Diecisiete.

L U C I F E R R I S I N G

Taeyeon no había querido confiar en el Explorer insegura de lo que el saboteador podía haber llegado a hacer antes de ser interrumpido. Había pedido prestado discretamente el pick-up de Mary, explicando a su amiga que tenían problemas con el coche y que mandaría a sus mecánicos por la mañana. Leyendo fácilmente la rabia mal disimulada tras el tranquilo exterior de Taeyeon, María accedió sin una palabra, desesperándose en silencio ante esta nueva oscuridad que su amiga estaba enfrentando.

—Muy bien. Ya sé porqué no has querido darle a Mary los detalles morbosos, pero ¿por qué no quieres que le cuente nada a Baekhyun? —preguntó Tiffany mientras dirigían a los perros a través de la puerta de la cocina. Clytemnestra ofreció su pata delantera izquierda, pero un rápido examen reveló que solo tenía algunos pequeños cortes. Aggie se mantuvo cerca, la ansiedad por su compañera de camada era evidente en su forma de brincar.  — ¿No podría ayudarte?

Taeyeon suspiró mientras subía penosamente las escaleras, con la reportera cobijada bajo la seguridad de su brazo protector.

—No, en todo caso, lo más probable es que intentara hacerme daño.

— ¿Porque todavía piensa que eres uno de los chicos malos?

—Creo que alguien le está utilizando para obtener información sobre mí.

—Para acabar contigo.

Taeyeon se rió secamente ante la descripción—: Eso lo resume más o menos.

— ¿Por qué?

—Y ¿por qué no? Me refiero a que durante los últimos cuatro años o así, no es que haya sido exactamente amiga de la ley y el orden. Podría ser cualquiera de la Agencia... desde la gente que traicionó a Heechul hasta un equivocado “caballero andante” que espera hacerme pagar por mis pasados crímenes. A pesar de lo que estoy intentando hacer para equilibrar la balanza.

— ¿Dijiste antes que estabas trabajando en algo? — Tiffany insistió. Llegando al dormitorio, guió a su novia hasta la cama, haciendo que se sentara sobre su acogedora superficie.

Taeyeon se quitó las zapatillas con un par de patadas y se desplomó hacia atrás, exhausta por la lógica enrevesada que intentaba desentrañar. La cosa no tenía ningún sentido. Nada de esto lo tenía.

—Hice un trato con Baekhyun para entregar a alguien a quien la Agencia le tiene verdaderas ganas. Si lo hago, y les entrego todas mis operaciones ‘no oficiales’, podré irme limpia y libre. Pero hay un montón de gente que preferiría no ver que eso sucediera. Que piensa que me merezco cualquier cosa que el Departamento de Justicia quiera echarme encima. Supongo que tienen razón. Lo malo es que... —se rió con amargura—, no tienen absolutamente nada contra mí.

Había inculcado despiadadamente un código de silencio a sus empleados, asegurándose completamente de que sabían que la exterminación era el precio de la traición. Conocía los métodos de la DEA dentro y fuera, y había borrado fácilmente las huellas de todas sus operaciones pero faltando muy poco para derramar sangre. La Masacre había sido lo más cerca que habían estado de tener un caso, y eso había sido porque ella no tenía ninguna intención de salir de ese almacén con vida. Sin embargo, por una vez, había subestimado sus propias habilidades, y había quedado para resolver lo que vendría después de que el sabor vacío y acre de la venganza la hubieran hecho sentir náuseas.

Tiffany levantó a Taeyeon, sacando con diligencia la camiseta de los pantalones. —Arriba —ordenó. Con un gesto silencioso, Taeyeon levantó los brazos amablemente, y Tiffany arrancó el algodón de su cuerpo delgado. La pelirroja la empujó para que se tumbara de nuevo, desabrochando los botones de los gastados vaqueros con dedos hábiles. Se movió a lo largo del largo marco de la mujer rubia, arrastrando la tela según se deslizaba hacia abajo. Taeyeon no sabía porqué, pero Tiffany parecía tener una urgencia casi frenética de alcanzar su piel en ese mismo instante. Quizá necesitaba, casi tanto como la propia Taeyeon, reconectar con la calidez en carne y hueso de su amante tras el encuentro con el frío ártico de los ojos de la asesina. Las sedosas barreras restantes quedaron por el camino, permitiendo a una triunfante Tiffany pasar sus manos sobre una piel de porcelana. Un beso suave sobre el punto donde latía el pulso en la garganta de su novia y un suspiro quedo terminaron el reconocimiento.

