Capitulo VII

Instinto
Please Subscribe to read the full chapter

En cuanto volvió a poner el coche en marcha, volamos calle abajo y se incorporó a la autopista sin que me diera tiempo siquiera a protestar, a pesar de que no pensaba hacerlo. Conocer familias era una de las cosas que menos me gustaba en el mundo, pero una familia capaz de engendrar a una persona como Chaerin me intrigaba. 

—Después de lo de anoche, creo que ha llegado el momento—me explico Chae, aunque me costaba entender la conexión entre su familia y un perro rabioso. A menos que su familia se dedicara a la cría de perros…Entonces recordé lo sucedido y miré de reojo su brazo, al descubierto ahora que lucía una camiseta manga corta color negro con un estampado - Stop Worrying-  eso decía. Me acerqué un poco para inspeccionarle el otro brazo, pensando que me había confundido. Pero en ninguno aprecié ni un rasguño, ni una marca, ni siquiera una simple cicatriz. 

Chaerin me reprendió al ver cómo la examinaba. 

—Ni hablar. Ni te lo plantees si siquiera. 

—¿Qué? ―Me recosté en el asiento, sin dejar de mirarle los brazos―. ¿Te refieres a que no te pregunte cómo es que ha desaparecido como por arte de magia cualquier rastro del mordisco del perro? 

—Exactamente. No formules ninguna pregunta de ese tipo, ni sobre mí, ni sobre nadie —me alertó Chae.

—Ellos son también como tú, ¿no es eso? —A estas alturas ya no me sorprendía nada, pero aun así, continué mirándola con incredulidad. Cuando creía que las cosas ya no podían ser más extrañas, resultaba que lo eran aún más.

 —Quiero que los conozcas, pero no puedes comportarte así. Tienes que actuar como si fueras ajena a todo esto. —Habló con suavidad, aunque con firmeza en la voz—. Lo digo en serio. Es mi familia. Son mis reglas. 

—Sí, sí, ya lo capto. —Puse los ojos en blanco y desvié la mirada para observar el mundo que pasaba a toda velocidad al otro lado de la ventanilla—. ¿Dónde vives, por cierto? 

—Un poco al norte, junto a un lago —dijo—. No queda muy lejos. 

No conocía mucho, pero por lo que había oído la zona junto al lago estaba plagada de casas carísimas y estupendas. Teniendo en cuenta que viajábamos por la autopista a bordo de un resplandeciente Lamborghini rojo, tenía mucho sentido que Chae viviese allí. 

—No te preocupes —dijo, tratando de tranquilizarme—. Les gustarás… creo. Teddy no está. Sólo estarán Leslie y Ji Yong. Así será más  fácil. 

—¿Dónde ésta Teddy? — Por lo que parecía, conocer a uno de sus dos hermanos podía ponerme aún más nerviosa. Tal vez Chaerin sabía de antemano que yo no iba a ser del agrado de Teddy y por eso había decidido aprovechar su ausencia para llevarme a su casa. 

— Temas de negocios — dijo, encogiéndose de hombros —.Anda muy atareado.  

—Claro, un Lamborghini así no se paga solo. 

—Sí, supongo que tienes razón. —Me miró y se echó a reír al verme tan nerviosa. Había empezada a agarrarme el entrecejo y a arrugar la nariz, unas costumbres horribles que me había prometido mil y una veces que tenía que abandonar—. Todo irá bien Dara, en serio. Les gustarás. Si me gustas a mí... también les gustarás a ellos.  

—Sí, si todo en la vida fuera tan sencillo como lo pintas.  

—Esto lo es—afirmó, sonriendo con confianza.  

El coche empezó a aminorar velocidad y dejamos la autopista, lo que significaba que ya estábamos cerca. El corazón me latía con tanta fuerza que casi resultaba doloroso. Cuando se detuvo enfrente de su casa, me acobardé del todo. Increíblemente bella y gigantesca, parecía más una mansión o un castillo que una casa. Al final de un breve camino de acceso llegamos a un garaje de cinco plazas.La puerta de entrada se encontraba en la bse de una torre. Por encima asomaba un gran ventanal rectangular protegido con barrotes de hielo forjado. La torre se alzaba sobre lo que, por lo demás, era una casa cuadrada convencional, salvo por la espléndida balconada de hierro negro que sobresalía en el segundo piso a la sombra de un sauce llorón.  

—¡Caray! —dije, boquiabierta, después de que estacionamos en garaje—. ¿Vives aquí?  

—Sí. —Se percató del tono reverencial de mi voz y rió entre dientes—. No es más que una casa.  

—Contigo eso del “no es más que” no tiene ningún valor—dije en voz baja.   

Rió con más fuerza y salió del coche. Seguí su ejemplo, pero mucho más lentamente. Jamás en mi vida me había sentido tan intimidada. De pronto, todo lo relacionado con mi persona me parecía vulgar y deprimente, y me sentía de lo más avergonzada por haberlo invitado a mi asquerosamente diminuto apartamento.  

