Capítulo 8: Tomando la iniciativa.
#3 "Sweet Reckoning" (SinRin Ver.)Conduje hasta la interestatal sintiéndome cansada de esconderme y de evadir, el no hacer nada.
Papá no estaba ni cerca de ser encontrado. El hecho de que no hubiera respondido o se hubiera mostrado era una mala noticia. Por lo que sabía podría estar encadenado en el infierno, pensarlo hizo que toda mi confianza y esperanza amenazaran con desaparecer.
Siempre había confiado en sus consejos. En su conocimiento de primera mano. Ahora me sentía inútil y tímida. Entonces, ¿si mi papá estuviera aquí qué le gustaría que hiciera?
Era el momento de tomar la iniciativa. La primera cosa que me vino a la mente fue Marek, el hijo de Shax. ¿Era o no un aliado? Con un sentido de determinación, decidí que era hora de averiguarlo.
Él todavía podría estar en los EE.UU., o de regreso en Europa. ¿Estaba dispuesta a viajar hasta República Checa para encontrarlo?
Sí.
Lo que necesitaba era más información. Una dirección o un número de teléfono para llegar a él. ¿Quién tenía contactos con los Neph o los Duques en que pudiera confiar?
Yuna. Sus hermanos aún vivían en África con el Duque Alocer. Tal vez podrían tener alguna información para mí.
Entré en un área de descanso en Carolina del Norte, me estacioné lo más lejos posible de otras personas, familias viajando en sus vacaciones de verano.
Papá me había advertido repetidamente que las líneas telefónicas no eran seguras, a pesar de su equipo militar y toda la tecnología de lujo que había utilizado. En momentos como este, tenía que confiar en las precauciones que él había tomado para nosotros, y esperar lo mejor.
Llamé a Yuju. Respondió rápidamente, sonaba preocupada, probablemente porque no la llamaba hace mucho tiempo.
―¿Estás bien? ―Era bueno escuchar su reconfortante voz.
―Sí. Pero necesito un poco de ayuda. ―Respiré hondo y le conté la historia de la visita de Marek y Caterina y que quería encontrarlo.
―Déjame hacer una llamada. Estaré en contacto.
Colgué, amando su disposición de entrar de lleno en mi petición sin discutir. Regresé a la carretera, no quería dejar pasar mucho tiempo. Ella me llamó media hora más tarde.
―Tengo su número. Te enviaré un mensaje de texto.
Sonreí.
―Eres genial, Yuju.
―Estoy volando para acompañarte.
Oh, no.
―No tienes que hacerlo. No después de la última vez que dijiste… ―Había dicho que no viajaría a más misiones conmigo después de lo que pasó entre nosotras en invierno y el posterior ataque de celos de Yerin. Pero decirlo en voz alta se sentía demasiado incómodo.
―Eso fue hace mucho tiempo, Eunbi. Muchas cosas han cambiado.
―No le tengo miedo a Marek. No lucía muy aterrador…
―Él está con los hijos de Thamuz. Y con la hija de Jezebet.
―Oh. ―Un miedo helado se deslizó por mi columna vertebral. Eso cambiaba las cosas―. ¿Sabes dónde están?
―Moviéndose hacia el norte, como tú, de acuerdo con el último susurrador que te vio.
Sensaciones de hormigueo desagradable pincharon mi piel.
―¿Cómo sabes todo esto?
―Padre le dijo a mis hermanos que estén preparados para ayudar a buscarte si era necesario. Los Duques están utilizando a los Neph para cazar a personas sospechosas. Creo que esperan que al poner a los Neph juntos sean capaces de sonsacar quiénes son culpables o inocentes.
Eso tenía sentido ya que estaba en la naturaleza de los Neph desconfiar de todos. Miré hacia arriba a la próxima señal de salida.
―Estoy en Mooresville, Carolina del Norte, cerca de la I-77. Voy a enviarle un mensaje de texto a Marek, para ver si nos podemos encontrar solos.
―¡No! ―La alarma en su voz me hizo preguntarme qué tan estúpida estaba siendo. Mi instinto me decía que no estaba en peligro con Marek, pero, ¿y si me equivocaba?
―Te prometo que no voy a hacer ninguna locura. Trataré de encontrar un hotel con una habitación en el primer piso que tenga una puerta corredera por la cual pueda salir, por si él trata de llevar a alguien.
―Eunbi…
―Yuju, siento que nos estamos quedando sin tiempo. Tendré cuidado.
―No me gusta esto.
―A mí tampoco, pero tengo que hacer algo. Te llamaré en cuanto me haya reunido con él. Lo prometo.
