Tres.

L U C I F E R R I S I N G

TRES

 

"No puedo creer que haya dicho eso". Tiffany se recriminó dándose mentalmente una palmada en la frente, pero Taeyeon simplemente respondió con una sonrisa, los oscuros reflejos de sus ojos danzaban, y la guió hacia la escalera de caracol, haciéndola subir a la sala VIP.

Inmediatamente Tiffany se sintió impresionada por la diferencia entre esta sala y la principal en el piso de abajo. Era como estar en dos mundos completamente diferentes. En lugar de taladrar un agujero en la consciencia con su incesante martilleo, la música aquí arriba era un ronroneo lastimero y seductor que se filtraba suavemente en tu torrente sanguíneo. Los focos vertiginosos que iluminaban las mejores poses de los espásticos bailarines del piso de abajo habían desaparecido, sustituidos por un cálido y agradable resplandor de tono bronce que proyectaba un enorme glamour sobre todo el mundo en la sala, especialmente sobre la mujer sentada frente a ella. Tiffany lanzó una rápida mirada a su alrededor, aunque lo que de verdad deseaba era sumergirse en la decadente visión que era la propia Kim Taeyeon.

—Así que es aquí donde vienen las niñas mayores —murmuró para sí misma.

La risita de respuesta de Taeyeon cosquilleó de lejos en sus oídos y la hizo volverse hacia su anfitriona.

—Aún no te has presentado —sonrió —O ¿es que prefieres que continúe pensando en ti como en una desconocida, deslumbrante y misteriosa?

Una parte de Tiffany era una eterna voyeur: observar a todo el mundo, incluso a sí misma, mientras pasaban por la vida. Esa parte era la razón por la que era tan buena reportera. Y ahora esa misma parte observaba con asombrada incredulidad esas palabras que salían sin esfuerzo de sus labios. "Tiene que ser este vestido el que habla", consideró Tiffany silenciosamente, preguntándose de dónde venían todas esas frases ocurrentes.

Fuera lo que fuera... parecía estar funcionando porque la atención de Taeyeon estaba firmemente centrada en su juego y parecía ajena a las miradas inquisitivas que se lanzaban en su dirección. Las dos mujeres formaban un par que llamaba la atención, luz y oscuridad unidas en tranquila conversación, ignorantes de la forma en que sus cuerpos se complementaban visualmente el uno al otro.

—No lo sé  —bromeó Taeyeon —. Cuando una mujer guapa se acerca a mí y me dice que va a cambiar mi vida... es una decisión importante. ¿Qué crees que debería hacer?

Tiffany fingió considerar la pregunta durante un momento y después sonrió con complicidad a su nueva compañera.

—Creo que deberías lanzarte a por ello.

—El riesgo merece la pena ¿eh? —Una de sus elegantes cejas se arqueó como evaluando lo que Tiffany tuviera que ofrecer.

—Creo que sí —bromeó fácilmente. "Sí, seguro... tiene que ser el vestido". De pronto,  Tiffany fue consciente de cuanta piel se ofrecía a la mirada errabunda de Taeyeon. Notando el reflejo aprobador en el parpadeo sombrío, esperó con todas sus fuerzas que la tenue iluminación camuflara el rubor que empezaba a subir a sus mejillas. —Pero supongo que todo depende de la cantidad de riesgo que quieras correr.

Una enigmática llamarada ardió en los ojos de Kim al tiempo que sonreía vorazmente a la otra mujer, y Tiffany sintió un pequeño estremecimiento ante lo que estaba sucediendo entre ellas.

—Que no se diga que soy una mujer que no arriesga. Permíteme que me presente correctamente: mi nombre es Kim Taeyeon —. Ofreció su mano a Tiffany con elegancia.

"Un punto para el equipo de casa", pensó Tiffany exhultante mientras estrechaba la mano de Taeyeon sorprendida ante su inesperada calidez. Aunque, Tiffany consideró una vez más, todo lo que sabía de esta mujer implicaba pasión, desde la violencia que envolvía a la rubia y sus inconfundibles colores, hasta el ardiente brillo que iluminaba sus ojos inquietos. "Es asombroso que su tacto no queme," musitó y se sorprendió al notar que sus pensamientos se escapaban de modo temerario y por su cuenta, hacia otras circunstancias que podrían implicar el tacto de esta mujer. Sabía que el juego estaba en marcha, pero voluntariamente ignoró sus sospechas de que las reglas, de algún modo, habían cambiado dramáticamente.

