capitulo 6

YO ANTES DE TI ( Versión TaeNy)
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6

 

 

La nieve llegó tan de repente que salí de casa bajo un cielo azul y diáfano y antes de media hora caminaba ante un castillo que parecía la decoración de una tarta, rodeado de una gruesa capa de nata.

Avancé a duras penas por la calzada, con pasos amortiguados y los dedos de los pies entumecidos, tiritando bajo mi abrigo de seda demasiado fino. Un remolino de copos blancos surgió de una infinidad grisácea y casi oscureció Granta House, amortiguando el sonido y ralentizando el mundo hasta una pesadez antinatural. Más allá de los setos pulcramente podados, los coches avanzaban con una cautela recién descubierta y los transeúntes se resbalaban y chillaban por las aceras. Me cubrí la nariz con la bufanda y deseé haberme puesto algo más apropiado que unas zapatillas de ballet y un minivestido de terciopelo.

Para mi sorpresa no fue Yuri quien abrió la puerta, sino el padre de Taeyeon.

—Está en la cama —dijo, echando un vistazo bajo el porche—. No está demasiado bien. Me estaba preguntando si llamar al médico.

—¿Dónde está Yuri?

—Tiene la mañana libre. Por supuesto, tenía que ser hoy. La maldita enfermera de la agencia vino y se fue en menos de seis segundos. Si sigue nevando así no sé qué haremos más tarde. —Se encogió de hombros, como si todo ello fuera inevitable, y desapareció por el pasillo, aliviado, al parecer, por no tener que permanecer al cargo—. Ya sabes lo que necesita, ¿verdad? —dijo por encima del hombro.

Me quité el abrigo y los zapatos y, como sabía que la señora Kim estaba en el tribunal (marcaba las fechas en un diario en la cocina de Taeyeon), puse a secar los calcetines mojados sobre un radiador. Había un par de Taeyeon en la cesta de la ropa limpia, así que me los puse. Me quedaban algo grandes, pero era una bendición tener los pies cálidos y secos. Taeyeon no respondió cuando la llamé, así que al cabo de un rato le preparé una bebida, llamé a la puerta sin hacer ruido y asomé la cabeza. En la penumbra tan solo distinguí una forma bajo el edredón. Estaba profundamente dormida.

Di un paso atrás, cerré la puerta detrás de mí y comencé con las tareas de la mañana.

Mi madre alcanzaba una satisfacción casi física ante una casa bien ordenada. Yo había estado pasando la aspiradora y limpiando a diario durante un mes, y aún no veía aliciente alguno. Sospeché que jamás dejaría de preferir que otra persona se encargara de ello.

Sin embargo, en un día como este, con Taeyeon recluida en la cama, en medio de un mundo paralizado, vi que existía una especie de placer ensimismado en trabajar de un lado al otro del pabellón. Mientras quitaba polvo y sacaba brillo, llevaba la radio conmigo de una habitación a otra, siempre con el volumen bajo para no molestar a Taeyeon. De vez en cuando asomaba la cabeza por la puerta, solo para comprobar que aún respiraba, y solo cuando dio la una y aún no se había despertado comencé a inquietarme.

Llené el cesto de la leña y noté que la nieve ya tenía un grosor de varios centímetros. Preparé una bebida fresca para Taeyeon y llamé a la puerta. Cuando golpeé de nuevo, lo hice con fuerza.

—¿Sí? —Tenía la voz ronca, como si la hubiera despertado.

—Soy yo. —Como no respondió, añadí—: Tiffany. ¿Puedo entrar?

—¿Ahora que iba a hacer el baile de los siete velos?

La habitación estaba sumida en sombras, las cortinas aún echadas. Entré, dejando que mis ojos se acostumbraran a la penumbra. Taeyeon se hallaba tumbada sobre un costado, con un brazo doblado frente a ella, como si fuera a levantarse, tal y como estaba cuando miré antes. A veces era fácil olvidar que no podía darse la vuelta por sí misma. El pelo sobresalía por un lado y el edredón envolvía su cuerpo pulcramente. El olor a mujer, cálido y sin lavar, llenaba la habitación: no era desagradable, pero sí un poco sorprendente que formara parte de una jornada laboral.

—¿Qué puedo hacer? ¿Quieres tomar la bebida?

—Tengo que cambiar de postura.

Dejé la bebida sobre una cómoda y me acerqué a la cama.

—¿Qué...? ¿Qué quieres que haga?

Taeyeon tragó saliva con cuidado, como si fuera doloroso.

—Levántame y dame la vuelta, luego alza la parte superior de la cama. Aquí... —Con un gesto de la cabeza me indicó que me acercase—. Pasa los brazos bajo los míos, agárrate las manos detrás de mi espalda y tira hacia ti. Mantén el trasero en la cama y así no te harás daño en la espalda.