Taeyeon arqueó una ceja a modo de pregunta sin palabras mientras la mujer del pelo rojo se acurrucaba junto a ella.

—Es que solo necesitaba... — Tiffany buscó una forma de explicarse—, sentirte cerca —terminó de forma poco convincente.

Taeyeon asintió comprendiendo y amablemente tiró de la camisa de Tiffany —: Ahora quítate esto y ven aquí.

—Ayúdame.

Las dos mujeres se incorporaron como una sola, Taeyeon encontrándose con algunas dificultades para desabrochar los botones con sus repentinamente dedos temblorosos. Abandonando la tarea con frustración, apoyó la cabeza en el hombro de su amante, dejando escapar un suspiro convulso.

Mirando alarmada a la cabeza rubia sobre su hombro, Tiffany hundió los dedos entre los mechones rubios—: ¿Qué pasa? ¿Qué ocurre?

—Lo siento mucho —musitó Taeyeon —. Lo que ha pasado esta noche... Lo que has visto...

—Shh... —canturreó Tiffany —, yo no lamento haberlo visto.

—Le habría matado...

—Pero no lo hiciste.

Taeyeon levantó la cabeza para fijar sus ojos en los de Tiffany —: Por ti —murmuró, incapaz de creer la serena fuerza que vio residiendo en las profundos remolinos cafes.

—No —corrigió Tiffany —. Por ti. Solo necesitabas que te recordaran que existe otro camino—. Estudió los ángulos y los planos del rostro de Taeyeon, acariciando con dulzura la suave piel bajo sus dedos.

—Nunca... creí... que pudiera ser de ninguna otra manera —dijo Taeyeon con voz entrecortada.

—Créelo ahora —susurró Tiffany, capturando los labios de Taeyeon con los suyos.

Fue un beso que reclamaba, rendía y consentía a partes iguales. Tiffany atrajo la boca de Taeyeon más profundamente dentro de la suya con caricias tentadoras de su lengua. Una danza lánguida de ternura comenzó con el dulce intercambio, arrancando un gemido de lo profundo de la garganta de la mujer rubia. La reportera apretó a su amante hacia sí, deleitándose en el calor que los largos brazos de Taeyeon aportaban.

De algún modo, los botones se liberaron milagrosamente, la tela desapareció de los pálidos hombros, y los vaqueros se deslizaron de las esbeltas caderas hasta que la piel se apretó contra una gloriosa piel desnuda en un enredo sensualmente íntimo.

—Te necesito... —murmuró Taeyeon, su boca moviéndose despacio sobre su amante, absorbiendo la textura de gráciles músculos estremeciéndose contra sus labios y saboreando el calor salado que surgía del cuerpo de Tiffany.

El tacto seguro de los dedos de Taeyeon y los profundos gemidos de deseo que salían de su garganta, acallaron el clamor en la mente de la reportera por detalles e información sobre los peligros que acechaban fuera de su santuario. Sabiendo que habría tiempo después para la charla que debían tener, Tiffany se rindió gustosa a las manos inquisitivas de Taeyeon. Momentos, horas, días podían haber pasado mientras Taeyeon se deslizaba dentro de ella, su boca bebiendo la húmeda esencia de su amante, grabando en el alma de Tiffany con la tierna llama del deseo su derecho a estar ahí.

 

 

— ¿Me contarás alguna vez dónde te hiciste esto?