La voz irritada de Taeyeon la devolvió bruscamente a la realidad.

—Esta noche no trabajo, Sunny —le decía a una mujer esbelta, vestida completamente de blanco. El austero corte del traje marcaba un acusado relieve en las facciones del rostro de la mujer, el color enfatizando el cálido tono caramelo de su piel.

La desconocida continuó como si Taeyeon no hubiera hablado.

—Hay un problema...

—Para eso es para lo que te pago tanto, Sunny —replicó Taeyeon con una sonrisa burlona, apartando ausente un bucle del oscuro pelo de la mujer tras sus finos hombros, —para que puedas ocuparte de los problemas. Ahora ve a ganarte el sueldo.

—Vaaale —. Sunny emitió la palabra en un susurro. —Ya veo que estás ocupada —lanzó una mirada maliciosa hacia Tiffany que se sintió ligeramente molesta ante la implicación. — ¿Ni siquiera vas a preguntar por Massala? —la mujer sugirió suavemente.

Los oídos de Tiffany se agudizaron ante la mención del nombre del Cártel y mantuvo una expresión ligeramente atenta aunque de profundo aburrimiento. Años de ser la hija de un diplomático le habían enseñado en qué situaciones era mejor parecer un objeto de decoración. Sin embargo, debajo del tranquilo exterior, su mente iba a toda velocidad. "Massala... tiene que tratarse de la importante operación de la que he estado oyendo hablar".

Taeyeon lanzó una mirada perezosa al reservado del rincón, donde los tres hombres se sentaban dejando una nueva ronda de vasos vacíos sobre una mesa ya llena de ellos.

—Parece que los tienes cómodamente situados. Asegúrate de que lo pasan bien...

—Y de que te dejan en paz —terminó Sunny. —Ya sé lo que tengo que hacer.

Había un aire de familiaridad entre las dos, pero Tiffany detectó un ligero indicio de resentimiento en la voz de la esbelta mujer. "Casi como si estuviera celosa". Para Tiffany no había duda de que la historia romántica de Taeyeon era tan turbulenta como parecía ser el resto de su vida. A juzgar por su comportamiento, esta mujer probablemente había sido parte de ella. Sunny indicó con la cabeza hacia otro reservado, discretamente apartado en una esquina menos iluminada.

—Tu mesa está lista.

—Gracias, querida —. Taeyeon despidió a la mujer con un suave golpecito en el hombro y volvió su atención hacia Tiffany. —Siento la interrupción. ¿Decías...? —Su voz fue bajando de tono, dando sutilmente a la mujer pelirroja la oportunidad de continuar su juego o de retirarse a un terreno más seguro.

— Decía que estoy encantada de conocerte, Taeyeon. Mi nombre es Stephanie Mi Young Fitz —. Había decidido usar su nombre completo y el apellido de su madre. Si a Kim le daba la vena y decidía investigarla, lo último que Tiffany quería era que la traficante descubriera que era periodista. Como el nombre también era el seudónimo que había usado durante sus días de novelista romántica, soportaría razonablemente bien un escrutinio.

—Bueno Stephanie... si puedo llamarte así... —arqueó una ceja pidiendo permiso mientras señalaba hacia su mesa — ¿Por qué no te sientas mientras yo pido algo para beber?

—Por supuesto —. Tiffany dejó que la sentaran en el reservado y se entretuvo en la contemplación de las largas piernas de su acompañante mientras ésta se alejaba. La oscura viveza de la falda de piel se abrazaba deliciosamente a las caderas de Taeyeon, y Tiffany se sorprendió a sí misma mirando a Taeyeon de una forma en absoluto profesional. Algo en el fondo de su mente la advirtió de los peligros de meterse en líos con ella, pero el aviso se perdió en el sonoro eco de la vibrante risa de la sombría mujer que se repetía en sus oídos.

 

"Stephanie Mi Young Fitz ¿eh?", Taeyeon rió para sí misma mientras se acercaba al bar. "Debe ser la única mujer que he conocido en todo un año que de verdad tiene apellido". Agitó la cabeza divertida.

