El canal de televisión TNT, con su infinita sabiduría, había programado una maratón de Harry Potter para todo el día. Bom se sentó a mi lado para ver las películas e intentó convencerme de ver otra cosa, pero como yo había llegado primero a el, era la dueña del mando a distancia. Estábamos iniciando nuestra tercera película cuando mi móvil empezó a tintinear. Era casi medianoche e imaginé que sería Hyuna en busca de conductor sobrio que la llevara a casa. Me incliné sobre la mesita y levanté igualmente el teléfono.Sin embargo era un mensaje de texto de Chaerin.

—"Veo que no me has enviado ningún mensaje"—

—"Muy observador de tu parte"—  respondí.  Mi plan era intentar mostrarme indiferente. No me gustaba la idea de que existiera la posibilidad de ser víctima  de algún hechizo o manipulación hormonal.

—"¿Significa eso que no quieres que seamos amigas?" — Aquella frase, escrita de esa manera, me recordó las notitas que se pasa al comienzo de una relación cuando eres demasiado pequeño o inocente. Y con ella se gana todo el cariño.

—"No. Sí quiero. Desde luego." —respondí rápidamente

— ¿Quién es? —preguntó Bom con cierta cautela. Estaba sentada en el otro extremo del sofá y se inclinó para intentar ver la pantalla del móvil. Me volví hacia el otro lado—. Es esa tal Chaerin ¿no?

—Sabes que es perfectamente legal recibir mensajes de texto de miembros de tu mismo o. —Le lancé tal mirada a Bom que se limitó a mover la cabeza de un lado a otro.

—Me da igual —dijo mi Prima, y volcó de nuevo su atención en la película. El teléfono volvió a sonar y Bom emitió un sonido de fastidio.

—"Genial, ¿Te gustaría hacer algo?" —  decía Chaerin en su mensaje.

—"¿Qué tenías pensado?" —pregunte

—"Cualquier cosa. Todo. ¡La ciudad es nuestra!" —  respondió Chaerin

—"Eso suena de lo más ambicioso"— respondí, aunque sus palabras sonaban de lo más excitante.

—"Lo es. ¿Crees que podrás estar lista en quince minutos?" —  preguntó.

—"Claro. Nos vemos fuera". —

En un abrir y cerrar de ojos, me retoqué el maquillaje y me cambie. Antes de salir corriendo por la puerta, le prometí  a Bom que no volvería muy tarde y que podía llamarme en caso necesario. Chaerin ya estaba fuera esperándome, esta vez con un reluciente deportivo rojo que tenía toda la pinta de valer más  que una casa. Me sonrió cuando abrí la puerta para entrar.

—Es bonito —dije, refiriéndome a su llamativo coche.

—Es más que eso. Es un Lamborghini Gallardo —me explicó con esa enloquecedora sonrisa dibujada en su cara —. Solo hay seis mil como éste.

— ¿Es nuevo?

—No, es de mi hermano —dijo Chaerin

Y sin que me diera tiempo a decir nada más, puso el coche en marcha. En el Jetta ya me pareció que íbamos rápido, pero con éste coche casi volábamos.

—Tu hermano debe de ser millonario. —El coche dobló con elegancia una curva y serpenteó entre los demás vehículos. Rápidamente, se adentró en la autopista seguro con la intención de disfrutar de la sensación de la máxima velocidad en una buena carretera.

—Más o menos —dijo Chaerin con un gesto de indiferencia —. La verdad es que el dinero no me preocupa. —Era la típica expresión de alguien que en su vida no había tenido que luchar por nada, y me pregunté si sería rica y de dónde había salido.

—Debe de ser agradable —murmuré. Nosotros éramos bastante pobres, aunque no tanto como para sentirme obligada a buscar un trabajo para costearme mis gastos. Tenía bastante para cubrir mis necesidades.

—Hay muchas más cosas por las que preocuparse —replicó Chaerin muy seria—. Créeme.

— ¿Cómo qué? —Me quedé mirándola, en lugar de fijar mi atención en el escenario borroso que se desplegaba a nuestro paso. Me sonrió burlonamente y movió la cabeza. Bien, otro tema del que no quería hablar —. ¿Así que tienes un hermano?

—Dos, de hecho —dijo Chaerin—. Y una hermana. Bueno, de hecho es mi cuñada, pero es como si fuese una hermana.

— ¿Está casada con tu hermano, o eres tú la que estás casada? —pregunté con cautela.

