抗拒不了你给的引力, 让我慢慢被你融化   I can't resist the force of your attraction, you're slowly making me melt

 

 

XIUMIN – OVERDOSE(EXO M)

 

 

- Joy - 

Aunque el día en el parque había sido intenso, en muchos aspectos, tuve que despertarme igual para ir a trabajar, con Minseok. Sonreí inconscientemente en pensar en el beso furtivo que me había dado. No Joy. No pienses en eso. Prohibido. Sigue siendo el enemigo, por muy guapo, simpático y bueno que sea en muchos aspectos. No. Me repetí eso durante todo el camino hasta la cafetería, cuanto más me lo repetía, menos me lo creía.

Ese día me tocaba abrir a mi, entré, me vestí con el uniforme, mire que el poco maquillaje que llevaba estuviera intacto y salí dispuesta a empezar mi día, intentando, esperando, que Minseok volviese a mantenerse alejado. Eres tú quien le mantiene alejado resonó la voz de mi conciencia. Respiré hondó y salí del vestuario, por suerte no estaba allí. Me dispuse a arreglar las cosas cuando el resto de empleados empezó a llegar, miraba por el rabillo del ojo esperando ver a Minseok pero no le vi. Fui al almacén para sacar las bebidas y dejarlas en la barra, seguía sin verle, deje la caja encima de la barra y miré mi teléfono, si fuese a faltar me avisaría ¿no?

 

- ¿Necesitas ayuda? – me susurró en la oreja y yo salte por el susto soltando el teléfono, me giré sobresaltada – ¿qué hacías que te he asustado tanto? – miré como Minseok se reía mientras le dedicaba una mirada asesina y me agachaba a recoger mi teléfono.

 

- Cómo se haya roto me pagas tú uno nuevo – le amenacé mientras revisaba que no le hubiera pasado nada.

 

- Y tu me pagas a mi el psicólogo – me comentó y le mire sin entender – te doy yo más miedo que la casa del terror.

 

- Qué más quisieras – comenté tranquila guardándome el teléfono, me giré de nuevo y me puse a guardar las bebidas, al poco rato Minseok apareció cargado con dos cajas de bebidas y se puso a colocarlas a mi lado – ¿Por dónde has entrado? No te he visto llegar – comenté mientras cerraba la nevera.

 

- ¿Me estabas esperando? – me preguntó sorprendido con un mirada que no entendía.

 

- No – dije rápidamente – solo preguntaba por curiosidad, no por preocupación – añadí mientras me giraba para buscar la tablet y empezar con la revisión de lo que faltaba para traerlo del almacén.

 

- Así que estabas preocupada – murmuró el.

 

- No, he dicho que no estaba preocupada – levanté de la vista de la tablet para aclarar ese pequeño detalle.

 

- Ah – afirmó sonriente – vale – le miré sin entender su sonrisa, no era algo nuevo, nunca la había entendido, por lo menos en ese momento no la odiaba, más bien, lo contrario.

 

- Jefes – nos llamó uno de los chicos y ambos le miramos – acaban de traer esto – nos tendió una caja con el logo de la compañía.

 

- Gracias Minkyun – le contestó Minseok cogiendo el paquete, me miró - ¿Tú sabes algo? – yo simplemente negué mientras me ponía a su lado y abría el paquete para ver que contenía, había unos cuantos sobres en el interior y una tarjeta sobre ellos, yo cogí un sobre y vi que tenían los nombres de los empleados – Queridos empleados de bibigo! – empezó a leer Minseok con voz solemne – debido a su buen rendimiento este último trimestre la empresa ha decidido premiarles por ser el establecimiento más fructífero de Mapo-gu perteneciente al grupo CJes. Esperamos que este pequeño detalle sirva para mantener el buen funcionamiento del establecimiento. Atentamente, el jefazo máximo – concluyó mirándome.

 

- Pues podría ser un gran detalle como un aumento de salario – comenté sacando los sobres – aunque no creo que haya dinero dentro.

 

- Puede ser un cheque – comentó el ayudándome a sacar todos los sobres.