—Eh, Parker —llamó al camarero —alcánzame el teléfono de abajo —. Dos segundos después había averiguado qué bebía Tiffany a través de una Barnes bastante pasmada.

—Gintonic y un bourbon con hielo —dijo a Parker que se apresuró a servir las bebidas.

No era frecuente que Taeyeon apareciera en el Club, y sus empleados se sentían algo sobrecogidos ante la mujer sombría a la que llamaban "El Diablo" a sus espaldas. Taeyeon pasaba bastantes menos noches aquí de lo que solía. En sus peores días se había abierto camino entre la población del Club como una auténtica sensación erótica. Había tenido lo que parecía una interminable provisión de cuerpos bellos que se le iban ofreciendo, y ella se había alimentado vorazmente en su pasión; desechando cada uno de ellos cuando, equivocadamente, creían que la presencia en su cama les daba derechos sobre su vida.

Todavía se le ofrecían estos días, pero, indefectiblemente, Taeyeon declinaba cortésmente con una encantadora sonrisa o con un comentario burlón. De hecho, se dio cuenta con un sobresalto, había pasado más de un año desde que alguien la había impresionado lo suficiente como para continuar el flirteo. "Puede que por eso me sienta tan atraída por esta mujer... Hormonas", consideró, pero se descubrió a sí misma deseando encontrar alguna otra razón. Stephanie Mi Young Fitz era innegablemente bella, ese cuerpo ágil perfilado por ese maldito vestido no dejaba ninguna duda; pero había una chispa en sus ojos caramelo que llamaba a Taeyeon. "Ya veremos", se prometió, volviendo hacia la mujer de pelo rojo sentada en su mesa.

—Aquí tienes —. Taeyeon se deslizó fácilmente al lado de Tiffany en el íntimo reservado —Gintonic.

Su acompañante pareció confusa.

— ¿Cómo...? Yo no te dije...

—Tengo mis fuentes —rió Taeyeon mientras unos ojos café se fijaban en ella. —He llamado abajo y he preguntado. Parece que has causado una gran impresión en Barnes —bromeó.

— ¿Quién? —. Tiffany inclinó la cabeza. —Oh, la camarera. Ha sido encantadora.

La rubia levantó una ceja contemplativa hacia la mujer a su lado.

— ¿Sabes? Por aquí tiene toda una reputación de ser muy atractiva. Te rompería el corazón si le das la oportunidad.

—Oh, ¿estás diciendo que tú no? —Tiffany le contestó con un destello en sus ojos —Pareces del tipo que también tendría su propia reputación.

"Oooh... quiere jugar".

—He aprendido que es mejor no creer todo lo que ves. A veces, las circunstancias encuentran alguna forma de... modificar la verdad — replicó. —Además, has sido tú quien ha dicho que ibas a cambiar mi vida. Así que creo que debería ser yo quien pregunte cuáles son tus intenciones.

—Lo sé, lo sé... ¿Qué hace una buena chica como yo en un sitio como éste? —Tiffany sacudió la cabeza. —Barnes me preguntó lo mismo. ¿Por qué todo el mundo me pregunta eso?.

—Quizá porque pareces una buena chica —ofreció Taeyeon.

—Pensaba que no creías todo lo que veías —reprochó la pelirroja.

—Nunca he dicho que creyera que fueras una buena chica. Simplemente que lo parecías.

—Oh —. Un bonito rubor avivó los rasgos de Tiffany mientras jugaba con la espiral de corteza de lima  que colgaba del borde de su vaso.

Taeyeon sonrió con placer ante su reacción. La joven era absolutamente encantadora.

—Además, no te había visto aquí antes y soy la dueña. Así que conozco a la mayoría de los habituales. ¿Qué te trae por aquí esta noche?

La pelirroja encogió los hombros suavemente, atrayendo la atención de Taeyeon hacia una suave onda de músculos en sus brazos y cuello.

—No estoy segura. Me sentía bastante inquieta. Como que si me hubiera quedado donde estaba un segundo más, me habría vuelto loca.

