella me causó.

Me acordé de cuando iba al instituto. El matón de clase me molestaba siempre que tenía la oportunidad y muchas veces llegaba a casa llorando porque rompía mis dibujos. Al tercer año descubrí que lo hacía porque le gustaba.

Sonreí. La adolescencia era una etapa tan mala y confusa.

Taeyeon también me confundía, o me había confundido en un pasado. Sus acciones y sus palabras se contradecían y nunca sabía que quería decir exactamente.

Ojalá hubiese tenido más tiempo para llegar a entenderla.

Quizás podría haberla convencido de que yo era la adecuada para ella.

Pero aunque lo hubiese hecho, todo se habría ido a la mierda con el regreso de Jieun. No sé que me habría dolido más; si nunca tenerla o tenerla para que luego me la arrebatase.

Me giré, apartando la vista de los cuadros para mirar el exterior desde la ventana.

Estábamos a principios de Diciembre y hoy por la mañana empezaron a caer los primeros copos de nieve, no fue algo intenso, pero si lo suficiente como para cubrir todo de blanco.

La nieve me llevó de vuelta a Jeju y ésta a Taeyeon. Tenía que parar de relacionar todo con ella, impedir que ocupara mis pensamientos.

Me sentía inútil por no poderlo conseguir. Había veces en las que me esforzaba demasiado y terminaba con un dolor de cabeza terrible.

Era como si estuviese en mis venas y no había modo de sacarla.

Ahora ya ni me molestaba a intentarlo, simplemente dejaría que el tiempo borrase todo poco a poco.

Quería lograr olvidarla completamente; que a pesar de escuchar su nombre mi cerebro fuese incapaz de asociarlo con su rostro o con mis recuerdos junto a ella.

Desearía poder eliminar esa etapa de mi vida a su lado, al igual que todos mis sentimientos por ella.

El tiempo era el único que me podía ayudar en estos momentos.

Taeyeon POV

Sonreí tontamente al verla tocar el piano.

Estaba totalmente concentrada pero con una expresión tranquila. Sus dedos bailaban por encima de las teclas, hundiéndolas con suavidad para producir una bonita melodía.

Aún no podía creer que estuviese otra vez a mi lado y a pesar de haber pasado un mes junto a ella, no terminaba de acostumbrarme.

Era maravilloso, pero diferente a un año atrás.

Supongo que nuestra relación no podía ser igual que antes porque habíamos pasado mucho tiempo sin vernos, es por eso que no me preocupaba.

Disponíamos de todo el tiempo del mundo para volver a recuperar esa chispa que hacía nuestra relación especial.

La melodía dejó de sonar y yo volví a la realidad, alejándome de mis pensamientos para contemplar su hermosa sonrisa.

Era brillante; tan llena de vida y felicidad.

Nadie sería capaz de ver la tristeza y solitud que vivió durante ese año lejos de mí. A diferencia de ella, yo no podía disimular mis emociones tan bien, simplemente se reflejaban en mi rostro.

“Eso ha sido precioso.” Se giró, sorprendida de verme ahí.

“No me había dado cuenta de que estabas escuchando.” Se sonrojó pero no dejó de mirarme, mordiéndose el labio de la vergüenza.

Me acerqué, sentándome a su lado. “Te he escuchado tocar miles de veces pero no dejas de sorprenderme cada vez que lo haces.” Le besé la mejilla, poniendo mis manos encima de las teclas.

Empecé a tocar y la miré, levantando una ceja. No hizo falta que dijese nada para que se uniese a mí.

Era nuestra canción.

La que sonaba en la cafetería el día en que nos conocimos.

Dudo poder olvidarla nunca; mis dedos se movían con vida propia. Era como si me saliese de manera inconsciente.

“Hey Soonkyu.” Si no estuviese acostumbrada a que la llamase así siempre ya me estaría asesinando con la mirada.

“Hola Taeng.” Me abrazó, pellizcándome el brazo antes de separarse de mí. Ouch, maldita.

“Hola Sunny.” Dijo Jieun, alegremente.

“Hola Jjakji.” La abrazó cálidamente.

No era la primera vez que nos veíamos desde que Jieun volvió, habíamos quedado muchas veces para ir a tomar un café y hablar.

