Siete.

L U C I F E R R I S I N G

SIETE

Un sereno silencio envolvió, asombrado, a ambas mujeres. Finalmente, una medio sonrisa apareció sobre el rostro de Taeyeon, y el peligroso brillo de sus ojos se suavizó.

—Vaya. —resopló—. Sí que sabes expresar bien las cosas, ¿no?

"Sip, y esta vez ni siquiera puedo echarle la culpa al vestido", pensó Tiffany irónicamente. Un poco antes esa misma tarde, había aceptado que su interés personal en la traficante de drogas iba más allá de su interés profesional en una buena historia. No podía siquiera empezar a comprender las diversas capas que formaban a la mujer de pie frente a ella, pero sentía un impulso casi irresistible de intentarlo.

—Te dije que quería centrarme en la realidad —dijo simplemente.

Taeyeon la observó seriamente durante un largo rato y en ese momento, Tiffany hubiera dado cualquier cosa por saber qué pasaba tras esos ojos ensombrecidos.

—Ya no estoy segura de lo que es real, Tiffany —afirmó por fin—. Si lo que quieres es algún tipo de revelación completa...

—No — se apresuró Tiffany en asegurarle, siendo muy consciente de que ni ella misma podía pensar en hacerlo—. Ahora mismo no —. "Todavía no", corrigió mentalmente. —Sólo quiero llegar a conocerte un poquito mejor. ¿Te parece bien? —. "¿Me dejarías?".

El recelo desapareció del rostro de la mujer, aunque Tiffany sospechaba que era sólo un respiro temporal, y sus labios se curvaron en una sonrisa genuina.

—Eso sí puede ser —replicó, contestando sin saberlo a la pregunta silenciosa de Tiffany —. Carmina todavía está haciendo la comida, así que, ¿por qué no damos esa vuelta por la casa que llevo prometiéndote desde ni se sabe cuándo?

—Me encanta la idea — Tiffany sonrió—. Me muero por ver cómo es el resto de este lugar —añadió inocentemente, razonando que, de todas las mentiras que había dicho en las últimas veinticuatro horas, ésta era, con mucho, la menos dolorosa.

Sin embargo, Tiffany pronto descubrió que había mucho de la casa que no había visto. Como su principal interés había sido descubrir el escondite de los secretos de Taeyeon, realmente no había prestado mucha atención al piso de abajo. Ahora, mientras seguía a Taeyeon, escuchándola hablar sobre las diferentes obras de arte de las paredes y sobre los muebles de las habitaciones, Tiffany comenzó a darse cuenta de que lo que en un principio había visto como el frío aire de algún diseñador, no era más que otra faceta de la personalidad de la agente. "¿Y por qué no debería saberlo todo sobre arte contemporáneo?", pensó cuando Taeyeon admitió que esas habitaciones se habían diseñado más para el público, al contrario que su dormitorio y la biblioteca.

—A veces tengo que recibir a gente —explicó—. Pero lo hago en el piso de abajo. La gente ve una casa como esta —se encogió de hombros— y esperan cristal y cromados, arte abstracto... Pero... —sonrió, incapaz de esconder un destello de placer hacia su casa— yo misma elegí cada cosa... Así que... —añadió traviesa— si te parece horrible... es todo culpa mía —. Guiando a Tiffany por las escaleras, comentó con una risita —Aquí arriba no hay ni de lejos la cantidad de tráfico que hay abajo.

— ¿Hay algún mensaje para mí en esa afirmación? —bromeó Tiffany, pensando en la cantidad de tiempo que había pasado en la habitación de la mujer oscura.

Taeyeon se detuvo a mitad de las escaleras y se volvió para poder mirar a la reportera completamente, lo que le dio a Tiffany la oportunidad de hacer lo mismo. Los marcados planos del rostro de Taeyeon absorbían el sol que se derramaba por las ventanas y lo reflejaban en el tono semi bronceado de su piel. Taeyeon parecía irradiar desde alguna fuente interna de luz, a pesar de sus tendencias sombrías. El corazón de Tiffany cambió sutilmente a una marcha más alta y se preguntó si Taeyeon podría oír el grave tamborileo que, de pronto, llenaba sus propios oídos. Una expresión inidentificable apareció en el rostro de la agente mientras sus ojos recorrían el cuerpo de la mujer pelirroja.

—No ha habido... —parecía tropezar con las palabras y Tiffany hubiera jurado que un ligero sonrojo subía tras sus facciones. Taeyeon se aclaró la garganta y comenzó de nuevo—. No ha habido... nadie... en mi dormitorio en más de una año... casi dos.