—No, no estoy casada —respondió riendo Chaerin—. Es la mujer de mi hermano.

— ¿Cómo se llaman? —Con tantísimas cosas como quería saber sobre ella, y me limitaba a formular preguntan tan poco polémicas.

—Ji Yong y Teddy, que es el que está casado con Leslie. Teddy es el mayor. 

— ¿Y tus padres? —Me volví hacia ella y apoyé la cabeza en el asiento. La velocidad del mundo a nuestro alrededor me producía cierto vértigo.

—Muertos. —Su voz carecía de emoción, pero su mirada se volvió dura, una mirada perdida.

—Lo siento —dije de manera poco conveniente.

—No pasa nada, fue hace quince años. —Negó con la cabeza, restándole importancia, y entonces se volvió hacía mí, con el rostro iluminado de nuevo—, ¿Y tú? ¿Tienes familia?

—Mi madre y mi prima —respondí—. Que es más como mi sobreprotectora hermana mayor.

Chaerin se echó a reír; y sus maravillosas carcajadas resonaron en el interior del coche y proyectaron sobre mí cálidas  oleadas de sensaciones.

—Sí, te entiendo perfectamente —dijo con su sonrisa.

— ¿De verdad? —Siempre había pensado que Bom era una rareza, pero resultaba agradable saber que había por ahí alguien parecido a ella

—Sí, pero Ji Yong es otra cosa —dijo Chaerin—. De verdad, dudo que puedas llegar a conocer a otro como él.

—Bueno, primero tendré que conocerlo —apunté.

—A lo mejor algún día. —Lo dijo con un tono extrañamente distante, aprensivo casi.

—No estás casada, pero eso no significa que estés sola —dije.

—Uy, si. —Y antes de que pudiera preguntarle algo más me la devolvió—. ¿Y tú? ¿Sales con alguien?

—Ni hablar —le respondí. Exceptuando alguna breve historia, no tenía nada interesante que explicar sobre mi vida amorosa.

— ¿Por qué no? —insistió.

—Ya viste a mi amiga Hyuna —dije sin mucho ánimo—. Siempre consigue acaparar toda la atención.

—Oh, qué tonta.

— ¿Por qué no tienes pareja? Es evidente que le gustas tanto a chicas como a chicos. —Cambié de tema y pasé de nuevo a ella.

—De hecho, ése es en parte el motivo por el que no tengo. Les gusto a todos incluso sin conocerme. Y eso me dificulta poder mantener una relación de verdad con alguien.

— ¿Y cuál es la otra parte? —Le pregunté, pero no me respondió—. No piensas contármelo.

—Me parece que en the bull & barrel en Itaewon hay un pase a medianoche de Rocky Horror Picture Show —anunció Chaerin sin venir a cuento—. ¿Te gusta?

—Claro. —Miré por la ventanilla, íbamos adelantando un coche tras otro— ¿Y por qué no has venido hoy con tu coche?

—En realidad, el de ayer tampoco era mi coche. —No había respondido a mi pregunta pero ya empezaba a acostumbrarme a esa manía—. Es el de mi hermana Leslie.

Note que se refería a ella como su hermana, no como su cuñada, y me pregunté si sería simplemente un lapsus. Su insistencia en ser tan misteriosa me llevaba a analizar hasta el mínimo detalle.

—Pero ¿tienes coche o no?

—Sip, un jeep. Pero últimamente no tengo ganas de conducirlo. —Me sonrió con timidez y miró más allá de mí—. Además, éste es mucho más rápido.

—Eso no parece justo —dije fastidiada después de permanecer un minuto en silencio. Había repasado todas las preguntas sin respuesta—. No estás explicándome nada sobre ti. 

—Tranquila, te contaré prácticamente todo sobre mí. —Lo dijo como restándole importancia, pero me pareció que se sentía herida. Por primera vez me di cuenta de que no contarme las cosas le preocupaba como me preocupaba a mí.

"Mis colores favoritos son el negro y blanco. Me encantan el Hip-Hop y Rap. Las paredes de mi habitación están pintadas de chartreuse. Mi primer beso fue a los catorce años escuchando una canción pop de moda, porque a ella realmente le gustaba. Tendría que haberlo tomado como una señal de advertencia de que aquello nunca funcionaría, pero aquel entonces era tremendamente joven y estúpida."

— ¿Chartreuse? —Pregunté, pasando por alto el resto de su confesión—