¿Por qué creemos que el amor nos arreglará y nos hará sentir enteros?

¿Cuando en realidad nos deja más despedazados de lo que ya estábamos?

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Tiffany POV

Nunca dejaría de sorprenderme ante el control que tenías sobre mi corazón.

Daba igual lo que dijeras o el daño que me causaras, que lo único que conseguía era enamorarme aún más de ti.

Y es que si pudiese controlarlo, lo haría parar. Porque sería lo mejor, tanto para ti, como para mí.

Pero he llegado a un punto que me es imposible hacer algo contra ello. Es demasiado fuerte y se me ha ido de las manos.

Quizás si lo hubiese intentado desde un principio ahora no sentiría nada. Pero fui demasiado tonta y me dejé llevar por la belleza de lo que creaba mi imaginación, de los pequeños gestos que me ofrecías, esos que me hacían sentir mareada en el buen sentido.

Hay una parte de mí que se arrepiente de no haberle puesto un fin, pero también hay otra, sorprendentemente masoquista, que ha empezado a amar el dolor y que es incapaz de vivir sin él.

Porque si eligiese vivir sin dolor, tendría que aprender a vivir sin ti y eso ahora mismo es algo irrealizable.

“Tiffany, ¿qué ocurre?” Levanté la cabeza, quitando la tensión que se había acumulado en mis cejas en un intento de ocultar mis preocupaciones de él.

“¿Huh?” Podía ver la intranquilidad inundar sus ojos.

“¿Qué te pasa? Hace días que estás ausente.” Es mejor que no lo sepas, créeme.

“Nada, solo estoy un poco cansada.” Le sonreí, esperando que pudiese convencerle porque sinceramente no quería darle explicaciones.

Asintió, aunque no parecía muy convencido. Pero aún así no decidió insistir. “¿No te gusta el pastel?” Preguntó, señalando mi plato con su cuchara ligeramente cubierta de nata.

Bajé mi vista, observando el triangular trozo de pastel de fresa que seguía intacto a pesar de llevar media hora delante de mí.

Hundí mi cuchara en él, llevándome un pedacito a la boca. Era dulce y contrastaba con el amargor de mi corazón. “Está buenísimo.” Sonrió, satisfecho.

Tenía una sonrisa bonita, una que seguramente me volvería loca si pudiese quitar a Taeyeon de mi mente. Pero como todo relacionado con ella, era inútil intentarlo. Parecía que cada momento a su lado, que cada palaba dicha por sus labios y que cada rasgo de su cara hubiese quedado grabado con fuego en mí.

Y por más que rasgase la superficie de mi cuerpo, seguía impregnada de ella.  

“Joon, me alegra verte.” Observé su apretón de manos en silencio, agarrando la carpeta que contenía gran parte de los planos del edificio contra mi pecho.

Era una mañana fría y húmeda. Mi cuerpo se protegía del clima gracias a un abrigo que me llegaba hasta las rodillas y un seguido de complementos que normalmente llevaba en estas ocasiones.

“Bueno, aún sigo sorprendido por el hecho de que aceptaras mi colaboración en el proyecto.” Sonrió. “Esperemos que todo vaya sobre ruedas.” No me gustaba, pero no dije nada.

“Manos a la obra entonces.” Caminaba tras ellos, mientras escuchaba algunas de las palabras que intercambiaban. Mantuve mi mirada clavada en el suelo.

Estos quince días se me estaban haciendo eternos y cada vez me sentía peor. Mi estado de ánimo era pésimo, estaba apagada, aparte de que no podía dormir las suficientes horas y perdía el apetito fácilmente. Dan lo comentó varias veces, y eso que intenté hacer lo posible para ocultárselo. Pero era tan difícil esconder algo que invadía mi ser con tanta brutalidad.

De verdad creía que sería capaz de aguantarlo, que poco a poco me ganaría su corazón y eso haría que el dolor disminuyese, que fuese menos nocivo. Sin embargo sentía que me encontraba en la misma casilla de inicio. Sí, había conseguido que no me tratase igual de mal que al resto, pero no eso no era lo que más deseaba.

Suspiré, apretando los dientes.

¿En qué tipo de persona me había convertido?

Yo no era de las que se rendían, era de las que luchaban hasta el final, hasta no poder levantarme más.

No quería dejarme derrotar por algo así, solo tenía que aguantar un poco más.

Verla sonreír me daba fuerza y si además yo era la causa, me veía capaz de lograrlo.

Un poco más… tal vez no estaba tan lejos.

 “Te queda bien ese vestido, deberías ponértelo más a menudo.” Me sonrojé, consciente de sus ojos escaneando mi cuerpo.

“G-gracias.”

“No hace falta que me las des, solo estoy siendo sincera.” Sonrió y pude notar cómo me derretía por dentro.

¿Cómo conseguía tener ese efecto en mí?

¿Era por la suavidad de sus palabras o por la tierna expresión que tenía en la cara al decirlo?

