Dieciséis.

L U C I F E R R I S I N G

— ¿Por qué siempre acabo como alguien del servicio? —gruñó Taeyeon, dejando la bandeja en la mesa y reuniéndose con sus compañeros. Baekhyun había regresado poco antes que Taeyeon y se había disculpado por su comportamiento. Y aunque sus instintos captaron algo raro, Tiffany aceptó la disculpa del agente elegantemente, no queriendo empañar la velada.

—Tienes... ese aspecto —bromeó Tiffany.

— ¿Y qué aspecto es ese? —preguntó Taeyeon secamente, repartiendo las bebidas—. Sam Adams, Sam Adams, bourbon para mí... y algo con una sombrilla para ti —le alcanzó a Tiffany un brebaje escandalosamente rosa con fruta cayendo de la parte de arriba y una pequeña sombrilla rosa clavada en una guinda.

—Quiero saber qué es esto —preguntó Tiffany, dudosa.

—Depende.

— ¿De qué?

— ¿Por qué crees que parezco del servicio?

—Porque pareces tan... servicial. Como una Girl Scout — Tiffany parpadeó inocentemente, haciendo una pausa con un agudísimo sentido del tiempo—. Casi —añadió tras un segundo.

La cerveza salió disparada por la nariz de Didier mientras intentaba coger aire, tosiendo y resollando, y mientras Baekgyun le golpeaba con fuerza en la espalda al tiempo que intentaba eliminar la mueca de su propia cara.

— ¿Estás bien, D? —preguntó Taeyeon, dejándose caer cómodamente en la silla al lado de su novia—. Estás —arqueó una ceja amenazadora a Tiffany, moviendo la cabeza—. Verdaderamente. Perturbada.

—No, sólo soy una visionaria —discrepó Tiffany —. Veo cosas...

—Que no existen —terminó Taeyeon con una mueca—. Y eso, por definición, te clasifica como perturbada.

Tiffany sabía cuándo retirarse y echar a correr, así que simplemente sonrió majestuosamente, dando un pequeño sorbo a su bebida—: No llegaste a decirme qué era esto.

— ¿Importa? Sólo dime si te gusta.

—Ya he oído eso antes —murmuró Tiffany entre dientes. El comentario se les escapó a los hombres frente a ellas, pero no a Taeyeon, que levantó una ceja con aire de superioridad. La reportera dio otro sorbo, y luego otro más entusiasta—. Mmm... es genial. Sabe como a Kool-Aid con un pelotazo.

Taeyeon sonrió con picardía—: Me alegro de que te guste. María ha dicho que la cena estará lista en breve.

— ¿La cena? ¡Si todavía no he visto el menú! —las risitas apagadas a su alrededor le dijeron que había algo que se estaba perdiendo—. Dadme una pista, pandilla.

—Bueno... veamos. Ser amigo de María tiene partes buenas y partes malas. En la parte buena, está el que nunca tienes que pagar por la comida...

— ¿Y en la parte mala?

—Nunca llegas a  elegir lo que vas a cenar.

— ¿Perdona?

—A María le gusta algo así como... experimentar con nosotros. Tenemos pre-estrenos sorpresa de los nuevos platos que está creando.

— ¡Genial! —exclamó Tiffany —. ¿Y dónde está el problema? —observó a Taeyeon pensativamente—. Aunque como tú eres del tipo de mujeres que piden lo más soso de la carta, entiendo que puedas tener algún problema con eso.

— ¡Eh! —objetó Taeyeon —. ¿Por qué me estás dando la noche?

—Porque puedo —Tiffany replicó alegremente, para la mal disimulada diversión de Didier y Baekhyun.

Taeyeon gruñó como respuesta—: La verdad es que después de que terminara en urgencias a causa de uno de sus mejunjes, llegamos al acuerdo de que me avisaría por adelantado.