No podía fingir que esto no era raro. Pasé los brazos alrededor de Taeyeon, cuyo olor me envolvió, su piel cálida contra la mía. No era posible estar más cerca de ella a menos que comenzara a mordisquearle la oreja. Al pensarlo me dio la risa, y me costó mantener la compostura.

—¿Qué?

—Nada. —Respiré hondo, estreché las manos y ajusté mi postura hasta que sentí que la tenía agarrada de un modo seguro. Era más corpulenta de lo que me había esperado, un poco más pesada. Y entonces, tras contar hasta tres, tiré hacia mí.

—Cielo santo —exclamó Taeyeon contra mi hombro.

—¿Qué? —Casi le dejé caer.

—Tienes las manos heladas.

—Sí. Bueno, si te hubieras molestado en salir de la cama, sabrías que está nevando.

Hablaba medio en broma, pero noté que tenía la piel caliente bajo la camiseta: un calor intenso que parecía emanar del centro de su ser. Gruñó un poco cuando la apoyé contra la almohada, e intenté que mis movimientos fueran tan lentos y delicados como me fue posible. Taeyeon señaló el mando que levantaría la parte de la cama donde apoyaba la cabeza y los hombros.

—Pero no mucho —murmuró—. Estoy un poco mareada.

Encendí la luz de la mesilla, sin hacer caso de su débil protesta, para poder verle la cara. —Taeyeon..., ¿estás bien? —Tuve que decirlo dos veces antes de que me respondiera.

—He tenido días mejores.

—¿Necesitas calmantes?

 —Sí..., de los fuertes.

—¿Paracetamol, tal vez?

Se tumbó contra la almohada fría con un suspiro.

Le di la taza y observé cómo tragaba.

—Gracias —dijo al fin, y sentí una súbita inquietud.

Taeyeon nunca me daba las gracias por nada.

Cerró los ojos y, por un momento, me quedé ahí, en el umbral, mirándola; su pecho se alzaba y se hundía bajo la camiseta, la boca entreabierta. Tenía una respiración superficial y tal vez un poco más entrecortada de lo habitual. Pero nunca la había visto fuera de su silla y no estaba segura de si tenía algo que ver con la presión de estar acostada.

—Vete —murmuró.

Me fui.

 

 

Leí mi revista, alzando la vista solo para ver cómo la nieve formaba una densa capa alrededor de la casa, dibujando paisajes esponjosos en las repisas de las ventanas. Mi madre me envió un mensaje a las doce y media en el que me decía que mi padre no podía sacar el coche a la calle. «No vuelvas a casa sin llamarnos primero», me indicaba. No sé qué pretendía hacer: ¿enviar a mi padre con un trineo y un san bernardo?

Escuché las noticias locales de la radio, los atascos en la autopista, la suspensión de los viajes en tren y el cierre temporal de los colegios que había ocasionado el inesperado temporal. Volví a la habitación de Taeyeon y la miré de nuevo. No me gustaba el color que tenía. Estaba pálida y tenía puntos de una tonalidad brillante en cada mejilla.

—¿Taeyeon? —dije en voz baja.

No se movió.

—¿Taeyeon?

Comencé a sentir leves punzadas de pánico. Dije su nombre dos veces más, cada vez más alto. No hubo respuesta. Al fin, me incliné sobre ella. No percibí movimientos visibles en su rostro, nada en su pecho. Su respiración. Debería ser capaz de notar su respiración. Acerqué mi cara a la suya, en un intento de detectar el aliento. Como no lo logré, le tome de la mano y le toqué la cara con delicadeza. Taeyeon se estremeció y de repente abrió los ojos, a tan solo unos centímetros de los míos.

—Lo siento —dije, y me eché hacia atrás.

Taeyeon parpadeó y echó un vistazo a la habitación, como si estuviera lejos de casa.

—Soy Tiff —dije, al no estar segura de si me había reconocido. Su gesto reveló una leve exasperación.

—Lo sé.

—¿Quieres un poco de sopa?

—No. Gracias. —Cerró los ojos.

—¿Más calmantes?

Tenía una ligera capa de sudor en los pómulos. Estiré la mano: el edredón, de un modo vago, parecía caliente y sudada.

—¿Hay algo que debería estar haciendo? Quiero decir, si Yuri no puede venir.

—No... Estoy bien —murmuró Taeyeon y cerró los ojos de nuevo.

Repasé la carpeta, intentando averiguar si me había perdido algo. Abrí el botiquín, la caja de guantes de látex y los apósitos de gasa, y comprendí que no tenía la menor idea de cómo usar nada de eso. Llamé por el interfono al padre de Taeyeon, pero el sonido del timbre desapareció en una casa vacía. Oí cómo resonaba más allá de la puerta del pabellón.