 

- Ojalá, pero lo dudo – murmuré, encontré el mío y lo abrí – que genial, me encanta – dije sin energía.

 

- Suenas muy emocionada – se burló él, mirando por encima de mi hombro para ver que era – entradas para el teatro.

 

- ¿Para que darnos un cheque cuándo puedes invitarnos al teatro? – me quejé mientras guardaba la entrada.

 

- ¿No te gusta el teatro?

- No cuándo no puedo elegir lo que ver.
 

- Bueno, es el estreno, siéntete importante – comentó riéndose mientras rompía la caja en la que había venido el gran regalo.

 

- Si, eso me anima muchísimo, bien, yoohoo – dije sin ninguna energía – voy a llamar al resto para que venga a por su súper regalo.

 

- Pero déjame decirlo a mi – le mire – es para que tu sobrexcitación no les agobie – me reí de su comentario y asentí mientras llamaba a todos los empleados y él le daba las entradas, algunos parecían encantados y otros solo deseaban que se pudiera devolver y recibir el dinero, lo que me pareció muy buena idea.

 

Había pasado la mañana organizando lo que quedaba en el almacén y lo que había que pedir mientras Minseok hoy se encargaba de organizar el trabajo en sala. Estaba en el almacén revisando las últimas cajas que habían llegado cuando escuché que la puerta se abría y Minseok entraba cargado de cajas, dejándolas a mi lado.

 

- Acaban de llegar – anunció dándole un golpecito. - Pero hoy no tenía que entrar nada.

 

- Pero mañana no pueden así que lo traen hoy, han llamado antes – me dijo tranquilamente apoyándose en las cajas.

 

- Podrías haberme avisado – murmuré.

 

- ¿Para qué? Lo iban a traer igual y yo estaba en la sala, podía recibirles – se estiró – pensé que habías dejado las hostilidades.

 

- Estoy en ello – comenté volviendo a mi trabajo, pero él no se fue, suspiré frustrada, ¿para que se quedaba ahí? No ayudaba a que me concentrara.

 

- Yo pensé que ya las habías dejado, cómo ahora somos amigos – comentó como si nada apoyado en las cajas mirándome, bufé.

 

- Vale, está bien, no digo nada – dije sin mirarle – ya puedes irte.

 

- Estás siendo borde – noté como se giraba, yo intente concentrarme de nuevo en la caja que tenía delante, difícil misión.

 

- No lo estoy siendo – comenté tratando de no mirarle, porque cada vez que lo hacía me apetecía devolverle el corto beso de la noche anterior y eso era precisamente lo que no debía hace bajo ninguna circunstancia, me moví al siguiente montón de cajas para revisarlas, me siguió apoyándose en las cajas que había estado revisando.

 

- Estás siendo más borde que cuándo teníamos la tregua.

 

- Que no – le espeté mirándole, el levanto una ceja – estoy trabajando ¿puedes irte?

 

- ¿Tanto te molesto? – comentó mirándome.

 

- No, es solo...solo que estoy trabajando. Por favor puedes irte – le pregunté con una falsa sonrisa. El dio dos pasos quedando a unos centímetros de mi, le mire medio esperanzada por lo que podía pasar, medio en modo de pánico por si alguien abría la puerta.

 

- Si tanto insistes me voy – comentó en un susurro, se separó con una sonrisa mientras yo notaba que volvía a respirar – si me necesitas, cualquier cosa, estoy disponible para ti – me dijo a punto de salir guiñándome un ojo, yo me reí incrédula, ¿qué acaba de pasar? ¿qué confianzas eran esas?¿ por qué me estaba poniendo roja? Bufé y me volví a centrar en el trabajo.