— ¿Cómo iba a saber que eras alérgica al marisco? —dijo María, que había llegado durante la conversación. En un movimiento que hizo que Tiffany frunciera la ceja ligeramente, deslizó los brazos alrededor de Taeyeon y le dio otro rápido abrazo para comunicarle su felicidad. Dirigió al camarero mientras colocaba plato tras plato de guisos de aspecto exótico frente al cuarteto.

— ¿Qué es esto?  —preguntó Didier, mirando el cuenco humeante e inhalando el delicioso aroma—. Huele de maravilla.

—Estoy probando una nueva Paella. Tiene gambas, mejillones, pollo, almejas y muchas especias. Estoy pensando en ponerla como plato del día la semana que viene, así que tú y Baekhyun sois mis ratas de laboratorio. Decidme si tengo que retocarla.

—Sin problema —acordaron los hombres con entusiasmo.

—Tú —indicó el plato de Taeyeon —, tienes el pez espada que te prometí. Está condimentado con eneldo, cebollas rojas, aceitunas negras y alguna otra cosa. Le da un sabor del tipo de la salsa mexicana.

— ¿Pepino? — Taeyeon arrojó una mirada siniestra a su amiga, examinando el contenido de su plato—. Odio el pepino.

—De verdad, Taeyeon —suspiró María —. Me cuesta menos hacer que Jessie se coma las verduras —era una vieja discusión entre ambas, y entraron en ella con familiaridad.

—Vale, vale... —Taeyeon se rindió afablemente—. Tiene muy buen aspecto. Ya sabes que me gustará.

—Más te vale —advirtió María alegremente—. Y tú, Tiffany, a ti te toca mi clásico Gumbo Lafayette.

— ¡Hey! — Taeyeon frunció el ceño—. ¿Por qué ella no hace de rata de laboratorio también?

—Porque cualquiera lo suficientemente valiente como para tener una relación contigo, Ángel, ya está viviendo al límite. No quiero que lo sobrepase.

Todo el mundo en la mesa se quedó helado al oír que el apodo cariñoso que le daba Heechul a su compañera salía tan fácilmente de los labios de María. Había sido un desliz involuntario, salido de la pura alegría de saber que Taeyeon, por fin, iba a ser libre de la oscuridad asfixiante. Sólo Heechul y su familia habían estado lo suficientemente cerca para atreverse a utilizar la denominación, y Taeyeon no la había oído desde el día de la muerte de su compañero. María se lo había soltado como un epíteto, maldiciéndola por quitarle la vida a su marido. La mujer rubia cerró los ojos brevemente, dejando que el sonido la bañara, esperando al familiar pinchazo de la sal en las heridas que aún no se habían cerrado. Sin embargo, el dolor flagelante había desaparecido, reemplazado por una amable calidez que se enroscaba en su vientre.

Los ojos de María estaban cuidadosamente fijos en ella, con la postura preparada como para recibir un golpe. Taeyeon tomó la pequeña mano de su amiga y la apretó suavemente, reclamando en silencio el nombre que había sido suyo todos esos años atrás. Baekhyun y Didier dejaron escapar el aliento que no sabían que estaban conteniendo, casi sin creer lo que veían sus ojos.

—No te preocupes, María —dijo Tiffany alegremente, queriendo diluir el silencio que amenazaba con caerles encima—. Me gusta vivir al límite.

—Si ves a un oso en el bosque, acércate a él y pínchale con un palo —murmuró Taeyeon.

—Ese es mi lema, sí señor —la reportera echó una mirada a los otros cuatro sentados a la mesa—. ¿Podemos empezar ya? Me muero de hambre.

Taeyeon insistió en que María cenara con ellos, y en seguida el grupo estuvo lleno hasta arriba de buena comida y de viva conversación, a pesar de la silenciosa tensión que existía entre los hombres de la Agencia y la traficante. Mientras Baekhyun y Didier todavía parecían rehuir respetuosamente a la mujer rubia, María no mostraba esa reserva. Era obvio que las dos mujeres compartían un lazo muy fuerte, forjado por su vínculo común con el marido muerto de María. Para sorpresa de Tiffany, al avanzar la noche, Taeyeon comenzó a compartir historias de la Agencia con Baekhyu y Didier, hablando de casos menos peliagudos que ella y su compañero habían resuelto. Por supuesto, esto llevó a María a relatar sus desventuras domésticas con Heechul, incluyendo una en la que embaucaron a una reacia Taeyeon para que les pintara la casa.

