capitulo 15

YO ANTES DE TI ( Versión TaeNy)
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                                              15

 

 

Vamos, Hwang. ¿Qué apasionantes eventos has planeado para esta noche?

Estábamos en el jardín. Yuri hacía la fisioterapia de Taeyeon, moviendo con delicadeza las rodillas, arriba y abajo, hacia el pecho, mientras Taeyeon yacía sobre una manta, la cara al sol, los brazos estirados, como si hubiera ido a broncearse a la playa. Yo estaba sentada en la hierba junto a ellas y comía un sándwich. Ya rara vez salía a la hora de comer.

 

—¿Por qué?

 

—Curiosidad. Me interesa saber qué haces cuando no estás aquí.

 

—Bueno... Esta noche tengo una sesión rápida de artes marciales, luego un helicóptero me va a llevar a Montecarlo a cenar. Y luego tal vez tome un cóctel en Cannes de camino a casa. Si alzas la vista más o menos a las dos de la madrugada, te saludaré al pasar —dije. Aparté los dos lados del sándwich para comprobar su interior—. Supongo que voy a terminarme mi libro.

 

Taeyeon miró a Yuri.

 

—Diez libras —dijo, sonriendo.

 

Yuri metió la mano en el bolsillo.

 

—Siempre igual —rezongó.

 

Clavé la mirada en ellas.

 

—Siempre igual ¿qué? —pregunté, mientras Yuri dejaba un billete en las manos de Taeyeon.

 

—Ella dijo que ibas a leer un libro. Yo dije que ibas a ver la tele. Siempre gana.

 

Se me atragantó el sándwich.

 

—¿Siempre? ¿Han estado apostando sobre lo aburrida que es mi vida?

 

—Nosotras no lo diríamos así —contestó Taeyeon. Esa sutil mirada de culpabilidad desmentía sus palabras.

 

Me erguí.

 

—A ver si lo entiendo bien. ¿Han apostado dinero de verdad a que este viernes por la noche me quedaría en casa o leyendo un libro o viendo la tele?

 

—No —dijo Taeyeon—. Yo también había apostado a que irías a ver correr a la Mujer Maratón.

 

Yuri soltó la pierna de Taeyeon. Le estiró el brazo y comenzó a masajearlo por la muñeca.

 

—¿Y si les dijera que iba a hacer algo completamente diferente?

 

—Pero nunca lo haces —señaló Yuri.

 

—En realidad, me lo quedo. —Arranqué el billete de la mano de Taeyeon—. Porque esta noche se han equivocado.

 

—¡Dijiste que ibas a leer! —protestó.

 

—Ahora tengo esto —dije, mostrando el billete de diez libras—. Voy a ir al cine. Toma ya. La ley de las consecuencias inesperadas, o como se llame.

 

Me levanté, guardé el dinero en el bolsillo y arrojé los restos de mi almuerzo en una bolsa de papel marrón. Estaba sonriendo cuando me alejé de ellas, pero, extrañamente, y por alguna razón que no comprendí de inmediato, mis ojos se cubrieron de lágrimas.

 

Esa mañana, antes de llegar a Granta House, había pasado una hora ante el calendario. Algunos días me sentaba y lo miraba desde la cama, rotulador en mano, intentando decidir adónde llevar a Taeyeon. Todavía no estaba convencida de ir mucho más lejos y, aun con la ayuda de Yuri, la idea de pasar la noche fuera me intimidaba.

Hojeé el periódico local, echando un vistazo a los partidos de fútbol y las ferias de pueblo, pero temía que, después de la debacle hípica, la silla de Taeyeon pudiera atascarse en el césped. Me preocupaba que se sintiera vulnerable en medio de la multitud. Descarté todo lo que estuviera relacionado con caballos, lo cual, en una zona como la nuestra, suponía una sorprendente cantidad de actividades al aire libre. Sabía que no querría ir a ver una carrera de Sooyoung, y el críquet y el rugby le resultaban indiferentes. Algunos días me sentía atrapada por mi incapacidad para tener nuevas ideas.

 

Tal vez Taeyeon y Yuri estaban en lo cierto. Tal vez yo era aburrida. Tal vez fuera la persona menos indicada en el mundo para planear aventuras que espoleasen las ganas de vivir de Taeyeon.

 

O un libro o la televisión.

 

Visto así, era difícil no estar de acuerdo al respecto.

 

 

Una vez que se fue Yuri, Taeyeon me encontró en la cocina. Estaba sentada ante la mesa pequeña, donde pelaba patatas para la cena, y no alcé la vista cuando situó la silla de ruedas en el umbral. Me observó tanto tiempo que las orejas se me pusieron rojas bajo esa mirada.