La admisión quedó delicadamente apoyada sobre la luz del sol, al tiempo que el peso de su propia mentira a Taeyeon alcanzaba a Tiffany en lo más hondo de sí. Lo único que pudo hacer fue mirar con impotencia a la poderosa mujer. Todo lo que sabía sobre la agente-convertida-en-delincuente le decía que eso no podía estar pasando, que Taeyeon no podía estar revelándose tan abiertamente a una virtual desconocida.

— ¿Por qué haces esto? —preguntó repentinamente.

Una sonrisa triste apareció furtiva en el rostro de Taeyeon.

—Creía que querías volver a la realidad —replicó, la ceja elevada en su dirección.

—Y quiero — Tiffany afirmó sin vacilar—. Pero... —no pudo terminar la frase— ¿Por qué?—repitió finalmente.

De lo que Tiffany no se dio cuenta, y de hecho no podía saber, era que en el coche de vuelta a casa, Taeyeon había considerado cuidadosamente los pocos detalles que Tiffany había proporcionado sobre su vida. Y después los había descartado como irrelevantes. El abismo entre lo que Tiffany aparentaba ser y lo que Taeyeon intuía que la pequeña mujer era realmente, inquietaba infinitamente a la ex agente, pero había racionalizado todas esas dudas asegurándose a sí misma que no importaba porque la mujer del pelo rojo habría desaparecido de su vida lo suficientemente pronto.

Taeyeon subió el resto de las escaleras y las volvió a bajar deteniéndose frente a Tiffany y metiendo las manos en los bolsillos de los pantalones de su traje.

—No lo sé — se encogió de hombros—. ¿Por qué te acercaste a mí en el Club? ¿Por qué quisiste venir aquí? —. Volvió la vista hacia la ventana y Tiffany pudo ver el afilado corte de su mandíbula mientras la apretaba rítmicamente—. Espero que no fuera sólo para acostarte con alguien—. Su mirada volvió al suave miel de los ojos de Tiffany buscando algo.

—No, no lo fue —la pelirroja asintió suavemente.

Taeyeon asintió con la cabeza, casi imperceptiblemente.

—Eso pensaba—. El silencio se prolongó mientras ambas mujeres se mantenían suspendidas en la frágil maraña de sus miradas.

—Entonces... — Taeyeon emitió la palabra lentamente—. ¿Podemos dejarlo así de momento? —se detuvo un instante y después añadió con un guiño—: Porque yo no puedo afrontar una conversación tan seria con el estómago vacío.

Casi como si ese fuera su pie, Carmina asomó la cabeza por la puerta de la cocina gritándoles que fueran a recoger la comida antes de que cambiara de opinión y se la diera a Aggie y a Pete que, al menos, habían tenido la deferencia de ir a hablar con ella a la cocina mientras la preparaba.

— ¿Por qué no vuelves al piso de arriba y te pones cómoda? Yo subiré la comida —ofreció Taeyeon —. No debes fatigarte.

Tiffany no recordaba cuándo había oído una idea mejor. El costado llevaba doliéndole un rato, pero había estado tan absorbida escuchando la sonora voz de Taeyeon, que había ignorado el dolor en favor de saber más sobre la misteriosa agente. Sin embargo, el dolor ahora era como una fuerte palpitación que se negaba a ser ignorada.

—Echarme suena fantástico ahora mismo.

— ¿Necesitas ayuda? —la preocupación hizo que Taeyeon frunciera la ceja cuando vio palidecer a la mujer de pelo rojo; un repentino golpe de dolor atravesaba claramente sus facciones.

—Uh... creo que sí —Tiffany intentó con dificultad deslizar un brazo alrededor de los anchos hombros de Taeyeon, pero lo único que consiguió fue un tirón en el ya de por sí doloroso costado, arrancando un gruñido de sus labios.

—Así no va bien, ¿verdad? — Taeyeon se mordió el labio antes de asentir—: Vale, aguanta. No estoy segura de poder hacer esto, pero... —se inclinó, colocó el brazo de Tiffany alrededor de su cuello y cogió a la mujer, acunándola dulcemente en sus brazos—. ¡Uau...! —murmuró la mujer rubia deteniéndose un momento para recobrar el equilibrio—. No exactamente como Clark Gable —bromeó.

"¿A quién le importa?", pensó mareada Tiffany. La calidez del cuerpo de Taeyeon la envolvía, eliminando de su mente con facilidad toda sensación de dolor. Permanecieron inmóviles un momento más, hasta que estuvo totalmente asentada en los brazos de la mujer rubia.

—Ahí vamos —murmuró Taeyeon, subiendo el resto de las escaleras despacio, atenta a su lesionada carga.