Tiffany estaba cómodamente acoplada entre las piernas de Taeyeon, trazando distraídamente una línea sobre los poderosos músculos que la mantenían sujeta. Tenía una pierna colocada sobre los muslos de Tiffany, mientras que la otra rodeaba suavemente la cintura de la mujer más pequeña. La posición dejaba el o de Taeyeon completamente expuesto a las manos y los ojos de su amante, y ésta se sentía totalmente abrumada por la aparente facilidad con la que Taeyen se abría a su tacto. Los amores pasados de Tiffany habían estado siempre llenos de miedo y dudas, y una falta de fluidez táctil que habían dejado a la reportera tratando de buscar caricias apropiadas. En marcado contraste, su respuesta a Taeyen había sido completa e inconfundible... tenía que conocer el cuerpo de esta mujer para poder conocer su alma. Tantas cosas de Taeyeon se escondían en pequeños gestos: una ceja arqueada discretamente, como apretaba las mandíbulas rítmicamente; a veces Tiffany se sentía como si estuviera aprendiendo a comunicarse solo a través del gusto, del tacto, y del olor. El lenguaje de Taeyeon era pura explosión sensorial que Tiffany pasaría gustosa explorando y descifrando los próximos cien años.

Los dedos de Tiffany danzaron sobre el pequeño tatuaje en la cadera de Taeyeon, extendiendo la mano para rozar los rizos todavía húmedos que protegían el centro de la mujer rubia. Sonriendo cuando las caderas de Taeyeon se movieron suavemente por sí mismas ante la delicada caricia, Tiffany lanzó una mirada expectante hacia su amante—: ¿Y bien?

La marca era pequeña, pero distintiva. Una línea oscura que serpenteaba desde el centro a través de un círculo diminuto rodeado por formas que parecían a veces como llamas o las curvas sensuales del cuerpo de una mujer. Era claramente un diseño único, algo que Tiffany nunca había visto antes. Significaba algo para la mujer rubia, y la reportera quería saber qué era ese algo.

Estirando los brazos perezosamente sobre la cabeza y arqueándose sutilmente contra los dedos de Tiffany, Taeyeon asintió—: Supongo que tenemos que hablar.

Tiffany frunció las cejas—: ¿Por qué creo que esto no es solo sobre del tatuaje?

—Lo es —. Viendo la expresión dudosa de Tiffany, añadió—: Más o menos.

—Deja que me ponga cómoda —dijo Tiffany, sospechando que iba a ser una historia larga. Taeyeon apiló dos almohadas detrás de su cabeza y se acomodó, mientras Tiffany se colocaba sobre el estómago de su amante, con la barbilla apoyada en las manos. Cada par de piernas se enroscaba con naturalidad alrededor del otro par, manteniendo un muy necesitado contacto a lo largo de sus cuerpos. Taeyeon dejó escapar un suspiro entrecortado cuando uno de los pechos de Tiffany presionó contra su centro, enviando una deliciosa oleada a través de su cuerpo.

—Muévete un poquito hacia arriba —gruñó, empujando a Tiffany hacia arriba—. Eso es, así está mejor —lanzó una sonrisa voraz a la pelirroja—. No querrás que me distraiga ¿verdad?

—Desde luego que no.

—Muy bien... — Taeyeon pasó una mano por su pelo desordenado—. Después de la... —vaciló brevemente—. Después de la muerte de Heechul... fue como si el mundo se hubiera vuelto del revés. Mary estaba destrozada... Jessie, su hija, era una niña para entender...

— ¿Y tú?

— ¿Qué pasa conmigo? —preguntó Taeyeon sombríamente.

—Bueno, supongo que tú no estarías mucho mejor de lo que estaba María.

—Yo le había matado... —replicó Taeyeon incrédula—. Yo no tenía derecho a sentir absolutamente nada —añadió más suavemente.

—Podríamos discutir sobre eso, pero no creo que hiciera ningún bien — Tiffany lanzó una mirada airada a su novia.

— ¿Quieres oír esto o no?

—Lo siento... continúa.

—Tuve un montón de tiempo para pensar después del tiroteo, a causa del modo en que le cerraron la boca a todo el mundo y me mantuvieron alejada de cualquiera que pudiera tener algunas respuestas. Y cuanto más tiempo pasaba sola, más me daba cuenta de que alguien había vendido a Heechul. Quiero decir, los servicios de inteligencia de Rico no eran tan buenos. E incluso si lo hubieran sido, me habrían encontrado a mí muchísimo antes que a Heechul. Estaba allí sola precisamente para evitar que algo como eso sucediera — Taeyeon suspiró pesadamente—. Pero ocurrió de todas maneras.