Taeyeon se perdió en el agradable contralto de María, puesto que no necesitaba oír los detalles de una aventura que ella misma había vivido. La cena hacía rato que había terminado, y los músicos habían hecho un pequeño descanso antes de comenzar el siguiente pase. La terraza había dejado de estar tan abarrotada, dejando sólo unas cuantas mesas ocupadas con clientes deleitándose en sus postres. La noche descansaba confortable a su alrededor, los sonidos del océano yendo y viniendo en sus oídos. Los Akitas eran débiles trazos en la distancia, todavía saltando con energía en la arena. Taeyeon los observó encandilada, disfrutando con sus juegos. Una paz poco familiar se asentó sobre sus hombros y su origen era la mujer del pelo color rojo sentada a su lado. Pese a haber protestado antes, sabía que llevar a Tiffany allí había sido una buena cosa. Había encantado a María y a los chicos sin esfuerzo, y su presencia había dado a Taeyeon el coraje para dar el último paso en la curación de las últimas heridas de su relación con María. Sabía que la esposa de Heechul nunca la perdonaría completamente mientras estuviera en ese camino de destrucción. María sostenía firmemente la creencia de que Heechul nunca hubiera querido que Taeyeon hiciera las cosas que había hecho. En el fondo de su alma, Taeyeon sabía que tenía razón, y eso había permanecido entre ellas inquietantemente. Sin embargo, ahora podía ofrecerle a María su amistad, libre y limpia, y quizá, recuperar su lugar en la familia poco común que ella y Heechul habían formado.

Heechul había estado en su pensamiento constantemente durante toda la noche, y era casi como si pudiera sentirle cerca, sonriéndole encantado y diciendo: “Te lo dije.” Su mente se alejó aún más de la conversación, desviándose hacia recuerdos dulces del chico encantador que había conocido. “Ojalá estuvieras aquí, socio... Dios, te echo tanto de menos todavía... Tantas veces he deseado poder haber ocupado tu lugar... Dejarte tener a tu familia, devolverte la vida... Dicen que los muertos pueden oír los pensamientos de los vivos... y puede que estés escuchando ahora... Eso espero... Te quiero, Heechul... Siento no haber podido protegerte, tal y como le prometí a María... Perdóname por haberme apartado de ellas cuando todos estábamos sufriendo tanto, echándote de menos... Eres una parte de mi alma... Ahora lo sé... y siempre te llevaré conmigo.” Ofreció a su compañero un silencioso adiós, un dolor desgarrador que nunca antes había sido capaz de enterrar, y devolvió su atención a la conversación que estaba teniendo lugar.

Y se encontró con cuatro pares de ojos fijos, con firmeza, en ella.

—Es todo culpa suya —estaba diciendo María, un brillo juguetón en sus ojos.

Taeyeon parpadeó—: ¿Culpa mía? Seguro que tienes razón, ¿por qué me la estoy cargando esta vez?

—Le estaba preguntando a María cómo se conocieron Heechul y ella —explicó Tiffany.

—Ah... —asintió Taeyeon —. Eso no es culpa mía. Yo no te dije que salieras con él.

— ¿Cómo podía no hacerlo después de la escenita que montó?

— ¿Lo explicas, por favor? —pidió Tiffany.

—Sí —coreó Didier—. Esa historia no la he oído.

Taeyeon comenzó a hablar, pero María no la dejó—: Yo era ayudante del chef por entonces, en realidad una camarera con muchísimas ambiciones —sonrió ampliamente—. Taeyeon y Heechul solían venir todo el tiempo. Se sentaban siempre en aquella mesa de allí — María indicó una pequeña mesa para dos, lejos de los músicos y del tráfico—. Venían y se quedaban durante horas, normalmente hasta cerrar, simplemente hablando. De algún modo, siempre acababa sirviéndoles yo. Al principio, pensé que eran pareja, ya que nunca los veía con nadie más, hasta que una noche oí a Taeyeon hacerle pasar un mal rato sobre que tenía que encontrar a una buena chica con la que sentar la cabeza. Y entonces él dijo: ‘Encontraré una si tú quieres'. Aquello como que me dio la clave de un par de cosas. Desde entonces, presté más atención a Heechul. Era un encanto.

