capitulo 3

YO ANTES DE TI ( Versión TaeNy)
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 3

 

 

Esto es el pabellón anexo. Antes era el establo, pero comprendimos que Taeyeon estaría mejor aquí que en la casa, ya que está todo en una planta. Esta es la habitación para invitados, donde se queda Yuri si es necesario. Los primeros días necesitábamos a alguien muy a menudo.

La señora Kim caminaba con brío por el pasillo, mientras señalaba gesticulando a una y otra puerta, sin mirar atrás, con los tacones altos repicando en las losas. Parecía dar por hecho que yo mantendría el paso.

—Las llaves del coche están aquí. La he añadido a nuestro seguro. Confío en que los datos que me proporcionó fueran correctos. Yuri le enseñará cómo funciona la rampa. Lo único que tiene que hacer es ayudar a Taeyeon a colocarse bien y el vehículo hará el resto. Aunque... en estos momentos no se muere de ganas de ir a ninguna parte.

—Hace un poco de frío —dije.

La señora Kim no dio muestras de haberme oído.

—Puede prepararse té y café en la cocina. Siempre mantengo los armarios bien repletos. El baño está por aquí...

Abrió la puerta y me quedé mirando al asidero metálico blanco que pendía sobre el baño. Había una zona abierta bajo la ducha, con una silla de ruedas plegada al lado. En la esquina, un armario con puertas de cristal revelaba unas pulcras hileras de material retractilado. Desde esta distancia no veía de qué se trataba, pero llegaba un leve aroma a desinfectante.

La señora Kim cerró la puerta y se giró un momento para mirarme.

—Debo repetirlo: es muy importante que Taeyeon tenga a alguien a su lado en todo momento. Una de las cuidadoras anteriores desapareció durante varias horas para que le arreglaran el coche y Taeyeon... se hirió a sí misma durante su ausencia. —Tragó saliva, como si el recuerdo aún la traumatizara.

—No iré a ninguna parte.

—Por supuesto, va a necesitar... descansos suficientes. Solo quiero que quede claro que no le puede dejar solo más de, digamos, diez o quince minutos. Si surge algo inevitable, llame por el interfono, pues mi marido, Jaejoong, tal vez esté en casa, o llámeme al móvil. Si necesita tiempo libre, le agradecería que me avisara con la mayor antelación posible. No es siempre fácil encontrar un sustituto.

—No, no lo es.

La señora Kim abrió el armario del pasillo. Hablaba como alguien que recita un discurso muy ensayado.

Me pregunté por un momento cuántos cuidadores me habían precedido.

—Si Taeyeon está ocupada, sería de gran ayuda que se encargara de algunas de las tareas básicas del hogar. Lavar la ropa de cama, pasar la aspiradora, ese tipo de cosas. Los materiales de limpieza están bajo el fregadero. Tal vez Taeyeon no quiera que esté a su alrededor todo el tiempo. Tendrán que decidir entre ustedes cómo se relacionan.

La señora Kim miró mi ropa, como si fuera la primera vez. Llevaba ese chaleco de lana que, según mi padre, me hacía parecer un emú. Intenté sonreír. El esfuerzo resultó evidente.

—Como es obvio, espero que... se lleven bien. Sería maravilloso si ella pensara en usted como en una amiga en lugar de una profesional.

—Vale... ¿A ella qué le gusta..., hum..., hacer?

—Ve películas. A veces escucha la radio o música. Tiene una de esas cosas digitales. Si lo colocas cerca de la mano, por lo general es capaz de manejarlo ella misma. Tiene algo de movimiento en los dedos, aunque le cuesta agarrar.

Sentí que mi ánimo mejoraba. Si le gustaban la música y las películas, sin duda, encontraríamos algo en común. Vi una repentina imagen de mí misma y esta mujer riéndonos de alguna comedia de Hollywood, de mí pasando la aspiradora Hoover por la habitación mientras ella escuchaba música. Tal vez todo fuera a salir bien. Tal vez acabaríamos siendo amigas. No había tenido un amigo discapacitado antes: solo Taemin, el amigo de Michelle, que estaba sordo, pero que montaba un numerito si alguien sugería que eso era una discapacidad.

—¿Tiene alguna pregunta?

—No.

—Entonces, vamos a hacer las presentaciones. —Echó un vistazo al reloj—. Yuri ya habrá terminado de vestirla.

Ambas titubeamos junto a la puerta y la señora Kim llamó.

