"Tú no lo entiendes, Yoona." decía una Seohyun completamente desmoronada en llanto. "Yo lo quería… lo quiero, ¿por qué me traicionó así?"

"No lo sé, Seo." La tranquilizaba su amiga abrazándola con fuerza. "Shh… no llores más."

"No puedo, Yoona. No puedo…" negaba la menor. "¿No entiendes que lo quiero?"

Yoona no digo nada, simplemente se aferró más a su mejor amiga y dejó que ésta le empapara su camiseta con su llanto incontrolable.

Sentía el deseo irrefrenable de ir al departamento de Jung Yong Hwa y matarlo con sus propias manos, borrarle su estúpida sonrisa de una bofetada. ¿Cómo había sido capaz de lastimar a Seohyun de esa forma? ¿Cómo fue tan idiota de buscar a otra mujer teniendo a Seo Ju Hyun entre sus brazos?

No mal entiendan la situación, Im Yoon Ah no estaba enamorada de Seohyun, para nada. Ueno, al menos no ahora, o quizás sí. ¿Quién sabe? Lo que en realidad sucedía era que, desde que se habían hecho amigas, poco más de cinco años, la pelinegra se juró así misma no dejar que nada ni nadie lastimase a la que ahora era su mejor amiga. Demasiado ya lo había hecho ella a lo largo de sus años de instituto. Se juró así misma no dejar que una lágrima volviera a salir de los hermosos ojos marrones de Seo Ju Hyun, pero ahora allí estaba, consolando a su amiga porque el infeliz de su novio le había sido infiel.

Flashback

Seo Ju Hyun caminaba por la vereda de la calle que la llevaba cada día a su tan preciado teatro donde, a sus 23 años, estaba protagonizando lo que sería la próxima comedia musical de Los Locos Addams, en el papel de Merlina. Una nueva apuesta del teatro, completamente nuevo y que ella tenía el placer de ser participe.

Los ensayos de ese día habían terminado y, como cada noche, su fiel e incondicional mejor amiga Im Yoon Ah caminaba junto a ella comentando las cosas que le sucedieron en ese día. Iban rumbo al departamento que compartieron ambas muchos meses atrás, antes de que Seo decidiera irse a vivir con su novio y que ahora solo pertenecía a Yoona. Iban hablando entre risas, producto de una de las anécdotas de la pelinegra, hasta que algo le borró la sonrisa convirtiéndola en una expresión de desconcierto, sorpresa e ira contenida.

Del otro lado de la calle, a poco menos de cien metros, se encontraba Jung Yong Hwa, el novio de su mejor amiga pero no parecía estar solo. Estaba acompañado de una chica rubia y alta que Yoona, reconoció como una de las ex compañeras del chico en la universidad.

Jamás le cayó bien Yonghwa, pero aun así hacía que su mejor intento de mantener una relación cordial por Seo, pero lo que estaba haciendo el chico en ese momento sobrepasaba los límites. Besarte con otra chica que no es tu novia estando ésta a poco menos de cien metro de ti no es lo correcto.

"Yoong, ¿estás bien?" cuestionó Seo mirando a Yoona que parecía petrificada viendo a Yonghwa. La menor iba a seguir el curso de la mirada de la pelinegra pero ésta reaccionó a tiempo y la detuvo.

"Sí, estoy bien, Seo. Recordé que no compré nada para cenar esta noche." mintió Yoona intentando alejar a su mejor amiga de la escena que se presentaba a su espalda. "Hay un supermercado cerca de aquí. Vámonos, Seo."

"No." respondió la menor soltándose del agarre de las manos de la cual Yoona la había hecho presa. "No es cierto. Fuimos esta mañana al supermercado, me pediste que te acompañara. ¿Lo recuerdas?" recordó Seo y Yoona se golpeó internamente por ser tan idiota. "Yoona, ¿qué está pasando?"

"Seo, vámonos." pidió la pelinegra tomando a su amiga por los hombros lanzando una rápida mirada hacia la posición donde se encontraba Yonghwa para asegurarse que ya se había ido pero el muy idiota seguía ahí, devorando los labios de la perra esa. "¡Seo, no! ¡Mírame a mí!"