—Se pasaba el tiempo intentando reunir el valor suficiente para pedirle una cita —intervino Taeyeon —. Pero en el último momento siempre se echaba para atrás. Y se trataba de un hombre capaz de vender hielo a los esquimales. Así es como supe que se trataba de amor verdadero. Pensé que me iba a volver loca viendo a esos dos intentando ligar el uno con el otro — Taeyeon agitó la cabeza con tristeza—. De verdad que era realmente doloroso de ver.

—Así que aparecieron una noche —María recogió el hilo de la historia—, completamente enloquecidos...

—Una redada en la que habíamos estado trabajando durante seis meses por fin había tenido lugar —informó Taeyeon.

—Y procedieron a emborracharse como unos señores.

—Estábamos celebrándolo.

—Y él me pidió salir.

—Así no es exactamente como fue, Mary. Te has dejado unos cuantos relevantes detalles —comentó Taeyeon.

— ¿Como cuáles? —apremió Tiffany.

—Bueno, ha expuesto los hechos correctamente. Estábamos de celebración, y nos habíamos tomado unas pocas...

—Miles...

—Copas. Heechul estaba decidido a ganarse la atención de Mary de forma que le fuera imposible rechazarle y no salir con él.

—Y por eso es culpa tuya.

—Quería causarle buena impresión —Taeyeon se encogió de hombros—, así que le sugerí que le diera una serenata.

Didier, Baekhyun y Tiffany se la quedaron mirando con una clara incredulidad escrita en sus caras.

—El único problema era... —continuó Taeyeon.

—Heechul desafinaba demasiado.

—Y en su estado de ebriedad, solo podía recordar la letra de una canción.

María vio el brillo demoníaco en el ojo de Taeyeon y comenzó a agitar la cabeza rápidamente—: Ni se te ocurra, Kim Taeyeon.

Taeyeon empujó su silla hacia atrás ligeramente, separándose de la mesa y cerrando los ojos. Entonces, con la leve sombra de una sonrisilla asomándose en la comisura de los labios, comenzó a cantar suavemente.

La letra era bastante inocua al principio, y la voz de Taeyeon era más que agradable. Sin embargo, mientras continuaba y tomaba a María entre sus brazos y la arrastraba por toda la habitación con el acompañamiento de la banda, la canción se hacía más y más subida de tono, hasta que la mayoría de los clientes terminaron riendo con divertido asombro, y la cara de Mary ardía de vergüenza.

Cuando el último estribillo terminó, Taeyeon hizo girar a María una última vez, haciéndole un saludo desenfadado e inclinándose profundamente ante los aplausos de la multitud.

— ¿Lo ves? ¿Cómo iba a poder resistirse? —preguntó Taeyeon, dejándose caer junto a Tiffany y sonriendo con desenfado.

—Yo, de verdad, creo que no hubiera podido hacerlo —estuvo de acuerdo Tiffany, limpiándose lágrimas de risa de los ojos al ver a Taeyeon tan juguetona, lo que era poco habitual.

—Muy bien... — María movió la cabeza hacia Taeyeon —. En este punto, tengo que ir a ver cómo van las cosas en la cocina. Ahora que me has hecho dar el espectáculo...

—No sería la primera vez —anunció Taeyeon alegremente.

Observó cómo María se alejaba entre los clientes, recibiendo y devolviendo algunas tomaduras de pelo por el improvisado show. Una oleada de felicidad casi incontrolable bañó a Taeyeon, dejándola de muy buen humor y un poquito aturdida. Echó una mirada a su novia, que la estaba observando con una sonrisa de desconcierto—: ¿Qué?