—Sé a lo que te refieres —dijo Taeyeon terminando su bebida y disfrutando la punzada del alcohol quemando garganta abajo. Una camarera que pasaba recogió su vaso y regresó silenciosamente con otro. Taeyeon inclinó brevemente la cabeza hacia la chica antes de comenzar su historia.

—Había una vieja loca que vivía un poco más abajo de donde yo vivía cuando era pequeña. Todo el mundo la llamaba tía Betty, no sé por qué. Siempre estaba gritándole a los críos, vociferando que podía decirnos la buena fortuna y leernos el futuro. La mayoría de los adultos nos mantenía apartados de ella. Pero... lo más gracioso era... que cuanto mayor me hacía, la tía Betty cobraba más sentido. Los mayores no querían que oyéramos las cosas que decía. Una de las cosas que más recuerdo era algo que llamaba El Desasosiego Nocturno.

— ¿El Desasosiego Nocturno? —repitió Tiffany y bebió de su gintonic ya más tranquila.

Taeyeon asintió.

—Betty siempre decía que eso es lo que te hace sudar cuando no hace calor. Pone a los perros nerviosos, vuelve mezquinas a las novias y hace que salgas a la noche buscando algo que no tienes. Ella diría que eso es lo que empuja a chicas como tú a sitios como este.

—Entonces... —preguntó Tiffany con una pequeña sonrisa —¿Crees que estoy sufriendo El Desasosiego Nocturno?

Dos brillantes ojos negros recorrieron arrogantemente la esbelta figura de Tiffany una vez más.

—Oh, sí —Taeyeon dijo despacio.

En el silencio que siguió a estas palabras ambas mujeres fueron plenamente conscientes de la seducción mutua que estaba teniendo lugar. Una irresistible atracción estalló entre sus cuerpos y sus mentes, y una chispa de excitación encendió una lenta llama en el vientre de Taeyeon.

— ¿Qué sugieres que haga? —murmuró Tiffany bajando ligeramente el tono de su voz.

"Se me ocurren una o dos cosas para empezar", ofrecieron los revoltosos pensamientos de Taeyeon. Pero no dijo nada en voz alta y pegó un largo trago de su copa. El tono íntimo de las palabras de la joven pelirroja hizo subir como un cohete el fuego entre sus piernas. La mujer sombría no estaba en absoluto preparada para la reacción instantánea de su cuerpo hacia esta desconocida y necesitó un segundo para reponerse. Su impulso fue continuar con el juego sensual y dejarse llevar por el placer implícito de su conversación. Pero dentro de ella, algo que quería saber más sobre esa inteligente mujer sentada al otro lado de la mesa, la contuvo.

Tiffany debió darse cuenta del conflicto que vibraba tras los ojos de Taeyeon porque su expresión se suavizó inmediatamente y puso una mano dulce sobre el brazo de la otra mujer.

—Lo siento... solo bromeaba... No sé qué es lo que me ha dado...

Taeyeon cubrió los finos dedos con los suyos.

—No lo sientas —interrumpió. —Es que... hace tanto tiempo —dijo sorprendiéndose a sí misma con su franqueza. — No quiero que todo vaya demasiado deprisa —terminó con una brillante sonrisa.

Otra amplia sonrisa iluminó la cara de Tiffany.

—Yo tampoco. Me parece que nos hemos saltado alguno de los preliminares.

—Decir eso es quedarse corto —comentó irónicamente la rubia. La risa compartida que siguió disipó la densa tensión ual que se había creado entre las dos. Ahora que habían admitido su atracción, un aire de comodidad se asentó sobre la mesa permitiendo a Taeyeon relajarse y seguir a un paso más lento.

—Ya sabes que el Club es mío pero ¿qué hay de ti? ¿En qué ocupas tus días?

—Soy escritora.

No era en absoluto una revelación sorprendente para Taeyeon. En el corto espacio de tiempo desde que se conocían, Tiffany se había mostrado mucho más que hábil verbalmente.

— ¿Qué tipo de escritora?

—Una novelista romántica en realidad —replicó con una sonrisa tímida.

La ceja de Taeyeon se disparó hacia arriba. "Eso sí que es una sorpresa". Sus cejas se arrugaron. No sabía por qué pero estaba... ‘decepcionada’... en cierto modo.

— ¿De verdad?

