No podía dormir. Daba vueltas y vueltas en la cama. En su mente aún rondaba lo que había dicho Yoona.

“No me molestaría estar con una mujer si de esa forma encuentro el amor nuevamente.” resonaba en cada resquicio de su mente.

Esa maldita frase que no la dejaba dormir ni estar tranquila, instalando en todo su cuerpo una molestia imposible de controlar. Yoona estando con una mujer era algo que no podría imaginarse ni en sus más remotos sueños. Se levantó de la cama dispuesta a ir por un vaso de agua. En el camino, se encontró con Taecyeon que dormía esa noche en sofá. Una vez que tuvo su vaso con agua, se fue directamente al balcón. Necesitaba tomar un poco de aire o perdería cabeza y la culpable de todo eso sería Yoona. ¿Por qué tenía que soltar una frase así como si nada? ¿Tanto había cambiado en esos tres meses que ella pasó metida en un callejón sin salida? ¿Y si había estado ya con una mujer durante ese tiempo y ella no lo sabía?

No fue consciente de cuánto tiempo estuvo allí, perdida en sus pensamientos. Los primeros rayos del sol ya estaban haciendo su aparición y ella seguía allí mirando hacia la nada mientras que la frase de Yoona seguía apareciendo en su mente una y otra vez como si fuera un recordatorio de todo lo que se había perdido durante esos tres meses.

"Hey, ¿qué haces aquí?" cuestionó la dueña de sus pensamientos haciéndola estremecer. "¿Hace mucho que estás despierta?"

"No he dormida nada, Yoona." respondió la menor mientras que Yoona se alejaba y ella se preguntó hacia dónde había ido la pelinegra. Al poco tiempo, volvió a escuchar los pausados pasos de ésta sintiendo cómo la cubría con una cobija.

"Hace un poco de frío. Podrías enfermarte." explicó Yoona cuando Seo la miró.

No pudo evitar soltar una carcajada cuando descubrió el cabello de Yoona todo despeinado. La pelinegra la miró con una ceja levantada y eso aumentó su risa. Aquella pelinegra no podía ser más adorable porque no le alcanzaban las horas.

"¿Por qué no has podido dormir?" cuestionó Yoona con voz suave después de que la menor dejara de reírse.

"Por lo de la audición." mintió Seo rápidamente. "Ya sé que es dentro de un mes, pero aún así debo prepararme y…"

"Ven aquí." pidió Yoona tendiéndole su mano que Seo aceptó a pesar de saber que quizás Yoona sentiría el temblor de ésta.

La pelinegra no dijo nada más. Con suavidad tiró de la mano de su amiga guiándola de nuevo hacia el interior del departamento y Seo se dejó hacer. Extrañamente se había olvidado de lo que la llevó a desvelarse la noche anterior. Se asombró un poco cuando se dio cuenta de que se dirigían a su dormitorio y una mirada de Yoona le bastó para saber lo que pretendía. Contra su voluntad se separó de la mano de la pelinegra mientras se adentraba en su cama dándole la espalda a Yoona.

"Es temprano aún. Quizás ahora así puedas dormir un poco." susurró la pelinegra en el oído de Seo una vez que se acostó a su lado abrazándola por la cintura.

"Ahora sí podré dormir." indicó Seo girándose para apoyar su cabeza en el pecho de Yoona, la abrazó de forma tan cariñosa como si de esa forma pudiera evitar que la abandonara en pleno sueño.

Poco a poco fue quedándose dormida. No supo si se fue por tener a Yoona a su lado o por el perfume de ésta, o porque simplemente tenía sueño. La pelinegra, en cambio, se había quedado despierta admirando en secreto a la mujer que tenían en sus brazos. Aún se preguntaba cómo el infeliz de Jung había dejado ir tan espectacular mujer, cómo había sido tan estúpido de lastimarla. La tenía como él quería y le fue infiel. ¿Por qué había sido tan imbécil de jugar con un corazón tan grande y tan puro como el de Seo Ju Hyun? Sin darse cuenta y perdida en esos pensamientos, fue quedándose dormida ella tambi´n.

No le importó saber si fueron horas o minutos los que durmió, lo que le importó fue despertar al lado de tremenda mujer. Esbozó una sonrisa cuando descubrió el brazo de Yoona alrededor de su cintura como si no quisiera dejarla ir o tuviera miedo de que la abandonara mientras dormía. Con cuidado y parsimonia, quitó todos y cada uno de los cabellos negros del rostro de su amiga que parecía tan pacífico y tranquilizador que hizo que ella se contagiara de esas sensaciones.

Definitivamente si una mujer llegaba a enamorar a Yoona, sería la persona con más suerte en este planeta. No solo era hermosa, sino que se preocupaba por todas y cada una de las personas que la rodeaban. Era Inteligente, amable, dulce, tierna, tenía ciertos cambios de humor que a ella secretamente le gustaba, a pesar de renegar de eso casi siempre, aunque la verdad detrás de todo eso, solo lo hacía para molestar a la pelinegra. Amaba ver cómo fruncía el ceño cuando o cómo alzaba su ceja con ironía.