—Sabes —dije al fin—, podría haber sido muy antipática contigo antes. Podría haber dicho que tú tampoco haces nunca nada.

 

—No creo que Yuri estuviera dispuesta a apostar si le dijeras que yo iba a salir a bailar esta noche —dijo Taeyeon.

 

—Sé que era solo una broma —continué, tirando una larga monda de patata—. Pero me hiciste sentir muy mal. Si tenían que apostar acerca de mi aburrida vida, ¿acaso era necesario que Yuri y tú me lo dijeran? ¿No habría sido mejor que fuera una broma privada entre ustedes?

 

No dijo nada durante un tiempo. Cuando al fin alcé la vista, me estaba observando.

 

—Lo siento —se disculpó.

 

—No parece que lo sientas mucho.

 

—Bueno... Vale... Tal vez quería que lo oyeras. Quería que pensaras en lo que estás haciendo.

 

—¿En qué? ¿En cómo dejo pasar la vida...?

 

—Sí, eso mismo.

 

—Dios, Taeyeon. Ojalá dejaras de decirme qué tengo que hacer. ¿Y si me gusta ver la tele? ¿Y si no quiero hacer nada salvo leer un libro? —Mi voz se crispó—. ¿Y si estoy cansada cuando vuelvo a casa? ¿Y si no necesito que mis días estén llenos de una actividad frenética?

 

—Pero tal vez un día desees que hubiera sido así —murmuró, en voz baja—. ¿Sabes qué haría yo en tu lugar?

 

Dejé el pelador.

 

—Sospecho que me lo vas a decir de todos modos.

 

—Sí. Y no me da ninguna vergüenza hacerlo. Me apuntaría a clases nocturnas. Me formaría como costurera o diseñadora o lo que sea, con tal de que te guste de verdad. —Señaló con un gesto mi vestido, inspirado en los años sesenta, estilo Pucci, elaborado con la tela de unas cortinas del abuelo.

 

La primera vez que me vio con el vestido puesto mi padre me señaló con el dedo y gritó: «¡Eh, Tiff, deja ya de disfrazarte!». Tardó cinco minutos en parar de reírse.

 

—Buscaría actividades que no costaran mucho: clases de gimnasia, natación, trabajos de voluntaria, lo que sea. Aprendería música por mí misma o saldría a dar largos paseos con el perro de alguien, o...

 

—Vale, vale. Me queda claro —dije, irritada—. Pero yo no soy tú, Taeyeon.

 

—Por fortuna para ti.

 

Nos quedamos ahí un rato. Taeyeon se acercó y subió la silla para que nos miráramos a los ojos por encima de la mesa.

 

—Vale —dije—. Entonces, ¿qué hacías tú cuando salías del trabajo? ¿Tan maravilloso era?

 

—Bueno, no tenía mucho tiempo después de trabajar, pero intentaba hacer algo cada día. Iba a escalar a un rocódromo, jugaba al squash, iba a conciertos, probaba nuevos restaurantes...

 

—Es fácil hacer esas cosas si se tiene dinero —protesté.

 

—Y salía a correr. Sí, de verdad —dijo cuando alcé una ceja—. E intentaba aprender los idiomas de los lugares que quería visitar. Y veía a mis amigos... o a esa gente que consideraba amigos míos. — Dudó un instante—. Y planeaba viajes. Buscaba lugares donde no había estado, cosas que me asustaran o me llevaran al límite. Una vez crucé el Canal de la Mancha a nado. Practiqué parapente. Subí montañas y las bajé esquiando. Sí —dijo, cuando vio que estaba dispuesta a interrumpirla—. Sé que hay que tener dinero para muchas de estas cosas, pero no para otras. Además, ¿cómo crees que ganaba tanto dinero?

 

—¿Timando a la gente en Londres?

 

—Averigüé qué me haría feliz y averigüé qué quería hacer, y me formé para el trabajo que haría posible esas dos cosas.

 

—Tal como lo dices, parece muy sencillo.

 

—Es sencillo —dijo—. Pero lo cierto es que también supone un grandísimo esfuerzo. Y la gente no está dispuesta a hacer ese tipo de sacrificio.

 

Había terminado con las patatas. Tiré las mondas en el cubo, puse la sartén en el fogón y la dejé lista para luego. Me giré y me levanté con los brazos, de modo que me quedé sentada encima de la mesa, con las piernas colgando.

 

—Tuviste una vida grandiosa, ¿no?

 

—Sí. —Se acercó un poco y volvió a alzar la silla para que estuviéramos casi a la misma altura—. Por eso me pones de los nervios, Hwang. Porque veo todo este talento, todo esta... —Se encogió de hombros—. Toda esta energía e inteligencia, y...

 

—No digas potencial.