Pero ya era tarde, Seo Ju Hyun dirigía su mirada hacia la misma dirección que lo hacía Yoona anteriormente encontrándose con la peor de las escenas que una persona enamorada podría presenciar: La persona que amas siéndote infiel.

Seo sintió cómo su corazón se rompía en mil pedazos, incluso creyó que Yoona llegó a escuchar el estruendo debido a la proximidad que la pelinegra parecía tener con su cuerpo. Las lágrimas comenzaba a hacer aparición en sus ojos marrones y esa fue la peor escena que Yoona pudo haber presenciado.

Estaba a punto de abrazar a la menor cuando ésta la miró por última vez, con todo el dolor reflejado en sus ojos y salió a correr.

Yoona la siguió por varias cuadras a lo largo de Seoul Forest y después la perdió de vista. Corrió todo lo que pudo hasta que el aire comenzó a faltarle en los pulmones y se detuvo colocando sus manos en las rodillas buscando la posición correcta para volver a respirar con normalidad. Se apoyó en uno de los bancos de la plaza en la que se detuvo sosteniéndose las costillas, recuperándose poco a poco.

"Eso te pasa por fumar. Te dije que era perjudicial para tu salud." La sorprendió una voz a su espalda que la mayor reconoció perfectamente a pesar de que sonaba triste y tomada, como si estuviera sufriendo un resfrío, aunque en realidad se trataba de algo más doloroso que eso.

"Tú también fumas, pequeña." replicó Yoona dándose vuelta para enfrentar a Seo que la miraba seriamente. La pelinegra abrió los brazos y le ordenó. "Ven aquí, Seo." Seo la abrazó y apenas lo hizo rompió a llorar nuevamente. "Vámonos a casa."

Fin Flashback

Ahora allí estaban, horas después de haber llegado al departamento de Yoona. Horas en las cuales Seo rompió las cosas, arrojó otras, lloró, rió, se indignó con la situación, se insultó a sí misma y Yoona lo único que hizo fue observarla de lejos sintiendo cómo el dolor de su amiga se hacía suyo también.

"¿Seo?" preguntó la pelinegra en un susurro cuando estuvieron en su habitación y ésta quedó en silencio después de media hora. "¿Unnie? ¿Preciosa?"

Con cuidado se movió un poco para ver el rostro de su amiga y se dio cuenta de que ésta se había quedado dormida. Limpió los restos de lágrimas que aun quedaban en los ojos de la menor y la recostó mejor en la cama.

"No te vayas." pidió Seo con los ojos cerrados tomando la mano de Yoona cuando ésta se disponía a salir de la habitación sin hacer el mínimo ruido para no despertarla. "Quédate… no me dejes…"

"Jamás lo haría, pequeña." Fue la respuesta de Yoona recostándose nuevamente al lado de Seo y acariciando su cabello.

When you try your best but you don’t succeed.

(Cuando tratas de dar lo mejor pero no lo logras).

When you get what you want but not what you need.

(Cuando obtienes lo que quieres pero no lo que necesitas).

When you feel so tired but you can’t sleep.

(Cuanto te sientes muy cansado pero no puedes dormir).

Stuck in reverse.

(Atascado en reversa).

La voz de Yoona sonaba tan dulce y tan tranquilizadora en aquella canción, que por un momento Seo se olvidó el por qué de su llanto y, obviamente, de las ganas de dormir. La menor se quedó en silencio, dejando que la pelinegra continuase con la canción. Sabía que si hablaba Yoona no seguiría cantando. Siempre sucedía eso, cada vez que le pedía a la pelinegra que le cantase ésta se negaba y ella no sabía el por qué de eso.

And the tears come streaming down your face.

(Cuando las lágrimas comienzan a derramarse en tu cara).

When you lose something you can’t replace.

(Cuando pierdes algo que no puedes reemplazar).

When you love someone but it goes to waste.

(Cuando amas a alguien pero es un desperdicio).

Could it be worse?

(¿Podría ser peor?)

Las caricias en su pelo aumentaron y Seo agradeció tener su cabeza apoyada en el pecho de Yoona, de esa forma la pelinegra no podía ver la sonrisa que se instaló en su rostro. Con disimulo se aferró más a la cintura y dejó que sus oídos siguieran deleitándose con la voz de Yoona.

