Mantén el amor en tu corazón. Una vida sin él es como un jardín sin sol cuando las flores están muertas.

Tiffany POV

¿Qué me gusta?

Pintar. Pintar paisajes coloridos, rostros inspiradores, animales interesantes, cualquier cosa que pida ser retratada por mí encima de la superficie de la fina tela. Sentir el pincel entre mis dedos y deslizarlo en un dulce vals de colores y pinceladas.

El color rosa. El de las cortinas en mi habitación, que cuando entran los primeros rayos de sol del día, lo hacen parecer especial. O el de los almendros cuando florecen en toda su belleza.

Los días lluviosos. Escuchar como las gotas se dejan llevar por las leyes de la gravedad a la vez que cubren todo con una fina capa de humedad. El olor que queda en el aire después, que te hace creer que nunca antes habías sentido nada tan puro.

El mar. La tranquilidad que desprende y la facilidad con la que puede transformarse en lo contrario me asombra. Parece que nunca tenga fin, que se pueda unir con el rojizo sol del atardecer.

El amor. El amor de las películas, el inesperado, el que te pega tan fuerte que dudas poder volver a levantarte otra vez, el que te invade la mente noche y día.

 La música. Te acompaña en cualquier situación, en cualquier momento, te encuentres como te encuentres ella te ofrece su mano y te rescata. Hay una canción para todo.

Pero eso son cosas que le gustan a todo el mundo, ¿no? Las típicas, las más comunes. Aunque es normal, son reconfortantes.

Doblé la hoja de papel por la mitad, repitiéndolo otra vez para hacerlo más pequeño. Cogí un bolígrafo negro, y escribí ‘Sobre Tiffany Hwang’ con la caligrafía más fina que pude hacer. No necesitaba poner información general, esa ya constaba en mi informe.

Me levanté, miré el reloj y recogí mis cosas, dirigiéndome hacia la cafetería. No fue fácil encontrarla, siempre se sentaba en el mismo sitio.

“Hey Sunny.” Saludé, dejando todas mis cosas encima del asiento de mi derecha, obviamente no ocupado.

“Hola Fany.” Sunny y yo habíamos conectado muy bien, éramos un poco parecidas. En poco tiempo nuestra amistad había crecido mucho, y eso me gustaba. “¿Qué tal todo?”

Resoplé. “De maravilla,” Dije sarcásticamente. “tanto que de aquí tres horas tendré que fingir ser la novia de Taeyeon.”

“Oh.” Parpadeó varias veces y entendí que su cerebro aún estaba procesando la información. Y cuando abrió los ojos de una forma exagerada, supe que había atado cabos. “¡¿Tú eres la que ha pringado?!”

“¿Eh?” ¿La que ha pringado…?

“Woah, de verdad que te compadezco, su padre es imposible. Taeyeon es un ángel a su lado.” Saber eso no ayudó mucho.

“Espera, ¿cómo sabes lo de los padres?”

“Estaba con ella cuando llamó su padre y cuando tuvo la brillante idea de decir que tenía una nueva novia. Pero no me imaginaba que te lo terminaría pidiendo a ti.”

“¿Pedir?” Reí. “No me pidió nada, fue una orden. Me dejó el vestido encima del sofá y me dio una lista con algunas cosas sobre ella, que por cierto aún no he leído, para así estar preparada en caso que sus padres preguntaran y ya está.”

“Lo siento por ti, de verdad…”

“¡Yah! Lo dices como si me fuesen a comer o algo por el estilo.” Admito que me estaba entrando el miedo. ¿Por qué no puede tener una familia normal? Lo haría todo más fácil…

“Peor que eso.” Me miró seriamente y se inclinó hacia mí. “La primera vez que fui a su casa, tenía diecisiete años y juro que fue la única ocasión en toda mi vida que pasé miedo de verdad. Sientes sus ojos encima de ti todo el rato y no sabes cómo actuar, es horroroso, parece que todo lo que digas o hagas está mal. Suerte de la madre, que es la buena.”

“¿Lo encontrarán extraño si digo que me han cogido dolores de barriga extremos así de repente y que no voy a poder ir?”

“No hay salida Fany-ah.” Me tapé la cara con las manos.

“¿Por qué me pasa esto a mí, qué he hecho mal?”

“Conocer a Kim Taeyeon.” Soltó una carcajada y no la pegué porque tenía toda la razón del mundo.

“Hablando de ella, dale esto cuando la veas, tengo que ir a hacer cosas antes de que me venga a buscar para la cena.” Le dije, dándole el papel que había escrito hace un momento.

“¿Te vas?” Frunció el ceño y leyó lo que había puesto. “¿Sobre Tiffany Hwang? ¿Le has escrito toda tu vida o qué?”