Cuando Tiffany estuvo por fin echada en la cama de Taeyeon una vez más, ésta le alargó dos píldoras y corrió a reclamar su comida a una quejosa Carmina.

 

—No sé qué pensar, Señora —objetó—. Tiene a esa pobre chica encerrada en su habitación todo el día —le reprochó, aunque los ojos del ama de llaves brillaban. Había visto lo solícita que había sido Taeyeon con la pelirroja y, aunque la había sorprendido infinitamente, se había quedado encantada.

—No está encerrada, Carmina. Está herida —replicó Taeyeon secamente, preparando una bandeja con la aromática sopa y un plato de fruta fresca y queso.

—Eso es otra cosa. ¿Qué haces disparándole a tu novia?

—Yo no le he disparado. ¡Y no es mi novia! —Gruñó Taeyeon — La conocí anoche.

—Lo será. Se lo aseguro. Tengo un to sentido para estas cosas —Carmina asintió con picardía.

Exasperada, Taeyeon volvió su atención de la bandeja y, cruzando los brazos, miró al ama de llaves con aire de superioridad.

—No tengo dieciséis años. No tengo novias... Tiffany no es mi cita del baile de graduación, ¿entendido? —dijo con seriedad a pesar del excitante vértigo que se había ido extendiendo sobre ella desde que estaba en compañía de la otra mujer.

—Vale, Señora, lo que usted diga —asintió el ama de llaves.

— ¡No lo es! —insistió Taeyeon.

—Vale, vale, lo he cogido —Carmina levantó las manos rindiéndose, pero la sonrisa satisfecha de su rostro contradecía su gesto.

Taeyeon regresó a su bandeja, musitando, para sí misma, "no lo es...".

Pete, siempre presente cuando había comida cerca, la siguió pegado a sus talones mientras regresaba al dormitorio, moviendo el rabo esperanzado.

Taeyeon notó frunciendo el ceño que las pastillas todavía estaban en la mano de Tiffany, donde las había dejado.

— ¿Por qué no te las has tomado? —preguntó un poco más duramente de lo que era su intención. Viendo la expresión alarmada en los rasgos de la pelirroja, se disculpó rápidamente—. Lo siento. Yo... —se detuvo de pronto, no queriendo explicar la conversación que acababa de tener con su ama de llaves. Ni siquiera tenía sentido para la propia Taeyeon. De hecho, nada de su encuentro con la mujer pelirroja tenía ningún sentido. Y, a pesar de eso, Taeyeon había elegido muy conscientemente, tanto como pudo, dejarse llevar y disfrutar de sus pocos días juntas. Stephanie Fitz estaría de vuelta en su bonita y cómoda vida lo suficientemente pronto, y Taeyeon sería simplemente uno de sus más exóticos recuerdos, un tiempo en el que la novelista había caminado por el lado salvaje. "Probablemente me incluirá en uno de sus libros... Seré el malvado señor de la droga que seduce a la heroína y la introduce en una vida de crímenes, y al final muere a manos de un apuesto héroe rubio", se burló de sí misma. Había hecho del malo la mayor parte de su vida, incluso antes de trabajar para la DEA, así que el casting mental era fácil. Sólo había habido una persona en su vida que había visto a Taeyeon como algo más que una presencia malvada y ominosa. "Sí, y mira lo que pasó", se reprochó Taeyeon.

— ¿Taeyeon? —su castigo silencioso fue detenido por una suave voz que penetraba en su conciencia y la llamaba de vuelta al presente—. ¿Tae? —repitió.

La rubia parpadeó dos veces y enfocó a la esbelta mujer frente a ella.

—Perdona, creo que me ido por un momento.

—Vaya si lo has hecho —Tiffany estuvo de acuerdo — ¿Quieres compartirlo?

Una sonrisa diminuta parpadeó en los labios de la ex agente, y negó con la cabeza.

—No merece la pena. Siento haber sido tan brusca, creía que tenías dolores.

—Oh, los tengo — Tiffany asintió—. Pero esa cosa me deja K.O. muy rápidamente. Quería disfrutar de la sopa sin desmayarme sobre ella.

—Tienes toda la razón. La comida de Carmina definitivamente vale un poquito de dolor—. Colocó la bandeja cuidadosamente en el regazo de Tiffany y después se sentó con las piernas cruzadas en el centro de la cama—. ¿Te importa? —preguntó, indicando su posición.

—En absoluto.

Pete miró suplicante a las dos mujeres, sus ojos negros alternando entre una y otra. Taeyeon miró a la bestia expectante y entrecerró los ojos.

