Hoy hemos salido de compras, a divertirnos un rato. Yuto con su cámara tomando fotos mayormente de mí en todo momento, es cuando puedo notar cuanto ama la fotografía, un nuevo lado de él, un Yuto travieso.

Vamos caminando con nuestras manos entrelazadas, disfrutando y atesorando cada momento juntos, conociéndonos más, y yo… enamorándome más y más de Yuto.

Poder disfrutar esta libertad, se siente bien y espero que esto siga así, que Kay se olvide y se dé por vencido. Que me deje ser feliz con la persona que me hace feliz.

"¡Tú eres Gaya! ¡La modelo!", una chica de 15 o 16 años se acerca a mí con un grupo de amigas, todas con miradas brillantes y curiosas. Asiento con la cabeza y les brindo una sonrisa.

"¿Nos puedes dar tu autógrafo?", todas emocionadas esperando mi respuesta.

"Claro que sí", digo dulcemente. Las chicas saltan de alegría en su lugar. Mi corazón se contrae, aun cuando no he regresado a modelar hay personas que aún me recuerdan.

"¿Quién es ese chico guapo?", me susurra una de ellas señalando con la mirada a Yuto mientras firmo todas sus libretas. Sonrío ampliamente.

"Alguien muy muy especial para mí. Pero es un secreto, ¿vale?", todas me miran curiosas pero asienten.

“¿Y cómo se encuentra Kay-sama? Hay ciertos rumores…”, la voz de la chica se apaga, dudando si continuar, se a lo que se refiere. Jamás hicimos público nuestro rompimiento pero supe de aquellos rumores.

“Él está bien”, mi voz es monótona, no quiero dar más información, ni dar a entender algo, "Listo", término de firmar la última libreta, todas lucen felices y soñadas.

"¡Gracias!", me dedican una reverencia.

"Te extrañamos, Gaya-sama"

"Si, vuelve pronto"

"Volveré, pronto", no sé qué otra cosa decirles. Ellas asienten entusiasmadas y se despiden felices.

Siento el brazo de Yuto rodear mi cintura.

"Con que... soy una persona muy especial para ti", susurra en mi oído, sonrío tímida.

"¿Escuchaste?", él asiente, pero hay un nuevo brillo en sus ojos. Está... ¿molesto?

"Esas chicas te admiran y respetan, mucho", dice mirando a donde las chicas desaparecieron, "¿nos vamos?", asiento. Quiero estar a solas con él. Estar en nuestra burbuja privada.

...

El camino se vuelve silencioso, incómodo. Yuto está perdido en sus pensamientos, quiero romper el silencio pero no me atrevo. Yuto mira a nuestro al rededor cuando llegamos a nuestro departamento, aunque no hemos visto algo sospechoso, aún tenemos que ser precavidos.

"¿Por qué no volviste al modelaje?", Yuto rompe el silencio cuando al fin estamos dentro a salvo. "Fue por él ¿cierto?", su voz acusadora, tomándome por sorpresa su pregunta.

"No realmente, al principio lo pensé seriamente, pero es algo que amo hacer y no lo dejaría sólo por sus caprichos", digo cautelosamente, no entiendo su cambio de humor, es cierto que Kay me pidió varias veces que dejara de ser modelo pero no lo hice.

"Estoy en… hiatus por un tiempo", concluyo. Él asiente pero su mirada sigue siendo dura.

Me acerco a él, no me gusta esta atmósfera entre nosotros, me pone nerviosa y ansiosa. Tomo su rostro entre mis manos y hago que me mire.

"¿Qué pasa?", digo apenas en un susurro. Él niega con la cabeza. Lo sigo mirando intensamente, esperando su respuesta. Sé qué tiene algo. Desde que me encontré con aquel grupo de chicas su humor cambió.

"¿Por favor?", le vuelvo a insistir.

"No es nada, ¿Ok?", dice irritado, quitando mis manos de su rostro.

Lo miro perdida, quiero insistir pero no quiero pelear, así que lo dejo ser. Le doy la espalda y me dirijo a nuestra habitación.

Me quedo parada en medio de la habitación, nuestra primera… ¿pelea? Decido tomar una ducha y poder relajarme, quitarme de toda esta tensión e inseguridades que empiezan a surgir.

Apenas me quitó la chaqueta y unos brazos rodean mi cintura por detrás suavemente.

"Lo siento", dice en voz baja, me quedo inmóvil.

"Es sólo que... aún no puedo manejar el hecho que él te haya tratado de manipular, que incluso ahora, te quiere apartar de mi lado, que no te deje ser feliz...", su voz trata de ser tranquila pero puedo notar el enojo en ella.

"Dime, Gaya, ¿está bien para ti vivir de esta manera? ¿Escondiéndote?"

Me doy la vuelta suavemente y lo encaro, tomando su rostro entre mis manos nuevamente observándolo directamente a los ojos.

"Estoy haciendo lo que sé que me hará feliz", me acerco a él hasta rozar suavemente mis labios contra los suyos, "y eso implica el estar contigo", presiono mis labios contra los suyos. Esto detona en Yuto y él presiona fuerte mi cuerpo contra el suyo profundizando el beso de una manera que me deja sin aliento tomándome por sorpresa.