Lights will guide you home

(Las luces te guiarán a tu casa).

and your bones.

(Y se encenderán tus huesos).

And I will try to fix you.

(Y yo trataré de repararte).

Después de esto todo volvió a quedarse en silencio, los minutos pasaban pero la voz de Yoona no volvió a escucharse y Seo sonrió con culpabilidad. Había sido descubierta y sabía que se había quedado sin el final de su canción.

"Odio que hagas eso." repuso Yoona molesta mientras Seo se aferraba más a su cintura.

"¿Hacer qué?" preguntó la diva haciéndose la desentendida. Ella sabía bien qué pero no podía evitarlo.

Escuchar a Yoona cantar era algo que siempre le sacaba una sonrisa, aún en los peores momentos. Además era un privilegio que pocos tenían y ella no pensaba desaprovecharlo.

"Fingir que duermes para que siga cantándote." respondió la pelinegra con una mueca de enfado.

"¿Sabes lo hermoso que es escucharte cantar, Im Yoon Ah? No sé cómo el idiota de tu ex novio te dejó ir. Yo no lo hubiera hecho." confesó Seo mirándola a los ojos y por alguna extraña razón se ruborizó.

"Podría decir lo mismo del tonto de Yonghwa, pero no quiero que vuelvas a llorar." Fue la respuesta de Yoona devolviendo la mirada y quitando el cabello del rostro de la menor.

"No quiero hablar sobre Yonghwa." replicó Seo volviendo a su antigua pose. "Cuéntame qué tal tu día."

"Estuvo bien. Pasé a buscar a Jimin y fuimos a pasear." decía Yoona con tanta emoción en la voz que enterneció a Seo. "Después por la tarde fuimos a una plaza y le leí hasta que se quedó dormido."

Park Ji Min, más conocido como Jimin era el hijo menor de la hermana de Yoona, diez años mayor que ella. La pelinegra lo cuidaba toda la semana después de la universidad al pasar a buscarlo por la casa de su padre, ya que su hermana y su esposo se habían divorciado hacía ya un poco más de dos años. El chico tenía doce años, era tímido, retraído por momentos y divertidos la mayoría del tiempo.

"¿Por qué a él le lees y a mí ni siquiera quieres cantarme, unnie?" preguntó Seo con actitud infantil y el ceño fruncido, algo que hizo que Yoona soltara una carcajada porque la menor siempre le preguntaba lo mismo sin obtener respuesta a cambio… y hoy no sería la excepción.

"Desearía que las cosas fueran iguales de fáciles con Wendy como lo son con Jimin, pero cuanto más intento acercarme a ella, más se aleja de mí." comentó Yoona completamente frustrada.

Wendy era la hermana mayor de Jimin, tenía quince años pero era completamente diferente a su hermano tanto física como emocionalmente. Desde el divorcio de sus padres se había convertido en alguien rebelde, sin escrúpulos, utilizando su belleza y fingida simpatía para conseguir lo que quería y, a pesar de tener tan solo quince años, dieciséis ese año, tenía varios chicos a sus pies con los cuales jugaba todo el tiempo alegando que el amor era para los débiles e ilusos y que ella jamás se casaría para no tener que terminar como sus padres.

"Wendy es igual que tú, Yoona." repuso Seo en un susurro y Yoona frunció el ceño. "No me mal entiendas. Es hermosa, rebelde, decidida, frontal… debe haber algo que las una y las conecte a ambas."

"Lo he intentado todo, pero nada funciona. A veces creo que es más familiar de Jessica que mía. Con ella se lleva mejor que conmigo." rezongó Yoona causando ternura en Seo.

A la menor le gustaba ver esa faceta celosa respecto a su familia que siempre mostraba Yoona, más si se trataba de sus sobrinos, sobre todo de Wendy. Aunque jamás lo dijera, Seo sabía que aquella chica pelinegra de ojos marrones era una debilidad para Yoona, eran casi parecidas físicamente a excepción de algunos rasgos. Con personalidades iguales pero al mismo tiempo distintas y eso se reflejaba en las discusiones que casi siempre tenían tanto por cosas triviales como por cosas prof