—Pete... —advirtió— ve a buscar a tus amigos —dijo al decepcionado perro, que hizo lo que su ama le ordenó con el rabo entre las piernas—. Están echados a perder —le dijo a Tiffany mientras observaban al animal marcharse.

—Ya se ve —reconoció hundiendo la cuchara en la sopa con entusiasmo— pero eso es bueno.

— ¿Y por qué?

—Todo el mundo necesita alguien a quien querer —la mujer pelirroja se encogió de hombros. Se detuvo un momento y después añadió—: Pete y los otros te dan eso. Quiero decir... Tiendo a creer que tu... profesión... no te permite estar cerca de mucha gente.

Una ceja se arqueó dramáticamente por su propia voluntad. La gente rara vez admitía que sabía cómo Taeyeon ganaba su dinero y nadie le preguntaba nunca acerca de ello. Una vez más, Taeyeon se vio forzada a revisar su valoración de la mujer en su cama. Moviendo la cabeza suavemente murmuró:

—Preferiría no hablar de mi profesión, si no te importa —por alguna extraña razón, se descubrió a sí misma no queriendo que Stephanie Mi Young pensara mal de ella, y si hablaban siquiera un momento sobre su medio de vida, la otra mujer saldría corriendo de su casa pegando gritos de espanto, herida o no.

Un intenso rubor enrojeció los pálidos rasgos de Tiffany.

—Abre boca, mete comida, Fany —gesticuló.

— ¿Fany? —inquirió Taeyeon. "Ahí está otra vez esa mirada de pánico", notó Taeyeon observando como el rostro de Tiffany se quedaba helado momentáneamente.

—Ah... sip. En realidad, es así como me llama la mayoría de la gente — Tiffany miró tímidamente a la mujer rubia.

— ¿Te gusta? ¿Que te llamen Fany?

—Nunca lo he pensado. Mi madre también se llama Stephanie, así que podía elegir entre Tiff, Stephie o Banana.

—No tienes aspecto de Stephie —observó Taeyeon.

— ¿No parezco lo suficientemente "Mujercitas" para usted, señora?

—Tengo que admitir que no eres precisamente del tipo tímido y retraído —compartieron una risa natural que ahuyentó los diminutos trazos de sospecha que espoleaban los instintos de Taeyeon— Y Banana es demasiado...

— ¿Infantil? —ofreció Tiffany.

—Exacto —rió Taeyeon—. Así que supongo que es Fany por defecto, ¿eh?

—Más o menos. Algo así.

Taeyeon inclinó la cabeza como valorándola.

—No sé, te sienta bastante bien a la manera de Rosalind Russell sin-aliento-en-"His-Girl-Friday".

— ¿Qué quieres decir? —parecía alarmada.

— "His Girl Friday"... ya sabes. Esa película en la que Rosalind Russell hace de una reportera que sigue enérgicamente la pista de una historia muy importante... — Taeyeon se interrumpió cuando la sopa de Tiffany decidió hacer una aparición espontánea a través de su nariz, sacudiendo a la pequeña mujer con la fuerza de su tos. — ¿Estás bien? — Taeyeon apartó precipitadamente su tazón de sopa y agarró a Tiffany por los hombros, dándole suaves golpecitos en la espalda. Carraspeando y jadeando durante unos minutos más, Tiffany respiró entrecortadamente antes de asentir.

—Sí, eso creo. Uau, chica... eso ha dolido— se enjugó ausente las lágrimas que le caían por las mejillas con el dorso de la mano—. Buff...

— ¿Qué ha pasado?

Tiffany emitió una risita.

—Oh, creo que ha bajado por la tubería equivocada.

— ¿Estás segura?

—Oh, sip —unos cuantos carraspeos más aclararon la garganta y volvió a apoyarse respirando tan profundamente como le permitía la herida del costado.

Taeyeon apartó con cuidado la bandeja del regazo de Tiffany.

—Vamos a comprobar los puntos y a asegurarnos de que no ha saltado ninguno, ¿de acuerdo? Has estado tosiendo con mucha fuerza —levantó las sábanas y reprimió una rápida sonrisa al notar que Tiffany se había vuelto a poner los holgados pantalones de la ex agente—. Tiene que haber algo que te quede mejor entre las cosas que te he traído —dijo sin comprometerse.

—Lo sé —replicó Tiffany sonriéndole ampliamente—, pero me gustan estos —. Estudió cuidadosamente la llama negra de sus ojos dirigida hacia ella — ¿Te parece bien?

—Tú sigue preguntándomelo —declaró suavemente.

