Capítulo 14: Pecas impacientes.
#3 "Sweet Reckoning" (SinRin Ver.)Yerin y yo nos despedimos de las otras y tomamos un taxi, todo mientras buscábamos en el cielo. Esto era demasiado bueno para ser verdad. No quería pensar de esa manera, pero nunca había deseado algo tanto como esta noche con Yerin. Después de dos años anhelando, finalmente podríamos estar juntas, y en cierta forma nos daría alguna medida de seguridad.
Aún no podía creer que esto fuera posible, había estado tan paranoica sobre la empuñadura y su juicio implacable que no había tomado en cuenta el poder del amor y la lealtad, por lo que la Espada de la Justicia no podría culparnos, parecía tan obvio ahora. Tan correcto.
―El Gran Cañón está justo por ahí ―dijo El conductor apuntando a la izquierda―. Su sitio no está lejos, incluso podrían caminar hasta ahí.
Mientras éramos conducidas, miramos a través de los arboles difusos y vimos una barandilla cerca de una cornisa rocosa y después nada. Solo una enorme gota y un cielo oscuro al atardecer. Yerin y yo nos abrazamos mientras nos acercábamos para mirar por la ventana. Casi fue suficiente para hacerme olvidar todo lo que nos quería herir en el mundo. Pero Yerin nunca olvidaba. Ella miraba alrededor de lo que nos rodeaba en esa protectora y precavida manera, lo que me trajo de vuelta a la realidad.
Minutos después estacionamos fuera de una moderna cabaña de madera. Una incontrolable sonrisa dividió mi rostro mientras los nervios me sobrepasaban de nuevo.
Yerin y Sowon habían sido chicas ocupadas durante nuestra espera esta tarde, junto con conseguir los anillos, Yerin había conseguido un increíble centro vacacional con cabañas.
El taxista se alejó dejándonos de pie en el escalón de entrada en silencio. Miré hacia el emblema de Yennie por lo que se sintió un largo tiempo antes de que tocara mi mentón y me encontrara con sus ojos. La noche era cálida y aun así me encontré temblando.
Sin advertencia, Yerin me levantó, acunándome en sus brazos.
―¿Qué estás haciendo?
―Er… llevándote a través del umbral. Eso es lo que se supone que haga ¿cierto?
Me reí con nerviosismo y ella me dio la sonrisa más tierna.
―Creo que se supone que sea en el umbral de nuestra casa, pero me gusta.
Acercó su rostro a un centímetro del mío.
―Este será nuestro hogar esta noche. Cualquier sitio contigo es mi hogar.
El amor que sentía por ella iluminó todos los rincones de mi alma, mantuve mis brazos alrededor de su cuello y la besé suavemente.
―Llévame adentro ―murmuré mientras el aroma de dulce y cítricos llenaba mi nariz.
―Sí señora.
En el interior, tomé una respiración profunda mientras me ponía de nuevo en el suelo para cerrar la puerta, hice una oración silenciosa para que ningún susurrador nos encontrara esta noche y me prometí que no desperdiciaría nuestro tiempo juntas preocupándome. Me concentraría en Yennie y la dejaría distraerme.
La cabaña era bellísima. Todo, desde el suelo hasta el techo era de piedra y vigas de madera naturales. Tenía un ambiente rústico con el lujo añadido de unas instalaciones modernas.
Entramos en la habitación individual, donde el techo simulaba un campanario, me tapé la boca para ahogar un grito emocionado. La cama. ¡La cama! Nunca había visto nada igual. La cabecera era parte de un enorme árbol y tenía ramas que sobresalían por encima de la parte superior de la cama tamaño King size, como un dosel. Corrí y salté sobre el edredón mullido que era de los colores suaves del otoño.
―¡Esto es increíble! ―Reboté sobre mis rodillas, tomé una almohada de seda color marrón con un toque de color turquesa y la apreté. Yerin se recargó en la pared con las manos en sus bolsillos traseros mientras me veía con diversión.
Salté de la cama y tomé su mano, jalándola hacia el baño, donde al ver la bañera de gran tamaño no pude evitar aplaudir, había también una puerta deslizable que llamó mi atención, la abrí, y jadeé mientras salía.
―¡Una ducha exterior! ―dije. El área estaba rodeada por muros de piedra para tener privacidad, pero abierta hacia el cielo oscuro.
Yerin estaba de pie en la puerta.
―Estoy recordando a la niña de dieciséis años con la que hice un viaje por la carretera, que se emocionaba por cada mínimo detalle.
Me sonrojé y dio un paso hacia mí mientras ahuecaba mi mejilla y deslizaba su mano por mi cabello.
―Es adorable, amor ―susurró. Y luego me besó.
Mi corazón comenzó a latir fuertemente mientras sus labios se movían contra los míos. Por primera vez en la historia no tendríamos que ser cuidadosas o detenernos, lo que hizo que una sacudida de nervios me recorriera. No sabía qué hacer, sabía cómo me hacía sentir, como si nunca pudiéramos estar lo suficientemente cerca, pero no sabía cómo canalizar esos instintos.
―¿Qué está mal? ―preguntó.
Sacudí mi cabeza sintiéndome ridícula.
―No sé que estoy haciendo.
―¿Eunbi? ―Se mantuvo cerca sin alejar sus manos de mí.
―¿Hm?
―¿Alguna vez te has sentido incómodamente torpe cuando estamos juntas?
―Um… ―Pensé al respecto―. Supongo que no.
―Exacto, algunas cosas vienen naturalmente así que no lo pienses demasiado, voy a cuidar de ti.
Oh por Dios. Más escalofríos.
―Pero ―susurré―, quiero cuidar de ti también, tienes que enseñarme qué hacer.
Su sonrisa era ersamente y.
―No soy tan difícil de complacer como imaginarás, pero no te preocupes, te enseñaré todo lo que quieras.
Tragué, sintiendo un nudo en la garganta.
―Eunbi… ―Uh, oh. Su voz era baja y ronca.
―¿Hmm? ―Aclaré mi garganta.
―¿Recuerdas cuando te dije que quería perderme en cada peca de tu cuerpo?
Fascinada, asentí, sin confiar en mi voz.
―Bueno, es hora.
No podía respirar, Yerin cerró los ojos e inhaló, los entreabrió y un retumbo salió de su garganta.
―Hueles tan malditamente bien.
Agarró mi mano y me llevó de vuelta a través del baño hasta la habitación principal, la sangre corrió por mi cuerpo, Me quedé de pie mirando su espalda y hombros.
Mi esposa, la chica que había estado de pie en la cumbre, dispuesta a morir por mí cuando mi vida se vio amenazada.
Soltó mi mano y caminó hacia su maleta.
―Le pedí a Nayeon que consiguiera algunas cosas para nosotras, algo de ropa para mañana, comida y otras cosas, dijo que había bajado algo de música como regalo para relajarnos, estoy un poco asustada. ―Sacó un adaptador para el reproductor y colocó el MP3 en su sitio mientras presionaba el botón de reproducción, una canción romántica popular comenzó a sonar.
Yerin hizo una cara.
―¿Música country?
―¡Amo esta canción! ―Reí mientras ella gemía.
―Tal vez deberíamos escuchar mi lista de reproducción. ―Buscó en su bolsillo, pero yo negué, no tenía humor para heavy metal.
―Vamos Yennie… mis pecas se están impacientando.
Ella se enderezó y sus ojos se cruzaron con los míos mientras su emblema giraba y latía, mi corazón golpeaba a causa de mi propia valentía, entonces me tomó de las costillas mientras se acercaba
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