— ¿Podría alguien haber estado utilizando a Heechul para intentar forzarte a estropear tu propia cobertura? ¿Para hacerte sacrificar la operación? —preguntó Tiffany, su mente zumbaba con todos esos detalles.

Taeyeon miró a su novia, claramente sorprendida por el incisivo pensamiento de Tiffany. —Lo pensé —dijo despacio—. Es posible que Rico tuviera a alguien dentro... pero no habría tenido ningún sentido que esperaran un año y medio antes de actuar —se encogió de hombros—. Pero tampoco esto tenía ni pies ni cabeza.

— ¿Y si simplemente alguien quería librarse de Heechul? Puede que hubiera descubierto algo —los pensamientos de Tiffany iban a toda velocidad. Ahora estaba pensando en voz alta, reflexionando sobre las distintas posibilidades de la misma forma que lo hacía cuando consideraba todos los ángulos de una historia. Había varias cuestiones obvias que le venían a la mente, la primera de las cuales era qué ganaría alguien si Heechul moría. Quizá quien estaba detrás de todo esto estaba intentando librarse de ambos agentes. Ciertamente tenía sentido si estuvieran trabajando para Rico.

—Para ser una novelista romántica, desde luego que sabes qué preguntas hacer —comentó Taeyeon, estudiando intensamente el rostro de su amante como si estuviera leyendo los pensamientos tumultuosos de la reportera.

Tiffany cambió de postura, incómoda, consciente de que el terreno que pisaba se estaba deshaciendo rápidamente bajo sus pies. —Demasiados episodios de “Corrupción en Miami”, supongo.

—Ya... — Taeyeon frunció los labios, entrecerrando los ojos suspicaz —. Da igual... Yo me hice las mismas preguntas. El problema fue que nunca pude encontrar ninguna respuesta. La Agencia me sacó de allí y me colocó en una especie de ‘baja psicológica de duración indeterminada’. Ni siquiera se investigó el tiroteo. Fue como si quisieran empaquetarlo todo y sacárselo de encima cuanto antes. Estábamos a esto de pillar a Rico —mantuvo el índice y el pulgar firmemente juntos para mostrárselo—. Y le dejaron escapar.

— ¿Fue entonces cuando empezaste a sospechar seriamente que había alguien dentro?

—Más o menos.

— ¿Y qué paso?

—No regresé de esa baja —contestó Taeyeon con gravedad.

Pasó las horas siguientes con la crónica de su inmersión final en la oscuridad, hablando de sus concienzudos esfuerzos para levantar un imperio ilícito que rivalizara con el de Massala y burlar a cada momento a la Agencia que la había traicionado.

La reportera escuchaba apabullada, todos los fragmentos rotos de la mujer que empezaba a amar se le mostraban con firmeza para que los examinara. Aunque el tono de Taeyeon era monótono y uniforme, Tiffany podía ver claramente la angustia que anidaba tras la mirada negra. Se moría por arrastrase dentro de ella e intentar curar desde dentro las heridas y cicatrices del alma temblorosa de Taeyeon. Se deslizó un poco más hacia arriba por el cuerpo de Taeyeon, apoyando los brazos en el firme colchón y acunó la cabeza rubia entre sus manos. —Lo siento tanto —murmuró, presionando los labios contra la frente de Taeyeon.

Un llanto estrangulado quedó atrapado en la garganta de Taeyeon. Tanta ternura era algo casi insoportable, y el animal que todavía permanecía en lo profundo de su ser, luchaba por liberarse. Empujó ciegamente la forma rojiza que se descansaba sobre ella—: ¿Qué es lo que sientes? —preguntó con dureza— ¿El haberte metido en la cama con un monstruo?

—Ya vale — Tiffany agarró la cabeza de Taeyeon con fuerza—. Tú no eres ningún monstruo.

—He actuado tantas veces y durante tantos años como uno como para pensar que no.

