Llena de angustia, la joven Wheein se retiraba nuevamente a su habitación. Al borde del llanto, se metió bajo sus sabanas escondiendo el rostro entre los cojines de su cama. Cuando amaneció, su padre no estuvo ahí para despertarla, se levantó de su cama y afortunadamente aún estaba a buen tiempo para llegar a la escuela, lo único problemático era que tendría que ir acompaña de sus padres. Desde su ropero tomó su uniforme limpio y caminó hasta el baño para tomar la ducha matutina y terminar de alistarse para la escuela, al salir del baño, vio a sus padres esperándola con sería expresión. Su padre como policía, debió cambiar su turno en el trabajo para poder asistir a primera hora a la escuela de su hija para presentarse ante el comité de conducta.

Mientras comía su desayuno intentaba no mirar hacia arriba, hasta terminar el último bocado no se animó a soltar ni el más mínimo murmullo. Levantándose de la mesa, recogió los utensilios que había usado para desayunar y los lavó por sí misma, su madre al verla soltó un bufido de reproche, Wheein sentía que el enojo de su madre no se iría muy pronto.

Sin más tramitaciones, la familia Jung salió de casa rumbo a la escuela de la joven que peculiarmente ese día llevaba su uniforme de punta en blanco, todo estaba en su lugar, al igual que cada uno de sus cabellos, sus amigos probablemente no le reconocerían viéndose con la imagen de alumna ejemplar que llevaba esa mañana para persuadir al comité de conducta escolar.

Al llegar su tropilla la esperaba como de costumbre; Namjoo asustada de ver la rígida y compuesta expresión en el rostro de la señora Jung, dio un codazo a Chan Suk para advertirlo de la presencia de los padres de Wheein e inmediato los cuatro chicos comenzaron a hacer reverencias recibiendo con respeto a la familia de su líder. La madre de Wheein le ordenó a Namjoo que dejara de sonreír, acusándola de ser cómplice de las travesuras de su hija como de costumbre en lugar de acusarla antes de que las cometiera. Temerosa, Namjoo respondió que para ella era una cuestión de lealtad y que este era un valor inquebrantable, pero tal respuesta solo enfadó más a la señora Jung, haciéndola continuar su camino hasta las oficinas mientras mascullaba en contra del comportamiento de los chicos.

El llegar a la sala de reuniones, fue el director Kim quien les dio recepción a reunión, ella encabezaba y junto a él cinco personas más, el orientador de la escuela, la encargada de formación, la encargada de conducta y sanciones, el encargado de la unidad técnico pedagógica además del inspector general de la institución.

Cuidando de no levantar la mirada en ningún momento Wheein se limitó solo a hacer reverencias de cortesía y a mantener silencio a menos que le pidieran su palabra. Sus padres de forma humilde escuchaban las palabras del comité, sin plantear ninguna excusa ante el comportamiento de su hija. La encargada de conducta era rigurosa al plantear que si la estudiante seguía siendo admitida en la institución era únicamente debido a su alto nivel académico, cuestionando el que de nada servía un estudiante con buenas calificaciones si no tenía buena conducta a lo que el encargado de unidad técnica pedagógica discutió que tampoco servía un estudiante de brillante conducta que no supiera mantener en buen nivel sus calificaciones.

Escuchando la inútil discusión de ambos docentes Wheein se mordía la lengua para no soltar su aguda opinión. “¿Servir? ¿Servir? Dios, hablan como si fuéramos maquinas, ¿Una persona deja de “servir” si no se adapta a todas las reglas por muy ridículas que estás sean? O ¿Una persona deja de “servir” por no ser el primero de la clase?, por eso estamos como estamos…”, pensaba llena de frustración por no poder poner de cabeza la reunión acusándolos a todos de estar locos.

Luego de que el director Kim frenara la discusión sin asidero, refirió que esta instancia iba a ser justa y que por lo tanto darían la oportunidad a Wheein de dar sus explicaciones sin cuestionarla entre medio.

Director Kim: Cuéntanos Wheein, ¿Cuáles fueron tus razones para salir de clases y de la escuela antes del horario de salida?

Wheein: Yo la verdad, nunca quise hacerlo, sabía que no era correcto, me sentí mal entonces, como me siento mal ahora.

Director Kim: Entonces ¿Por qué lo hiciste?

Wheein: Lo hice porque tenía una deuda con una estudiante de último año, yo soy una persona comprometida con sus acuerdos, desde pequeña mis padres me educaron con este tipo de valores, si yo no respeto mi palabra no puedo pedir que otros la respeten. No estábamos haciendo nada en el salón que pudiera haber sido demasiado importante y quedaban pocos minutos para la salida, aun así, sé que lo que hice está mal y aceptaré los castigos que ustedes estimen pertinentes.

Los adultos en la sala la escucharon con atención, mientras un par ponían una transparente expresión de descontento y juicio, otros conservaban la neutralidad.

Director Kim: ¿A qué te refieres con una deuda? ¿Hicieron algún tipo de apuesta?

Wheein: No, no, nada de eso, juro que no es así.

Director Kim: Está bien Wheein, yo te creo, confío en ti y en tu palabra. –Concluyó sonriendo. –

El impacto de la puerta de la sala de reunión abriéndose de pronto desconcertó a todos, provocando que todos volcaran sus miradas a la entrada de la sala.