Yuju guardó silencio durante un largo rato antes de preguntarme:
―¿Tienes tus cuchillos?
Le di unas palmaditas a mis bolsillos.
―Sí.
―No bajes la guardia. Incluso si él dice ser un aliado. Los otros estarán cerca.
―Está bien.
Nos dijimos adiós, y me sentí mal por preocuparlo. Conduje por Mooresville, que resultó ser la ciudad de NASCAR, hasta que encontré un hotel como el que tenía en mente. Luego le envié un mensaje a Marek.
“¿Puedes encontrarte conmigo a solas?” -Hija de B.
Mi corazón se aceleró, dudaba de mi propia cordura.
Su respuesta llegó demasiado rápido: “Sí. ¿Dónde estás?”
Mis pulgares se cernían sobre las letras, vacilante. “¿Dónde estás?”, repliqué.
Su respuesta esta vez tardó más tiempo. “Blythewood, Carolina del Sur”.
Hice una búsqueda rápida. Estaba a una hora y media de distancia.
Respiré hondo y dije una oración mientras le enviaba un mensaje con mi ubicación. Luego me dirigí a la tienda gigantesca de campistas. Nunca antes había considerado comprar un arma, pero estaba lo suficientemente asustada como para hacerlo ahora. La fila en el mostrador de armas era exageradamente larga, probablemente registrar y verificar la información tomaría mucho más tiempo también. En vez de eso le di un vistazo al mostrador de cuchillos y otras armas hasta que algo llamó mi interés, una pistola paralizante disfrazada como una linterna.
Estaba oscuro cuando salí de la tienda con una pistola eléctrica completamente cargada y una nueva navaja de hoja deslizante. Afilada y rápida de abrir. Entonces me senté en mi habitación de hotel a esperar. Miré a través de la puerta corredera de cristal que daba al estacionamiento con las manos en los bolsillos, girando mi cuchillo una y otra vez. Decidí no tenerlo conmigo, sobre todo si había una pelea, no quería que Marek lo descubriera. Metí la empuñadura entre los colchones por donde mi brazo podría estirarse.
Una hora y media había pasado. Ya deberían estar en la ciudad. Estaba paseándome y escuchando atentamente cuando me llegó un mensaje de texto de Marek.
“No puedo ir solo”.
Las alarmas sonaron en mi cerebro.
“Olvídalo entonces”, le respondí.
“¿Más tarde, esta noche?”
Pensé en ello. Si quería atraparme, podría haber venido directamente al hotel con los otros. Tal vez realmente era un aliado, y no podía perder a los tres Neph. Por mucho que no quisiera quedarme en la ciudad sabiendo que Caterina y los hijos de Thamuz estaban cerca, también estaba desesperada por tener otro fuerte Neph de nuestro lado.
“Bien”, le envié un mensaje, borré todos nuestros mensajes. Y la espera comenzó.
No podía relajarme. Todo lo que podía hacer era mirar por la ventana a la gente que iba y venía del estacionamiento. Extendí mi audición hasta la entrada del hotel y me tomo toda mi concentración mantenerla y darle sentido a lo que la gente decía.
Una hora después de mis mensajes con Marek, algo me llamó la atención en el vestíbulo. Alguien que sonaba como una niña preadolescente dijo:
―Ese tipo espeluznante me empujo y ni siquiera se disculpó.
Una mujer, presumiblemente su madre, respondió con un conciso susurro.
―Mantente alejada de ese hombre. No me gusta su aspecto.
Mi corazón voló a mi garganta y caí de rodillas junto a la cama. Metí mi brazo entre los colchones hasta que sentí la empuñadura. Mis instintos me gritaban que saliera de allí. Empujando la empuñadura en mi mochila, corrí a la puerta y asomé mi cabeza. Efectivamente, al final del pasillo había un hombre enjuto con el cabello negro recogido en una cola de caballo. De su esternón salía un estallido de color negro. Que creció cuando me vio y sonrió.
Cerré la puerta con llave y luego corrí hacia la puerta del patio. Tan pronto como me deslicé por ella, una mano bronceada se agarró al borde. La mitad de un grito se escapó de mi boca antes de que su mano bajara como un cañón dándome una fuerte bofetada. La sangre cubría mi lengua y tropecé hacia un lado el tiempo suficiente para que él cerrara la puerta. Mi mochila cayó, pero no tenía tiempo para preocuparme por ello.
Ignorando el dolor palpitante en mi boca, metí mi mano en mi bolsillo. Mis reflejos se deben haber adormecido por l
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