— ¿Es por eso por lo que hiciste todo esto? —exigió saber Tiffany — ¿Por que es más fácil creer lo que todo el mundo te ha dicho, desde tu madre y los imbéciles de los curas, hasta la gente como Baekhyun que se supone que son tus amigos? —hizo una pausa e inspiró profundamente mientras Taeyeon la observaba en silencio con una expresión de sorpresa. La peliroja golpeó con los dedos un lado de la cabeza de su novia. —Ojalá pudiera llegar tras esos ojitos negros y ver qué es lo que te ha jodido tanto. Porqué es más fácil para ti matar que amar —se encogió de hombros, dejando caer la mirada en el vibrante blanco de la sábana arrugada a su lado—. Pero no puedo. Heechul no pudo. Nadie puede hacer que creas que tu vida merece la pena vivirse bien excepto tú.

Las palabras fueron dichas suavemente, casi inaudiblemente cuando Taeyeon contestó—: Lo estoy intentando. Pero, Fany, es tan duro. Es como si todo dentro de mí luchara contra ello —se tropezó con sus propias palabras, sus ojos se negaban a encontrarse con los de la reportera—. He intentado cambiar...

— ¿Por qué? —preguntó Tiffany dulcemente. Taeyeon la miró sorprendida, casi como si hubiera olvidado que la otra mujer se encontraba allí—: ¿Por qué decidiste que tenías que cambiar?

Taeyeon hizo una pausa e inspiró profundamente, intentando concentrarse en lo que Tiffany quería saber. Finalmente, comenzó vacilante—: Se suponía que matar a Rico Massala acabaría con toda la historia. Me había apoderado de la mayoría de sus negocios... golpeando duro a la Agencia mientras tanto... y Rico no estaba en posición de regatear. Cuando me pidió una entrevista, accedí. Por supuesto que esperaba que intentase una emboscada, así que yo preparé otra —cerró los ojos recordando—. En cuanto le metí una bala en la cabeza, supuse que sus hombres saldrían de donde quiera que estuviesen metidos. Y lo hicieron... pero fue con las manos en alto rindiéndose. Mis muchachos se los cargaron a todos antes de que nadie pudiera saber con certeza qué estaba pasando.

—Tú esperabas que te mataran —expuso rotundamente Tiffany.

—Básicamente sí... y cuando eso no ocurrió... me sentí perdida — Taeyeon miró impotente a la pelirroja—. Se suponía que matarle iba a hacer que me sintiera mejor, ¡hostias! —gruño en voz baja, casi para sí misma.

— ¿Hizo que te sintieras mejor el joder a la Agencia? —preguntó Tiffany.

Taeyeon se encogió de hombros —: No, la verdad.

—Entonces ¿por qué creíste que matar a Massala sí?

Taeyeon rió sin ganas—: Algo tenía que hacerme sentir mejor.

—Pero matar a Massala no lo fue.

—Tal y como descubrí. Y por una vez en mi vida no tenía un plan de apoyo.

—Y ¿qué hiciste?

—Bueno... las cosas estaban algo... revueltas en Miami. Con el Cártel enviando tras de mí a asesinos profesionales cada siete minutos y toda la policía del condado arrastrándose por la escena criminal... La Agencia no es estúpida, sabían que yo era responsable, pero no iban a mandar a nadie por mí hasta que estuvieran seguros de tener aunque fuera una sola oportunidad de atraparme. Sunny y yo pensamos que lo mejor sería que me tomara unas pequeñas... vacaciones... hasta que todo se enfriara un poco.

— ¿Sunny estaba contigo por aquel entonces?

Taeyeon puso una sonrisa felina—: Ella fue una de las primeras cosas que le robé a Rico—.

Tiffany solo asintió, no estando segura de qué le inquietaba más: la continua presencia de la enigmática asistente con sus poco claras atribuciones, o la referencia despreocupada de Taeyeon a su ex–amante como una ‘cosa’ que uno se puede llevar como botín de guerra. Tiffany se guardó esos incómodos pensamientos para hacer su siguiente pregunta—: ¿Dónde fuiste?