 

—... potencial. Sí. Potencial. Y, por más que lo intento, no entiendo cómo puedes estar satisfecha con una vida tan minúscula. Esta vida que tiene lugar en un radio de poco más de cinco kilómetros y que no incluye a nadie capaz de sorprenderte, exigirte o mostrarte cosas que te dejen boquiabierta y no te dejen dormir de noche.

 

—Esa es tu forma de decirme que debería estar haciendo algo mucho más interesante que pelar patatas para ti.

 

—Te estoy diciendo que existe un mundo ahí fuera. Pero que te agradecería mucho si me pelaras las patatas primero.

 

—Me sonrió y no pude evitar devolverle la sonrisa.

 

—¿No crees...? —comencé, pero me interrumpí.

 

—Sigue.

 

—¿No crees que en realidad para ti es más difícil... adaptarte, quiero decir? ¿Después de haber hecho todo lo que has hecho?

 

—¿Me estás preguntando si desearía no haber hecho todo eso?

 

—Solo me pregunto si te habría resultado más sencillo. Si tu vida hubiera sido minúscula. Vivir así, quiero decir.

 

—Nunca, jamás me arrepentiré de las cosas que he hecho. Porque casi todos los días, si estás atrapado en un cacharro como este, lo único que te queda son los lugares de tus recuerdos que aún puedes visitar. —Sonrió. Estaba tensa, como si le costara hablar—. Es decir, si me preguntas si preferiría recordar las vistas del castillo desde el mercado o esa bonita hilera de tiendas de la rotonda, la respuesta es no. Mi vida estuvo muy bien, gracias.

 

Me bajé de la mesa. No estaba segura de cómo había ocurrido, pero una vez más me había quedado sin palabras, en un callejón sin salida. Agarre la tabla de cortar del escurridor.

 

—Y, Tiff, lo siento. Por lo de la apuesta.

 

—Sí. Bueno. —Me di la vuelta y comencé a aclarar la tabla de cortar en el fregadero—. No creas que te voy a devolver el billete.

 

 

Dos días más tarde Taeyeon acabó en el hospital con una infección. Una medida preventiva, según dijeron, si bien era evidente para todo el mundo que Taeyeon sufría dolores punzantes. Algunos tetrapléjicos no conservaban las sensaciones corporales, pero, si bien era insensible a la temperatura, por debajo del pecho Taeyeon percibía tanto el dolor como el tacto. Fui a verla dos veces, y le ofrecía música y comidas apetitosas, así como mi compañía, pero sentí que me convertía en un estorbo, y no tardé en comprender que Taeyeon no deseaba que le prestaran tanta atención ahí dentro. Me dijo que fuera a casa y disfrutara de mi tiempo libre.

Un año antes habría desperdiciado esos días libres; habría curioseado por las tiendas, tal vez habría ido a ver a Sooyoung a la hora de comer. Probablemente habría visto la televisión durante el día y tal vez habría hecho un vago esfuerzo por ordenar la ropa. Habría dormido un montón.

 

Ahora, sin embargo, me sentía inquieta, fuera de lugar. Echaba de menos tener un motivo para levantarme temprano, un objetivo que llenara el día.

 

Tardé media mañana en comprender que estas horas podían ser útiles. Fui a la biblioteca y comencé a investigar. Miré todas las páginas sobre tetrapléjicos que encontré y averigüé cosas para hacer con Taeyeon cuando se recuperara. Escribí listas, detallando el equipamiento o el material necesario para cada evento.

Descubrí chats para quienes sufrían lesiones medulares y encontré a varios miles de hombres y mujeres similares a Taeyeon (que vivían ocultos en Londres, Sídney, Vancouver o al otro lado de la calle), ayudados por amigos o familiares o, en ocasiones, en una soledad desgarradora.

 

Yo no era la única cuidadora interesada en estas páginas. Había novias que preguntaban cómo ayudar a sus parejas a recuperar la confi

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Comments

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skincrisday #1
Chapter 17: Esta historia esta muy linda, pero este es el final?
jcamila #2
Chapter 17: Me encanta esta historia
gea_ly
#3
Chapter 17: cambia el final siiiii!
2597611 #4
Chapter 17: También la amo !!
Karen-14213
#5
Chapter 17: Como amo esta adaptación x2
ditaange
#6
Chapter 16: Ah! Como amo esta adaptación
ditaange
#7
Chapter 16: Ah! Como amo esta adaptación
Karen-14213
#8
Chapter 16: Debo admitir que por este fic estoy retrasando mis ganas de ver la historia original xD
Good Work!
taeny39
#9
Chapter 16: Yah SooYoung se va a llevar a Tiffany con ella. Y TaeYeon es un ángel.
Karen-14213
#10
Chapter 15: Hay... Taeyeon...te amo <3