capitulo 10

YO ANTES DE TI ( Versión TaeNy)
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                                              10

 

 

Parecieron un poco sorprendidos. En realidad, sorprendidos es quedarse cortos. La señora Kim se mostró conmocionada, y a continuación desconcertada, y al fin su semblante entero se cerró como una puerta. Su otra hija, acurrucada junto a ella en el sofá, me miró con el ceño fruncido, con el tipo de gesto sobre el que mamá siempre me decía que se me iba a quedar para siempre si me daba un aire. No fue, desde luego, la respuesta entusiasta que había esperado.

—Pero ¿qué es en realidad lo que quieres hacer?

—No lo sé todavía. A mi hermana se le da bien investigar estas cosas. Va a intentar averiguar qué posibilidades hay para los tetrapléjicos. Pero lo que yo quería saber de verdad es si les parecía bien la idea.

Estábamos en el recibidor. Era el mismo lugar donde hice la entrevista, salvo que en esta ocasión la señora Kim y su hija estaban sentadas en el sofá, con ese perro viejo y baboso entre ellas. El señor Kim se hallaba de pie junto al fuego. Yo llevaba mi chaqueta campesina francesa color índigo, un vestido corto y unas botas militares. Pensándolo bien, comprendí que debería haber escogido un atuendo de aspecto más profesional para trazar mi plan.

—A ver si lo entiendo bien. —Kim TaeHee se inclinó hacia delante—. Quieres sacar a Taeyeon de esta casa.

—Sí.

—Y llevarla a una serie de «aventuras». —Lo dijo como si yo acabara de sugerir que le practicáramos una operación quirúrgica entre todos.

—Sí. Como he dicho, aún no sé bien qué es posible. Pero hay que llevarla fuera, ampliar sus horizontes. Tal vez al principio podamos hacer algo por aquí cerca, y, si todo va bien, iríamos más lejos dentro de poco.

—¿Estás hablando de ir al extranjero?

—¿Al extranjero? —Parpadeé—. Más bien pensaba en llevarla al pub. O a un espectáculo, para empezar.

—Taeyeon apenas ha salido de esta casa en dos años, salvo para sus citas en el hospital.

—Bueno, sí... Pensé que merecería la pena intentar convencerle.

—Y tú, por supuesto, irías a todas estas aventuras junto a ella —dijo Kim Hyoyeon.

—Mira. No es nada del otro mundo. En realidad, solo me refiero a que salga de casa, para empezar.

Un paseo por el castillo, una visita al pub... Si acabamos nadando con delfines en Florida, estupendo. Pero en realidad solo quiero que salga de casa y piense en otras cosas. —No quería añadir que la mera idea de ir al hospital en coche a cargo de Taeyeon bastaba para que se me pusieran los nervios de punta. Pensar en llevarla al extranjero me parecía tan probable como que yo corriera una maratón.

—Considero que es una idea espléndida —dijo el señor Kim—. Creo que sería maravilloso que Taeyeon saliera por ahí. Ya saben que no puede ser muy bueno para ella pasarse el día mirando estas cuatro paredes.

—Ya hemos intentado que salga  —dijo la señora Kim—. Ni que le hubiéramos dejado que se pudriera ahí dentro. Lo he intentado una y otra vez.

—Lo sé, cariño, pero no hemos tenido demasiado éxito, ¿verdad? Si a Tiffany se le ocurren cosas que Taeyeon quiere probar, ¿qué tiene de malo?

—Sí, bueno, ya veremos si las quiere probar.

—Es solo una idea —dije. De repente, me sentí irritada. Los pensamientos de la señora Kim eran casi visibles—. Si no quiere que lo intente...

—¿... te vas? —Me miró a los ojos.

Yo no aparté la vista. Ya no me asustaba. Porque sabía que no era mejor que yo. Era una mujer que se cruzaba de brazos mientras su hija se moría frente a ella.

—Sí, probablemente.

—Entonces, es un chantaje.

—¡Hyoyeon!

—No nos andemos por las ramas, papá.

Me erguí un poco en mi asiento.

—No. No es un chantaje. Es lo que estoy dispuesta a hacer. No puedo quedarme de brazos cruzados y esperar en silencio hasta que llegue la hora y... Taeyeon..., bueno... —Mi voz se fue apagando.

Todos nos quedamos mirando nuestras tazas de té.

—Como he dicho —intervino el señor Kim con firmeza—, creo que es una idea excelente. Si consigues convencer a Taeyeon, no veo que tenga nada de malo. Me encanta la idea de que viaje. Solo... dinos qué necesitas que hagamos.

—Tengo una idea. —La señora Kim posó la mano en el hombro de su hija—. Tal vez podrías ir de viaje con ellas, Hyoyeon.

—Me parece bien —dije. Porque tenía tantas posibilidades de embarcar a Taeyeon en un viaje como de ganar la lotería.

Kim Hyoyeon, incómoda, cambió de postura en su asiento.

—No puedo. Ya sabes que empiezo en mi nuevo trabajo dentro de dos semanas. No podré venir a Inglaterra durante un tiempo una vez que comience.

—¿Vas a volver a Australia?

—No sé por qué te sorprende tanto. Te dije que solo venía de visita.

—Pensé que..., dadas..., dadas las circunstancias, tal vez te quedarías un poco más de tiempo. — Kim TaeHee miró a su Hyoyeon como nunca miraba a Taeyeon, por muy grosera que fuera con ella.

—Es un trabajo espléndido, mamá. He dedicado todos mis esfuerzos durante dos años para conseguirlo. —Echó un vistazo a su padre—. No puedo poner en pausa toda mi vida por el estado mental de Taeyeon.