—La mayoría de los cárteles operaban desde Colombia porque el gobierno allí se mostraba más... en buena disposición... hacia actividades como las de Rico. Como las mías.

Tiffany asintió—: Allí era donde actuaba el Cártel de Medellín hasta que el gobierno colombiano lo eliminó.

—Exacto... con algo más que un poco de presión de la Agencia. Por supuesto, el de Cali ocupó inmediatamente su lugar.

— ¿Tengo que preguntar dónde encajas tú en todo esto?

—Yo era la nueva —se encogió de hombros—. Así que fui a presentarme... y a presentar mis respetos—. Sus ojos negros se volvieron distantes cuando sus pensamientos retrocedieron sobre los años pasados—. Y así es como acabé en Cartagena de Indias.

Taeyeon le conto lo que sucedio durante su estadia en Colombia, donde conocio a una turista, y tuvieron una aventura juntas, esta mujer la invito a pasar unos dias en una isla privada, pero lo que Taeyeon no esperaba era que aun la seguian para terminar con su vida. Un dia estando junto con esta mujer, unos hombres le dispararon matando en el acto a la mujer, pero Taeyeon logro escapar...                                                

— ¿La amabas?

Taeyeon miró fijamente a los ojos cafes de la mujer que ahora sostenía su alma y sonrió con dulzura—: No —replicó—, sólo era alguien... con quien pasar el rato. Alguien que buscaba riesgo y pensó que conmigo lo encontraría. Tenía razón — Taeyeon agitó la cabeza—. Pero tampoco se merecía lo que le ocurrió.

—Y eso es lo que significa esto ¿no? — Tiffany frotó suavemente el pequeño tatuaje en la cadera de su amante. La marca parecía despedir calor a su tacto, como si guardara vida propia. —La visión que tuviste cuando estabas... haciéndole el amor. Querías que te recordara... a ella.

A Taeyeon no le pasó desapercibida el titubeo en la voz de Tiffany. O la mirada ligeramente turbada en su expresión. Envolviéndola en sus brazos con fuerza, la colocó sobre sí misma hasta que estuvieron cara a cara. —Quería un recordatorio... sí... del último inocente muerto por mis manos. Tuve que dejarla allí, ya sabes. Ni siquiera pude regresar a mi hotel. Me puse en contacto con una gente que conocía Sunny y me proporcionaron papeles para salir del país —sus ojos se nublaron con los recuerdos—. Y no dejaba de pensar en toda la gente que había muerto por mi causa: a mis manos, por las armas y las drogas. Estaba tan jodidamente cansada de todo ello —suspiró y se pasó una mano temblorosa por el pelo—. Quería que todo... terminara de una vez. Se suponía que matar a Massala iba a conseguirlo. Tuve mi venganza... Y me ahogué en ella.

—Entonces es cuando regresaste a los Estados Unidos.

—Sí... y me enteré de que Brugetti había encontrado a su testigo, si es que se le podía llamar así. El motivo por el que Sunny me quería fuera del país un poco más de tiempo era porque estaba preparándole una sorpresa. La DEA se había aliado con el fiscal del Estado de Florida. Así que con su ayuda Brugetti tenía más que suficiente para acusarme.

— ¿Así que hiciste un trato con ellos? —preguntó Tiffany, sorpresa en su voz—. ¿El juicio fue una farsa?

—No, para nada —contestó Taeyeon —. De algún modo, simplemente entregarme no me parecía que fuera... suficiente. Sabía que nunca podría rectificar todo lo que había hecho, pero podía intentarlo. Así que fui a Baekhyun y a él se le ocurrió este trato: yo entregaba al resto del Cártel Massala, pasaba todas mis operaciones a la Agencia, y entonces podría irme tranquilamente. Brugetti lo tuvo jodido cuando la Agencia dejó de ayudarle. Perdió tres cuartas partes del caso. Además de crear una cobertura perfecta. ¿Quién se va a creer que trabajo con la Agencia después de eso? —. Notando el silencio pensativo de su amante, Taeyeon le tocó en el hombro—: No pareces demasiado sorprendida por nada de esto.