Rozo mis manos por su torso, su pecho hasta su cuello, él gime en mis labios. "Oh Gaya...", su voz es profunda, sensual.

Cuando hacemos el amor, lo entregamos todo: la forma en que Yuto susurra cosas dulces a mi oído, la forma en que me toca y protege mi cuerpo, la forma en que sus labios adoran mi cuerpo, la forma en que su cuerpo se mueve en sintonía con el mío, la forma en la que nuestros ojos hacen contacto y lo que ellos transmiten…

Yuto me empuja suavemente hasta la cama, desnudándonos en el transcurso, nuestra piel rozándose deliciosamente, sus manos recorriendo todo mi cuerpo.

Caigo suavemente sobre la cama, Yuto enfrente de mí, observándome, sus ojos llenos de adoración y deseo, siento mis mejillas calentarse, aunque hemos hecho el amor varias veces desde que llegamos aquí… esta vez es diferente.

Yuto besa mis labios tan dulcemente que me derrito y mi corazón corresponde latiendo desenfrenadamente.

“Tan hermosa…”, susurra, sus labios bajan muy lentamente, dejando un camino de besos por la línea de mi cuello, torturándome. Sus labios adorando cada centímetro de mi piel. Chupa fuerte, marcándome una y otra vez, gimo.

“Yuto…”, la necesidad y el deseo en mi cuerpo explota cuando sus labios chupan mis pezones fuerte, mientras sus manos viajan hasta mis caderas sujetándolas firmemente. Gimo escandalosamente.

Siempre tiendo a olvidar como respirar cuando estoy de esta manera con Yuto. Él sabe exactamente dónde y cómo tocarme, dónde siento más placer. Si continúa de esta manera…

Reúno todas mis fuerzas y lo alejo de mí, yo quedando encima de él, me mira sorprendido.

“Suficiente…”, susurro. Sus manos encuentran un camino desde mis caderas hasta mi cintura, detengo sus manos antes de ir más lejos.

“No te quiero ahí…”

Muevo una de sus manos más y más abajo… hasta mi feminidad.

“te quiero aquí…”, mis ojos se cierran al sentir el placer cuando él comienza a rozar sus dedos en mí ya húmeda feminidad.

Oh…

Mi cuerpo se arquea para sentir más y más. Momentos como estos, no es solo un juego, lo entregamos todo física y emocionalmente.

Mi respiración se vuelve irregular, siento mi liberación cerca.

“Yuto… ahhhh…”, me vengo escandalosamente en sus dedos, mi o sigue y sigue.

Trato de recuperar mi aliento y siento a Yuto sentarse, abrazando mi cuerpo, mi pecho contra el suyo, en una posición muy íntima.

“Eso fue… y”, susurra en mi oído y besa mi cuello. Gimo al sentir su miembro rozar mi feminidad.

“Yuto…”, entierro mis dedos en su espalda.

“Eso es preciosa, gime mi nombre… solo mi nombre”, dice besando mi hombro, “Dime qué es lo que quieres, nena”, comienza penetrarme muy muy lentamente, muerdo mi labio al sentirlo, “Dímelo”, sus labios rozan los míos suavemente.

“Hazme el amor...”, sus labios devoran los míos con tanta pasión cuando digo aquellas palabras, me penetra fuerte y ambos gemimos una y otra vez cuando nuestros cuerpos comienzan a moverse a un suave y placentero ritmo, nuestras caderas encontrándose en el momento perfecto.

Los únicos sonidos que se escuchan en habitación, son nuestras respiraciones aceleradas, gemidos y nuestra piel haciendo contacto por las fuertes y dulces embestidas.

Yuto muerde mi labio inferior, sé que está cerca y yo también, en una última embestida ambos nos venimos fuerte y agotador, puedo sentir nuestros fluidos dentro mí.

Nos quedamos así hasta recuperar el aliento. Esto ha sido más intenso que la demás veces.

“Gaya…”, su voz es tan dulce. Amo cuando dice mi nombre de esa manera. “Mírame”, mis ojos se encuentran con los suyos y mi corazón da un vuelco, son unos ojos brillantes, muy cálidos, llenos de adoración. Sus manos acunan mi rostro gentilmente. “Te amo”, su voz es increíblemente dulce, “Te amo demasiado, Gaya”.

Parpadeo varias veces, es cuando me doy cuenta de algo, busco en sus ojos y lo único que veo en ellos es sinceridad y amor, amor de verdad. Este momento, sé que es él, un amor que llega sólo una vez, un amor que es difícil de encontrar, pero que es algo que estamos experimentando en estos momentos.

No quiero ser una niñata, pero no pude evitar llorar, por primera vez en mucho tiempo, de felicidad, mis lágrimas caen sobre mis enrojecidas mejillas.

Yuto, él es el hombre con quien quiero pasar el resto de mis días…

Mi alma gemela.

"Yo también te amo”