Estaba a punto de llamar a la señora Kim cuando se abrió la puerta trasera y entró Yuri, envuelta en capas y capas de ropa, una bufanda de lana y un gorro que casi ocultaba su cabeza por completo. Trajo consigo un golpe de viento frío y una leve ráfaga de nieve.

—Hola —saludó, mientras se sacudía la nieve de las botas y cerraba la puerta detrás de sí.

Sentí que la casa acababa de despertarse de un sueño irreal.

—Oh, gracias a Dios que estás aquí —dije—. No se siente bien. Ha estado dormida casi toda la mañana y no ha bebido casi nada. No sabía qué hacer.

Yuri se quitó el abrigo.

—He tenido que venir hasta aquí a pie. No hay autobuses.

Fui a hacerle té y ella fue a ver cómo estaba Taeyeon.

Reapareció antes de que el agua de la tetera rompiera a hervir.

—Está ardiendo —dijo—. ¿Cuánto tiempo ha estado así?

—Toda la mañana. Pensé que estaba caliente, pero ella me dijo que solo quería dormir.

—Dios. ¿Toda la mañana? ¿No sabías que no puede regular su temperatura corporal? —Pasó ante mí y comenzó a hurgar en el botiquín—. Antibióticos. Los fuertes. —Sacó un frasco, echó uno al mortero y lo trituró con furia.

Vacilé detrás de ella.

—Le di paracetamol.

—Como si le hubieras dado un caramelo.

—No lo sabía. Nadie me dijo nada. La arropé bien.

—Está en la maldita carpeta. Mira, Taeyeon no suda como nosotras. De hecho, no suda en absoluto por debajo de su lesión. Eso quiere decir que si se resfría un poco su indicador de la temperatura se vuelve loco. Ve a buscar el ventilador. Lo vamos a poner ahí para ayudar a refrescarla. Y una toalla húmeda, para echársela al cuello. No vamos a poder llevarla al médico hasta que deje de nevar. Maldita enfermera de la agencia. Debería haberla visto esta mañana.

Nunca había visto tan enfadada a Yuri. En realidad, ya no era conmigo con quien hablaba.

Fui corriendo en busca del ventilador.

Casi pasaron cuarenta minutos antes de que la temperatura corporal de Taeyeon volviera a un nivel aceptable. Mientras esperábamos a que las potentísimas medicinas contra la fiebre surtieran efecto, coloqué una toalla sobre la frente y otra alrededor del cuello de Taeyeon, como me pidió Yuri. La desnudamos, cubrimos el pecho con una fina sábana de algodón y situamos el ventilador al lado. Sin mangas, las cicatrices de los brazos quedaron claramente expuestas. Ambas fingimos no verlas.

Taeyeon soportó toda esta atención en un silencio casi completo, respondiendo a las preguntas de Yuri con síes y noes tan débiles que a veces me preguntaba si sabía lo que estaba diciendo. Comprendí, ahora que lo veía a la luz, que parecía muy enfermo y me sentí fatal por no haberlo percibido antes. Le pedí perdón a Yuri una y otra vez hasta que me dijo que ya me estaba poniendo pesada.

—Vale —dijo—. Mira bien lo que estoy haciendo. Es posible que algún día tengas que hacerlo tú sola.

No tuve fuerzas para protestar. Aun así, me resultó difícil no sentirme aprensiva cuando Yuri le bajó el pijama a Taeyeon, dejando a la vista una franja pálida del estómago, y quitó con cuidado la gasa que rodeaba el pequeño tubo del abdomen, que limpió con delicadeza, para luego cambiarle el apósito. Me mostró cómo sustituir la bolsa de la cama, me explicó por qué siempre de

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Comments

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skincrisday #1
Chapter 17: Esta historia esta muy linda, pero este es el final?
jcamila #2
Chapter 17: Me encanta esta historia
gea_ly
#3
Chapter 17: cambia el final siiiii!
2597611 #4
Chapter 17: También la amo !!
Karen-14213
#5
Chapter 17: Como amo esta adaptación x2
ditaange
#6
Chapter 16: Ah! Como amo esta adaptación
ditaange
#7
Chapter 16: Ah! Como amo esta adaptación
Karen-14213
#8
Chapter 16: Debo admitir que por este fic estoy retrasando mis ganas de ver la historia original xD
Good Work!
taeny39
#9
Chapter 16: Yah SooYoung se va a llevar a Tiffany con ella. Y TaeYeon es un ángel.
Karen-14213
#10
Chapter 15: Hay... Taeyeon...te amo <3