—Supongo que ya imaginarás que no fui yo quien compró esta casa —me dijo Chae, volviéndose hacia mí mientras pasábamos por delante de los otros cuatro coches que ocupaban el garaje (el Jetta negro de Leslie, un Jeep Wrangler verde con techo de loneta, un Lexus LS y un Audi TT Roadster plateado). Señaló entonces la impresionante colección de coches—. Tampoco he comprado nada de eso. En realidad, no hay nada mío.  

—¿Y quién lo ha comprado, entonces?    

—Teddy, la mayor parte. Y Ji Yong. —Habíamos llegado a la enorme puerta de madera que debía de dar acceso a la casa, y Chaerin se volvió hacia mí sonriendo—. Leslie y yo no servimos más que para hacer bonito.  

Chaerin abrió la puerta y gritó “hola”. Apenas me habían adentrado en la casa detrás de ella, cuando vi una masa gigantesca de pelo blanco abalanzándose sobre Chae.  Fue casi como un flashback de la escena de la noche anterior y estuve a punto de echarme a gritar, pero cuando vi que Chae empezaba a rascar al perro y oí que le decía lo precioso que era, me di cuenta de que se trataba de un gigantesco pastor del Pirineo.  

— ¡Matilda!—Resonó en la casa una voz cálida, con acento muy refinado, y entonces la vi llegar corriendo a recibirnos.   La mujer era bella, en un sentido poco convencional, pero eso la hacía quizá incluso más imponente. Llevaba su larga y ondulada melena castaña, su piel era blanca como la porcelana, pero desprendía reconfortantes oleadas de calor.   Se agachó junto a la perra, despegándola sin problemas de Chae, y con un tono de regaño le dijo:   

—Matilda, sé buena chica, por favor.  

—No pasa nada —dijo Chae, agachándose también para poder seguir rascándole la cabeza a la perra. Viéndola jugar de aquel modo con ella, comprendí por vez primera lo duro que debió de ser para ella haber tenido que matar la noche anterior a aquel perro.  

—Lo siento mucho —se disculpó Leslie, casi sin aliento y llevándose la mano al corazón para subrayar su sinceridad. Me miró por primera vez y sonrió —. Matilda no es más que un cachorro.  

—Matilda  es siempre muy buena chica, ¿Verdad que sí?  —Chae se dirigió a la perra como si hablase con un niño y Matilda le lamió la cara con fervor.  

—¡Mírala!—la sonrisa de Leslie se hizo más amplia y aún más cálida —. ¡Eres encantadora!   

—Gracias —murmuré, y mis mejillas se ruborizaron de vergüenza. ella era mucho más bella de lo que yo nunca llegaría a ser y no tenía ni idea de cómo responder a sus claras muestras de afecto.

 —Oh, perdón —dijo Chae, dándole una última caricia a la perra antes de incorporarse —Dara te presento a Leslie. Leslie, ésta esta señorita Sandara Park. —

—Encantada de conocerte —dije titubeando. Aquella chica tenía algo que me hacía sentirme segura y curiosamente querida, pero era una sensación tan inesperada que ni siquiera me dio tiempo a hacerme a la idea y responder en consecuencia.  

—¡El gusto es mío! —dijo Leslie  efusivamente, llevándose de nuevo la mano al corazón—. No puedes ni imaginártelo.  

—¿qué has estado contando de mi? —Mire de reojo a Chaerin, preguntándome qué podría haber explicado que emocionara de aquel modo a Leslie. La que tenía poderes mágicos era Chae. Yo no hacía otra cosa que discutir con ella y ponerme en situaciones ridículas.  

—Poca cosa —respondió Chae, con un gesto de indiferencia. No obstante, no me dio la impresión de que estuviera sorprendida o incómoda por la reacción de Leslie.  

 — ¿Te enseño la casa? —Me pregunto Leslie, a la vez que enlazaba su brazo con el mío —: ¿Te parece bien Chae?  

 —Sí, claro, adelante. —Se había puesto a jugar de nuevo con la perra, conforme con que Leslie me secuestrase e hiciera conmigo lo que le viniera en gana.  

—Ésta es la entrada, evidentemente —dijo, abarcando con un gesto los techos abovedados y los suelos de mármol. Los anillos que adornaban sus dedos brillaron por efecto de la luz.Entonces me condujo hacia la estancia contigua, que era un salón enorme. El resto de la casa tenía pisos oscuros de madera de roble y paredes pintadas de color crema.

—Aquí tenemos la sala de estar. Ventanales, chimenea, etcéteras. —Antes de que me diera tiempo a absorberlo todo, me condujo a la cocina. En la parte posterior de la cocina, unos gigantescos ventanales y unas puertas dobles acristaladas revelaban un bello paisaje con un lago. Las puertas daban acceso a un gran patio de piedra que llegaba hasta el lago.  

—Esto es la cocina, y la vista.  

—Es impresionante, de verdad. —Me retiré un poco para contemplar mejor la vista. El exterior estaba oscuro, por lo que no pude apreciarla del todo, aunque las diversas luces de gran tamaño que iluminaban el patio me ayudaron a hacerme una idea.  