—Yo, a veces... —dejando escapar un largo suspiro, reunió sus pensamientos dispersos y regresó a la mirada fija en ella—. A veces tiendo a ser como una apisonadora y a meterme en cosas sin pensar —dijo por fin, mientras su memoria regresaba a los terribles errores que había cometido cuando hizo la promesa de casarse. Había estado tan centrada en asegurarse de que no pasaba nada con ella, que ni se había molestado en preguntar qué le pasaba a él. No importaba cuán vehementemente había intentado negárselo, o negárselo a ella misma... ahora tenía que admitir que le había utilizado.

El tiempo que había estado con Nichkhun había sido un intento desesperado de mitigar los tremebundos deseos que agitaban sus sentidos, de hacer las paces con sus padres y de convertirse en algo que considerasen respetable. Mirando atrás, podía ver lo absurdas que habían sido sus esperanzas y, más que nada, lamentaba el dolor que había causado tanto a Nichkhun como a ella misma, intentando plegarse a una visión que no compartía. Nichkhun nunca la había perdonado. Sus padres fueron, en cierto modo, más pragmáticos, pidiéndole solamente que fuera discreta y procurase no atraer excesiva atención sobre ella. Esa petición tensa y poco amistosa la hizo salir precipitadamente de casa de sus padres, furiosa y desconcertada. Afortunadamente para todos, recibió una llamada del director del Miami Herald poco tiempo después. Y no había vuelto a mirar atrás. Movió la cabeza suavemente ante todos esos recuerdos.

—Y a causa de eso puedo hacer daño a la gente.

— ¿Te preocupa hacerme daño? —preguntó incrédula la mujer rubia.

—Sip —contestó sencillamente—. ¿Te parece bien?

Taeyeon sólo sacudió la cabeza, pero Tiffany pudo ver la sonrisa que estiraba las comisuras de su boca. Bajó con cuidado el elástico de los pantalones y destapó la herida.

—Uff —murmuró casi para sí misma, un dedo trazando la curva de los puntos.

Las manos de la agente estaban calientes por el tazón de sopa que había sostenido, y Tiffany se relajó cómodamente en su tacto. Había estado estudiando disimuladamente las manos de Taeyeon desde que se habían conocido. Ahora saboreaba la oportunidad de mirarlas sin trabas. Para una mujer, las manos de Taeyeon eran grandes pero gráciles y sinuosas, los dedos largos y elegantemente articulados. A esta distancia, Tiffany pudo ver una pequeña cicatriz en la punta del dedo índice de la mano izquierda y, casi sin darse cuenta, alargó su mano y acarició la diminuta marca en la perfecta piel. Bruscamente, la mano se quedó inmóvil justo debajo de la herida de Tiffany. La reportera echó una rápida mirada a la cabeza inclinada, cuyos ojos se escondían de ella, y respiró profundamente.

— ¿Dónde te hiciste esto? —preguntó sin pensar pasando la punta de un dedo una vez más sobre la carne cálida.

Taeyeon tragó saliva con fuerza ante la rápida afluencia de sensaciones totalmente desproporcionada para esa pequeña caricia.

—No me acuerdo —murmuró. Si cerraba los ojos casi podía oler la discreta fragancia del champú en su pelo mientras se inclinaba para curarla. Pero ese aroma ya no existía ahora sustituido por la tentadora esencia de la piel de Tiffany. Taeyeon cerró los ojos concentrándose en las imágenes que ese perfume evocaba. Luz blanca danzaba ante sus ojos... la calidez de un día de verano... la ferocidad del sol amansada por una dulce brisa deslizándose sobre su piel... aire limpio y libertad sin trabas. "Huele a luz" —A luz del sol —susurró abriendo los ojos y viendo sus dedos entrelazados — ¿Qué ha pasado? —preguntó desconcertada.

Una dulce risa resonó en sus oídos.

—Umm... no estoy segura —contestó Tiffany.

Taeyeon soltó la mano de la otra mujer con desgana y elevó la vista hacia el brillante miel que, entre bruma, iba enfocando lentamente.

—Lo siento —dijo, sacudiendo bruscamente la cabeza para aclarar la maraña emocional de sus pensamientos—. Los puntos parecen estar bien, no parece que se hayan soltado en absoluto.

—Deja de decir eso — Tiffany ordenó suavemente.

Sorprendida por el tono de la pelirroja, Taeyeon giró la cabeza esperando en silencio una aclaración.

—Deja de decir que lo sientes. Yo no siento en absoluto nada de lo que ha pasado. Y eso incluye el que me hayan disparado.

Sonriendo irónicamente y moviendo la cabeza, Taeyeon murmuró:

—Tienes una extraña idea de la diversión, señorita —a pesar del tono, sus ojos bromeaban.