 

Los días siguientes no fueron mejores, pero tampoco fueron peores, es decir, el trabajo bien y eso pero Minseok parecía aprovechar cada oportunidad que tenía para provocarme, si me tenía que decir algo del trabajo y estábamos solos me lo susurraba al odio provocando muy diferentes sensaciones en mi cuerpo, se había aficionado a guiñarme el ojo cuando menos me lo esperaba, a hacerme comentarios del tipo “Ya sabes que soy cómodo”, “Venga, si ya nos conocemos” haciendo que me pusiera roja y así preguntarme si me había vuelto a quemar con el sol. No había sido capaz de seguirle el juego pero después de unos días que ya me había quedado clara su estrategia pensaba atacar yo.

Estábamos cerrando el local, todos se habían ido, Minseok estaba revisando que la cocina y el salón estuvieran en perfectas condiciones para abrir al día siguiente mientras yo revisaba la caja del día, que gracias a que Steisy había estado completamente vaneada de esa posición, no nos había vuelto a dar problemas. Estaba concentrada cuando noté una presencia a mi lado, me giré a mirarle, se apoyaba en la barra con una mano mientras me miraba con la cabeza ladeada.

 

- ¿Qué tal la caja jefa? – me preguntó sonriente, estaba más cerca de lo necesario ¿me molestaba? Me parecía que estaba lejos.

 

- Claro – contesté cerrando la caja y mirándole con una pequeña sonrisa. - ¿Y eso? ¿Celebramos algo hoy?

- ¿El qué?

 

- Estás sonriente – comentó señalando mi cara, yo simplemente me encogí de hombros mientras cogía mis cosas, me giré y él se puso delante de mi con los brazos cruzados y una mano en la barbilla.

 

- ¿Has quedado con alguien?

 

- Puede ser – le respondí con otra sonrisa.

 

- ¿Con quién? – me contestó volviéndose a poner en el camino.

 

- Con mi cama – le respondí en un susurro, el se rió simplemente asintiendo y apartándose – vaya, no te animas ¿no? Pues adiós – le dije simplemente abriendo la puerta yéndome alegremente, lo habría pillado ¿no?

 

A la mañana siguiente llegué un poco tarde al trabajo, pero no pasaba nada ya que ese día abría Minseok, estaba entrando al local cuando le vi en la barra, salude con la cabeza y me fui directa a cambiarme. Cuando salí de los vestuarios iba tan concentrada en el planning del día que al girar para entrar en el almacén me choqué con alguien y casi me caigo si no fuese porque esa persona me agarró.

 

- Te tengo – dijo alegremente Minseok – aunque eso ya lo sabia – añadió mientras me separaba.

 

- Más quisieras – comente irónica, empecé a andar de nuevo pero Minseok me llamó.

 

- Hoy es la obra de teatro – comentó Minseok y yo me giré a mirarle suspirando.

 

- Me había olvidado por completo – confesé, había estado pensando si ir o apuntarme a lo que fuesen a hacer Aria y Yuri esa noche, pero después de ponerme a trabajar me había olvidado por completo sin estar segura de que hacer.

 

- Me lo imaginaba, esta es la tuya – me extendió la invitación, la cogí pensando en si ir o no – la próxima vez que quieras que te abrace no hace falta que te choques conmigo – comentó pasando por mi lado.

 

- Vaya, yo pensaba que había sido efectivo – le contesté con una sonrisa, vi su sorpresa y como empezaba a sonreír.

 

- Solo tienes que pedirlo – comentó con una pequeña sonrisa – lo que quieras.

 

- Vale, hoy te encargas tu de la cocina – le dije con una sonrisa mientras pasaba por su lado, me tocaba a mi pero con ese calor no quería estar entre fogones.

 

- Eso no es justo – me gritó a mis espaldas, pero no rechistó, lo que me sorprendió muchísimo, esperaba que me parase y me dijese que no iba a hacerlo, pero realmente se fue a la cocina he hizo mi trabajo mientras yo hacía el suyo en sala, debía de reconocer que, a veces, era demasiado bueno.

 

- ¿Contenta? – me preguntó en el descanso mientras salía a la parte trasera a que me diera un poco el aire.

 

- No tenias que haberlo hecho – confesé – era una broma.

- Yo te he dicho que lo que quieras me lo pidas – comentó tranquilo.

 

- Ya, pero pensaba qu