—¿Estás ahí? Aquí está la señorita Hwang, que ha venido a conocerte, Taeyeon. No hubo respuesta.

—¿Taeyeon? ¿Yuri?

—Está presentable, señora Kim —dijo alguien con un marcado acento coreano.

La señora Kim abrió la puerta. El salón del pabellón era engañosamente amplio y una pared estaba cubierta por completo de cristaleras que daban al campo. Una estufa de leña refulgía en silencio en un rincón y había un sofá, bajo y beis, frente a una enorme televisión de pantalla plana, con los asientos tapados con un cubrecama de lana. La habitación presentaba un ambiente elegante y tranquilo: un apartamento de soltera escandinavo.

En el centro del cuarto había una silla de ruedas negra, con el asiento y el respaldo forrados de piel de cordero. Una individua de constitución delgada, vestida con un uniforme blanco de enfermera, estaba agachada, colocando los pies de una mujer en el reposapiés de la silla de ruedas. Cuando entramos en la habitación, la mujer de la silla de ruedas alzó la vista bajo un cabello despeinado y enmarañado. Su mirada se cruzó con la mía y, al cabo de una pausa, dejó escapar un gruñido espeluznante. Entonces, su boca se retorció y soltó otro grito intempestivo. Sentí que la madre se ponía rígida.

—¡Taeyeon, basta ya!

Ni siquiera la miró. Otro sonido prehistórico emergió de algún lugar cercano a su pecho. Era un ruido terrible, agónico. Intenté no estremecerme. La mujer hacía muecas, con la cabeza ladeada y hundida en los hombros, mientras me miraba con los rasgos crispados. Parecía grotesca, y vagamente enfadada. Me di cuenta de que, ahí donde agarraba mi bolso, tenía los nudillos blancos.

—¡Taeyeon! Por favor. —Había una leve nota de histeria en la voz de la madre—. Por favor, no te portes así.

Oh, Dios, pensé. No voy a poder con esto. Tragué saliva. La mujer aún tenía la mirada clavada en mí. Daba la impresión de que esperaba a que yo hiciera algo.

—Me... llamo Tiff. —Mi voz, de una timidez desacostumbrada, rompió el silencio. Me pregunté por un momento si debía tenderle la mano y entonces, al recordar que no sería capaz de estrecharla, saludé con la mano de un modo poco convincente—. Diminutivo de Tiffany.

En ese momento, para asombro mío, el semblante de la mujer se aclaró y la cabeza se irguió sobre los hombros.

Kim Taeyeon se me quedó mirando con una sonrisa sutil en los labios.

—Buenos días, señorita Hwang —dijo—. Por lo que he oído, es usted mi última niñera.

Yuri había acabado de ajustar el reposapiés. Negó con la cabeza al levantarse.

—Qué mala eres, señorita Kim. Muy mala. —Sonrió y extendió una mano , que estreché lánguidamente. Yuri transmitía un carácter imperturbable—. Me temo que acaba de ver la mejor representación de Taeyeon de Christy Brown. Ya se acostumbrará a ella. Ladra más de lo que muerde.

La señora Kim se había aferrado al crucifijo que le colgaba del cuello con unos dedos blancos y finos. Se movía hacia delante y hacia atrás al compás del collar, un tic nervioso. Tenía la cara rígida.

—Les dejo para que se vayan conociendo. Llame por el interfono si necesita ayuda. Yuri le va a explicar los cuidados habituales de Taeyeon y sus aparatos.

—Mamá, estoy aquí. No tienes por qué hablarles solo a ellas. Mi cerebro no está paralizado. Todavía.

—Sí, bueno, si vas a ser tan insensata, Taeyeon, creo que es mejor que la señorita Hwang hable directamente con Yuri. —Me fijé en que la madre ni siquiera la miraba al hablar. Mantenía los ojos clavados en algún lugar del suelo—. Hoy voy a trabajar en casa. Así que me pasaré a la hora de comer, señorita Hwang.

—Vale. —Mi voz surgió como un graznido.

La señora Kim desapareció. Nos quedamos calladas, escuchando el ruido de los tacones que se alejaba por el pasillo, hacia la casa principal.

Fue Yuri quien rompió el silencio.

—¿Te importa si hablo con la señorita Hwang acerca de tus medicinas, Taeyeon? ¿Quieres que te ponga la televisión? ¿Algo de música?

—Radio Cuatro, por favor, Yuri.