—No eres la primera persona que me dice eso —asintió dándole la razón amigablemente. Cambiando de postura y acomodándose en las almohadas, miró expectante a Taeyeon —: Ahora que ya hemos determinado que aún viviré, al menos un poco más, ¿tienes tiempo de sentarte y hablar conmigo, o tienes que salir corriendo?

Taeyeon observó la pequeña figura cómodamente acostada sobre su cama, su pelo rojo cayendo de cualquier modo sobre sus hombros, los ojos caramelo, grandes y sonrientes, el sensual cuerpo escondido bajo las sábanas, y algo, glacial y endurecido, se liberó de sus amarras en lo más profundo de su interior y comenzó a removerse con fuerza en los tumultuosos remolinos de su sangre, repentinamente caliente.

—Tengo tiempo —dicho esto, se dejó caer diagonalmente en el espacio libre de la cama, apoyando la cabeza en un largo brazo. Pete, que había estado observando silenciosamente desde la puerta, lo tomó como una señal para saltar alegremente sobre las piernas de su ama y acurrucarse en la V formada por los cuerpos de las dos mujeres.

Viendo a Taeyeon moverse para echar al bobalicón, Tiffany se inclinó para sujetar su mano.

—Déjale, es una monada.

—Sí, pero espera a que Aggie lo vea, y entonces querrá formar parte del cuadro —gruñó Taeyeon, aunque oponiendo sólo una resistencia simbólica antes de volver a acomodarse—. Bueno, ¿y de qué quieres hablar?

—No eres muy conversadora, ¿verdad? —sonrió la mujer más pequeña.

Taeyeon se encogió de hombros.

—Nop. Nunca he visto la necesidad.

—Háblame de ti, Taeyeon.

—Preferiría que me hablases de ti —sus ojos negros brillaron traviesos—. Cuéntame cómo te hiciste escritora de novelas románticas. No es que sea el camino obvio para forjarse una carrera.

—Cool Whip7 —contestó Tiffany sucintamente.

— ¿Perdón?

—Cool Whip. Así fue como me hice novelista romántica —durante estas últimas horas que habían pasado juntas, Tiffany se había vaciado de todo deseo que hubiera podido abrigar de exponer la vida de la traficante a un público ansioso, siendo reemplazado por un fortísimo anhelo de entender el complejo puzzle que era la mujer a su lado. Decirle la verdad ahora a Taeyeon era fácil, y lamentó profundamente las mentiras que, necesariamente, tendrían que permanecer entre ellas—. Debía tener alrededor de los dieciocho años y estaba preparándome para ir a la universidad. Una tarde, estaba en una tienda y Cool Whip tenía montado un expositor enorme por el día de San Valentín. Todavía recuerdo los adornos en forma de corazón sobre el mostrador. Una promoción sobre regalarle algo dulce a tu amor o alguna tontería parecida. Y había un stand con las novelas Románticas de Avon. Ambas marcas patrocinaban un concurso. Miré el expositor y vi la matrícula de mi primer curso en la facultad.

No mencionó que había rechazado la jugosa oferta de su padre de pagarle la matrícula, un apartamento y una considerable renta. Hacía tiempo que tenía claro que en su familia todo era un toma y daca. Al más puro estilo de la política, se hacían y se pedían favores dependiendo de lo que alguien necesitase en un momento dado. Tiffany rehusó la oferta porque estaba cansada de buscar favores. Sólo deseaba que su familia la quisiera y, a los dieciocho, empezaba a pensar que algo tan relativamente simple nunca ocurriría.

—El asunto es que... —dejó salir apartando los aún dolorosos recuerdos—. Para participar tenías que escribir una historia romántica. Y el ganador se llevaba 25.000 dólares.

— ¿Y de qué trataba la historia? –Taeyeon sonrió.

—Bueno, lo típico. Deseos no correspondidos. Yo estaba locamente enamorada de mi mejor amiga en el instituto —replicó, y siguió contando su relación con Jessica, lo unidas que estaban, las cosas que compartían. Taeyeon rió ante la imagen que pintaba Tiffany de las payasadas de las dos adolescentes y sus numerosas desventuras. Al parecer, Tiffany y Jessica habían hecho de todo, desde asaltar el mueble bar de sus padres hasta tener que huir de la policía por entrar en una propiedad privada—. Todo parecía tan natural, tan correcto... Por desgracia, ella no terminó de entenderlo—suspiró triste Tiffany.

—Pero tú sí —adivinó Taeyeon.

