Tiffany POV

Estábamos a pleno mes de octubre y yo me encontraba tumbada en la hamaca que teníamos entre dos árboles del jardín.

Hacía rato que miraba la luna ya que no podía conciliar el sueño de ninguna manera. Hace justamente veinte minutos estaba dando vueltas en la cama y salir a fuera para tomar un poco el aire fue lo único que se me ocurrió hacer.

Las farolas de la calle estaban encendidas, pero la luz que emitían no se podía comparar con la del gran satélite brillante. Esa era simplemente celestial.

Tan blanca y pura que al final dolía verla directamente.

Me acordé de la historia del Sol y la Luna.

Esa en que el Sol moría cada noche para dejar a la Luna respirar.

¿Por qué el amor tenía que ser siempre tan trágico?

¿Por qué no podemos enamorarnos únicamente de la persona con la que queremos pasar el resto de nuestras vidas?

Eso ahorraría muchos dolores, haría que no tuviésemos miedo de amar, de volcar todo nuestro corazón en la relación sin temer que nuestra pareja saque un puñal y lo clave justo en el centro del frágil órgano.

Dicho así suena muy violento, ¿pero no se siente algo parecido a eso?

Yo nunca he tenido la oportunidad de vivirlo, siempre he sido muy cuidadosa con la gente que salía. Y cuando veía que sus sentimientos hacia mí no eran nobles, no dudaba en separarme de ellos y cortar nuestro lazo sentimental.

Pero esas personas que si que han pasado por rupturas importantes, son fáciles de diferenciar. Se puede ver en sus ojos, o en tu actitud.

Cuando dicen que los ojos son el reflejo del alma no se equivocan, a través de ellos podemos ver el daño que les han hecho. Sus ojos no brillan de la misma manera, y quizás me atrevería a decir que ni brillan, porque la tristeza los ha apagado.

Es por eso que tengo miedo a enamorarme.

No quiero que la persona a la que considero mi alma gemela, mi media naranja o como lo quieras llamar, meta su mano en mi pecho, coja mi corazón y me lo arranque para luego pisotearlo.

El amor es más complicado de lo que se muestra en las películas, o lo que se explica en los libros.

Es una espada de doble filo y si no tienes cuidado, puedes terminar cortándote.

“Buenos días Srta. Kim, tiene una reunión con Kang Joon dentro de una hora para discutir la posibilidad de una colaboración para el proyecto Tokashiki. Y aquí le dejo los informes que me había pedido.” Miré la agenda. “Tiene la tarde libre de reuniones hasta mañana por la mañana.”

Me miró y sonrió brevemente. “Gracias Tiffany.” Empezó a mirarse los documentos por encima y volvió a poner sus ojos en mí. “Dile a Soonkyu que venga en cuanto pueda.”

Asentí. “Ahora mismo.” Salí de su despacho y suspiré, pasándome una mano por la frente. Cuando está tan seria me da miedo.

Regresé a mi despacho y dejé la agenda encima de la mesa. Fruncí el ceño cuando vi que Sunny no estaba en su sitio. Donde se ha metido esta mujer ahora.

Eché un vistazo al reloj.

13:36

Ugh, tengo hambre y aún falta una hora para ir a comer…

En apenas un minuto me encontraba en la cafetería, comprando una bolsita de frutos secos. Sonreí al ver a la mujer que buscaba hace un momento.

“Yah Sunny.” Alzó la cabeza de golpe, mirándome totalmente sorprendida. Cuando se dio cuenta de que era yo suspiró.

“Dios Fany que susto.” Bebió un poco de agua y me volvió a mirar. “¿Te vas a sentar o…?”

“Ah, cierto.” Me mordí la lengua, sonriendo ante mi embobamiento. Me senté en la silla de delante, abriendo la bolsa que contenía la ansiada comida.

“Tenías hambre, de eso no hay duda.” Dijo, asombrada ante la velocidad con la que comía los frutos secos.

Solté una risita ante la vergüenza. “Si… Digamos que hoy no me ha dado tiempo de desayunar porque puede ser que me haya levantado un poco tarde… Heh.”

“Te has quedado dormida entonces.”

“Totalmente.” Movió la cabeza, sonriendo levemente. “Oh.”

“¿Qué pasa?”

“Taeyeon me dijo que fueses a su despacho lo más pronto que pudieses.” Mastiqué con fuerza, notando como rompía todo con mis dientes.

“Ah, ¿te ha dicho sobre qué quiere hablar?” Negué con la cabeza, aún con la boca llena. “Bueno, será mejor que vaya tirando ya sabes que su paciencia es limitada.”

“Ni que lo digas.” Conocía de sobras la limitación de la paciencia de Taeyeon. “Hasta luego.” Me despedí de ella con la mano y volví a concentrarme en comer.

Ah, no puedo esperar a que llegue la hora de comer.

Taeyeon POV

Me masajeé la sien para intentar aliviar la presión que me estaba matando. Si tan solo pudiese dormir bien, estoy segura de que esto no pasaría.

Me levanté y fui hasta el pequeño botiquín. “Donde están los— Ah, aquí estáis.” Me tomé la pastilla, acompañándola con un empujoncito de agua. Espero que esto haga algo.

“¿Sigues con las pesadillas Taeng?” Giré mi cuerpo hacia la voz, mirando a sus ojos preocupados por un momento. No la había oído entrar.

“Sí.” Oí como exhaló profundamente y me sentí culpable por tenerla preocupada. “Lo siento, no puedo evitarlas. Siempre encuentran la manera de volver…”

“No tienes porque pedir perdón.” Puso sus manos en mis mejillas, inspeccionándome el rostro detenidamente. “Se te ve en la cara lo cansada que estás.” Copió lo que hacía yo hace unos momentos, dejando que sus pulgares masajearan la zona que me causaba dolor. “¿Por qué no te tomas el día libre e intentas descansar un poco?”

“No puedo, tengo faena que hacer.” Cerré los ojos.

“Considerando tu puesto en esta empresa, siempre tendrás cosas que hacer.” Sé que tenía razón, pero aún así…

“Tengo una reunión con Kang Joon en veinte minutos.” Sus dedos pararon.

“¿De verdad irás por ahí, Taeng?” Me encogí de hombros, negándome a abrir los ojos. “Entiendo que lo que hizo tu padre estuvo mal y que quieras darle su merecido, pero de aquí a reunirte con el hijo de uno de sus mayores competidores…” Puse mis manos encima de las suyas, apartándolas suavemente de mi cara.

“Sé lo que hago.” No quería mirarla porque sino sabía que cedería.

“Yo no lo tengo tan claro. Solo haces esto porque estás dolida, al igual que tu padre nunca te ha gustado la forma en que piensa  y actúa Joon. Es igual que su padre pero en una versión más joven.” Tienes razón, pero quiero hacerle tanto daño como me lo hicieron a mí sus palabras.

“Llegaremos a un acuerdo.”

“Haz lo que quieras, pero yo de ti no me fiaría de él, ya sabes como es.” Escuché la puerta cerrarse y me dejé caer encima del sofá. Lo sé Soonkyu, perdóname.

Sonreí patéticamente al darme cuenta de que yo tampoco era muy diferente a mi padre. Ambos somos unos imbéciles.

La reunión con Joon fue más o menos como había planeado. Prometiéndole una parte de los beneficios no tardó en aceptar.