—Nada —dijo Tiffany—. Sólo miraba.

— ¿Por qué? —una ceja se arqueaba socarronamente en su dirección.

—Porque quiero — replicó con una sonrisa la mujer del pelo rojo—. ¿Algún problema?

—No, señora —le aseguró Taeyeon, acercándose un poco—. Pero se está haciendo tarde. ¿Podría interesarte mirarme en algún lugar algo más privado?

—Desde luego que sí —dijo Tiffany con una amplia sonrisa.

—Vamos, date un paseo conmigo por la playa mientras reúno a los perros — Taeyeon saltó por encima de la barandilla hacia la arena y ayudó a Tiffany, sujetándola mientras la pelirroja aterrizaba inestablemente sobre la arena. Rodeando a su amante con un largo brazo, caminaron con pasos largos por la playa hacia las formas borrosas de los akitas que jugaban en la distancia.

—Una serenata, ¿eh? —bromeó Tiffany —. ¿Por qué no me diste una a mí?

—Pensé que preferirías un método... de seducción... con algo más de clase que una tonadilla obscena de Western & Country —replicó Taeyeon plácidamente.

—Sip... hacer que me disparasen es muy suave... —bromeó Tiffany, deseando liberar a Taeyeon del resto de culpa que pudiera quedarle del incidente.

Para su alivio, Taeyeon soltó una risilla—: No ha sido uno de mis movimientos más suaves, lo admito. Pero creo que todo está resultando bien.

— ¿De verdad? — Tiffany estudió el oscuro largo de su pareja, hipnotizada por la forma en que la luz era absorbida por el brillo rubio de su pelo y lo reflejaba en un resplandor plateado. Taeyeon se movía fácilmente allí, entre las sombras, sus pasos firmes encontraban el camino en la oscuridad de modo certero—. ¿Eres realmente feliz por la forma en que están saliendo las cosas?

Taeyeon hizo una larga pausa, deteniendo su marcha.

—Sí —dijo por fin, dándose la vuelta para mirar a su novia. El comienzo de una sonrisa era evidente en sus elegantes rasgos—. Lo estoy — Taeyeon agachó la cabeza para capturar los labios de Tiffany en una afirmación silenciosa de sus palabras.

El beso fue tierno y prolongado, insinuando la pasión acumulada que se escondía justo debajo de la superficie. La boca de Taeyeon dirigió una suave invasión de la boca de su amante, arrancando con sus caricias un gemido grave de la garganta de Tiffany. La pelirroja apretó a Taeyeon aún más cerca, envolviendo sus fuertes brazos alrededor de la estrecha cintura de Taeyeon, y trazando la línea de los músculos en su espalda—. Oh, uau —respiró la reportera cuando Taeyeon liberó sus labios.

—Ah-ha —asintió Taeyeon con una sonrisa sardónica.

— ¿Cómo lo haces? —suspiró Tiffany feliz, acomodando la cabeza bajo la barbilla de Taeyeon.

—No lo hago yo sola. Eso seguro —comentó Taeyeon, disfrutando de la agradable sensación de la mujer en sus brazos.

—Sí, supongo que es algo así como un esfuerzo conjunto, ¿no?

—Se podría decir así —la mujer rubia estuvo de acuerdo, abrazando a su chica dulcemente—. Venga, recojamos a los perros y vámonos de aquí.

Aggie y Clytemnestra fueron renuentes a dejar a su compañera de juegos, pero ante la orden severa de Taeyeon subieron correteando el terraplén hacia el Explorer, con las humanas caminando tras ellos. Una explosión de ladridos furiosos hicieron a Taeyeon correr colina arriba, arrancando grandes trozos de terreno a su paso

Según llegaba a la cima de la cuesta, vio a Clytemnestra lanzarse contra una figura oscura que tenía la puerta del conductor del Explorer abierta. La figura apartó al akita de un feroz manotazo, lanzando a la perra hacia atrás con un aullido. Taeyeon no vaciló en correr tras la figura que huía. Podía oír la voz de Tiffany que gritaba en la distancia, pero no le hizo caso, concentrada en atrapar a su presa. La figura era ágil, volando a toda velocidad sobre las dunas con facilidad. Sin embargo, su ritmo no podía competir con las largas zancadas de Taeyeon. Un último salto y las manos de Taeyeon agarraron la tela de la chaqueta, derribándoles a ambos al suelo.