Tiffany se encogió de hombros.

—Ha ido pagando las facturas bastante bien, pero ahora estoy terminando con ello. Por fin tengo la oportunidad de escribir sobre algo que me interesa de verdad. Algo importante —. La emoción brillaba en sus claros ojos cafés y Taeyeon no pudo evitar sonreír.

— ¿Puedo preguntar de qué trata el nuevo libro? —. Viendo a su acompañante fruncir el ceño ante la pregunta, Taeyeon echó marcha atrás rápidamente —No pasa nada. No tienes que contármelo si no quieres.

—No... Está bien —. Tiffany apretó la mano de Taeyeon suavemente, haciendo que ambas se dieran cuenta de que sus dedos estaban aún entrelazados. Ninguna de las dos hizo el menor movimiento para separarlos. —Es que soy supersticiosa. Eso es todo.

— ¿Temes ahuyentar a la musa? —bromeó. Taeyeon había conocido a un montón de agentes durante sus días en la DEA que tenían rituales que seguían antes de una operación importante; talismanes que llevaban cuando estaban infiltrados, cosas diferentes para protegerles de los peligros desconocidos que se agazapaban en las sombras. Suponía que los escritores debían tener hábitos similares. Por su parte, Taeyeon no tenía tales supersticiones, creía firmemente que ella creaba su propia suerte y que ningún conjuro podría protegerla tan bien como sus instintos y la Sig Sauer P220 que la acompañaba casi siempre a todos los sitios a los que iba.

—Supongo —. Tiffany se encogió de hombros claramente azorada.

Taeyeon se inclinó hacia el oído de la otra mujer y susurró:

—Estás preciosa cuando te ruborizas ¿sabes? —. Sonriendo al ver como el rubor se hacía más profundo y cubría los pálidos rasgos de su acompañante, continuó diciendo —Creo que podría estar mirándote toda la noche.

La mujer del pelo color rojo ladeó la cabeza interrogativamente.

—Pensaba que íbamos a ir más despacio.

—Sin prisa pero sin pausa —Taeyeon sonrió con desenfado. — Es diferente.

—Ya veo —asintió, una luz juguetona comenzaba a arder en su mirada. —En ese caso...

 

Sus palabras fueron interrumpidas bruscamente por una sombra que apareció sobre su mesa. Taeyeon frunció el ceño antes de mirar y encontrarse con el atractivo rostro de Romair Massala inclinándose hacia ella. Disimulando rápidamente su irritación, le sonrió y se excusó elegantemente ante Tiffany con una muda disculpa.

—Odio interrumpir tu conversación Taeyeon —susurró —, pero me temo que tengo que marcharme.

—Pero si aún es temprano —objetó Taeyeon, aunque no le podría haber importado menos. Lo único que deseaba era regresar con la atractiva mujer sentada en su mesa. Después de un breve conflicto interior, su instinto para los negocios resultó vencedor. —Y tus hombres parecían estar pasando un buen rato.

Romair rió suavemente.

—De hecho, todos lo estábamos pasando bien. Sin embargo, tengo una esposa esperándome ansiosamente en casa.

— ¿Ansiosamente? —Taeyeon arqueó la ceja. Recordó que el dossier de Massala mencionaba algo de una esposa en Buenos Aires, pero le sorprendió que la hubiera traído a los Estados Unidos.

—Ah, aunque llevamos diez años juntos, mi dulce Paola aún se preocupa. Soy un hombre afortunado.

—Enhorabuena —felicitó la rubia mujer guardando la información para futuras referencias y proponiéndose seriamente tener unas palabras con quien quiera que hubiera preparado el dossier. Un hombre fiel a su esposa era un hombre muy distinto de aquel que la mantenía escondida muy lejos. Podría ser un adversario más vulnerable o más peligroso dependiendo de las circunstancias, y Taeyeon necesitaba saber cuál de ellos sería. — Todos deberíamos ser igual de afortunados —terminó.

—Ay, pero mi querida Taeyeon ¿por qué creo que echarías más de menos la caza de lo que disfrutarías de esa alegría? —. Sus ojos brillaron misteriosamente mientras inclinaba la cabeza hacia la mesa en la que se sentaba Tiffany. —Hay una fiereza en ti que se resiste a ser domada, y no envidio la tarea que tiene delante a aquella que intente hacerlo.