—Lo sospechaba. Así que al estilo de Terminator en un centro comercial, se lo pregunté — Tiffany apartó los ojos de la intensa mirada que la estudiaba y se puso a jugar distraídamente con un hilo suelto de la colcha. Levantó la mirada y vio una serena simpatía descansando sobre los ojos negros que la invadió—. Sí, alucinó.

—Y todavía duele, ¿verdad?

Tiffany se detuvo un momento meditando la pregunta de Taeyeon. Jessica no era alguien en quien realmente pensase ahora. Ni lo había hecho durante mucho tiempo. Y no sabía por qué el estar con Taeyeon había traído a su memoria recuerdos tan vívidos de la chica que consideraba su primer amor.

—La verdad es que no. Lo que me duele es la chica que yo era entonces, que no entendía por qué su mejor amiga huía de ella; las oportunidades perdidas.

Un deseo insólito de eliminar esa triste nostalgia del rostro de Tiffany y de aliviar la tristeza que envolvía a la pelirroja, se apoderó de Taeyeon, dejándola casi sin aliento.

— ¿Y esto ganó un concurso del día de San Valentín? —bromeó Taeyeon intentando suavizar la repentina opresión de la atmósfera.

—Bueno, yo me transformé en Beth y Jessica en Steven. Le hice volver a buscarla después de su primer año de facultad y decirle a Beth que había sido un idiota y que, por favor, volviera con él. Después de que ella le hace rogar y suplicar durante muchísimas páginas, todo sale bien y se casan.

— ¿Era eso lo que querías de Jessica?

Tiffany pasó una mano por su pelo revuelto.

—Creo que, más que nada, lo que quería es que alguien aceptase quién soy y que me quisiera por ello. Puede que incluso a pesar de ello.

Estas palabras pusieron en marcha una silenciosa explosión de reconocimiento en el alma de Taeyeon, que cerró los ojos cuando el dolor volvió a invadirla...

Tiffany estudió a la mujer sombría, claramente perdida en sus propios pensamientos. El dolor se veía en sus hombros hundidos y en su ceño fruncido.

— ¿Lo has tenido alguna vez? —preguntó suavemente, adivinando instintivamente que, fuera lo que fuese lo que tenía a Taeyeon en su puño ahora mismo, era bastante importante— ¿Has tenido alguna vez a alguien que te quisiera a pesar de ti misma?

Los ojos que levantaron la mirada para contestar habían palidecido hasta casi un cristal incoloro.

—Sí —dijo por fin—. Lo he tenido.

Una llamarada de algo que tenía un extraño parecido con los celos, parpadeó en la boca del estómago de Tiffany.

— ¿Qué pasó? —preguntó medio temiendo la respuesta.

Los ojos de Taeyeon completaron su transformación ártica, congelándose sólidamente mientras Tiffany observaba perpleja. Su voz resonó átona, con la respuesta, en la tranquila habitación.

—Le maté.

 

"¿Ha sido nada más que un sueño?", Tiffany se despertó a un silencio sepulcral y a una oscuridad absoluta, las palabras de Taeyeon aún resonando en sus oídos horas después. Aturdida, echó una mirada al reloj digital que brillaba a su derecha. "2:00´ AM... Ya sé que no fue un sueño". Recordaba los rasgos normalmente semi bronceados de Taeyeon volverse pálidos, y la dureza de sus palabras. "Ese final de la conversación fue real", pensó Tiffany tristemente. Taeyeon se había despedido bruscamente y había desaparecido de la casa. Suponiendo que no volvería a ver a la mujer otra vez ese día, Tiffany se tomó los analgésicos y se deslizó agradecida en el olvido.

Esa noche, sus sueños sobre la mujer rubia habían sido como ninguno de los que había tenido antes. Estaban llenos de imágenes de Taeyeon herida e inmersa en un gran sufrimiento, sus ojos negros suplicándole ayuda a Tiffany, alternándose con visiones sangrientas y violentas de la agente ejecutando, implacable, a series de víctimas sin rostro, que terminaban con la propia Tiffany. El impacto de la bala golpeando contra su pecho la sobresaltó devolviéndola directamente a la conciencia de la noche.

— ¿En qué demonios me he metido? —murmuró en voz baja.

Una sombra en la puerta se movió, atrayendo su atención y metamorfoseándose en el claro contorno de la mujer en cuestión.

—No te haré daño —la voz vino de la oscuridad, un golpe aterciopelado contra su oído—. Te lo prometo —. Las palabras fueron fugaces, pronunciadas en el córtex de la conciencia de Tiffany. Antes de que pudiera hablar, la sombra desapareció, dejando a la reportera sola otra vez, luchando contra el peso de sus sueños.