— ¿Sinceramente? No lo estoy —Tiffany se encogió de hombros y se sentó, deslizándose de los brazos de Taeyeon —. ¿Esperas que me sorprenda de que cambies una y otra vez de chaqueta en este juego interminable de indios y vaqueros? —un áspero tono coloreaba sus palabras, y Taeyeon arqueó una ceja extrañada—. Diferente disfraz, Taeyeon... pero el mismo personaje. Todavía matas, y todavía disfrutas haciéndolo. ¿No es cierto?

Se miraron fijamente durante un momento interminable hasta que Taeyeon se rindió, bajando la mirada hacia sus manos.

 —Lo hacía —susurró. Reuniendo los restos de coraje que le quedaban, volvió a los ojos de Tiffany otra vez—: Hasta esta noche... cuando me demostraste que podía ser alguien diferente. Que no tenía que apretar el gatillo —levantó una mano dubitativa para acariciar la mejilla de su amante —. Nunca antes había creído...

Tiffany se rindió a la caricia, su cuerpo respondiendo de forma natural al tacto de Taeyeon:

— ¿Lo crees ahora?

—Lo estoy intentando —contestó Taeyeon con sinceridad —. No... —las palabras se alojaban en el pecho de la mujer, incapaces de liberarse del agarre aterrorizado de su alma—; quiero decir... Entenderé si quieres marcharte... No podría culparte... si...

Comprendiendo lo que su amante era incapaz de decir, Tiffany envolvió sus brazos con fuerza alrededor de la mujer rubia, acercándola—: No voy a ir a ninguna parte, Tae. Te lo prometo —sus dedos se curvaron en el pelo rubio, y sus ojos se encontraron con los de Taeyeon —; pero necesito que tú también me prometas algo.

—Lo que sea... —susurró Taeyeon con voz ronca, poco consciente de lo que estaba diciendo pero incapaz de negarle nada a esa mirada café tan hipnótica.

—Esto termina aquí. No más muertes. Buscaremos una manera de detener a Massala que no implique a tú y un arma. ¿Lo harás?

Lo harás, no podrás hacerlo... no había vacilación en la voz de Tiffany. Creía en la capacidad de su amante de caminar a la luz del sol.

Los ojos de Tiffany no admitían un arreglo, un regateo. Si Taeyeon quería el amor de la mujer del pelo rojo, tendría que ser aquí, bajo una luz que amenazaba con entregar su alma a las llamas una vez más. Una sonrisa tranquila iluminó sus rasgos y no hubo vacilación en su respuesta—: Sí —contestó simplemente—, lo haré.

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Comments

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pilargutierrez #1
Actualiza pronto no nos dejes asi en suspenso actualiza por fabor
abi-21 #2
Chapter 20: Es una grandiosa historia!! Espero q actualices pronto :D
Lari_sone #3
Esperando actualizacion :(
taeny179 #4
Chapter 20: Me flipa la historia, de verdad, es genial como solo Tiff consigue abrirse camino hasta llegar a la real Taeyeon, incluso después de encontrarla cotilleando y haberse pegado mutuamente, aún así ambas vuelven a ser perfectas juntas. Gracias por esta última actualización porque no podía soportar estar mucho más tiempo con el anterior capítulo jajaja Espero que vuelvas pronto :3
BlackLotus77 #5
Chapter 19: ¡¡Vientos!!
Regresaste con todo. Así ni me acuerdo de que no actualizaras hace un shingo y dos montones. ;D
Jajajaja me sigue dando risa tu expresión "Por todos los coños del mundo". Jajajaja xD

¡Qué genial que Fany le haga frente con toda la actitud! lml
PD: Se me cayeron los chones, por el susto, cuando Tae encañona a Tiff.
pinkobssesion #6
La actualizacion para cuando??
Lari_sone #7
Chapter 15: Esperando actualizacion :'(
maria_baby09 #8
Chapter 15: Demasiado hermosa el capitulo ,espero y tae no le pasa nada cuando intente salir del bajo mundo
Skyth06
#9
Chapter 15: Muy bello el cap
gasori #10
Chapter 14: actualización estupenda *-*... te espero pronto :*