Estaba oscureciendo, poco a poco, pero a un ritmo más rápido de lo normal. El frío se empezaba a acomodar en mi cuerpo, a hundirse dentro de mí hasta instalarse en mis huesos.

Era extraño, porque en vez de sofocarme tuve la sensación de liberarme.

Me liberé tanto que la gravedad se atrevió a empujarme contra el suelo, pillándome completamente desprevenida. Pero yo no podía hacer nada más, simplemente cerrar los ojos y exhalar profundamente.

Porque no tenía las fuerzas suficientes para hacer otra cosa.

¿Por qué cada vez que intentamos dejar nuestras mentes en blanco es cuando la cabeza decide hablar más alto, o preguntarse las cosas más estúpidas que puedas llegar a  imaginar?

Era curioso.

Nuestro cuerpo nos llevaba la contraria a pesar de ser nosotros el que lo dirigimos.

Pero era totalmente al revés.

Somos nosotros los esclavos de nuestro cuerpo y además estamos divididos por la cabeza y el corazón. Podemos elegir ir hacia arriba o hacia abajo, pero es imposible dejarse dominar por ambos.

Es por eso que cuando hablamos desde nuestra cabeza parecemos insensibles y cuando lo hacemos desde nuestro corazón parecemos insensatos.

No existía un equilibrio.

Al menos para mí.

Taeyeon POV

Me senté en uno de los sillones que había al lado de la cama. Las manos me temblaban y terminé apoyándolas encima de mis rodillas. Aún podía sentir los acelerados latidos de mi corazón reverberar por todo mi cuerpo, como si fuese un recordatorio de lo que había sucedido hace apenas dos horas.

Todo iba bien, o al menos eso pensaba, hasta que dejé de escuchar los pasos de Tiffany detrás de mí.

No supe cómo actuar cuando vi su cuerpo tumbado en el suelo, la carpeta que sostenía en sus manos estaba a su lado, mojada con los restos de humedad que había encima de la hierba.

Mi cerebro fue incapaz de comprender lo que estaba pasando porque cuando salimos del hotel se veía bien. Pero ahora que la observaba detenidamente, tumbada en esa cama de hospital, su piel más pálida de lo normal y sus huesos mucho más visibles, no podía evitar derrumbarme.

¿Cómo podía hacerla sufrir de tal manera?

Miraba las agujas clavadas en su cuerpo fijamente, deseando que me las pudiese clavar por ella y así quizás sentirme menos culpable.

Me mordí el labio con fuerza, deseando que sangrase.

Me odiaba tanto por hacerle esto.

Acerqué el sillón a su cama, extendiendo los brazos para envolverle la mano con las mías. No podía soportar verla de esta manera, no cuando tenía una imagen tan viva y alegre de ella dentro de mi cabeza.

Estaba helada.

Me llevé su mano a los labios, depositando en ella un suave beso, justo al lado de una de las agujas que atravesaban su fina piel.

“Lo siento mucho.” Susurré, apoyando la cabeza encima de su pierna. Mis hombros empezaron a temblar y sin darme cuenta estaba llorando, mojando la sábana que cubría su cuerpo. “Perdóname…”

Abrí los ojos lentamente.

Los tenía inflados y me picaban de tanto llorar, pero no sería justo decir que me dolían, no cuando Tiffany estaba mucho peor que yo.

Levanté la cabeza, contemplando su impasible rostro. Estaba demasiado delgada, sus pómulos se marcaban más de lo normal y sus mejillas habían perdido ese color rosado que encontraba extremadamente adorable.

El doctor me dijo que su cuerpo se había colapsado a causa de la falta de sueño y alimento. Pensaba que no sería nada grave, seguramente no lo era, pero ya llevaba un día inconsciente y no podía evitar tener miedo.

Si le hubiese prestado más atención quizás no habría pasado nada de esto. Pero desde la discusión que tuvimos una semana atrás, intentamos evitarnos todas las veces posibles. Solo la veía cuando tenía relación con el trabajo.

El chirrido de la puerta hizo que apartase los ojos de Tiffany.

Era Dan.

“Dios mío, vine lo más rápido posible. ¿C-cómo está?” Preguntó, totalmente preocupado mientras caminaba hacia el otro lado de la cama.

“Inconsciente.” Tensé la mandíbula. “Creía que estabas cuidando de ella.” Dije fríamente.

“Lo estaba, pero hacía días que estaba extraña. Me ocultaba algo.” Me levanté bruscamente del sillón, caminando hasta quedarme justo delante de él.

En esos momentos mi cuerpo era como una olla a presión.

La rabia, la impotencia, la tristeza, la culpabilidad… todo se había mezclado y me estaba descontrolando.

Lo agarré por el collar de su camisa, acercándolo a mi rostro para mirarlo de una manera que en ninguno de los diez años de amistad pensé que le daría.