—Es el motivo por el que Teddy compró todo esto. —Leslie poso una mano sobre mi brazo al acercarse a mí, y el tacto de su piel era igual al de Chae: suave como la seda pero carente de temperatura, como una muñeca —. El terreno, de hecho. La casa la hizo construir después.   

—¿La diseñó él también? —Lo pregunté sorprendida, y al momento me sentí incómoda por ello.Resultaba que su marido era el autor de aquella preciosa obra de arquitectura.

—Yo le ayudé, un poquito —dijo Leslie, sonriéndome con modestia, y me di cuenta que había empezado ya a enamorarme de ella. No en el sentido ual, sino que me parecía tan acogedora y carismática que evitar aquel sentimiento me resultaba imposible.Y fue entonces cuando fui consciente de que estaba un poco enamorada de Chaerin. Era tremendamente maravillosa y no soportaba la idea de estar alejada de ella. Empecé a mover la cabeza de un lado a otro buscándola, pero Leslie me arrastro hacia la siguiente estancia.  

—Esto sí que es una visita rápida —comenté mientras cruzábamos el majestuoso comedor conectado con la cocina. Salimos al pasillo y Leslie se echó a reír.

—Ya tendrás la oportunidad de familiarizarte con la casa, estoy segura. — Me miró y comprendí que estaba insinuándome que volvería por allí con frecuencia. — Tan sólo buscaba una oportunidad para conocerte un poco y lo de enseñarte la casa me ha parecido una forma perfecta.

 —Oh. —Asentí, como si la hubiera entendido.   

—Ahí está el baño, por si lo necesitas —Leslie me enseño un cuarto de baño tremendamente elegante y luego señaló un par de habitaciones más que había al final del pasillo —. Allí está el despacho de Teddy y al lado nuestra habitación. La verdad es que son pocos excitantes.  

—No sé por qué, pero lo dudo —dije, permitiendo que me arrastrara escalera arriba. Acababa de decir que quería conocerme, pero yo no alcanzaba a comprender cómo pretendía conseguirlo recorriendo la casa a toda velocidad.  

—Aquí está la habitación de Chaerin. —señaló una puerta abierta en lo alto de la escalera y aproveché para asomar la cabeza.  

Las paredes estaban pintadas de color verde oliva claro como ella había comentado, y la cama era enorme y estaba cubierta con sábanas negras de seda. De una pared colgaba una pantalla gigante de televisión y algo más abajo, en aquella misma pared, había un rincón de juegos lleno de consolas y videojuegos. Había alguna que otra prenda tirada por el suelo pero, en realidad, la habitación era exactamente tal y como me la esperaba.   

—Al final del pasillo hay una habitación de invitados, y otro baño —me explicó Leslie, y entonces se quedó un poco perpleja—. Ahora que lo pienso, no sé por qué hay otro baño aquí arriba. Todos los dormitorios tienes su propio cuarto de baño y su chimenea. Me imagino que alguien debió sugerirle a Teddy que sería un buen detalle por si algún día quería vender la casa.  

—Esta casa está llena de baños y chimeneas —refunfuñó una voz aterciopelada, y el corazón se me detuvo al oírla. Provenía de otra habitación que se abría al pasillo justo enfrente de la de Chae y, sin ningún reparo, avancé hacia allí.  

La habitación estaba decorada siguiendo el estilo del resto de la casa y tenía el piso de madera y una cama con dosel cubierta con una colcha blanca. En el centro de la estancia, una gran alfombra, también blanca, adornaba el suelo. Las puertas acristaladas que daban al balcón estaban abiertas, dejando que la brisa levantara los finos visillos. Las paredes estaban repletas de estanterías con libros y en el sillón blanco que ocupaba una esquina había un chico sentado. Un viejo libro escrito en alemán le ocultaba el rostro, pero el sonido de su voz ya me había dejado hipnotizada. Llevaba unos vaqueros ajustados y un jersey ceñido.  

Me fijé en lo fino de sus dedos, que par

Please Subscribe to read the full chapter
Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
mariajoo #1
Chapter 45: Algún día actualizarán ?
natovida #2
Chapter 45: Complejo, complejo....
Skyth06
#3
Chapter 45: Animo ntp *+*
ChaeraM21 #4
Chapter 43: Y si casi matas a Dara para que CL la muerda y tldla felices?? No? Esto se pone cada vez mas sad ;-; y menos Chaera
Skyth06
#5
Chapter 43: Wtf boom con chae uyyyy
natovida #6
Chapter 42: Golpeen a Dara... Con urgencia....
Skyth06
#7
Chapter 42: Omg coontiiii
rabanne #8
Chapter 41: Estuvo muy bueno ^^ ya hubo Chaera *u* que Dara deje de estar tan ilusionada con Jiyong, que haga algo Chaerin para que le den celos a Dara xD
Esperare el próximo cap
ChaeraM21 #9
Chapter 41: Por fin un poco de Chaera ;-;