La pelinegra comenzó a removerse al sentir el suspiro silencioso de Seo en su cuello. Se tensó un poco al creer que quizás la menor se había dado cuenta de cómo se le erizaba la piel en ese momento, pero al parecer no había sido así.

"Hey, preciosa. ¿Qué haces despierta?" cuestionó la pelinegra quitando el cabello del rostro de Seo que sonrió. "¿Me has engañado haciéndome creer que estabas dormida?"

"Me desperté hace unos minutos." respondió Seo completamente hipnotizada por la sonrisa que esboza Yoona en ese momento. Algo que la llevó a desear besarla nuevamente.

Debía parar con eso. Era cosa del pasado, ya no debía ver a Yoona con otros ojos, era su amiga, no su posible enamorada. Salir con Yonghwa la había hecho olvidar esos pensamientos y sentimientos por la pelinegra. No quería que volvieran a resurgir porque era evidente que Yoona solo pretendía ser su amiga. Sí, le decía cosas bonitas y hacía cosas por ella que nadie más hizo, pero eran así como se comportaban las mejores amigas, ¿no? Además estaba el hecho de que Yoona parecía querer volver con Taecyeon, si no era así ¿por qué le iba a decir que lo amaba? Por último volvió a su mente la maldita frase.

“No me molestaría estar con una mujer si de esa forma encuentro el amor otra vez.”

¿Es que acaso esa frase jamás la dejaría tranquila? ¿Qué debía hacer si eso llegaba a pasar? Definitivamente debía apoyar a Yoona en todas y cada una de las decisiones que tomara para su vida. Así como la pelinegra mantuvo la boca cerrada cuando de Yonghwa se trató, ella debería hacer lo mismo y aceptar a quién elija Yoona como su amor, aunque eso signifique morir de celos sabiendo que ya no sería la única mujer importante en la vida de Im Yoon Ah en caso de que ésta se enamorara de una.

"Yah, desde anoche estás así." susurró Yoona sacando a Seo de sus pensamientos.

"¿Así como?" suspiró la menor con los ojos cerrados sin ser testigo de cómo una sonrisa tierna aparecía en los labios de Yoona.

"Así, distraída, callada, no has podido dormir en toda la noche." enumeró la pelinegra. "Estoy segura que ni siquiera dejaste de darle vueltas a lo que sea que ronda por tu mente."

¡Dios! ¿Cómo podía conocerla tanto? ¿Cómo sabía que le había dado vueltas al asunto toda la noche? Definitivamente, Yoona la conocía mejor que nadie, pero ella… ¿conocía a la pelinegra realmente? Si no era así, este era el momento indicado para hacerlo. Quizás Yoona podría enamorarse de una mujer y ella se encargaría de que así lo hiciera. Era momento de dejar atrás lo que pasó con Yonghwa, en el pasado y mirar hacia el futuro. Un futuro que parecía prometedor por el solo hecho de hacerle saber que en él estaría Im Yoon Ah. No importaba cómo o en calidad de qué, lo que importaba era que estaría.

"Sea lo que sea que perturba tu mente, olvídalo." ordenó la pelinegra, mientras Seo la miraba. Tuvo que hacer un esfuerzo sobre humano para no desviar sus ojos hacia los labios rosados de Yoona. "Después del desayuno saldré a pasear con Jimin y-y… y me pidió que te dijera que tú nos podrías acompañar, si quieres. Ya sabes lo mucho que él te quiere."

"Dime la verdad, ¿solo Jimin quiere que vaya a pasear con él? ¿o tú también lo quieres, Yoona?" cuestionó Seo acercándose a la pelinegra, que tragó saliva nerviosa por la proximidad. Seo no sabía de dónde le salía la valentía para acercarse a su amiga de esa forma, pero estaba casi segura de que se debía a la imagen de Yoona con otra mujer que se proyectaba en su mente, lo que la impulsaba a actuar así.

"Sabes que me gusta tenerte a mi lado." respondió la pelinegra con un hilo de voz. Después, tomó el rostro de Seo y lo acercó hacia ella.

Era increíble lo mucho que la ponía nerviosa, estar cerca de Yoona, oler su perfume. Sintió un escalofrío correr por su columna vertebral que aumentó cuando Yoona se acercó más a ella.

"Conmigo no juegues, Ju Hyun." susurró Yoona en el oído de la menor, que cerró los ojos para disfrutar de las sensaciones que causaba ese susurro en su interior. "Ya sabes que lo intentaría con una mujer, ¿acaso quieres ser tú? Te recuerdo que no soy fácil de conquistar y lo sabes."