—Claro.

Caminamos hacia la cocina.

—Según dice la señora Kim, no tienes mucha experiencia con tetrapléjicos.

—No.

—Vale. Hoy no te voy a complicar las cosas. Aquí hay una carpeta que te explica casi todo lo que necesitas saber acerca de los cuidados de Taeyeon, y contiene todos los números de emergencia. Te aconsejo que lo leas, si encuentras un momento libre. Me parece que vas a tener unos cuantos.

Yuri sacó una llave del cinturón y abrió un botiquín, abarrotado de medicinas en cajas y pequeños envases de plástico.

—Vale. De esto me encargo yo, pero tienes que saber dónde está cada cosa por si surge una emergencia. Hay un horario aquí en la pared, así que puedes ver cuándo le toca qué durante el día. Todo lo que le des lo apuntas aquí —señaló con el dedo—, pero es mejor que lo consultes todo con la señora Kim, al menos por ahora.

—No sabía que iba a tener que administrar medicinas.

—No es difícil. Por lo general, ella sabe qué tiene que tomar. Pero tal vez necesite un poco de ayuda al tragarlas. Solemos usar esta taza. O puedes triturarlas con este mortero y mezclarlas en una bebida.

Tome una de las etiquetas. No estaba segura de haber visto antes tantas medicinas fuera de una farmacia.

—Vale. Entonces, toma dos medicinas para la presión arterial, esta para bajarla al acostarse y esta para subirla al despertar. Estas las necesita a menudo para controlar los espasmos musculares: tienes que darle una a media mañana y otra a media tarde. No le cuesta tragarlas porque son pequeños comprimidos recubiertos. Estas son para los espasmos de la vejiga y estas de aquí para el reflujo ácido. Esto es el antihistamínico de por las mañanas y estos son los espráis nasales, pero es una de las últimas cosas que hago antes de irme, así que no debería tocarte. Puede tomar paracetamol para los dolores y de vez en cuando alguna píldora para dormir, pero le vuelven más irritable al día siguiente, así que intentamos evitarlas.

—Estas —alzó otro frasco— son los antibióticos que toma cada dos semanas para el cambio del catéter. Eso lo hago yo a menos que esté fuera, en cuyo caso dejaría instrucciones muy claras. Ahí están las cajas de los guantes de látex, por si necesitas limpiarla. También hay pomada para las irritaciones, pero ha estado mucho mejor desde que compramos el colchón de aire.

Mientras yo estaba ahí, de pie, Yuri buscó en el bolsillo y me entregó otra llave.

—Es la llave de repuesto —dijo—. No se la des a nadie más. Ni siquiera a Taeyeon, ¿vale? Guárdala como si te fuera la vida en ello.

—Son demasiadas cosas que recordar. —Tragué saliva.

—Está todo ahí escrito. Lo único que necesitas recordar hoy son los antiespasmódicos. Esos de ahí. Ahí está el número de mi móvil, por si necesitas llamarme. Me dedico a estudiar cuando no estoy aquí, así que preferiría que no me llamaras a menudo, pero no dudes en hacerlo hasta que te sientas segura.

Me quedé mirando la carpeta que tenía enfrente. Me sentí como si estuviera a punto de hacer un examen para el que no había estudiado.

—¿Y si... necesita ir al baño? —Pensé en el asidero—. No sé si podría, ya sabes, levantarla. — Intenté que mi expresión no delatara el pánico que me atenazaba.

Yuri negó con la cabeza.

—No tienes que hacer nada de eso. El catéter se encarga de ello. Yo vengo a la hora de comer

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Comments

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skincrisday #1
Chapter 17: Esta historia esta muy linda, pero este es el final?
jcamila #2
Chapter 17: Me encanta esta historia
gea_ly
#3
Chapter 17: cambia el final siiiii!
2597611 #4
Chapter 17: También la amo !!
Karen-14213
#5
Chapter 17: Como amo esta adaptación x2
ditaange
#6
Chapter 16: Ah! Como amo esta adaptación
ditaange
#7
Chapter 16: Ah! Como amo esta adaptación
Karen-14213
#8
Chapter 16: Debo admitir que por este fic estoy retrasando mis ganas de ver la historia original xD
Good Work!
taeny39
#9
Chapter 16: Yah SooYoung se va a llevar a Tiffany con ella. Y TaeYeon es un ángel.
Karen-14213
#10
Chapter 15: Hay... Taeyeon...te amo <3