Cuando llamé a Sunny y le conté todo, tardó apenas diez minutos en llegar a mi casa. En cuanto vio a Jieun, la estrujó en un abrazo mientras ambas sonreían como locas. No podía estar más feliz de verlas tan alegres.

“¿Cuándo vas a volver a la empresa?” Me preguntó mientras comía una pasta dulce.

Había decidido trabajar desde casa porque quería pasar más tiempo junto a Jieun, pero no podía seguir haciéndolo por mucho más.

“La semana que viene volveré. Ahora que Jieun ha encontrado un trabajo ya no tengo que preocuparme por dejarla sola.”

“Cierto, creo que me comentaste sobre ello. Si no recuerdo mal, ¿profesora de música en una escuela no?” Jieun asintió.

“Así es, una escuela primaria que no está muy lejos de casa. Me dijeron que el lunes ya podría empezar, pero tendré que ir este viernes para que me enseñen un poco mejor el lugar.”

“Espero que te vaya bien, a veces los niños pueden ser muy traviesos.” Sunny dijo, terminándose el trozo de pastel.

“Creo que podré con ellos.” Su confianza me hizo sonreír.

“Ah Taeyeon, casi me olvido.” Se pegó en la frente. “Tu padre vino hoy a verte pero como no estabas le conté la verdad.” El cuerpo de Jieun se estremeció y yo arrugué las cejas en confusión.

“¿Estás bi—“

“¿Qué le has dicho?” Preguntó, cortándome antes de poder terminar de hablar.

Sunny pareció sorprenderse ante su tono de voz; preocupado y lleno de miedo. Mi padre nunca nos aceptó, pero no imaginaba que pudiese temerle tanto.

“Le dije que Taeyeon trabajaba desde casa.”

“¿Eso es todo?” Sunny asintió lentamente, confusa por las preguntas.

Jieun exhaló y hundió los hombros, relajándose. ¿Qué sucede?

Decidí dejar la pregunta para después y me giré hacia Sunny. “No te preocupes, el lunes hablo con él. Aunque no tengo muchas ganas…” Aparté la mirada, apretando los dientes al recordar sus dolorosas palabras.

“Intenta darle una oportunidad Taeng, quizá se arrepiente de haberte dicho todo eso.”

“Espero que sea así, porque mi paciencia se evapora.”

“Entonces, ¿supongo que todo va bien entre vosotras no? Se os ve felices.” Sabía que intentaba cambiar de tema y la verdad es que le estaba agradecida. Pensar en mi padre solo me ponía furiosa.

“Eso intentamos.” Le respondí, sonriendo mientras rodeaba la cintura de Jieun con mi brazo.

Tiffany POV

“Si lo hacemos así parecerá más amplio, ¿no crees?” Le sugerí, borrando las anteriores líneas dibujadas.

“Tienes razón, además lo hace más dinámico.” Asintió, tocándose la barbilla. “Muy bien Tiffany, tienes un talento innato para esto.” Revolvió mi pelo y se dio la vuelta. “Termínalo de arreglar y luego lo vemos en mi despacho.”

“Perfecto.” Le sonreí y volví a centrarme en retocar los trazos.

Ah, los lunes siempre costaba arrancar, pero si lo mirabas con positivismo no eran tan malos. Quizá un poco, pero bueno, si no pensase así no me levantaría de la cama ningún día.

Me había dado cuenta que el trabajo era lo único que conseguía distraerme de pensar en Taeyeon. Por eso pasaba tantas horas encerrada en mi estudio, intentando terminar la faena que Dan me encomendaba. Y si no lo terminaba me llevaba el trabajo a casa.

La verdad es que si fuese por él no tendría ni la mitad del trabajo que tengo ahora, pero le dije que necesitaba estar ocupada con algo sino me volvería loca. Creo que verme tan desesperada fue lo que le hizo aceptar mi propuesta.

Parecía uno de esos maridos que se centraban tanto en el trabajo que dejaban de lado a su familia. La única diferencia es que yo no tenía a ninguna mujer esperándome en casa, solo a mi padre y desde que éste conoció a otro aficionado de la veterinaria, es como si no estuviese nun