Como si nada, la pelinegra se alejó de Seo, por el bien de la menor y por el suyo propio. Algo en su interior le decía que había hecho bien en hacer esa jugada. Por la noche y mientras sufría las patadas de Jessica, se quedó pensando. Sabía que con esa frase que soltó después de la cena, Seo estaría llena de dudas, no pasaría mucho tiempo antes de que le preguntara si aquello era cierto y ella con gusto le respondería que sí, que estaba dispuesta a estar con una mujer, pero lo que no le diría sería que la quería a ella ocupando ese puesto. Lo tenía decidido, la enamoraría, le demostraría ser feliz. Seo merecía ser feliz y ella se moría por ser la causante de esa felicidad.

Sabía que sería un trabajo duro, teniendo en cuenta de que Seo aún seguía enamorada de Jung, ese idiota que para lo único que parecía que servía era para atormentarla una y otra vez. Pero estaba decidida a enamorar a la menor. Seguiría jugando el plan de amiga porque ante todo eso eran, pero detrás de todo y camuflado de amistad, poco a poco le iría entregando su corazón haciéndole saber que ella realmente la amaba y que jamás la lastimaría.

No sabía exactamente cuándo empezó todo. Si fue en el verano antes de su último año en el instituto o si fue cuando estuvo en Seúl. Aún se avergonzaba de haber llamado a Taec por el nombre de Yoona. No tenía excusas para eso, no podía decir que ambos nombres sonaban iguales porque poco y nada tenían que ver uno con el otro. Esa fue la última vez que tuvo o con Taecyeon, después de ese desliz, lo hablaron y el chico pareció entenderlo, dándole el corte definitivo a relación. Taec tenía razón, su mente y su corazón estaban en Busan y ella poco y nada tenía que hacer en Seúl, su relación con Taecyeon había terminado, Yul, Tiffany y Nichkhun habían abandonado la universidad para iniciar una gira de baile alrededor de todo el país. Yale, de repente empezó a parecerle aburrida, sin nada que la motivara y por eso mismo se había mudado a Manhatthan.

La única que sabía toda la verdad era Jessica, quien había sido su confidente, hasta diría que su consejera, cuando empezaron las dudas respecto a su ualidad. Dudas que surgieron debido a cierta chica de piernas largas que aparecía cada noche que aparecía cada noche en sus sueños. La misma que ahora la abrazaba por la cintura viéndola preparar el desayuno de esa mañana.

"Esto se ve realmente apetitoso." indicó Seo con fingida inocencia alejándose de su amiga. Yoona se giró para mirarla con una ceja levantada. "Hablo del desayuno."

"Yo diría lo mismo… pero el trasero de Yoona." intervino Taecyeon entrando a la cocina pasándose la mano por el pelo y cara somnolienta. "¿Verdad, Jessica?"

"¡Oh sí! Definitivamente, Yoongie podría terminar entre mis sábanas, sobre todo después de lo que dijo anoche, pero eso sería o, ¿cierto, pelinegra?" Jessica buscó complicidad con Yoona y la encontró con una sonrisa de lado mientras Taecyeon se acercaba a la pelinegra para abrazarla por la cintura y darle un tierno beso en la mejilla.

Aquella escena no le gustó para nada a Seo. Se había olvidado ese particular detalle, el ex novio de su amiga se quedaría en el departamento a pasar unas semanas allí y si el primer día le daba un beso en la mejilla y la abrazaba por la cintura, ¿qué le esperaba el último día? Con disimulo se alejó de la cocina, necesitaba aplacar ese mal humor que se había instalado en su interior todo por culpa de Yoona y su ex novio perfecto.

Pensó que al regresar a la cocina para desayunar, la escena empalagosa se habría terminado, pero se equivocó. Taecyeon estaba sentado al lado de Yoona bromeando mientras untaba una tostada y se la daba a la pelinegra en la boca, que aceptó gustosa el alimento. Hacían una pareja extremadamente hermosa, pero a pesar de toda la belleza, solo era un plus, parecían compenetrarse uno con el otro más allá del físico.

"Yah, Ju Hyun. Cambia esa cara." indicó Jessica en un susurro antes de darle un sorbo a su café. "Estás quedando en evidencia, pero descuida, no dirá nada."

"¿Tu fidelidad estará conmigo ahora?" ironizó Seo mirándola desafiante.

"Si me lo pides, así será." respondió Jessica con una sonrisa en los labios desviando su atención hacia la pelinegra, que las miraba disimuladamente.

"Entonces cerrarás tu sarcástica boca y no dirás nada." ordenó la menor en el oído de su amiga antes de salir de allí. Después, levantó un poco la voz y agregó. "Iré a darme una ducha, así después te acompaño a buscar a Jimin, Yoona."

"Claro." respondió la pelinegra, que no había perdido detalle alguno. Esperó a que Seo se fuera y se dirigió a Jessica, que parecía esperarla. "¿De qué hablaron tú y Seo?"

"Eso es entre ella y yo, Im." fue la respuesta de la americana que sonrió aún más cuando vio el ceño fruncido de Yoona. "Me pidió que no dijera nada y eso es lo que hago, ¿te suena familiar eso?" Yoona suspiró con