“Me dio la tarde libre. Y no, es como el papel que me dio ella, pero mi versión.” Abrió la boca, asintiendo en comprensión. “En fin, me tengo que ir ya. Me prepararé mentalmente para lo que tenga que soportar en la cena.”

“Aunque lo consigas, dudo que sirva de algo.”

“Me encantan tus ánimos y tu positividad, de verdad que ayudan muchísimo.” Dije irónicamente, cruzándome de brazos.

Soltó una risita tímida. “Lo siento. Tu haz lo que puedas y sobretodo no dejes que te afecten sus palabras, pueden hacer mucho daño.”

“Gracias por el consejo.” Le sonreí y me levanté de la silla. “Nos vemos Sun.”

“O no— ¡Ouch, vale, vale, lo siento!”

“Lo tienes bien merecido.”

“¡Papá, ya estoy en casa!” Dejé las llaves encima del mueble del recibidor y caminé hasta la cocina, empezando a vaciar el contenido de las bolsas de plástico.

“Te he dicho un millón de veces que no hace falta que chilles, mis oídos funcionan perfectamente bien.” Dijo nada más entrar en la cocina.

“Ya sabes que me sale solo.” Cerré la nevera y me giré hacia él. “¿Cómo ha ido el día?”

“Bien, no ha habido mucho trabajo, ha estado todo bastante tranquilo.”

“¿Mejor no? Eso quiere decir que ningún animal lo ha pasado mal.”

“Supongo.” Se encogió de hombros. “Por cierto, ¿qué es eso?” Señaló la caja que contenía el vestido.

“Ah, para esta noche.” Me miró con unos ojos que parecía que brillaran.

“¿Mi niña tiene una cita?” Oh no, ya empezamos.

“No exactamente, es una larga historia.” Se sentó, apoyando su cabeza con las manos.

“Tengo tiempo.” Dios dame paciencia.

“Voy a una cena con los padres de mi superior, ya sabes, ¿con tu viejo amigo?” Me miró sorprendido.

“¿Estás saliendo con su hija?” Empecé a toser frenéticamente, pensando que me ahogaba. ¿Cómo se me ocurre beber agua en un momento así? Soy estúpida.

“¡Papá! Por supuesto que no.” Me lo miré incrédulamente.

Se encogió de hombros. “Ya sabes que no tengo ningún problema con quién salgas, chico o chica, mientras te haga feliz ya me está bien.”

“Me alegra saber que piensas así, pero no es el caso. Si la conocieras me entenderías, es como un demonio dentro de un cuerpo pequeño. Parece adorable a primera vista pero es todo un engaño.” No me había dado cuenta de lo que había dicho, hasta que vi la ligera sonrisa que se había dibujado en su rostro. “¿Qué?”

“¿La encuentras adorable?”

“¿Eh?” Mierda. Hazte la tonta Tiffany, la tonta.

“Oh vamos, no me vengas con esas ahora. Has dicho que la encuentras adorable, no lo escondas.”

“Uhm… y-yo— ¡En ningún momento he dicho que la encuentre adorable! Lo parece a primera vista pero no lo es. Y aquí termina nuestra conversación, Papá.” Casi corrí hacia mi habitación. Las mejillas me ardían. No es ni siquiera agradable, esa pequeña ugh.

Me tumbé en la cama, mirando el techo. Al no saber que hacer con mis manos, las metí dentro de los bolsillos del pantalón. Noté algo en el derecho y lo cogí, sacándolo.

“¿Pero qu— Sobre Kim Taeyeon.” Leí la perfecta caligrafía. Lo abrí, y mentiría si dijera que no quería saber lo que había escrito.

Nacida el 9 de marzo de 1989, en Jeonju.

Cosas que me gustan:

El helado. Da igual el gusto y el tiempo que haga, siempre es agradable.

Tocar la guitarra. La toco desde los 15 años.

Los coches deportivos. Si pudiese tener más de los que tengo, los tendría sin dudarlo.

El invierno. Es mi estación favorita.

Las chicas atractivas con poca ropa.

Abrí los ojos de par en par. ¿Las chicas con poca… ropa? ¿Se debe haber confundido no? No tiene sentido que ponga eso aquí, no tengo por qué saber una cosa así.

Me levanté de la cama y miré la caja fijamente. Aún no había visto que tipo de vestido contenía, pero después de leer el último punto de su lista… Por favor que sea normal.

Apreté los parpados con fuerza y posé mis manos encima, quitando lentamente la tapa. Será un vestido corriente, lo será porque si no le voy a decir un par de cosas a esa enana.

Los abrí y escaneé la prenda cuidadosamente, girándola para ver la parte trasera. Es precioso y lo más importante, nada revelador. Nunca hubiese apostado por su buen gusto.

Lo dejé encima de la cama y me fui a preparar. Solo disponía de una ho