“¡¿Por qué no cuidaste de ella, huh?!” Lo sacudí con fuerza. “¡¿Tan difícil era asegurarte de que estuviese bien?!” La rabia me consumía a una velocidad sorprendente. “¡No te la mereces!”

“¿Y tú sí, Taeyeon-ah?” No hacía ningún tipo de esfuerzo para pararme, solo me miraba fijamente. “¿Qué bien le has hecho tú?” Mi agarre en él disminuyó. “Dime.” Bajé la mirada, respirando con dificultad.

“Tú eres el único que puede intentar cuidar de ella.” ¿Por qué volvía a tener ganas de llorar?

“Puedo tratar de hacerlo, pero sabes que sigue estando enamorada de ti.” Lo sé, mantiene su promesa hasta el final.

“Yo no… y-yo no puedo darle lo que necesita, Dan.” Mi voz de quebró, junto a mi corazón.

Me dejé abrazar por él y una vez más, rompí a llorar.

Me destrozaba no ser capaz de amarla como merecía.

“Prométeme que de ahora en adelante vas a cuidar de ella, me da igual como, pero intenta que sea feliz.” Suspiró.

“Haré lo que pueda, pero voy a necesitar mucho tiempo para que vuelva a ser feliz.”

“Gracias.”

Lo siento Tiffany, eso es todo lo que puedo hacer por ahora…

Le aparté un mechón de pelo de la cara, reposándolo detrás de su oreja.

Echaba de menos ver sus brillantes y cálidos ojos. Estaba acostumbrarla a verlos casi cada día y ahora que no podía me daban ganas de apreciarlos aún más. Eran preciosos, no tenía ninguna duda de eso.

Acaricié su mejilla con mi pulgar, deseando que el tacto fuese lo suficientemente cálido para que recobrara su color. No lo hizo, pero seguía igual de suave que siempre. Sonreí, recordando cada vez que intentaba disimular su sonrojo cuando la miraba o le sonreía.

La primera vez que la vi no pude presenciar su alegre personalidad, ya que no nos llevábamos precisamente bien. Pero durante todo el período previo a su confesión fui capaz de verlo y admito que me transmitía felicidad cada vez que sonreía. A partir de que sus sentimientos saliesen a la luz y yo tuviese que rechazarla, empezó a apagarse lentamente. Fue como si la encerrasen, dejando que se ahogase en busca de oxígeno.

Yo tenía la culpa, es por eso que debía ponerle un fin a esto, hacer que parara de una vez por todas.

Sé que al principio dolerá y que nos llevará mucho tiempo, especialmente a ella, pero es lo mejor.

El amor en general era doloroso, pero el amor no correspondido era letal.

Me estremecí al sentir una mano apoyarse en mi hombro, dándome un pequeño apretón. Suspiré, sabiendo muy bien quién era.

“Los doctores han dicho que es posible que se despierte entre hoy y mañana, pero no saben exactamente cuándo.” Asentí, sin apartar mis ojos de ella. Quería disfrutar del poco tiempo que me quedaba a su lado.

“Es una chica fuerte, seguro que se recupera rápido.” Era más fuerte y valiente que yo, solo hacía falta ver lo mucho que aguantó durante estos meses.

La pantalla de mi móvil se iluminó y supe que era la señal para irme. “Te quedarás con ella hasta que yo vuelva, ¿no?”

Me sonrió. “No me voy a mover de aquí, Taeyeon-ah, no te preocupes.” Le devolví la sonrisa y lo abracé. “Gracias, de verdad que lo aprecio.”

Me acerqué a ella, bajando mi cabeza para besarle la frente. “Recupérate cuanto antes, por favor.” Acaricié su pelo con delicadeza, absorbiendo el dulce aroma de su cuerpo antes de separarme.

Irme, aunque fuese por unas horas, estando Tiffany de esa manera, me hacía sentir mal, como si no tuviese el derecho de alejarme de su lado durante su recuperación. Sinceramente, me encantaría poder quedarme, pero tenía muchas cosas pendientes relacionadas con el proyecto y no podía dejarlo desatendido.

Suspiré y agarré el abrigo. “Hasta luego.” Dan se despidió moviendo la mano. Miré a Tiffany una vez más y salí de la habitación, sintiendo mi corazón aumentar de peso.

Esto va a ser más difícil de lo que creía.

Tiffany POV

Había muchos momentos en los que deseaba tener la oportunidad de volver a ver a mi madre. No recordaba muchas cosas sobre ella, sino fuese por las fotografías que tengo no sabría como era su rostro, pero la forma en que me besaba la frente antes de irme a dormir era tan cálida que era incapaz de olvidarlo.

El cielo se la llevó demasiado pronto, me hubiese gustado poder pasar más tiempo junto a ella, crecer con su compañía. No había un solo día en que dejara de preguntarme el por qué de eso.

¿Acaso hizo algo mal?

Éramos felices, eso es de lo que me acuerdo mejor. Tanto mi padre como ella se aseguraban de darme todo el amor que necesitaba, incluso más.