La figura lanzó un golpe a ciegas alcanzando a Taeyeon con fuerza en la cara. Gruñendo, ésta le agarró el brazo extendido, dislocándolo violentamente con un salvaje “¡pop!”. El tipo gritó de dolor mientras Taeyeon le empujaba sobre su estómago, sujetándole con la rodilla contra su espalda. Las manos expertas de la mujer rubia encontraron la Sig Sauer que el tipo llevaba metida en la cintura de los pantalones. Haciendo una mueca salvaje, apretó el cañón del arma contra la base de su cuello.

— ¡NO! —gritó Tiffany, corriendo junto a Taeyeon.

—No voy a matarle, Tiffany —dijo Taeyeon con un gruñido—. Al menos, todavía no —añadió dirigiendo una sonrisa salvaje a su presa, pero él permaneció en silencio. Presionó aún más su espalda—: Ahora, estate quieto, o puede que se me escape el gatillo.

— Taeyeon... —suplicó Tiffany a la mujer rubia, más aterrorizada por la máscara de furia que había descendido sobre el rostro de su novia que por el arma que sostenía en su mano. Ésta era la mujer que llamaban el Arcángel—. No sabemos lo que estaba haciendo.

—Como mínimo, estaba intentando entrar en mi coche. Pero puedo decirte qué más iba a hacer: probablemente, una pequeña y rápida ‘cirugía' en nuestros frenos —sostuvo en alto la navaja automática que había encontrado en su bolsillo trasero—. ¿Sabes? —se dirigió al prisionero—, me estoy cansando de jugar al gato y al ratón.

—Que te jodan —consiguió decir él.

—Muy original —replicó Taeyeon secamente. Abrió la navaja y se la pasó ligeramente por un lado de la cara, dejando un fino trazo rojo a su paso—.Vamos a intentarlo otra vez. Llevas una Sig 226... lo que significa que eres policía o algo así, o que tienes acceso a alguien que lo es. ¿Cuál de las dos posibilidades?

—Que te jodan.

La culata del arma se estrelló contra un lado de la cara, fracturándole el hueso de la mejilla. Tiffany se estremeció ante el impacto, horrorizada por la fuerza de esa furia desatada—: Taeyeon... —intentó una vez más.

—Estás empezando a cabrearme, hijo de puta —gruñó al hombre en el suelo, ignorando la fuerte llamada de la voz de su amante.

—Como si me importara —escupió un puñado de sangre.

La mujer rubia levantó el arma una vez más, pero el movimiento fue bloqueado por una mano en apariencia no tan fuerte, que le agarraba el brazo—: ¡Taeyeon, basta! —gritó Tiffany —. No lo hagas —la voz era más baja ahora, ganando fuerza al ver a Taeyeon respondiendo involuntariamente—. No tienes por qué hacerlo.

Ojos pálidos, grises, se volvieron para mirarla con dureza, con una frialdad renovada ardiendo en ella. Tiffany no quiso apartar la mirada, deseando que sus músculos no temblaran. El cálido cafe de sus ojos observó el rostro de Taeyeon, buscando pistas de la amante dulce que había llegado a conocer.

—Mantente al margen —ladró Taeyeon.

— ¡No! Te guste o no, soy parte de esto —apretó con fuerza el brazo de Taeyeon, sabiendo ambas que en cualquier momento, la mujer rubia podría liberarse fácilmente de su agarre. Taeyeon la sintió cerca e involuntariamente, recordó su conexión. Eso le permitió escuchar las tranquilas palabras que salían de los labios de su amante—. No voy a perderte de nuevo en la noche del demonio.