Un estremecimiento recorrió la figura de Taeyeon ante las palabras del argentino, nutriéndose en la dormida excitación que se había ido acumulado durante largo tiempo y que ahora Tiffany había estimulado, bañando todo su cuerpo con su calidez.

—Eso es bastante místico, viniendo de un hombre que se ve a sí mismo guiando a su familia hacia el nuevo milenio.

—Provengo de un antiguo linaje de gitanos. Vemos cosas, no podemos evitarlo. Quizá algún día sea capaz de decirte lo que veo en ti cuando te miro —. Tomando la mano de Taeyeon entre las suyas, se llevó los nudillos hacia los labios elegantemente y depositó un beso delicado sobre ellos. El gesto, que podría haber parecido inoportuno o pretencioso en otro hombre, estaba imbuido de un aire cortés de respeto que sorprendió a la mujer sombría. Esperaba muchas cosas de Romair Massala, pero esta no era una de ellas. Por primera vez, comenzó a preguntarse si no habría subestimado a su nuevo socio.

—No estoy segura de lo que quiero Romair —tenía intención de bromear pero de algún modo, las palabras surgieron suavemente serias.

—Creo que sí lo sabes —fue la respuesta igualmente seria —, simplemente no te permites verlo.

Taeyeon rió sin ceremonias para aliviar la tensión de su estómago.

—Ya estás poniéndote místico otra vez —. Ahora, no había duda del firme tono irónico de la frase mientras se paraba, deleitándose, en las extraordinarias sensaciones que caramboleaban en su cuerpo.

Él sonrió como respuesta, deseando dejar la conversación.

—Perdóname, es mi herencia después de todo. He disfrutado el conocerte, Kim Taeyeon. Quizá el resentimiento desaparezca con este nuevo entendimiento entre nosotros. Espero que tú sientas lo mismo.

La pequeña sonrisa que se reflejaba en los labios de Taeyeon mientras inclinaba ligeramente la cabeza mostrando su acuerdo, era auténtica.

—Quizá, Romair. Estoy deseando volver a hablar contigo pronto. Gracias —. Consciente de los gorilas inmóviles justo en el borde de su visión periférica, le acompañó hasta la puerta dejándole sano y salvo en las manos de su ayudante.

—Sunny les acompañará hasta el coche, caballeros. ¿Nos veremos pronto?

Aunque se quedó con los hombres conversando casualmente mientras Sunny se ocupaba de los detalles de su marcha, su mente hervía pensando en la mujer de pelo rojo esperando pacientemente en el rincón.

 

“Así que ese es Massala”, Tiffany rumió sobre este nuevo ‘jugador’, mientras observaba a Taeyeon hablar con el hombre de piel olivácea. “Decían que el Cártel nunca se recobraría de la masacre. Parece que estaban equivocados.” Mientras que una parte de su mente reflexionaba sobre las posibles razones de la reunión entre Romair Massala y Kim Taeyeon, la otra parte era claramente consciente de los estragos que la rubia mujer estaba haciendo entre sus sentidos.

Desde el momento en que puso sus ojos en Taeyeon, se había establecido una lucha abierta entre su cerebro y su líbido sobre sus verdaderas intenciones. “Tenía que captar su atención”, así justificaba el vestido puramente testimonial que llevaba y la tentadora exhibición de carne que ofrecía a Taeyeon. “No sabía que funcionaría tan bien... y claro, ella va a pensar que soy... quiero decir... ¿a qué otra cosa viene la gente a los bares?” Un fuego abrasador corrió por sus venas, haciendo entrar en calor lugares que ya estaban demasiado cálidos para su propia seguridad. “Oh Dios... Estoy metida en un lío... en un buen lío”, admitió, sabiendo hacia donde iban encaminadas ambas desde el primer momento.

