Si está destinado a ser, será.

Tiffany POV

Suspiré, llevándome las manos detrás de la cabeza.

El sol apenas se asomaba por el horizonte, pero yo ya estaba despierta. Tenía una sensación agridulce por culpa de los sucesos durante la noche anterior y no había podido dormir bien.

La cena fue perfecta, me dio la sensación de que hice algún progreso. Pero todo se desvaneció cuando se me ocurrió la brillante idea de preguntarle por la chica que la volvió inalcanzable.

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Estábamos sentadas en la playa porque era demasiado temprano para irnos a dormir y eso fue lo único que se nos ocurrió hacer.

La escena era preciosa.

El reflejo de la luna se mecía en el ondulado océano y las estrellas brillaban con fuerza en el oscuro cielo.

Todo hubiese sido perfecto si mi amor fuese correspondido, ya que entonces me atrevería a apoyar mi cabeza encima de su hombro sin tener miedo al rechazo.

El silencio provocaba que pensase ese tipo de cosas y sinceramente cada vez era más vulnerable.

“¿Cómo era ella?” Sabía que me dolería, pero tenía curiosidad.

Giró su rostro, ofreciéndome una sonrisa triste. “Ella era…” Suspiró, mirando otra vez al cielo. “…no creo que haya una palabra para describirla.” Volvió a sonreír, pero esta vez era una sonrisa genuina. Sabía que estaba pensando en ella.

Asentí, abrazándome las rodillas.

“Siempre estaba feliz, con una sonrisa radiante en su cara. Tenía la capacidad de alegrar a cualquiera. Escuchaba los problemas de los demás y la mayoría de las veces encontraba una solución. Nunca supe de dónde sacaba tanta felicidad.”

¿Por qué me sentía tan pequeña?

“Nos conocimos en la universidad. Yo estudiaba empresariales y ella música. Tenía una voz angelical. Jessica fue la que nos presentó, ya que coincidían en algunas clases y creyó que nos llevaríamos bien. Me enamoré de ella al instante.”

Apreté los dientes, intentando ignorar ese dolor intenso en mi pecho.

“Tardé medio año en reunir el valor para confesarme y pedirle salir conmigo. Cuando me dijo que era mutuo me sentí inmensamente feliz. Era algo que nunca había experimentado. Fue mi primer amor…”

No pensé que me dolería tanto oírla hablar de ella.

“Cuando terminamos la universidad decidimos irnos a vivir juntas, hacía casi cuatro años desde que empezamos a salir. Yo tomé la empresa de mi padre y ella trabajaba en un pequeño estudio.” Dejó escapar una risa tonta. “Le dije que podía comprarle uno más grande y mejor, pero se negó, ya que según ella ese estudio la inspiraba.” Vi como tragaba saliva y al instante supe que era la parte dura.

“Le propuse matrimonio al cabo de un año y medio, mientras estábamos de vacaciones. Ella me pidió que el casamiento fuese en enero, porque quería correr con el vestido de novia mientras nevaba. ¿Quién era yo para negarle sus ilusiones? Estaba demasiado enamorada como para llevarle la contraria.”

“Todo iba bien, hasta que un día me levanté sin ella a mi lado. Un  diez de noviembre. Siempre recordaré esa fecha. Me sentí tan sola, tan vacía, que no supe como continuar. No me dijo nada, se marchó sin más. Ni siquiera sé lo que hice mal…” Parecía tan frágil que no pude evitar abrazarla, esperando que la ayudase un poco.

“Siento que hayas tenido que pasar por eso…”

Yo nunca te abandonaría, Taeyeon-ah, si tan solo pudieses quererme como yo te quiero a ti te lo podría demostrar.

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Me sentía tan estúpida.

Por enamorarme de la persona equivocada, por no poder oponerme a lo que siente mi corazón, por ser tan débil, por querer continuar incluso sabiendo el dolor que me causa.

La gente estaba en lo cierto, el amor te obliga a hacer cosas sin sentido.

¿Quién en su sano juicio querría sufrir de esta manera? Nadie.

Me gustaría poder ignorar todo lo que siento y si eso implicaba ignorar también a Taeyeon, no dudaría en hacerlo.

Amarla se sentía tan bien, pero a la vez tan mal.

Era como si me matara lentamente, podía notar su veneno dentro de mis venas, ahogándome dolorosamente en su belleza. Y yo no podía hacer nada para frenarla, solo observarla con una expresión tonta porque su sonrisa me hacía perder la cordura.

¿Por qué tenía que ser ella todo lo que podía ver?

No podía apartar mis ojos de ella y solo deseaba su corazón, su amor y sus emociones.

No había salida, me encontraba en medio de su laberinto y ella era la única que podía sacarme de él. La única que tenía la culpa era yo, por ser tan imbécil y decidir meterme.

Ahora estaba a su merced— No, hacía tiempo que ya lo estaba.

Me tapé la cara con la sábana, envolviéndome de nuevo con la oscuridad. El aire era pesado, sofocante, pero de un modo u otro me tranquilizaba.

Respiré hondo, cerrando los ojos.

No sabía qué hacer conmigo misma. Tarde o temprano me obligaría a mi misma a ser egoísta y con eso, romper la promesa de esperar a que estuviese preparada.

Y todo era porque no quería terminar como ella, no quería tenerle miedo al amor, no cuando puede ser algo extremadamente bonito si es recíproco.

Me empezó a temblar el labio.

¿Por qué tenía tan mala suerte?

¿No podía enamorarme de alguien normal e intentar ser feliz con frases cursis y acciones clichés?

Me destapé cuando escuché los golpes en la puerta. Había pasado una hora y media desde que me desperté. El tiempo vuela cuando te pierdes en tus propios pensamientos.

“Oh, Taeyeon.” Fue lo único que pude decir, viéndola totalmente arreglada con una americana que ensanchaba sus hombros.

Me miró de arriba abajo y fue cuando me percaté de que aún iba con mi pijama rosado y el pelo revuelto. “¿Aún no estás vestida?” Era una pregunta obvia, pero aún así enrojecí de la vergüenza.

“¡M-me quedé dormida!” Exclamé la primera excusa que me pasó por la cabeza. No podía decirle que estaba pensando en lo desgraciada que era por enamorarme de ella.

“¡Shhh!” Siseó, poniéndose el dedo índice encima de sus sensuales labios. “Vete a duchar y cuando estés lista bajas para desayunar.” Asentí, incapaz de formar una palabra y le cerré la puerta en los morros. “Ah— ¡Joder Tiffany!” La abrí al instante, entrando en un estado de pánico increíble.

“¡Dios, lo siento, ha sido sin querer de verdad!” Le sangraba la nariz y al ver el líquido carmesí me empecé a marear, pero tuve la suficiente fuerza para agarrarla del brazo y llevarla hasta el lavabo. “Siéntate e inclínate hacia delante.” Se sentó encima del váter y yo aproveché para coger papel. “Haz presión en la nariz con el papel y espérate un rato.” Me senté, exhalando. “Este día no puede terminar bien.” Murmuré.

“¿Hmm?” Me giré hacia Taeyeon, quién se estaba tapando la nariz con un papel de váter empapado de rojo. Bajé la mirada. Su camisa blanca se había manchado con algunas gotas de sangre.

“Nada.” Le respondí, moviendo ligeramente la cabeza. “Te vas a tener que cambiar la camisa.” Le señalé la prenda, sintiéndome fatal por mi impulso anormal de cerrar la puerta con demasiada fuerza.

Bajó la mirada y soltó un gruñido de protesta, mirándome ahora con ojos asesinos.

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