En su segunda noche allí, Tiffany insistió en cambiarse a una de las habitaciones de invitados, a pesar de las protestas de Taeyeon.

— Esta habitación te gusta más —señaló Taeyeon con determinación—. Me lo has dicho.

— No voy a echarte de tu propia cama —replicó Tiffany con firmeza. "Pero si la quieres compartir", ofreció mentalmente, aunque a pesar de las bromas de antes, Taeyeon no había vuelto a propiciar más intimidad física con la reportera. Después de unos pocos minutos más de enérgico debate, finalmente Taeyeon cedió y cambió las pocas cosas de la pelirroja, incluyendo el portátil que había comprado para Tiffany, a la habitación que había al otro lado de la biblioteca.

El delgado Powerbook había resultado como mínimo inesperado.

— ¡No! Taeyeon, no puedo aceptarlo —protestó cuando la mujer deslizó el regalo en su regazo.

Taeyeon frunció sus cejas oscuras.

— ¿Por qué no?

— Yo... yo...  — Tiffany tartamudeó, intentando sacudir su cerebro para ponerlo en marcha—. Creía que se había acabado eso de seguir pidiendo disculpas porque me hubieran disparado.

— Bueno, es verdad que lo siento pero no se trata de eso — Taeyeon sonrió—. Eres escritora ¿no?

— Sssíííííí... — Tiffany estiró la palabra.

— Entonces ¿cómo vas a hacerlo sin algo con lo que escribir? No me pareces del tipo que usa bloc de notas. Y de esta forma puedes sentarte fuera al sol cuando trabajes.

— ¿Tú no tienes un ordenador? —inquirió Tiffany inocentemente. Había sido bastante interesante que el tour que había hecho con Taeyeon no incluyera el estudio que era, en términos arquitectónicos, la habitación más impresionante de toda la casa.

— Sí, tengo un ordenador, pero así tienes tu propio acceso —contestó Taeyeon suavemente, no cediendo un palmo—. Y no tendrás que preocuparte de que me tropiece con tus archivos.

"O de que yo me tropiece con los tuyos", pensó Tiffany irónicamente. —Es demasiado caro, quiero decir...

— Fany... — Taeyeon levantó una mano para impedir cualquier otra protesta— Mira a tu alrededor. Para mí no es nada lo que he gastado en el portátil.

Era un comentario poco ceremonioso con intención de transmitir indiferencia y disfrazar completamente el esfuerzo que Taeyeon había hecho. La mujer rubia había peinado todas y cada una de las tiendas de ordenadores de la ciudad, aterrorizando a los dependientes y buscando el portátil que le iría mejor a la escritora.

— Además —se encogió de hombros con timidez, murmurando casi inaudiblemente—, disfruté bastante el ir a comprar algo para ti.

"Ahí está otra vez", se maravilló Tiffany. El débil sonrojo era casi imperceptible bajo la piel semi bronceada de Taeyeon. Su aparición, la única indicación que Tiffany había descubierto de un lado vulnerable en la agente, reafirmó la amistad que estaba brotando, y que había quedado en entredicho desde la sorprendente revelación de Taeyeon el día anterior.

 

 

 

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
pilargutierrez #1
Actualiza pronto no nos dejes asi en suspenso actualiza por fabor
abi-21 #2
Chapter 20: Es una grandiosa historia!! Espero q actualices pronto :D
Lari_sone #3
Esperando actualizacion :(
taeny179 #4
Chapter 20: Me flipa la historia, de verdad, es genial como solo Tiff consigue abrirse camino hasta llegar a la real Taeyeon, incluso después de encontrarla cotilleando y haberse pegado mutuamente, aún así ambas vuelven a ser perfectas juntas. Gracias por esta última actualización porque no podía soportar estar mucho más tiempo con el anterior capítulo jajaja Espero que vuelvas pronto :3
BlackLotus77 #5
Chapter 19: ¡¡Vientos!!
Regresaste con todo. Así ni me acuerdo de que no actualizaras hace un shingo y dos montones. ;D
Jajajaja me sigue dando risa tu expresión "Por todos los coños del mundo". Jajajaja xD

¡Qué genial que Fany le haga frente con toda la actitud! lml
PD: Se me cayeron los chones, por el susto, cuando Tae encañona a Tiff.
pinkobssesion #6
La actualizacion para cuando??
Lari_sone #7
Chapter 15: Esperando actualizacion :'(
maria_baby09 #8
Chapter 15: Demasiado hermosa el capitulo ,espero y tae no le pasa nada cuando intente salir del bajo mundo
Skyth06
#9
Chapter 15: Muy bello el cap
gasori #10
Chapter 14: actualización estupenda *-*... te espero pronto :*