Sus planes iban quedándose rápidamente fuera de control, y Tiffany no sabía qué era peor: el hecho de que estuvieran fuera de control o el hecho de que le daba exactamente igual. “Puedo hacerlo... puedo hacerlo”, repetía silenciosamente mientras observaba al otro lado de la habitación la elegante forma de la otra mujer, aunque se daba cuenta de que estaba al borde de saltarse toda su ética. “Puedo hacerlo...” repitió una vez más antes de rendirse. “Está bien... de acuerdo... por eso estoy aquí sentada, llevando un vestido de cóctel que enseña más  que lo que tapa, y alucinando porque estoy a punto de irme a la cama con la mujer más impresionante que he visto en mi vida... que resulta que es el objeto del artículo en el que estoy trabajando... pero no puedo evitar que ocurra porque, francamente, no quiero evitarlo”.

Tiffany no era extraña a los impulsos, pero los tiempos, siendo como eran, no eran precisamente seguros para actuar por puro deseo. Así que se encontró viviendo sobre todo en su cabeza, contemplando de lejos bellezas de largas piernas y a compañeras de clase de dulce olor. Y con su talento de narradora transformándolas en cómplices ignorantes de su placer. Durante los pasados meses, la imagen fotográfica de Taeyeon había llegado a ser tan familiar como su propio reflejo, y sus sueños habían sido anfitriones de más de una fantasía que implicaba a Taeyeon.

“...tocando, saboreando, sintiendo... esas manos..., tan elegantes... que en realidad nunca antes había podido considerar. Podía imaginar fácilmente esas manos extendidas hacia ella, atrayéndola hacia sí con fuerza... y esos largos brazos rodeándola... suavemente poderosos... Casi podía sentir sus piernas enroscándose alrededor de la cintura de la rubia... Y esa risa, maravillosamente rica y texturada con mil insinuaciones... Esa voz profunda llamándola, diciendo su nombre... Stephanie... Stephanie...”

— ¿Stephanie?

Tiffany regresó súbitamente de su ensueño para encontrarse con una Kim Taeyeon de carne y hueso de pie frente a ella. Y otra corriente de calor subió a su rostro, esta vez sin detenerse allí y descendiendo hacia puntos bastante más al sur.

— Lo siento —musitó, aceptando agradecida la bebida fría que su acompañante le ofrecía.

— Estabas totalmente en otro sitio— la mujer rubia sonrió— ¿En qué estabas pensando?

Tiffany abrió los ojos y por un momento estuvo a punto de rendirse y abandonarlo todo, la historia, la mascarada, todo, y tener un momento  de honestidad con esta mujer, y ver si las extraordinarias sensaciones que la recorrían estaban causadas por la excitación de la búsqueda o por la magnífica mujer a su lado. “A esto es exactamente a lo que me refiero... Mierda... Me gusta... No me lo esperaba”. Un último resto de responsabilidad profesional la contuvo para no descubrir la farsa. Y ese resto fue lo que dio lugar a su siguiente pregunta.

— Sólo me estaba preguntando quién era ese hombre. Es increíblemente atractivo—. Dio un tono provocador a esta última afirmación, implicando tanto curiosidad como disgusto porque quizá su nueva admiradora podría dejarla de lado.

El perezoso parpadeo de los ojos de Taeyeon indicó a Tiffany que había logrado su objetivo.

— Sólo es un socio de negocios—quitó importancia a Massala con un gesto de la mano.

— ¿Eso es todo?

— Bueno... si estás tan interesada puedo darte su teléfono— contestó arrastrando las palabras, recostándose en su asiento con despreocupación—, pero su esposa podría poner pegas. Dime, ¿todos los desconocidos altos y sombríos te inspiran curiosidad?—cuestionó con una sonrisa juguetona. — ¿Soy meramente una de una docena de extraños que te han fascinado?—. Su voz disminuyó una octava convirtiéndose en un sonido tan seductor que al instante y para siempre, redefinió para Tiffany el significado de lo erótico.— Entras aquí con tu pelo rojo alborotado y tus ojos de caramelo..., con un cuerpo que es un pecado en cualquier religión que puedas nombrar..., con una sonrisa que es pura miel y tan dulce que casi puedo saborearla desde aquí..., ¿qué opciones tengo?— Taeyeon se inclinó y se acercó un poco más, cerró los ojos inhalando suavemente, como queriendo robar algo de la preciosa esencia de la pequeña mujer. Fue un gesto hecho con la intención de seducir... y funcionó maravillosamente en Tiffany, pues su corazón comenzó a bombear sangre frenéticamente hasta inundar su rostro. Sabía que su reacción era claramente visible para la mujer sombría y ese conocimiento provocó un hormigueo muy vivo en sus pechos y un estremecimiento entre sus muslos.