Moonbyul: ¡Ella no quería fugarse! ¡Yo la convencí! ¡Todo es culpa mía!

La polémica estudiante de último año, apareció por la puerta gritando con ambos ojos fuertemente cerrados, hecha su confesión procedió a abrirlos lentamente uno a uno y con la boca torcida, su expresión lucia como la de alguien que acababa de romper por accidente algo precioso.

La encargada de conducta comenzó a increparla en el segundo, escandalizada por la irrupción de la estudiante en una reunión formal y privada del comité de conducta de la escuela. Los padres de la menor miraban a la estudiante con sorpresa y jucio.

Moonbyul: Lo lamento, pero no puedo dejar que ella se vaya, menos por mi culpa. Yo la empujé a dejar su clase y la escuela, la extorsioné, pensé que sería divertido, solo estaba jugando y de no ser por mí ella jamás habría cometido ninguna falta. Cualquiera sea su castigo yo lo asumiré

Sin creer lo que veía y escuchaba, Wheein parpadeaba varias veces, ¿Por qué ella se culparía?, las palabras “no puedo dejar que ella se vaya” no dejaban de resonar en su cabeza a pesar de lo pasmada que estaba.

Sra. Jung: Wheein, ¿es eso cierto?

Meditando su respuesta vio la mirada de la mayor, que de alguna forma le daba su consentimiento para culparla.

Wheein: …Si.

Director Kim: ¿Qué les parece si dejamos la reunión hasta aquí? Mientras deliberamos con el comité los padres pueden esperarnos en la oficina común y ambas estudiantes también esperarán afuera. En unos momentos les haremos saber la decisión del comité sobre este caso.

El académico caminó hasta la manilla de la puerta y les pidió amablemente su retirada del salón, las dos jóvenes salieron escoltadas por los apoderados de la chica en discusión. Moonbyul al instante hiso una profunda reverencia ante los padres de la menor.

Moonbyul: Discúlpenme por favor, hice mal, cometí un grabe error.

Sr. Jung: Está bien, quien no se escapó alguna vez de la escuela, además dijiste que asumirías toda la culpa y castigos. ¿Lo harás realmente? –Preguntó con una sonrisa benévola.−

La menor observaba la sonrisa de su padre conociendo que a este la imagen de duro padre castigador no le duraba demasiado y que si lograba sostenerla era obligado por su madre en su deber de ponerle límites y disciplina, para ella había sido así desde siempre, sin embargo jamás dejaba de parecerle gracioso.

Moonbyul: Por supuesto que sí. –Contestó sonriendo. –

La mirada de hielo que le dirigió la madre de Wheein a su esposo hizo que su sonrisa desapareciera en menos de un segundo. La joven solo miraba lo que sucedía como si estuviese ausente del lugar.

Sr. Jung: Pero está mal, muy mal, el colegio es lo más importante que ustedes tienen ¿Qué dirían tus padres?

Moonbyul: Mis padres están en el extranjero señor, aquí mi único familiar es mi hermano menor.

Con esta frase el petrificado y endurecido corazón de la madre de Wheein volvió a ser cálido y tierno como lo era habitualmente.

Sra. Jung: ¿No hay ni un adulto que cuide de ti aquí?

Moonbyul: No señora… −Dijo con miraba evasiva mientras pasaba el borde interno de su mano por su nariz.−

Sra. Jung: Ahora puedo entender porque Wheein te acompañó, pero más vale que no vuelvan a hacer algo así. ¿Cuál es tu nombre niña?

Moonbyul: Moon Byul-Yi.

Sra. Jung: Byulyi-ah puedes ir a visitar a Wheein cuando quieras, te prepararé comida casera.

Moonbyul: ¿¡Cuando quiera!? ¿¡Lo dice en serio!?

Sra. Jung: Claro que sí, solo son niñas… −Concluyó mirando a su esposo. –

Boquiabierta Wheein no podía creer en el cambio de perspectiva de su madre y en como Byul consiguió encantarla tan velozmente, incluso cuando era la razón de que estuvieran ahí. Wheein solicitó el permiso de sus padres para hablar con su compañera cerca de ahí mientras esperaban la decisión de los docentes dentro de la sala de reuniones, ellos aceptaron con la condición que no fueran lejos de su vista ya que en cualquier momento podía volver a abrirse la puerta.

Wheein jaló de un brazo a su mayor y se la llevó a unos metros de ahí, en pleno pasillo central de la entrada, el sol casi atravesaba los pilares de concreto que sostenía el estéticamente diseñado techo sobre sus cabezas.

Wheein: ¿Que estás haciendo?

Moonbyul: ¿Yo? Salvándote… de Kim y al parecer de tus padres también.

Wheein: Realmente estas dispuesta a recibir el castigo que sea.

Moonbyul: Quédate tranquila, no pueden expulsarme, soy intocable aquí. –Aseguró con pretenciosa expresión.−…y tú no merecías ese castigo… eres mi única amiga aquí, si te expulsan no tendré a quien fastidiar.

Wheein: ¿Por qué lo hiciste?

La mirada en los ojos de Wheein se sostuvo en los de Moonbyul haciendo que esta bajara todas sus defensas.

Moonbyul: Lo hice porque… me gustas.