Hubo un largo silencio.

—No es justo. Si fuera yo quien estuviera en la silla, ¿habrías pedido a Taeyeon que renunciara a todos sus planes?

La señora Kim no miró a su hija. Yo bajé la mirada y leí y releí el primer párrafo de mi lista.

—Hablemos de esto en otra ocasión. —La mano del señor Kim se posó en el hombro de su hija y le dio un pequeño apretón.

—Sí, será mejor. —La señora Kim comenzó a hojear los papeles que tenía frente a sí—. Vale, entonces. Propongo que lo hagamos así. Quiero estar al tanto de todo lo que estás planeando —dijo, mirándome—. Quiero encargarme del presupuesto y, si es posible, quiero un horario, para intentar tomarme un tiempo libre y acompañarlas. Me corresponden unas vacaciones que no he disfrutado y...

—No.

Todos nos giramos para mirar al señor Kim. Estaba acariciando la cabeza del perro y su expresión era amable, pero habló con firmeza.

—No. No creo que debas ir, TaeHee. Taeyeon debería hacer esto por sí misma.

—Taeyeon no puede hacerlo por sí misma, Steven. Hay que considerar un montón de cosas cada vez que Taeyeon va a algún sitio. Es complicado. No creo que podamos dejar todo en manos de...

—No, cariño —repitió—. Yuri puede ayudar, y Tiffany se encargará de todo sin problemas.

—Pero...

—Taeyeon debe poder sentirse una mujer. Eso no va a ser posible si su madre, o su hermana, ya puestos, permanece siempre a su lado.

Por un momento, sentí lástima por la señora Kim. Aún conservaba esa mirada altiva tan suya, pero noté que, bajo esa apariencia, se sentía perdida, como si no comprendiera las intenciones de su marido. Se llevó la mano al collar.

—Me voy a asegurar de que no le pase nada —dije—. Y les mantendré informados acerca de nuestros planes con antelación.

La mandíbula de la señora Kim estaba tan tensa que se le notaba un pequeño músculo bajo el pómulo. Me pregunté si llegó a odiarme en esos momentos.

—Yo también deseo que Taeyeon viva —concluí, al fin.

—Somos conscientes de ello —contestó el señor Kim—. Y agradecemos tu determinación. Y discreción. —Me pregunté si esa palabra se refería a Taeyeon o a algo diferente por completo, pero entonces él se levantó y comprendí que había llegado el momento de irme. Hyoyeon y su madre permanecieron sentadas en el sofá, sin decir nada. Tuve la sensación de que iba a tener lugar una larguísima conversación una vez que yo me fuera.

—Muy bien —resolví—. Les mostraré el papeleo una vez que lo haya decidido todo. Será pronto.No disponemos de mucho...

El señor Kim me dio unos golpecitos en el hombro.

—Lo sé. Avísanos cuando se te ocurra algo —dijo.

 

 

Michell se soplaba las manos y movía los pies arriba y abajo, involuntariamente, como si desfilara sin moverse del lugar. Llevaba mi boina verde, la cual, qué fastidio, le quedaba mucho mejor que a mí. Se inclinó y señaló la lista que acababa de sacarse del bolsillo, y me la entregó.

—Supongo que vas a tener que tachar la número tres, o al menos esperar a que haga mejor tiempo.

Repasé la lista.

—¿Baloncesto en silla de ruedas? Ni siquiera sé si le gusta el baloncesto.

—Eso no importa. Maldita sea, qué frío hace. —Se caló la boina hasta las orejas—. Lo que importa es que vea cuáles son sus posibilidades. Así va a comprobar que hay otra gente en su situación que hace deporte y otras cosas.

—No estoy segura. Ni siquiera es capaz de levantar un vaso. Creo que esas personas serán parapléjicas. No veo la manera de lanzar a canasta sin usar los brazos.

—No lo entiendes. En realidad, Taeyeon no tiene que hacer nada, se trata de ampliar sus horizontes, ¿vale? Le vamos a mostrar qué hacen las otras personas que sufren discapacidades.

—Si tú lo dices.

Un murmullo apagado se extendió entre la multitud. Habían visto a los corredores, a cierta distancia. Si me ponía de puntillas, los distinguía, tal vez a unos tres kilómetros de distancia, abajo en el valle, un pequeño bloque de puntos blancos que se zarandeaban al abrirse paso por un camino húmedo y gris. Miré el reloj. Habíamos estado ahí, a los pies de esa colina, tan bien llamada la Colina del Viento, durante casi cuarenta minutos, y ya no sentía los pies.

—He mirado qué tenemos por aquí y, si no quieres conducir demasiado, hay un partido en el centro de deportes dentro de

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Comments

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skincrisday #1
Chapter 17: Esta historia esta muy linda, pero este es el final?
jcamila #2
Chapter 17: Me encanta esta historia
gea_ly
#3
Chapter 17: cambia el final siiiii!
2597611 #4
Chapter 17: También la amo !!
Karen-14213
#5
Chapter 17: Como amo esta adaptación x2
ditaange
#6
Chapter 16: Ah! Como amo esta adaptación
ditaange
#7
Chapter 16: Ah! Como amo esta adaptación
Karen-14213
#8
Chapter 16: Debo admitir que por este fic estoy retrasando mis ganas de ver la historia original xD
Good Work!
taeny39
#9
Chapter 16: Yah SooYoung se va a llevar a Tiffany con ella. Y TaeYeon es un ángel.
Karen-14213
#10
Chapter 15: Hay... Taeyeon...te amo <3