Tiffany tragó con dificultad, tenía la garganta seca.

— Toda una imagen la que has evocado—se las apañó para inyectar una suave ironía en su voz. — Me hace parecer como una auténtica seductora.

— ¿Lo eres?—preguntó Taeyeon, los fragmentos negros de sus ojos brillaban.

— No más de lo que lo eres tú— replicó con calma, aceptando el desafío implícito en las palabras de la otra mujer. Y pensando para sí misma... “Muy bien... dos pueden jugar a este juego... Y apostaría un millón de dólares, señorita Kim, a que soy mejor que tú”. Las palabras eran, después de todo, su herramienta de trabajo. — Pero si lo fuera, éste sería el momento en el que te diría que hueles a cuero y a la noche, y que tus ojos prometen cosas prohibidas a la gente común. Y si fueras un personaje de uno de mis libros, llegaría en mitad de una tormenta llena de truenos y relámpagos y te vestiría de negro. Y más tarde, te desvestiría y ocuparía largos pasajes con la forma de tu boca, la longitud de tus piernas, la anchura de tus hombros—. Se detuvo un momento buscando un efecto dramático y preguntó suavemente— ¿Es esto lo que imaginabas que diría?

Una tensión hipnótica envolvió a ambas mujeres y el resto de la habitación quedó aún más lejos de sus consciencias. Tiffany sabía que sus planes estaban arruinados más allá de toda posible rectificación, pero le daba igual, ahora mismo no podía preocuparse de nada más que del juego que se estaba desarrollando entre las dos.

Increíblemente, Taeyeon se retiró primero asintiendo con un lento movimiento de cabeza y una consternada media sonrisa. Tiffany liberó el aliento que no sabía que había estado conteniendo y sonrió como respuesta.

— Y ahora— la pelirroja continuó en un tono más normal—, ¿podemos dejar los juegos y centrarnos en la realidad?

Una risa genuina surgió de la garganta de Taeyeon y Tiffany notó con sorpresa que la mano que Taeyeon pasaba por su pelo rubio estaba temblando ligeramente. Elevándose en toda su altura, Taeyeon se puso de pie y ofreció a Tiffany la que ahora era una mano firme.

— Vamos—ordenó suavemente.

Sin vacilar, Tiffany entrelazó sus dedos entre los de Taeyeon y preguntó:

— ¿Dónde?

— A algún sitio donde podamos centrarnos en la realidad.

 

 

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Comments

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pilargutierrez #1
Actualiza pronto no nos dejes asi en suspenso actualiza por fabor
abi-21 #2
Chapter 20: Es una grandiosa historia!! Espero q actualices pronto :D
Lari_sone #3
Esperando actualizacion :(
taeny179 #4
Chapter 20: Me flipa la historia, de verdad, es genial como solo Tiff consigue abrirse camino hasta llegar a la real Taeyeon, incluso después de encontrarla cotilleando y haberse pegado mutuamente, aún así ambas vuelven a ser perfectas juntas. Gracias por esta última actualización porque no podía soportar estar mucho más tiempo con el anterior capítulo jajaja Espero que vuelvas pronto :3
BlackLotus77 #5
Chapter 19: ¡¡Vientos!!
Regresaste con todo. Así ni me acuerdo de que no actualizaras hace un shingo y dos montones. ;D
Jajajaja me sigue dando risa tu expresión "Por todos los coños del mundo". Jajajaja xD

¡Qué genial que Fany le haga frente con toda la actitud! lml
PD: Se me cayeron los chones, por el susto, cuando Tae encañona a Tiff.
pinkobssesion #6
La actualizacion para cuando??
Lari_sone #7
Chapter 15: Esperando actualizacion :'(
maria_baby09 #8
Chapter 15: Demasiado hermosa el capitulo ,espero y tae no le pasa nada cuando intente salir del bajo mundo
Skyth06
#9
Chapter 15: Muy bello el cap
gasori #10
Chapter 14: actualización estupenda *-*... te espero pronto :*