La mirada ártica desapareció repentinamente, y Taeyeon dejó escapar un suspiro tembloroso ante la cruda súplica en la voz de Tiffany. Una simple frase, una simple reclamación al alma sanguinaria de Taeyeon, que no se podía denegar. Echó una mirada a su víctima, que tenía la expresión de alguien que sabía que iba a morir... dolorosamente. Disminuyó mínimamente la presión en su espalda.

No queriendo dejar su endeble conexión con Taeyeon, Tiffany cambió de posición, aflojando su agarre del brazo de Taeyeon hasta hacerlo más suave y mirando por encima del hombro de su novia al hombre inmovilizado—: ¿Quién es?

—Estábamos a punto de tratar ese tema —comentó Taeyeon—. Ya la has oído —pinchó al hombre—. ¿Quién eres?

—Venga, mátame. No te voy a decir absolutamente nada.

Taeyeon suspiró pesadamente y se puso de pie—: No voy a matarte —señaló a Tiffany —. Agradéceselo a ella.

Con cautela, el hombre se puso de rodillas, agarrando su brazo inútil con torpeza—: ¿Dónde está el truco?

—No hay truco —replicó Taeyeon, insegura de quién se merecía más su disgusto, si ella misma o el hombre a sus pies—. Sólo dile a tus jefes que voy a ir tras ellos muy pronto. Ahora, lárgate de aquí antes de que cambie de opinión.

No hizo falta que se lo dijeran dos veces. Se puso en marcha con paso inseguro playa abajo, donde Taeyeon estaba segura de que le esperaba su equipo de apoyo. Si hubiera estado sola y de humor para un baño de sangre, le hubiera seguido y confirmado las respuestas que empezaban a adquirir un trazo vago por sí mismas. Pero no siendo así, lo único que quería era hundirse en los brazos de su amante y borrar toda la furia.

Observó cómo desaparecía en la penumbra y después, se volvió hacia Tiffany, que permanecía pacientemente de pie junto a ella. Sus ojos cafés la miraron con tristeza—: Estamos en un buen lío, ¿verdad, Tae?

 

 

 

 

 

 

 

 


Por todos los coños del mundo! Lo siento!!!! Más de un mes sin actualizar por aquí y ha sido todo por olvidadiza y de que probablemente, quizás, puede ser, que se me haya perdido el documento jejejejejeje pero ya está bien, solucionado todo!! Y pretendo subir mínimo 5 capítulos hoy...trataré de terminar lo más pronto posible esto ouch lo siento!!
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Comments

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pilargutierrez #1
Actualiza pronto no nos dejes asi en suspenso actualiza por fabor
abi-21 #2
Chapter 20: Es una grandiosa historia!! Espero q actualices pronto :D
Lari_sone #3
Esperando actualizacion :(
taeny179 #4
Chapter 20: Me flipa la historia, de verdad, es genial como solo Tiff consigue abrirse camino hasta llegar a la real Taeyeon, incluso después de encontrarla cotilleando y haberse pegado mutuamente, aún así ambas vuelven a ser perfectas juntas. Gracias por esta última actualización porque no podía soportar estar mucho más tiempo con el anterior capítulo jajaja Espero que vuelvas pronto :3
BlackLotus77 #5
Chapter 19: ¡¡Vientos!!
Regresaste con todo. Así ni me acuerdo de que no actualizaras hace un shingo y dos montones. ;D
Jajajaja me sigue dando risa tu expresión "Por todos los coños del mundo". Jajajaja xD

¡Qué genial que Fany le haga frente con toda la actitud! lml
PD: Se me cayeron los chones, por el susto, cuando Tae encañona a Tiff.
pinkobssesion #6
La actualizacion para cuando??
Lari_sone #7
Chapter 15: Esperando actualizacion :'(
maria_baby09 #8
Chapter 15: Demasiado hermosa el capitulo ,espero y tae no le pasa nada cuando intente salir del bajo mundo
Skyth06
#9
Chapter 15: Muy bello el cap
gasori #10
Chapter 14: actualización estupenda *-*... te espero pronto :*